2 de septiembre de 2014

La crisis de la MUD y el carácter de la oposición en Venezuela

Por la Verdad de Venezuela


La Mesa opositora hoy, unidad… de cuidados intensivos

Un elemento que aparece hoy con absoluta claridad en Venezuela es la crisis abierta en la MUD, sigla adoptada en junio de 2009 por la coalición que opera dentro y fuera del país con la intención de poner fin a la Revolución Bolivariana. La sigla lejos de aclarar oscurece, pues encubre la realidad de dicha Mesa, que de unida tiene muy poco y de democrática menos aún. 

El calado de la crisis de la Mesa opositora apunta en las declaraciones enfrentadas de sus voceros, sus reproches cruzados y el reconocimiento por parte de algunos de ellos de su creciente desconexión con sus seguidores, fruto del fracaso de las aventuras y atajos de nuevo ensayados y de su carencia de propuestas capaces de interesar a la mayoría de venezolanos. Sus repetidas derrotas y sus recelos mutuos han desembocado en la actual crisis de la MUD. Crisis que ha conllevado una salida no prevista: la renuncia del secretario general de la Mesa y su adlátere, el secretario adjunto. La derecha opositora salta en pedazos ante el disgusto de la mano imperial que la financia, alienta y busca cómo recomponer ese mosaico de intereses y ambiciones personales para seguir desestabilizando el proceso revolucionario. Ardua tarea la del Imperio. La lógica del engaño y el autoengaño impregna la visión y la conducta de sus peones venezolanos empecinados en lo que Robert Trivers llama la insensatez de los necios.



Los factores de la crisis opositora 

Esta crisis responde a múltiples factores: ausencia de un proyecto de país más allá de la recuperación del control sobre la renta petrolera y la sumisión a los intereses y valores del Imperio del Norte; derrota política continuada tanto en las urnas como en sus aventuras golpistas; querellas internas en la disputa por el liderazgo opositor… Es una crisis de raíces profundas y difícil salida, pues ¿cómo remontarla sin negar su propia naturaleza clasista y subalterna a los citados designios foráneos? 

Sus reiterados errores de análisis tienen mucho que ver con su incapacidad de percibir al país real. Así, imaginaron que la desaparición física de Hugo Chávez supondría la muerte del chavismo. Craso error, como quedó de manifiesto en las elecciones presidenciales y municipales de 2013 y en el reciente Congreso del Psuv. No han entendido que el chavismo es un proyecto histórico con hondas raíces populares, dispuesto a profundizar el legado de Chávez, la conquista de una Patria libre y soberana que camina junto a los pueblos nuestroamericanos rumbo a un socialismo propio basado en el Poder Popular. 

Soñaron que lanzando acciones violentas de calle vinculadas a la agitación de un puñado de estudiantes acomodados conseguirían tumbar al presidente electo Nicolás Maduro, tras aislarlo internacionalmente. Imaginaron que los chorros de dólares para financiar la desestabilización y comprar mercenarios dentro y fuera del país harían el resto. También en esto se equivocaron: ni el pueblo ni el gobierno bolivariano con su Presidente al frente iban a dejarse chantajear por la violencia fascista; frente a ésta, la unión cívico-militar mostró su fortaleza y desbarató sus planes criminales y aventureros. Y la solidaridad de pueblos y gobiernos latinoamericanos con la democracia bolivariana los dejó solos junto a sus amos imperiales. En resumen, como se dice en criollo, “no pegaron una”. 

Eso sí, destrozaron instalaciones, quemaron autobuses, segaron vidas de ciudadanos asesinados con guayas y tiroteados al limpiar calles obstruidas… Unos incitaban a una “Salida” inmediata y otros callaban por si la cosa cuajaba. Si un sector aceptaba sentarse a iniciar el diálogo propuesto por el gobierno bolivariano, otro lo tildaba de traidor y le conminaba a patear la mesa. Todo ello ante el cansancio y la confusión manifiesta de sus seguidores, de quienes se desconectaban cada día más. No es de extrañar que de esos polvos vinieran los lodos de la actual crisis de las instancias opositoras.


Lo que no entiende ni entenderá la derecha opositora en crisis 

El clasismo elitista de una derecha encarnada por una mezcla de personajes procedentes de la vieja casta política cuarto republicana y por impacientes aspirantes a un nuevo liderazgo, inmensamente incultos aunque sobrados de arrogancia y ambiciones, no augura demasiados cambios en lo fundamental: su incapacidad de ofrecer una alternativa capaz de interesar al conjunto de la sociedad venezolana. Su desconocimiento y desprecio de las vivencias y valores de las mayorías populares, no les permite comprender una realidad nueva que llegó para quedarse: un pueblo digno y consciente, al que ya no pueden engañar, capaz de entender los intereses en juego en el conflicto social y dispuesto a defender su protagonismo en las conquistas logradas con la Revolución Bolivariana. Esto explica la profundidad y el carácter estructural de la crisis de la derecha opositora en Venezuela, una crisis que no superará con más aventuras, llámense éstas “Salida”, “Congreso Ciudadano”… Pues todo indica que se trata de una crisis que también llegó para quedarse.

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