25 de septiembre de 2020

Nacimiento de Juan Modesto. El miliciano comunista, que llegaría a General.

Ejército. :: Españoles en la 2ª G.M.
Por Esteban Zúñiga. 
 
“Desde Madrid, Modesto, donde ya las primeras bocanadas de frío que el Guadarrama envía duramente preparan a glorias venideras la capital que el triunfo hará posible un día,recibe mi alabanza, coronel, viejo amigo, mientras el Ebro justo con su mojada mano te asciende y de ola en ola, cara al viento y conmigo, a hombros el Guadalete, pasa el mar gaditano.
¡Nuestro mar, nuestro río, nuestras playas morenas!
¡Las perdidas lecciones entre los arenales!
¡Las salvas de los buques silbados de sirenas
desde los gratuitos pupitres colegiales!
Pasad, pasad recuerdos orgullosos ahora de aquella rota infancia juntamente vivida, 
que hoy para ti, Modesto, coronel, se coloca de populares lauros y palma merecida.
Que desde el Manzanares, ya general de ríos, 
quien, como tú, hace tiempo, miliciano se viera,
también te condecoren con estos versos míos, 
Madrid que no te olvida, Cádiz que ya te espera.”
 
(Rafael Alberti. “Al nuevo coronel Juan Modesto Guilloto, lejano compañero de colegio en la Bahía de Cádiz”. Publicado en el número 22 de la revista “Hora de España” (Barcelona, octubre de 1938).).
 
El 24 de septiembre de 1906 nacía en el Puerto de Santa María (Cádiz), en el seno de una familia humilde y proletaria, Juan Modesto Guilloto León, más conocido como JUAN MODESTO.
 
Hijo de de una costurera y de un obrero, realizaría múltiples trabajos en empresas como las bodegas Osborne, la Aserradora de Pastor, la Farmacia Viqueira, hasta ingresar en el Cuarto Grupo de Regulares, donde se ganaría una reputación de cabo insubordinado y conflictivo, lo que le ocasionaría su entrada en prisión en el norte de África, en donde, poco a poco, se iría desarrollando su conciencia política, que se acentuaría al regresar a España, al sumergirse en el movimiento sindical trabajando en una fábrica; ingresando en el Partido Comunista de España (PCE) en 1930.
 
Tras la proclamación de la República el 14 de abril de 1931 sería elegido por sus camaradas del Puerto de Santa María como su responsable político y encargado de la difusión del periódico semanal “El Proletario”, que tenían una edición de 3.000 ejemplares. Elegido secretario político del Comité provincial del PCE de Cádiz, participaría como delegado gaditano en la Conferencia Regional del PCE de Andalucía celebrado en 1932, donde entraría en contacto con José Díaz Ramos.
 
Al año siguiente, en 1933, se le pediría que viajara a Madrid donde conocería a Dolores Ibárruri, y entraría en contacto con el miembro del Comité Central de PCE, Daniel Ortega.
 
En el mes de julio de 1933 la dirección del PCE, viendo sus dotes de mando, lo enviaría a Moscú, donde realizaría estudios sobre la teoría marxista, además de formarse en la Academia Frunze del Ejército Rojo y que sirvió para que Juan Modesto considerara a la URSS su segunda casa.
 
A su regreso a España iría ascendiendo dentro de la estructura del PCE, encargándose de la administración del periódico “Bandera Roja” (que sustituía al “Mundo Obrero”, pues ésta estaba prohibido por la censura),y trabajaría, con tesón, en la creación de células comunistas en el ejército y a la vez organizaría, como comandante, las Milicias Antifascistas Obreras y Campesinas (MAOC), que el mismo definiría como:
“Una organización de autodefensa del pueblo, hijas del enfurecimiento de la lucha provocado por la reacción, que ponía rumbo al poder, a la fascistización gradual de la República; eran impuestas, en parte, por la actuación, cada vez más descarada y peligrosa, de los grupos de pistoleros fascistas que gozaban de cierta impunidad.”
 
Al mismo tiempo trabajaría en el Sindicato de Oficios Varios y en la puesta en marcha del Socorro Rojo.
 
Al producirse el golpe militar franquista, sería uno de los que organizarían la resistencia y la entrega de armas a las fuerzas populares de Madrid; y es uno de los participantes más activos del asalto al Cuartel de la Montaña, que se saldaría con un triunfo de la milicia popular.
 
Juan Modesto se haría combatiente, como comandante, en las filas del “Batallón Thäelmann” de la Brigadas Internacionales en la Sierra de Madrid (Villalba, Navacerrada, Somosierra, …) y más tarde en la defensa de la capital, Madrid. Tras ser herido el 10 de agosto de 1936, su leyenda se iría acrecentando y, en octubre de 1936, sería nombrado comandante del Quinto Regimiento (piedra militar angular de la militancia comunista), participando en su creación y al que lideraría con brillantez y al frente del cual intervino en la mayoría de los batallas principales: Madrid, Guadalajara, Brunete y Teruel.
 
“Con el Quinto, Quinto, Quinto,
con el Quinto Regimiento
madre yo me voy al frente
para las líneas de fuego.
 
Anda jaleo, jaleo
saca la ametralladora
y ya empieza el tirotro
y ya empieza el tiroteo.”
 
A primeros del mes de noviembre de 1936 sería herido por una bala que se alojaría en su cadera izquierda tras atravesarle el cinturón, siendo ingresado en el Hospital Obrero de Madrid y tras su alta sería elegido para que formar la 18º Brigada Mixta, una de las primeras unidades del recién creado Ejército Popular; embarcándose de inmediato en la Batalla del Jarama.
 
En 1937 fue nombrado por el general José Miaja jefe de la IV División para la defensa de Madrid, colaborando estrechamente con Vicente Rojo en la preparación de la defensa de Madrid.
 
Pin en Spain - 1936-39. - GC 
En la Batalla del Ebro
 
El 26 agosto de 1938, Juan Negrín le nombraría coronel del Quinto Regimiento y dirigiría las operaciones militares en la batalla del Ebro que terminaría por forjar su leyenda, planteando la ofensiva y la posterior retirada, dirigiendo a los suyos con entusiasmo y gran valor, aunque, al final, sus esfuerzos fueron inútiles. Su retirada en la batallas del Ebro sería analizada y estudiada en las academias militares como un ejemplo de que hacerse para evitar un mayor número de bajas. Tras la caída de Cataluña pasaría al centro, en donde Juan Negrín le nombraría general y Jefe del Ejército del Centro el 2 de marzo de 1939, siendo así el único miliciano en llegar a la alta jerarquía militar republicana durante la guerra. Al mismo tiempo, Negrín promovió a otros líderes comunistas como Antonio Cordón y Enrique Lister a otros puestos superiores en el ejército.
 
El coronel Segismundo Casado, comandante del Ejército Republicano del Centro, se llegaría a convencer de que Juan Negrín estaba planeando un golpe de Estado comunista; por lo que, el 4 de marzo y apoyado tanto por el líder socialista Julián Besteiro como por los líderes anarquistas, daría un golpe de Estado y establecería una Junta Nacional de Defensa anti-Negrín, para seguidamente iniciar conversaciones con los rebeldes franquistas para la rendición. El 6 el marzo de 1939, el general José Miaja se uniría a la rebelión, ordenando la detención de los comunistas en la ciudad de Madrid. Era el final de la resistencia de la República al fascismo.
 
Con todo ya perdido, sería uno de los últimos en abandonar tierra española en un avión que despegaría desde Elda camino del exilio, primero hacia Latinoamérica.
 
No sin penalidades, lograría llegar a la URSS, donde completaría su formación militar otra vez en la academia Frunze, conservando su rango militar, dispuesto a luchar contra el fascismo, siendo asesor del Ejército Rojo durante la II Guerra Mundial, pues Stalin no quiso que los oficiales comunistas españoles participaran directamente en combate. Participando en la II Guerra al frente del ejército búlgaro comunista que combatió a los nazis.
Los soldados españoles del Ejército Rojo
Españoles republicanos y comunistas en el Ejército Rojo.
 
Tras acabar la II Guerra Mundial, disputó la dirección del PCE, pero sería derrotado; pasando a retirarse a vivir a Praga (Checoslovaquia), alejado de la política aunque siempre dispuesto a participar cuando el PCE le necesitaba o requería de su opinión y donde escribió su libro “Soy del Quinto Regimiento” que se publicaría en París en 1969; en el que refiriéndose a la guerra manifestaría:
 
“Cuando salimos de España, nos separamos de amigos inolvidables y camaradas entrañables, a muchos de los cuales no volveríamos a ver.
 
Siguieron en el país, volvieron a él, para proseguir en las nuevas condiciones la misión y obra del Partido en las entrañas del pueblo, en la lucha por la libertad. Ellos son nuestro orgullo. En la trayectoria seguida a través de los años, ha sido el Partido Comunista de España la fuerza política en liza permanente en defensa del pueblo.
 
Como lo fue en la guerra: el 18 de julio; en la defensa de Madrid; en la contención del desastre del Este; en la resistencia de Levante; en la gesta del Ebro. Como lo fue en las crisis que se produjeron en el curso de la guerra; crisis todas ellas mortales para cualquier régimen que no tuviera el arraigo popular de la democracia española; crisis todas ellas superadas por la voluntad de los españoles y su unidad en la lucha.
 
Sólo cuando la unidad se deteriora, las dificultades son mayores; cuando se rompe, viene la derrota. Esa es la gran enseñanza.
 
No vencimos en la guerra, porque a pesar de ser su teatro nuestro territorio nacional, sus aguas y sus cielos, era el primer episodio de la segunda guerra mundial.
 
El enemigo tuvo de su parte fuerzas y medios a discreción, con arreglo a sus necesidades, y el arsenal bélico de las potencias nazi-fascistas, organizadoras de la gran tragedia mal llamada del 39-45, porque debe llamarse del 36-45.
 
Las potencias occidentales aceptaron la intervención germano-italiana. La “No intervención”, hija del imperialismo occidental, fue socia de aquella y la Junta de Casado su hijastra.
 
Salimos de España con la cabeza alta, como la mantuvo el pueblo español.
 
En todas partes los combatientes de España se incorporaron a las filas de la resistencia, aportando su temple, su pasión, sus experiencias, a la lucha por la democracia. Hoy treinta años después, estamos orgullosos de la gesta imperecedera del pueblo español, del que somos hijos, en la guerra nacional-revolucionaria que libró contra los agresores.
 
Ellos, los agresores nacionales y extranjeros, desencadenaron la guerra , su guerra contra España, de la que se han lucrado el imperialismo y sus socios españoles. Al discurrir de los años, ya no es un secreto que la derrotada en 1936-1939 fue España, fueron sus hijos, beneficiándose el puñado de gentes de la situación y los potentados de la Banca y las finanzas nacionales y foráneas.
 
En la tragedia final de la guerra, sólo el Partido permanece enhiesto, sin claudicar, sin responsabilidad histórica en la traición que desarma la defensa, acogota la resistencia y capitula.
 
En su puesto de combate, traicionados como el pueblo, junto con el pueblo, entramos los comunistas en el período del martirologio.
 
El destino del pueblo, su suerte, es la nuestra. Sus tragedias, nos son propias, aceptadas por ser ley que nos rige, firmes y conscientes rumbo a la libertad, a la victoria indudables.
 
Esa es la razón de su existencia, la verdad del Partido.
 
Este relato, conscientemente incompleto, se refiere sólo a la guerra. Los comunistas en ella cumplimos con nuestro deber. El pueblo español por su heroísmo y su sacrificio mereció la victoria. Hacia ella, y nosotros con él, marcha con firma paso.” 
(Juan Modesto. “Soy del Quinto Regimiento”. Publicado en París en 1969).
 
Fumador impenitente, fallecería, en Praga y con 59 años, a causa de un cáncer de pulmón el 19 de abril de 1969. El acto de su homenaje funeral sería presidido por la presidenta del PCE, Dolores ibárruri, que manifestaría:
 
“Hoy 30 años después, estamos orgullosos de la gesta imperecedera del pueblo español, del que somos hijos, en la guerra nacional-revolucionaria que se libró contra los agresores (…)
 
En la tragedia del final de la Guerra, sólo el Partido permanece enhiesto, sin claudicar, sin responsabilidad histórica en la traición que desarma la defensa, acogotada la resistencia y capitula.
 
En su puesto de combate, traicionados, como el pueblo, junto con el pueblo, entramos los comunistas en el período de martirologio.
 
El destino del pueblo su suerte, es la nuestra. Sus tragedias nos son propias, aceptadas por ser la ley que nos rige, firmes, conscientes rumbo a la libertad, a la victoria indudable.
 
Esa es la razón de su existencia, la verdad del ser del Partido. (…)”.
 
A mediados del mes de diciembre de 1980, sus restos mortales serían enterrados en el cementerio civil de Madrid; en un acto al que asistirían muchos militantes del PCE, encabezados por su secretario general, Santiago Carrillo.

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