Por Laura V. Mor
Ernestina es una de las
tantas cubanas que al entrar a su casa te ofrece un “buchito” de café
para comenzar la charla. Los cubanos tienen esa particularidad, te
reciben en su casa como si fueses familia, aunque tal vez con suerte los
hayas visto una sola vez.
A Ernestina se le ilumina el rostro y se le humedece la mirada al
hablar de Cuba, la Revolución y de “su” Comandante en Jefe. Entrecomillo
el prefijo porque los cubanos hablan de Fidel no solo como el líder
indiscutido de la Revolución, sino como un ser muy cercano y familiar,
muy suyo.
Esa tarde cuando visité su casa en el habanero Vedado era el
aniversario 56 de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) y su barrio,
como tantos otros a lo largo de la isla, estaba de celebración.
Entre charla y café, Ernestina, que con sus 70 y tantos años es una
de las 4 millones de cubanas federadas, no descuidaba los últimos
detalles que restaban por organizar la actividad popular que en cuestión
de horas se celebraría en los bajos de su edificio, donde no faltaría
el recuerdo de Vilma Espín, eterna Presidenta de la FMC.
La FMC, fusión de organizaciones de mujeres preexistentes –como Unidad Femenina Revolucionaria, Columna Agraria, Brigadas Femeninas Revolucionarias y los Grupos de Mujeres Humanistas-,
es una de las más importantes organizaciones de masas cubanas. Desde su
fundación en 1960 desarrolla políticas y programas con el objetivo de
hacer efectiva la plena igualdad de la mujer dentro de la sociedad
socialista, acompañando los logros sociales de la Revolución y cuyo
aporte al pleno desarrollo de la mujer ha sentado precedente en todo el
mundo.
Cuba se diferencia de otros países en muchas cosas, el rol de la mujer es una de ellas. “Sin mujeres no hay Revolución” es la consiga que en Cuba se ha convertido en una realidad.
La mujer ha tenido una participación sumamente importante tanto en la
Sierra como en el Llano en momentos de la lucha revolucionaria contra
la salvaje dictadura de Fulgencio Batista, y hoy, a 58 años de aquella
gesta, continúa vigente un notable empoderamiento de la mujer dentro de
la Revolución.
La Revolución ha superado la tradición patriarcal que pesaba sobre
las mujeres a las que asignaba el rol del cuidado del hogar y los niños,
impidiendo o soslayando en la inmensa mayoría el desarrollo y
superación profesional. Cuba a través del fomento de una cultura de
género, apoyado en políticas públicas certeras, ha logrado invertir esa
balanza. Ejemplo de ello fue la creación de los Círculos Infantiles, en
muy temprana etapa del desarrollo de la Revolución, fueron creados por
Vilma Espín en 1961. Allí pueden concurrir los niños desde los 6 meses,
donde reciben los mayores cuidados diarios, permitiendo a sus madres
continuar con su vida laboral y profesional. Infinidad de cursos de
superación y orientación destinados a la mujer, Hogares Materno
Infantiles para sectores más vulnerables, regulación menstrual o
interrupción del embarazo no deseado de manera segura y absolutamente
gratuita.
Hoy en día son cientos de miles de mujeres cubanas las que alcanzaron
educación universitaria, están al frente de empresas y centros de
trabajo, cooperativas, laboran el campo o dirigen organizaciones. Un
48% de la población económicamente activa empleada en el sector estatal
son mujeres, más del 65% son profesionales y técnicos y el 39% de los
dirigentes con que cuenta el país también son mujeres, ocupando el
cuarto lugar mundial si se tiene en cuenta el número de mujeres
parlamentarias.
Entre los trabajadores por cuenta propia las mujeres alcanzan el 30%
del total y el 53% en cooperativas no agropecuarias. En el sector de la
salud cubren el 60% del personal médico que permanece en Cuba y el 64%
de los profesionales que cumplen misión internacionalista en otros
países. Han participado en todas las misiones internacionales desde
Angola a Etiopía.
Si consideramos que antes del triunfo de la Revolución en 1959 las
mujeres representaban sólo el 12% de la fuerza laboral del país y
constituían un 3% de la matrícula universitaria, sin dudas, Cuba ha
avanzado a pasos agigantados con enorme voluntad política en cuanto a la
dignificación de la mujer y el reconocimiento de su rol social. El
empoderamiento de la mujer en Cuba es uno de los grandes logros del
proceso revolucionario.
La FMC, con 81 mil delegaciones de base en todo el país e integrada
por el 89% de las mujeres mayores de 14 años, tiene mucho que ver en
este logro, ya que colocó a la mujer cubana por primera vez en el camino
de la plena incorporación femenina al desarrollo social. Ernestina no
habla de números, ella sigue en los detalles de la fiesta, bien sabe que
sobran motivos para celebrar.
Fuente:
Resumen Latinoamericano
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