28 de noviembre de 2020

V. I. LENIN. LA CORRESPONDENCIA ENTRE MARX Y ENGELS.

Los posmodernos escriben sobre Marx, Engels o Lenin sin conocerlos en  profundidad” – OtrasVocesenEducacion.org


 

Por Estéban Zúñiga.

“Todo el mundo sabe que en cualquier sociedad las aspiraciones de una parte de sus miembros chocan abiertamente con las aspiraciones de otros, que la vida social está llena de contradicciones, que la historia nos muestra una lucha entre pueblos y sociedades, así como en su propio seno; todo el mundo sabe también que se suceden los períodos de revolución y reacción, de paz y de guerras, de estancamiento y de rápido progreso o decadencia. El marxismo nos proporciona el hilo conductor que permite descubrir una sujeción a leyes en este aparente laberinto y caos, a saber: la teoría de la lucha de clases. (…)”.
(V. I. Lenin. “Carlos Marx (Breve esbozo biográfico, con una exposición del marxismo)”, escrito de julio a noviembre de 1914. Fuente: Marxists Internet Archive). 
 
En el mes de septiembre de 1913 aparecería, en alemán y por primera vez, la vastísima correspondencia entre los años 1844 y 1883 entablada por Karl Marx y Friedrich Engels, editada en cuatro volúmenes, editados bajo el título de “Correspondencia de Friedrich Engels y Karl Marx de 1844 a 1883, editada por A. Bebel y Ed. Berstein”, Stutttgart, 1913.
 
Lenin, que había estado ansioso en la aparición de esta obra, de inmediato estudiaría muy profundamente las más de 1.500 cartas de la que constaba este intercambio epistolar, por lo que proyectaría la realización de un extenso trabajo sobre estas cartas bajo un texto titulado “La correspondencia entre Marx y Engels”; y que proyectaría publicar en 1914 en la revista “Prosvechenie”, como se había anunciado en el nº 7 del periódico “Proletárskaia Pravda” del 14 de diciembre de 1913. Intenciones que se verían corroboradas cuando a mediados del mes de noviembre de 1913 escribiría a su hermana menor María Ilynichna Ulyanova:
“Acabo de terminar de leer los cuatro tomos de la correspondencia entre Marx y Engels. Quiero escribir sobre ella en “Prosvescchenie”. Hay muchas cosas interesantes.”
 
Sin embargo este intento de finalizar este artículo quedaría inacabado, y solamente sería publicado seis años más tarde, bajo la firma de N. Lenin, en el nº 268 del periódico bolchevique “Pravda” del 28 de noviembre de 1920, día del centenario del nacimiento de Friedrich Engels. Así con motivo de esta fecha, al preparar el artículo para la prensa, el propio Lenin añadiría el subtítulo “Engels, uno de los fundadores de comunismo”; además de incluir una nota en la que se podía leer: "Comienzo de un artículo sin terminar, escrito en 1913 o a principios de 1914".
 
Lenin fuertemente interesado y cautivado tanto por la pasión como la intransigencia revolucionarias expuestas, en estas cartas, contra los enemigos de clase, encontraría entre Karl Marx y Friedrich Engels las bases para, sobre todo, hacer un análisis de la táctica y la política del movimiento obrero así como en el combate contra los oportunistas de derecha y de izquierda. Pasando Lenin a convertirse en una gran propagandista de las ideas y argumentos expuestos en el intercambio epistolar entre los dos fundadores del socialismo científico.
 
Ya anteriormente, en 1907, había escrito el prefacio y había dirigido la recopilación de las cartas de Karl Marx a Ludwig Kugelmann, donde haría una especial incidencia en las reflexiones de Karl Marx sobre la cuestión táctica revolucionaria de la Comuna de París, así como las causas de su derrota.
 
Lenin destacaría, en este artículo inacabado, sobre el intercambio epistolar entre Karl Marx y Friedrich Engels, las enseñanzas referidas a la actitud a tomar por el proletariado y el partido bolchevique contra la burguesía; un aspecto que se convertiría en crucial y crítico en lo concerniente a las relaciones, en los inicios de la revolución, entre los bolcheviques y los mencheviques. Además de estudiar las conductas analizadas y criticas por Karl Marx sobre aquellos líderes que se habían colocado al lado de la reacción y que habían traicionado la causa revolucionaria de la Comuna. O cuando Friedrich Engels afirmaría como infamante la actitud de la prensa reaccionaria contra los liberales alemanes, durante los años 1949-1849, asustándoles con el espíritu revolucionario de la clase obrera y que ésta quería derribar todo el viejo régimen estatal.
Marx, Engels, Lenin: la transición al comunismo (2) (por Jan Doxrud) —  Liberty & Knowledge

 
 
 
V. I. LENIN.
LA CORRESPONDENCIA ENTRE MARX Y ENGELS.
(Fuente: V. I. LENIN. “Obras Completas”, tomo XXIV, Septiembre de 1913 – Marzo 1914. Editorial Progreso, Moscú, 1984. Páginas 279-285).
 
“Por fin ha salido a la luz la edición de la correspondencia entre los célebres fundadores del socialismo científico, prometida durante tanto tiempo. Engels había legado la tarea de publicarla a Bebel y Bernstein, y Bebel logró terminar, poco antes de morir, su parte del trabajo de redacción.
 
La correspondencia entre Marx y Engels, publicada hace algunas semanas por la editorial Dietz (Stuttgart), en cuatro grandes tomos, contiene en total 1.386 cartas intercambiadas en el extenso período entre 1844 y 1883.
 
El trabajo de redacción, es decir, escribir los prefacios a la correspondencia de distintos períodos, fue realizado por Ed. Bernstein. Como era de esperar, este trabajo es insatisfactorio, tanto desde el punto de vista técnico como ideológico. Después de su tristemente famosa "evolución" hacia las concepciones oportunistas extremas, Bernstein no habría debido encargarse de la redacción de cartas tan profundamente impregnadas de espíritu revolucionario. Los prefacios de Bernstein carecen en parte de sustancia, y en parte son sencillamente falsos. Por ejemplo, en lugar de una caracterización precisa, clara y directa de los errores oportunistas de Lassalle y Schweitzer, denunciados por Marx y Engels, se encuentra uno con frases eclécticas y ataques, en sentido de que "Marx y Engels no siempre tuvieron razón al oponerse a Lassalle" (t. III, pág. XVIII), o que en su táctica estaban "más cerca" de Schweitzer que de Liebknecht (t. IV, pág. X). Estos ataques solo significan el deseo de encubrir y embellecer el oportunismo. Por desgracia, la actitud ecléctica ante la lucha ideológica de Marx contra muchos de sus adversarios se extiende cada vez más entre los socialdemócratas alemanes de nuestros días.
 
Desde el punto de vista técnico, es insatisfactorio el índice: uno solo para los cuatro tomos (se han omitido, por ejemplo, los nombres de Kautsky y Stirling); las notas correspondientes a algunas cartas son demasiado pobres y se pierden en los prefacios del redactor, en lugar de haber sido insertadas al lado de las cartas a que se refieren, como lo hizo Sorge, etc.
 
La edición es demasiado cara, unos 20 rublos los cuatro tomos. Sin duda, se podía y se debía haber publicado una correspondencia completa menos lujosa a un precio más accesible; además, habría que editar, para su amplia difusión entre los obreros, una selección de los pasajes más importantes desde el punto de vista de los principios.
 
Todos estos defectos de la edición dificultarán, naturalmente, el estudio de la correspondencia. Es una lástima, porque su valor científico y político es enorme. Ante el lector no sólo aparecen con claro relieve Marx y Engels, en toda su grandeza, sino que se desenvuelve con extraordinaria nitidez el riquísimo contenido teórico del marxismo, ya que Marx y Engels vuelven reiteradamente en sus cartas los más diversos aspectos de su doctrina, y subrayan y explican -- a veces discutiendo y tratando de convencerse mutuamente -- lo más nuevo (en relación con las concepciones anteriores), lo más importante y difícil.
 
Ante el lector se despliega el cuadro asombrosamente vívido de la historia del movimiento obrero del mundo entero, en los momentos más importantes y en los puntos más esenciales. Más valiosa aún es la historia de la “política” de la clase obrera. Con los pretextos más variados, en diversos países del viejo y del nuevo mundo, y en diferentes momentos históricos, Marx y Engels debaten los principios esenciales concernientes al “modo de plantear” las tareas “políticas” de la clase obrera. Y la época que abarca la correspondencia fue una época en la cual la clase obrera se desgajó de la democracia burguesa, una época en la cual surgió un movimiento obrero independiente, una época en la cual se definieron las bases de la táctica y la política proletarias. Cuanto más a menudo podemos observar en nuestros días cómo el movimiento obrero de diferentes países sufre de oportunismo a consecuencia del estancamiento y la putrefacción de la burguesía, a consecuencia de que la atención de los jefes obreros está absorbida por las minucias del día, etc., tanto más valioso resulta el riquísimo material contenido en la correspondencia, que revela una profundísima comprensión de los objetivos transformadores “cardinales” del proletariado y proporciona una definición extraordinariamente flexible de las tareas de la táctica del momento, desde el punto de vista de dichos objetivos revolucionarios, sin hacer la menor concesión al oportunismo o a la fraseología revolucionaria.
 
Si intentáramos definir con una sola palabra el foco, por así decirlo, de toda la correspondencia, el punto central en que converge todo el cuerpo de ideas expresadas y discutidas, esa palabra sería “dialéctica”. La aplicación de la dialéctica materialista a la revisión de toda la economía política desde sus fundamentos, su aplicación a la historia, a las ciencias naturales, a la filosofía y a la política y táctica de la clase obrera: eso era lo que interesaba más que nada a Marx y Engels, en eso aportaron lo más esencial y nuevo, y en eso consiste el genial paso adelante en la historia del pensamiento revolucionario. 
 
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En la exposición que sigue nos proponemos, después de un examen general de la correspondencia, esbozar las observaciones y razonamientos más interesantes de Marx y Engels, sin pretender efectuar una relación exhaustiva del contenido de las cartas.
 
I.- EXAMEN GENERAL
 
La correspondencia comienza con las cartas que Engels, de 24 años a la sazón, escribió a Marx en 1844. El clima reinante en la Alemania de aquella época aparece con notable relieve. La primera carta, fechada a fines de setiembre de 1844, fue remitida desde Barmen, donde vivía la familia de Engels y donde éste nació. No había cumplido aún los 24 años. El ambiente familiar le aburría y ansiaba abandonarlo. Su padre era un individuo despótico, un piadoso fabricante, indignado por el hecho de que su hijo asistiese continuamente a reuniones políticas y por sus convicciones comunistas. Engels escribió que si no fuese por su madre, a quien quería profundamente, no habría permanecido en su casa ni siquiera los pocos días que le faltaban para partir. Nunca creerías -- se queja a Marx -- las razones mezquinas y los temores supersticiosos que mi familia expone contra mi partida.
 
Mientras Engels seguía en Barmen, donde lo retuvo durante cierto tiempo un asunto amoroso, cedió a la insistencia de su padre y trabajó unas dos semanas en la oficina de la empresa (su padre era un fabricante). "El comercio es infame -- escribe a Marx --; Barmen es una ciudad infame y también lo es su modo de pasar el tiempo, pero lo más infame es continuar siendo burgués e incluso fabricante, o sea, un burgués que se opone activamente al proletariado." Me consuelo, continúa diciendo Engels, trabajando en un libro sobre la situación de la clase obrera (como se sabe, este libro apareció en 1845 y es una de las mejores obras de la literatura socialista mundial). "Puede uno quizá ser comunista y seguir siendo exteriormente un burgués y una bestia de carga del comercio, si no realiza ninguna actividad literaria; pero es imposible llevar a cabo una amplia propaganda comunista y, al mismo tiempo, dedicarse a actividades comerciales e industriales. Me iré de aquí. Agrega a esto la vida de amodorramiento de una familia enteramente cristiano-prusiana: no lo puedo soportar más tiempo; al fin y al cabo, podría llegar a convertirme en un filisteo alemán e introducir el filisteísmo en el comunismo." Así escribía el joven Engels. Después de la revolución de 1848, la vida le obligó a regresar a la oficina de su padre y a convertirse durante largos años en "bestia de carga del comercio". Pero supo mantenerse firme y crearse un ambiente enteramente distinto al cristiano-prusiano, un ambiente de camaradería, y llegar a ser para toda la vida un enemigo implacable de la "introducción del filisteísmo en el comunismo".
 
En 1844 la vida social en las provincias alemanas tenía mucha semejanza con la vida social rusa a comienzos del siglo XX, antes de la revolución de 1905. Todo el mundo anhelaba participar en la vida política, todos hervían de oposición ardiente al gobierno; el clero fulminaba contra la juventud por su ateísmo; los hijos de familias burguesas peleaban con sus padres por "el trato aristocrático dado a los sirvientes o a los obreros".
 
El espíritu general de oposición se expresaba en que todo el mundo declaraba ser comunista. "En Barmen -- escribe Engels a Marx -- el comisario de policía es comunista." Estuve en Colonia, en Dusseldorf, en Elberfeld, ¡y en todas partes se tropieza a cada paso con comunistas! "Un ardiente comunista, un pintor y caricaturista que se llama Seel, irá dentro de dos meses a París. Le daré vuestra dirección; les gustará a todos porque es entusiasta, ama la música y será útil como caricaturista.”
 
"Aquí en Elberfeld ocurren milagros. Ayer (la carta está fechada el 22 de febrero de 1845), en la sala más grande del mejor restaurante de la ciudad, celebramos nuestra tercera asamblea comunista A la primera asamblea asistieron 40, a la segunda 130 y a la tercera por lo menos 200 personas. Todo Elberfeld y Barmen, desde la aristocracia del dinero hasta los pequeños tenderos, estuvo representado, todos excepto el proletariado."
 
Así, literalmente, escribe Engels. En Alemania, todos eran entonces comunistas, excepto el proletariado. El comunismo era una forma de expresión de los sentimientos de oposición de todos, y en primer lugar de la burguesía. "El público más obtuso, más indolente y más filisteo, que nunca se interesó por nada en el mundo, empieza casi a entusiasmarse por el comunismo". Los principales predicadores del comunismo eran entonces gente del tipo de nuestros populistas, "socialistas revolucionarios", "socialistas populares", etc., es decir, burgueses bien intencionados, más menos enfurecidos contra el gobierno.
 
En tales circunstancias, en medio de un sinnúmero de tendencias y fracciones seudosocialistas, Engels supo abrirse camino hacia el socialismo “proletario”, sin temor a la ruptura con muchas personas buenas, ardientes revolucionarios pero malos comunistas.
 
En 1846 Engels estaba en París. París hervía entonces con la política y el debate sobre diversas teorías socialistas. Engels estudió con avidez el socialismo, se relacionó personalmente con Cabet, Louis Blanc y otros socialistas destacados, frecuentó las salas de redacción y los círculos.
 
Su atención estaba centrada ante todo en la doctrina socialista más seria y difundida de la época: el proudhonismo. Y hasta “antes” de publicarse “Filosofía de la miseria” de Proudhón (octubre de 1846; la célebre respuesta de Marx, “Miseria de la filosofía”, apareció en 1847), Engels criticó con mordacidad implacable y notable profundidad las ideas básicas de Proudhon, que eran preconizadas en especial por el socialista alemán Grün. Su excelente conocimiento del inglés (que Marx dominó mucho más tarde) y de la literatura inglesa permitieron a Engels señalar inmediatamente (carta del 16 de setiembre de 1846) ejemplos de la bancarrota en Inglaterra de los famosas "mercados de trabajo" de Proudhon. Proudhon “deshonra” al socialismo, se indigna Engels. Según Proudhon ¡los obreros deben rescatar al capital!
 
A los 26 años Engels aniquila literalmente el "socialismo verdadero", expresión que encontramos en su carta del 23 de octubre de 1846, mucho antes de que apareciera el “Manifiesto Comunista”, y menciona a Grün como el principal exponente de tal socialismo. Una doctrina "antiproletaria, pequeñoburguesa y filistea", “frases hueras”, diversas aspiraciones "propias de todos los hombres", el "temor supersticioso a un comunismo “grosero”” (literalmente: Löffel-Kommunismus, es decir, "comunismo de cuchara" o "comunismo se panzada"), "planes pacíficos para hacer feliz" a la humanidad: éstas son las opiniones de Engels, que se aplican a “todas” las variedades del socialismo premarxista.
 
"Durante tres veladas -- escribe Engels -- discutimos sobre proudhonismo. Casi todos, con Grün a la cabeza, estaban contra mí… El punto principal que tuve que probar fue la necesidad de una revolución violenta" (23 de octubre de 1846). 
 
Al fin me enfurecí, y acosé a mis adversarios con tanta energía, que ellos se vieron obligados a expresarse abiertamente contra el comunismo. Exigí que se pusiera a votación si éramos o no comunistas. Muy grande fue por esto, la indignación de los grünianos, quienes empezaron a sostener que se habían reunido para tratar del "bien de la humanidad" y que debían saber “qué era realmente” el comunismo. Les di entonces una definición sumamente sencilla, para no permitirles escapar por la tangente. 
 
"Definí, escribe Engels, los objetivos de los comunistas de esta manera: 
1) defender los intereses del proletarios frente a los de la burguesía. 
2) realizar esto mediante la abolición de la propiedad privada y su remplazo por la comunidad de bienes. 
3) no reconocer otro medio de llevar a cabo estos objetivos que la revolución democrática violenta (escrito año y medio antes de la revolución de 1848)".
 
La discusión terminó así: la reunión aceptó, por 13 votos contra dos grünianos, la definición dada por Engels. Asistieron a estas reuniones unos 20 artesanos carpinteros. De este modo, hace 67 años, se sentaron en París las bases del Partido Obrero Socialdemócrata de Alemania.
 
Un año más tarde, en su carta del 23 de noviembre de 1847, Engels informa a Marx que ha preparado un borrador del “Manifiesto Comunista” y de paso se pronuncia contra la forma de catecismo propuesta inicialmente. "Comienzo -- escribe Engels -- por el problema de qué es el comunismo, y paso luego directamente al proletariado: historia de su origen, diferencia con los trabajadores de antes, desarrollo de la oposición del proletariado y la burguesía, crisis, conclusiones". "Al final, la política de partido de los comunistas.”
 
Esta histórica carta de Engels sobre el primer esbozo de una obra que ha recorrido el mundo entero, y que hasta hoy es acertada en todo lo esencial, viva y actual como si hubiera sido escrita ayer, demuestra nítidamente que los nombres de Marx y Engels figuran con razón uno junto al otro, como nombres de los fundadores del socialismo contemporáneo.”

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