12 de abril de 2013

El primer sábado rojo

Por Larisa Adámova. Extraído de comstol. info. Traducción Igor T.


Alarma en el año 1919. La Joven República Soviética se encontraba apretada en un anillo de frentes de fuego. Había escasez de materias primas y alimentos, la falta de combustible paralizaba las fábricas, los ferrocarriles dejaron de circular. Sólo mediante un esfuerzo completo de trabajo, desinteresado, es como podría lograrse un gran avance. El Partido Comunista llamó a los trabajadores a tomar las riendas de un modo nuevo, revolucionario.


En la tarde del 12 de abril de 1919, cuando se terminó la jornada de trabajo en el depósito del ferrocarril Moscú-Kazan, un grupo de personas permanecieron en sus puestos. No eran muchos, trece y dos simpatizantes comunistas. Los comunistas en su reunión de célula del depósito tomaron la siguiente decisión: en su tiempo libre terminar los trabajos para reparar las locomotoras necesarias para enviarlas al frente.


Durante toda la noche trabajaron duramente. Cuando los rayos del sol de la mañana iluminaron el firmamento, tres locomotoras estaban en las vías reparadas. Cansados después de una noche sin dormir, demacrados, pero felices, las personas reunidas en un furgón de cola, frente a una olla de agua hirviendo preparada para tomar el te, discutían. Decidieron por unanimidad continuar cada sábado una jornada extraordinaria de aporte laboral.

Quince trabajadores del depósito así ayudarían al esfuerzo del frente bélico. Ellos ni siquiera se dieron cuenta que muy pronto su iniciativa iba a ser asumida, y que muchos trabajadores abogaron por el primer día de aporte laboral social, levantando un modesto movimiento de gran alcance, hacia la emulación productiva socialista.



El ejemplo de los quince del nudo ferroviario de Moscú-Kazan se propagó. Su extensión hizo que los bolcheviques lo recogiesen en una resolución especial, que decía: "Considerando que los comunistas deben resguardar la vida y la integridad física de las conquistas de la revolución, realizaremos jornadas laborales voluntarias gratuitas"


El 10 de mayo fue un sábado rojo donde laboraron 205 comunistas y simpatizantes. Trabajando toda la noche, renovaron cuatro locomotoras, descargaron 16 convoyes, y se cargaron 9.300 toneladas de pertrechos. Fue un apoyo sensible de producción, una fuerte iniciativa de vanguardia. Durante los días de trabajo, animaron a las personas a incrementar la producción en dos y tres veces superiores a la norma productiva.

De lo sucedido en el ferrocarril aprendió Lenin. Vió sagazmente que de esta iniciativa de los trabajadores surgía el nacimiento de una nueva actitud comunista hacia el trabajo, los gérmenes que del maravilloso movimiento de las personas que ya poseían el futuro. Al primer Sábado Rojo Comunista, Lenin dedicó su artículo "Un gran comienzo". Tomando nota del heroísmo laboral de los trabajadores, escribió:
"La importancia del hecho es inmensa, en este sentido de la unidad del trabajo por iniciativa propia, por los sábados comunistas ... Este es el comienzo de una revolución, más difícil, más sustancial, más radical y más decisiva que el derrocamiento de la burguesía, porque es una victoria sobre la propia indolencia del libertinaje, sobre el egoísmo mezquino en aquellos hábitos que el maldito capitalismo ha legado a los obreros y campesinos ".

Desde el verano de 1919, los sábados rojos se habían extendido ampliamente por todo el país. Millones de personas contribuían laboralmente, no solamente los comunistas, sino también trabajadores sin partido. Los sábados rojos fueron claves en la lucha contra Denikin, contra la crisis del combustible; con consignas de vanguardia fueron un vínculo con el campesinado.


Representaron una nueva actitud en el trabajo, el sábado rojo fue el germen de la emulación socialista, que se ha convertido en un método verdadero y comprobado para la construcción del socialismo.



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