5 de septiembre de 2014

Sólo el amor engendra la Maravilla

Por Alí Ramón Rojas Olaya. Recibido de la REDH Cuba.


El 11 de agosto de 2014 el mundo entero lloró la muerte de uno de los grandes actores de Hollywood, Robin Williams. Lo triste del asunto es que un día antes y cinco días después partieron hacia el infinito dos hombres de esos que de la palabra hacen magistral uso y de los que celebran la vida. Me refiero en primer lugar a Hernán Vera, mejor conocido como Maravilla, y en segundo lugar a Diego Requena. Dado que la hegemonía mediática nos direcciona a no conocernos entre nosotros y sí a foráneos productos elaborados en laboratorios de transculturización, que no es el caso del actor de “La sociedad de los poetas muertos”, me siento en la obligación de responder la pregunta ¿Quiénes fueron Maravilla y Diego Requena?

Hernán Vera

Hernán Vera fue un cineasta y comunicador social nuestroamericano y rodrigueano. Nació en Caracas. De pequeño sufrió un tumor que le deformó la mitad del rostro. Un tío suyo, con un dinero ganado en apuestas de caballos, le financió una costosa operación en Moscú cuando tenía 7 años que le detuvo el crecimiento del tumor. A los 21 años fue nuevamente intervenido en el Hospital Vargas de Caracas. Hizo teatro. Fue a Bosnia para cubrir la guerra en ese país europeo. Estudió cinematografía en Londres. Fue a la patria de Sandino. Luego lo atrapó la patria de Farabundo Martí donde dedicó 11 años de su vida a Radio Venceremos, voz oficial del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, que transmitía en las montañas del departamento de Morazán.

Hernan Vera dedicó 11 años de su vida a Radio Venceremos en El Salvador

Hernán Vera jugó un importante papel en el ámbito de las comunicaciones, siguiendo de cerca el proceso de los Acuerdos de Paz que culminó el 16 de enero de 1992. De El Salvador se fue a la patria de Emiliano Zapata. Allí, junto a los periodistas mexicanos Epigmenio Ibarra y Carlos Payán, fundó la productora Argos, potente productora de televisión alternativa desde donde cubrió la guerra en Bosnia y el alzamiento zapatista en Chiapas y con la cual resquebrajó la tranquilidad de los mediocres productores de patéticas telenovelas mexicanas que valiumizan las conciencias de las espectadoras al producir “Mirada de mujer” y “Nada Personal” seriales teledramáticos que, al igual que “La señora de Cárdenas” y “La dueña” de José Ignacio Cabrujas, hicieron un giro temático en las telenovelas en América Latina. Hernán Vera fue hombre comprometido con su momento histórico. Vivió la guerra salvadoreña utilizando como escudo su energía creativa y su transparencia y como arma el micrófono y la filmadora.

Diego Requena 



Diego Requena fue uno de esos revolucionarios que hacen de la lucha una oda a la vida. Su combate lo libró a favor de los derechos de los pueblos. El viejo Requena se incorporó a la militancia del Partido Comunista de Venezuela en 1957 para hacerle frente a la dictadura de Marcos Pérez Jiménez. Una vez desenmascarada la democracia representativa del puntofijismo, que sucedió a Pérez Jiménez, Requena decidió hacer filas desde 1962 en la lucha armada como miembro de las Fuerzas de Liberación Nacional para luego ser cofundador del Partido de la Revolución Venezolana. Quienes lo conocimos y tuvimos oportunidad de hablar con él los sábados en la Célula Comunista Hermanos Pasquier damos fe de su grandeza transformada en humildad. El sábado 23 de agosto le rendimos un tributo en el Consejo Comunal La Piedrita en el 23 de enero.

Homenaje a Diego Requena, tras su partida física. Foto Jairo Ortega

Hernán Vera y Diego Requena abrazaron la inmensa vida, aunque por momentos la vieron deshacer, rodar, caer. Sus quietudes nos pesan. Ellos amaron la vida porque alumbraban lo que perdura, porque convirtieron en milagro el barro, porque amaron el tiempo de los intentos, porque amaron la hora que nunca brilla, porque consiguieron encender lo muerto. Hernán Vera y Diego Requena amaron la vida porque sólo el amor engendra la maravilla.

Lectura de manifiesto en el homenaje a Diego Requena. Foto Jairo Ortega.

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