La formación de científicos en la URSS
Por Ruben Martínez. Extraído de la Mancha Obrera.
Analizar en un solo artículo la trayectoria seguida por la Unión Soviética en el establecimiento de una enseñanza superior acorde a las tareas de la edificación socialista es no solo difícil, sino imposible, si atendemos a la primordial novedad que el propio derecho revolucionario le traspasa a cada una de las cuestiones esenciales a tratar. No obstante ello, sería conveniente dar una visión total del sistema educacional al que se deben en un plazo histórico relativamente corto- los más asombrosos logros en el orden cultural y científico en lo que va de siglo.
Recién estrenado el Socialismo en la vieja Rusia de los Zares, fue preocupación cimera de los soviéticos, la restauración de todos los planes de enseñanza existentes, planes arcaicos que impedían el desarrollo cultural de las clases más numerosas del país, así como el de la mujer, que se veía proscripta de la instrucción superior. Para levantar la nueva sociedad, se requería de modo imperioso asimilar con espíritu crítico y utilizar en vasta escala los conocimientos científicos y técnicos heredados del Capitalismo de los sistemas sociales que le precedieron. Pero como indicaba Lenin: “sólo transformando radicalmente la enseñanza y la educación de la juventud se conseguiría que el fruto de los esfuerzos de la joven generación fuera la creación de una sociedad que no se pareciera a la antigua”.
Las dificultades eran muchas, y los propios sistemas educacionales nuevos fueron objeto de cambios constantes, de prolongadas experiencias y comprobaciones en el terreno de la práctica de los resultados que se obtenían.
Los primeros planes desarrollados se encaminaban a la eliminación total del analfabetismo en el país; tarea ingente si se considera que las ¾ partes de los habitantes de la Rusia pre- revolucionaria eran analfabetos. Luego se establecieron medidas que han contribuido sobremanera al desarrollo cultural de la URSS como la de implantar en lo fundamental, la enseñanza general obligatoria de los 10 grados en ciudades y calidades rurales, la instrucción gratuita por sistemas de Becas, así como la creación de “facultades obreras y campesinas" a las aulas de la escuela superior y transformar radicalmente a ésta de pleno acuerdo con el Estado proletario. Las “facultades obreras” han desempeñado pues un gran papel en la formación de la intelectualidad rusa -sabios como Michurin, Timiriazav, Pavlov, Gubkin y otros- entregaron desde el primer momento todas sus energías y conocimientos a la creación de la nueva sociedad, el contar con un número mayor de ingenieros, médicos, técnicos, etc., era una necesidad inaplazable de la Revolución para asegurar el impetuoso desarrollo de la economía y la cultura del país.
Es interesante constatar el cambio que estas facultades impusieron en la composición social de la escuela superior. Si observamos dicha composición en la Academia Petrovski ( actualmente Academia Agrícola Timiriazev) en vísperas de la Revolución de Octubre y luego ella, tendríamos que entre los 1, 322 estudiantes con que contaba había: 2 príncipes, 1 barón, 170 nobles, 196 hijos de militares, 94 hijos de eclesiásticos, 72 ciudadanos de honor, 73 comerciantes. En 1939 en dicha Academia estudiaban 636 obreros, 726 campesinos koljosianos y 652 empleados.
La formación de científicos se llevaba a cabo en la URSS de manera planificada y con arreglo a un sistema único, lo que le permite a los organismos de planificación tomar parte activa en la distribución de personal por ramas de la Ciencia y por especialidades.
El número de especialistas con instrucción media y superior ocupados en la economía de la URSS ascendió a unos 7 millones y medio de personas, es decir, 39 veces más de lo que disponía en 1913 la Rusia Zarista. Así mismo el número anual de graduados universitarios era mayor que el de Estados Unidos, Inglaterra y otros países capitalistas juntos.
Como un complemento a la instrucción superior se creó un sistema de estudio post- Universitario: la Aspirantura; dándose el nombre de aspirante a las personas que se preparan para la labor científica y pedagógica- siempre bajo la supervisión de un profesor para cada alumno. El plazo normal de los estudios era de tres años, durante los cuales el aspirante investiga las cuestiones fundamentales de la disciplina a la que va a consagrarse. Se establecieron así dos grados académicos post- universitarios: el de candidato a Doctor, y el de Doctor en Ciencias y tres títulos académicos- Dr. En Ciencias- era necesario ser candidato a Doctor y defender en público la tesis doctoral, en la que se debía exponer un trabajo de investigación personal que resuelva o sintetice teóricamente problemas científicos, preocupándose porque sea una innovación de marcado interés.
Las perspectivas del progreso técnico- económico de la URSS, presentaba a los trabajadores de la sociedad soviética, exigencias cada vez mayores. Una tarea esencial del sistema soviético de enseñanza consiste, no solo en satisfacer mejor las crecientes demandas de especialistas altamente calificados, sino también en preparar las condiciones para dar un poderosos impulso a la formación cultural y técnica de la clase obrera y del campesinado, para borrar los límites existentes entre ellos y los intelectuales, para superar lo antes posible, la diferencia entre trabajo manual e intelectual.
La nueva manera de abordar la organización de la enseñanza, la combinación según el principio marxista – leninista del estudio con el trabajo, permitieron no solo superar el carácter unilateral y un poco abstracto de la enseñanza- que, como es notorio ha alejado un tanto de la vida a la escuela- sino que dio ocasión a que los alumnos revelarán el máximo su talento y su iniciativa, comprendiendo mejor el valor y la esencia de los distintos aspectos de la actividad del hombre.
El magnífico acervo que experiencias de la Unión Soviética y los demás países Socialistas nos brindan, contribuyeron a superar el sub.- desarrollo cultural y científico de la larga etapa de penetración imperialista y subordinación a intereses extraños han llegado a nuestro país.
En ellos, confrontaron situaciones similares a las nuestras, en la orientación popular que han dado a su cultura, tenemos un gran ejemplo; pues no solo elevaron nuestro nivel cultural sino hicieron que la Ciencia sirva a los fines realmente democráticos y humanos que le son consustanciales, la labor que específicamente nos atañe, como estudiantes, dentro del gran empeño nacional que es el establecimiento de un nuevo orden social incompatible con la miseria y la ignorancia.
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