Por Nestor Guadaño
El Manifiesto del Partido Comunista, es el tratado político que más ha influenciado en la historia y es, sin lugar a dudas, una de las grandes obras realizadas por el ser humano.
Esta declaración fue encargada por la Liga de los Comunistas
a Karl Marx y Friedrich Engels entre 1847 y 1848, y publicada por
primera vez en Londres el 21 de febrero de 1848.
Esta confeccionado para el movimiento ascendente de liberación de la clase obrera y para cada trabajador que quiera romper sus cadenas de opresión, sociales, económicas y políticas.
En el prologo a la edición alemana de 1872, los autores advierten:
Esta idea última expresa claramente, que la pujanza de las ideas contenidas en el Manifiesto Comunista consiste en crear una nueva sociedad, y lo más dificil no es tomar las riendas del Estado, sino transformarla completamente, para que las ideas de emancipación social de la clase obrera sean consumadas.
De hecho Engels en el Prólogo a la edición de 1883 así lo deja consignado:
Y en el Prólogo a la Edición alemana de 1890, Engels certifica:
No había más remedio que darle un
programa que no cerrase el paso a las tradeuniones inglesas, a los proudhonianos
franceses, belgas, italianos y españoles ni a los partidarios de
Lassalle en Alemania . Este programa con las normas directivas para los
estatutos de la Internacional, fue redactado por Marx con una maestría
que hasta el propio Bakunin y los anarquistas hubieron de reconocer.
En cuanto al triunfo final de las tesis del Manifiesto, Marx ponía
toda su confianza en el desarrollo intelectual de la clase obrera, fruto
obligado de la acción conjunta y de la discusión. Los
sucesos y vicisitudes de la lucha contra el capital, y más aún
las derrotas que las victorias, no podían menos de revelar al proletariado
militante, en toda su desnudez, la insuficiencia de los remedios milagreros
que venían empleando e infundir a sus cabezas una mayor claridad
de visión para penetrar en las verdaderas condiciones que habían
de presidir la emancipación obrera. Marx no se equivocaba.
Cuando en 1874 se disolvió la Internacional, la clase obrera difería
radicalmente de aquella con que se encontrara al fundarse en 1864.
En los países latinos, el proudhonianismo agonizaba, como en Alemania
lo que había de específico en el partido de Lassalle, y hasta
las mismas tradeuniones inglesas, conservadoras hasta la médula,
cambiaban de espíritu, permitiendo al presidente de su congreso,
celebrado en Swansea en 1887, decir en nombre suyo: “El socialismo continental
ya no nos asusta”. Y en 1887 el socialismo continental se cifraba casi
en los principios proclamados por el Manifiesto. La historia de este documento
refleja, pues, hasta cierto punto, la historia moderna del movimiento obrero
desde 1848.
En la actualidad es indudablemente el documento más
extendido e internacional de toda la literatura socialista del mundo, el
programa que une a muchos millones de trabajadores de todos los países,
desde Siberia hasta California".
Propuesta para la lucha actual
En estos 169 años, la experiencia condensada por nuestra clase obrera es muy valiosa pues ha demostrado con los hechos, que la propuesta de futuro del Manifiesto Comunista es cada vez más imperativa y vigente.
Nos anima a proseguir la lucha, pues continua el enfrentamiento entre las dos clases sociales:
> La burguesía, quienes son los capitalistas
modernos en su fase última agresiva: el imperialismo, dueños de los medios de producción sociales, cuya única finalidad consiste en la apropiación máxima del
trabajo asalariado, y su dictadura política y económica.
> El proletariado, los trabajadores
asalariados, que son obligados a vender su fuerza de trabajo, al no
disponer de medios de producción propios, cada vez más numeroso, que realiza todas las tareas, la mayoría de los procesos de producción en el mundo.
Esta lucha entre la mayoría de la Humanidad explotada, contra la ínfima minoría explotadora ha generado continuas guerras, e intentos revolucionarios, que fueron
realizados tomando como bases las ideas declaradas en el Manifiesto.
Con las consignas del socialismo, como una etapa inferior de la transformación marxista de la sociedad, utilizadas por los herederos de la Segunda Internacional, se convirtieron en un dique utilizado por la propia burguesía y sus adláteres dentro del Movimento Obrero y Social, para estancar la lucha revolucionaria.
Tras la corrupción y traición de las organizaciones llamadas socialistas en 1914, en todo el continente europeo, muchos revolucionarios tomaron conciencia que era necesario un nuevo paso en la lucha por la emancipación del proletariado, “la emancipación de los trabajadores
sólo podía ser obra de la propia clase obrera”.
"Hace 100 años comenzó el futuro".
“¡Proletarios de todos los países, uníos!”, por primera vez fue lanzada esta consigna en vísperas de la Comuna de París, y como apunta Engels en el Prólogo a la Edición Italiana de 1893:
Esta conciencia de clase en el siglo XX se consiguió en Rusia. Cuando se hizo evidente que no es posible un acuerdo con los aliados del Capital, y cuando se hizo realidad la unidad de todos los revolucionarios, para conseguir un Estado Social, para esta mayoría de población asalariada, que fuese realizado este salto cualitativo de la Humanidad por los propios obreros.
Hace 100 años, la
más consecuente organización revolucionaria, el Partido Comunista
(bolchevique) llevó a la clase obrera, por primera vez en el mundo, al
poder en un Estado.
La
Revolución Proletaria Socialista Soviética demostró a toda la población
del mundo, que existe una alternativa válida a la vía capitalista.
Los acontecimientos acaecidos hasta ahora, han demostrado fehacientemente que el proletariado es la única clase social en la
actual sociedad, cuya emancipación significará la liberación de
toda la humanidad mediante la revolución comunista: la abolición de la
propiedad burguesa, las clases sociales y el Estado.
Hasta hoy día este es el punto de partida, para la implantación de una nueva etapa de evolución de la Humanidad, la sociedad comunista en la tierra.
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