26 de marzo de 2011

La educación en la República Popular de Corea


Por Juan Nogueira. Publicado en Corea Socialista
2ª Parte

En el anterior artículo vimos la historia de la Educación en Corea desde la etapa en que Corea era una colonia japonesa. En 1945, Corea alcanza su independencia y su parte norte comienza una era de transformaciones radicales, de la mano del poder popular. Kim Il Sung, antiguo líder guerrillero, asume la presidencia de la RPD de Corea, fundada tres años después de la independencia.

En 1949 se convierte en el primer país asiático que alfabetiza a toda su población. Se fundan también grandes instituciones educativas: la primera universidad y la Escuela Revolucionaria de Mangyongdae. Todo esto va acompañado de un fuerte desembolso presupuestario en Educación, entre los más altos del planeta.

Este artículo abarca el periodo justamente posterior. Comienza en 1950, cuando estaba previsto que se implantase la Educación Primaria Obligatoria. Esto no fue posible, sin embargo, porque en junio de ese mismo año estalla la Guerra de Corea.

El artículo, además de la Guerra (1950 – 1953), narra también el desarrollo de la Educación en el periodo de reconstrucción post-bélica, en el que se implantan la Educación Primaria y Secundaria Obligatoria.

Sin más presentaciones, pasamos ya a ver cómo estalló la Guerra de Corea.

2.3 – La Guerra de Corea (1950 – 1953)

La Guerra de Corea estalla en junio de 1950. ¿Cómo se llegó a ella? Como se mencionaba anteriormente en el artículo, la parte sur del país había sido ocupada por Estados Unidos, que incumplió sistemáticamente los acuerdos tomados en las conferencias de paz. Estos acuerdos de paz, suponían la completa retirada de las tropas extranjeras en 1948, acuerdo que la Unión Soviética cumplió escrupulosamente.

Los norteamericanos no tenían intención de retirar sus tropas de la península. De hecho, sus tropas no habían sido necesarias ni siquiera para liberar al país de la ocupación japonesa, ya que los primeros soldados yankis llegaron a Corea tres semanas después del fin de la guerra. Por tanto, desde el mismo principio, el ejército norteamericano tuvo la misión de ocupar y someter Corea.

En el plano político, Estados Unidos no respetó las instituciones coreanas que habían aparecido a raíz de la liberación y las puso al margen de la ley. Allá donde los comités populares se negaron a someterse, la represión fue violenta. El caso más conocido es el de la Isla de Cheju, donde las víctimas mortales de la represión se cuentan por decenas de miles.

Estados Unidos retomó muchos de los métodos coercitivos del Imperio Japonés. Impuso el inglés como idioma para la administración, de la misma forma que los japoneses habían impuesto su idioma en todos los ámbitos de la vida pública y privada. Incluso nutrió la administración sureña de colaboracionistas coreanos y antiguos represores del régimen colonial.

Por eso, el enfrentamiento entre las dos Coreas, sólo se puede entender como un choque entre la nueva y la vieja Corea: entre un norte cuya administración la componen obreros, pequeños comerciantes, campesinos, amas de casa,... y cuyo ejército se forma a partir de la guerrilla; y una parte sur cuya administración es la élite coreana que vendió su país a dos ocupantes extranjeros, con un ejército nutrido de veteranos de guerra reclutados por Japón y asesores norteamericanos.

Las zonas de administración temporal (soviética y norteamericana) se transformaron en divisiones permanentes a partir de 1948. Ese año estaba previsto que se celebrasen elecciones generales en todo el país. Sin embargo, a nadie sorprende lo relativo que es el concepto de democracia para Estados Unidos, especialmente cuando lo que están en juego son sus intereses geoestratégicos.

La popularidad de Kim Il Sung en toda Corea era muy grande, ya que durante la ocupación japonesa había sido el único en enfrentarse a Japón de forma directa, a diferencia del resto de la oposición coreana, que predicaban sin éxito en los salones de la Sociedad de Naciones o se resignaban a una vida lujosa en el exilio. La reputación de la guerrilla, abría posibilidad de que unas elecciones encaminasen a toda Corea hacia el socialismo. Por eso, Corea del Sur decidió convocar elecciones por separado. Esas elecciones estuvieron marcadas por el fraude generalizado, las presiones, la ilegalización de candidaturas y el encarcelamiento de la oposición. Es célebre la Ley Anticomunista, aún hoy en vigor aunque integrada dentro de la Ley de Seguridad Nacional, que desde 1948 prohíbe la actividad comunista o pro- norte en Corea del Sur.

El candidato de Washington, Sygmun Rhee, consiguió sin mayores problemas una victoria aplastante. Sygmun Rhee era un coreano asentado en California. Se había erigido en líder del “Gobierno de Shangai”, una especie de gobierno coreano en el exilio, sólo reconocido por algunos países occidentales. Mientras la guerrilla se jugaba la vida en las montañas del norte, el gobierno de Shangai tenía un cómodo exilio en China y en los países occidentales. Los comunistas siempre vieron al Gobierno de Shanghai como un “vendepatrias”. La razón es que este “gobierno” llegó a renunciar a la idea de la independencia de Corea, conformándose con un estatuto de autonomía dentro del Imperio Japonés.

De esta actitud conciliadora y conformista, Sygmun Rhee pasó a una mucho más beligerante en cuanto se convirtió en jefe de gobierno en Corea del Sur. Encabezó una sangrienta dictadura de 12 años, que se marcó por la represión interna y por sus constantes proclamas en favor de una “marcha al norte” (invasión de Corea del Norte).

Del dicho al hecho, media poco en Corea y, así, de las amenazas, pronto se pasó a la acción. Entre
1948 y 1950, la frontera entre las dos Coreas vivió enfrentamientos diarios con fuego real. En Corea del Sur, la situación era explosiva: guerrillas anti-yankis, provincias enteras que proclaman su lealtad al gobierno de Pyongyang, levantamientos urbanos,... Uno de las clases sociales más combativas era el campesinado, alentados por la reforma agraria llevada a cabo en el norte.

En junio de 1950, los choques fronterizos terminan en guerra abierta. No hay acuerdo entre los historiadores en cuanto a quién disparó el primer tiro. Sin embargo, hay muchas circunstancias sospechosas en contra de la versión norteamericana. En cualquier caso, no es el tema de este artículo.

Una vez puesto el contexto de la guerra, vamos a analizar cómo afecta el conflicto a la educación.

2.3.1 – Reorganización de la Educación durante la Guerra

La guerra estalla el 25 de junio de 1950 y un día más tarde, se constituye la Comisión Militar, que concentra en Corea del Norte toda la autoridad. Si habitualmente, guerra y educación son incompatibles, el objetivo de la Comisión Militar fue justamente el contrario.

Dos fueron las medidas fundamentales:
  • Garantizar la seguridad de los niños.
  • Intensificar los contenidos político-ideológicos, para explicar la situación que vivía el país.
Los norteamericanos bombardearon de forma salvaje Corea del Norte. De media, por cada kilómetro cuadrado, lanzaron 18 bombas. En 1953, cuando terminó el infierno de la guerra, sólo el 3% de los edificios seguía en pie en la capital. En el plano de la infraestructura educativa, en Pyongyang 7 edificios de universidades fueron completamente destruidos, incluyendo el edificio nº1 de la Universidad Kim Il Sung. También se destruyeron 20 colegios de secundaria y 43 de primaria. En todas las ciudades sucedieron casos similares: sólo en el bombardeo del 8 de noviembre de 1950, en Sinuiju se destruyeron 17 escuelas primarias y 12 secundarias. En Mayo de 1951, el 40% de las escuelas del país habían sido destruidas.

Debido a los bombardeos, la educación, sufrió durante 1950 y 1951 constantes interrupciones.
Pero desde el gobierno, se tomó como una prioridad que continuasen las clases. Para ello, las grandes instituciones (universidades, Escuela Revolucionaria de Mangyongdae,...) se mudaron a lugares remotos y protegidos y las escuelas comenzaron a construir aulas subterráneas. En 1951 se construyeron 13.000 aulas, de las cuales 2.400 eran subterráneas y 8.600 semi-subterráneas. En 1952, 2.900 nuevas aulas subterráneas fueron construidas, además de 1.400 semi-subterráneas.

A finales de 1951, en plena dispersión de las aulas a zonas seguras, se planteó el objetivo de que el curso escolar que debía arrancar en septiembre de 1952, empezase con total normalidad, a pesar de la guerra. Para ello, se convocó en Pyongyang un encuentro nacional de educacionistas, en junio de 1952. Durante los siguientes meses, los asistentes al encuentro reprodujeron en sus provincias de origen el encuentro. En estos encuentros se debatió cómo alcanzar el objetivo de que en septiembre comenzase un curso escolar normal.

Mientras tanto, la Comisión Militar puso todos los medios materiales para facilitar el objetivo. A pesar de todas las dificultades del periodo de guerra, se desvió la producción de papel casi por entero a la impresión de libros escolares. En 1951, se imprimieron 3'238'000 ejemplares.

Asimismo, la distribución se hizo a través del sistema de transporte de material militar, como concepto prioritario.

De esta manera, se consiguió que el curso 1952-1953 arrancase en medio de las llamas de la guerra.

2.3.2 – La educación en las áreas liberadas

En Corea del Sur, la situación educativa era nefasta. A diferencia de sus hermanos del norte, los surcoreanos seguían teniendo grandes problemas para acceder a la educación más elemental.

En el curso 1949-1950, es decir, justo antes de que estallase la guerra, dos tercios de los niños en edad escolar quedaron excluidos de la educación primaria. Incluso entre aquellos que sí fueron admitidos en la educación elemental, el 73% no consiguió cursar la secundaria. Todo esto era producto de la dejadez del gobierno surcoreano, obsesionado con el gasto militar. También era una consecuencia del carácter privado de la enseñanza, que suponía una barrera infranqueable para las familias de clase obrera y campesina.

La educación heredaba los métodos salvajes del régimen colonial y los contenidos no variaban demasiado: si antes se promovía la sumisión al Imperio Japonés, ahora a este le sustituía el
“hermano norteamericano”. Y al igual que antes de la liberación, la educación anti-comunista era una de las claves de la enseñanza.

En Corea del Sur no se habían hecho verdaderos esfuerzos por alfabetizar a la población. Por eso, en 1950, mientras el norte alcanzaba la plena alfabetización, en el sur aún quedaban 11 millones de personas que no sabían leer ni escribir.

Cuando estalla la guerra, el ejército surcoreano contaba con numerosos vehículos de guerra norteamericanos y otros materiales importados. Sin embargo, la moral de los soldados era muy baja, debido al reclutamiento forzoso y a las frecuentes situaciones en las que habían tenido que reprimir a sus propios compatriotas.

Esto contrastaba con la situación del ejército del norte. El Ejército Popular de Corea (EPC) participaba activamente en obras de construcción. Sus soldados y oficiales eran los mismos guerrilleros que habían liberado el país, tan solo 5 años antes. Una vez conseguida la Victoria, muchos guerrilleros fueron en misión internacionalista a China, que poco después conseguiría establecer la República Popular. Además, el EPC, para hacer frente a la recurrente amenaza de la
“marcha al norte” (que aparecía constantemente en los discursos del dictador surcoreano Sygmun Rhee), había recibido armamento moderno procedente de la Unión Soviética.

Tanto el ejército del norte como el del sur estaban en máxima alerta cuando estalló la guerra, debido a los constantes enfrentamientos fronterizos. Pero la situación de cada ejército era diametralmente opuesta, incluso a pesar de que Corea del Sur contase con más hombres en armas.

Un mes después de que estallase la guerra, y antes de la llegada de los refuerzos norteamericanos, el EPC había liberado el 90% del territorio surcoreano y al 92% de su población. A su llegada a Seúl y al resto de ciudades, el EPC fue recibido con grandes manifestaciones de apoyo.

Inmediatamente, las organizaciones comunistas clandestinas en Corea del Sur comenzaron a organizar campañas de alistamiento voluntario para luchar contra Estados Unidos. Estas campañas tuvieron especial éxito en las Universidades.

En julio de 1950, Corea del Sur vivió sus primeras elecciones democráticas, en las que eligieron representantes para consejos populares en 13'654 villas, 118 sub-municipios, 108 municipios y 9 provincias. A esto le siguió una reforma agraria similar a la de Corea del Norte, una ley de igualdad de género y una reforma laboral, que por primera vez instituyó derechos básicos como la prohibición del trabajo infantil, los seguros médicos, la jornada de 8 horas,... etc

El gobierno norcoreano, que en ese momento era el gobierno de toda Corea, se trasladó a la nueva capital: Seúl. En septiembre de 1950, aprobó la ley de Educación Popular y Democrática para la parte sur del país. Esto supuso que, en plena guerra, miles de profesores y cuadros norcoreanos se trasladasen a la parte sur para llevar a cabo campañas de alfabetización, así como poner en marcha numerosas escuelas primarias y secundarias. Como no podía ser de otra manera, uno de los puntos fuertes de la enseñanza fue el aspecto político-ideológico.

En toda la parte sur de la República, se comenzaron a construir escuelas de todos los niveles.

Con los vaivenes de la guerra, muchas áreas de de Corea cambiaron constantemente de manos. Pero en cualquier momento en que el EPC liberaba un territorio, inmediatamente se ponían en marcha las reformas educativas.

Kaesong, Kaephung, Phanmun, Namyonbaek y Ongjin, áreas que antes de la guerra pertenecieron a Corea del Sur, pasaron a estar permanentemente bajo control de la RPD de Corea, a partir de 1951. En estas zonas, tres cuartas partes de los establecimientos educativos fueron destruidos. A pesar de ello, las campañas educativas de masas se llevaron a cabo.

Kaesong, que antes de la guerra era conocida en Corea del Sur como una de las zonas más avanzadas en cuanto a educación, tenía al 55% de los niños sin escolarizar. En 1951-1952, la gran mayoría de los niños de Kaesong en edad escolar ingresaron en escuelas del norte.

2.3.3 – El retorno de los estudiantes a la educación

A mediados de 1951, la guerra pasó a una nueva fase, en la que el frente se estabilizó y, a pesar de las numerosas campañas militares de los dos contendientes, las posiciones apenas se movieron hasta el final de la guerra. Esto supuso un logro increíble, ya que una pequeña república fundada tan solo 2 años antes del inicio de las hostilidades, consiguió frenar a una coalición imperialista de 16 países comandada por la principal potencia del momento: Estados Unidos.

A la RPD de Corea sólo la apoyó con tropas militares la República Popular China, devolviendo así la ayuda internacionalista que los guerrilleros coreanos habían prestado a la Revolución China.

Con el frente estabilizado, la Comisión Militar tomó en agosto de 1951 la resolución “Llamamiento a los graduados y estudiantes de universidad”. De esta manera, los estudiantes que estaban en el frente fueron desmovilizados y retomaron sus estudios en lugares seguros.

En esta medida también se creaba un curso preparatorio especial para el acceso a la Universidad.

De esta manera, los estudiantes procedentes de Corea del Sur podían ingresar en la Universidad con iguales conocimientos que un estudiante del norte.

En abril de 1952, coincidiendo con el 40 cumpleaños de Kim Il Sung, se creó una beca especial, que cubría el 50% del coste de los libros de texto y el transporte, además de dar gratuitamente calzado, sábanas, alimentación y ropa a los estudiantes cuyas familias hubieran muerto o estuvieran en territorio ocupado por Estados Unidos.

Con estas medidas, se pretendía comenzar a formar a los futuros cuadros que reconstruirían el país tras la guerra. De esta manera, durante la guerra operaron 15 universidades y 54 escuelas técnicas superiores.

El propio Kim Il Sung visitó en muchas ocasiones a los estudiantes. En una de estas visitas, dijo:

“Debéis estudiar con todo el empeño del mundo. Estudiando, también nos oponemos a los planes que los yankis tienen para Corea. Hay muchos camaradas que no han podido regresar del frente.

Sois vosotros quienes debéis estudiar en su lugar. Desde ahora, estudiar es la mejor lucha que podemos hacer en la batalla de la formación. ¡Estudiar no es más que otra forma de lucha!”

2.4 – La Corea de la post-guerra (1953 - 1959)

La guerra de Corea termina en 1953, con la firma de un armisticio. El acuerdo se firma en una pequeña villa fronteriza, cercana a la ciudad de Kaesong. Corea del Norte envió a sus representantes, mientras que por parte del sur no apareció nadie. Tampoco hubo ningún representante de las Naciones Unidas. Corea del Norte negoció directamente con los generales yankis, que habían arrasado ciudades, cultivos, presas hidráulicas y escuelas.

En realidad era lógico que Corea del Norte se sentase frente a Estados Unidos. La Guerra de Corea no fue el enfrentamiento civil entre dos regímenes diferentes de los que se dotó el pueblo coreano. Por contra, la Guerra de Corea fue un conflicto en el que Estados Unidos, que había sometido una parte de Corea, intentó ahogar la otra parte del país, que mantenía su independencia y se encaminaba hacia el socialismo. Fue una guerra imperialista de conquista para Estados Unidos y de liberación nacional para Corea. Sin embargo, resulta paradójico escucharlo a día de hoy, cuando en la prensa occidental se resta legitimidad al gobierno de Pyongyang y se pone al de Seúl como el único sujeto posible de la reunificación.

Cuando termina la guerra, el general yanki Clark reconoció ser el primer militar norteamericano en firmar un armisticio sin haber conseguido primero una victoria. El armisticio era una situación temporal de “no-guerra”, previa a la firma definitiva de un tratado de paz. En el armisticio se incluía una condición esencial para la firma de ese tratado de paz: la retirada total de las tropas extranjeras de Corea.

Esto no suponía ningún problema para Corea del Norte, pero sí para Corea del Sur, donde estaba desplegado uno de los mayores contingentes de tropas norteamericanas en el extranjero. Esta es la razón por la que ese estatus de “no-guerra” sigue vigente a día de hoy: nunca se ha firmado el tratado de paz. Estados Unidos se ha negado tajantemente a hacerlo, perpetuando de esta manera el status de “estado hostil” que adjudica al régimen socialista de Pyongyang.

Dejando a un lado las relaciones internacionales, en el aspecto interno, Corea del Norte sufría una situación espantosa. La mayoría de la población vivía en refugios excavados en el suelo, las ciudades eran montones de ruinas, los cultivos habían sido seriamente dañados y más de dos millones de personas habían muerto. Entre lo destruido, estaba el 72% de las escuelas y el 80% de las aulas.

A pesar de ser un país arrasado, la RPD de Corea mantenía más de la mitad del territorio de
Corea y seguía siendo gobernado bajo instituciones del poder popular y con la dirección del Partido del Trabajo de Corea. Con esas tres bases, comenzó una gigantesca campaña de reconstrucción del país, que pretendía alcanzar los niveles productivos de antes de la guerra, en tan sólo tres años (1956).

El periodo que analizo, sin embargo, excede los límites del plan de reconstrucción (1953 –
1956). Extiendo el estudio hasta 1959, año en el que se consigue la gratuidad total de la enseñanza.

2.4.1 – Primer objetivo: recuperar los niveles de la pre-guerra

Un mes después del fin de la guerra, el Comité Central del PTC tuvo su sexto pleno. En él, el partido marcó el objetivo de recuperar los niveles de 1950 en todas las esferas de la economía nacional.

Para la educación, el objetivo era el mismo: recuperar los niveles de pre-guerra.

Con un país completamente derruido, las ciudades convertidas en escombro y cenizas y la población viviendo en agujeros subterráneos; la tarea de la reconstrucción parecía imposible.

Más difícil aún era tratar de reconstruir el país en tan sólo tres años. Pero los coreanos, con la ayuda solidaria de los países socialistas, se pusieron manos a la obra.

La Unión Soviética y los países del este de Europa enviaron créditos y donaciones, mientras que los voluntarios chinos sirvieron como mano de obra en la reconstrucción de Corea hasta 1958, año en el que el último destacamento extranjero abandonó el país. Corea era entonces el ejemplo del internacionalismo proletario del campo socialista. Pero esto no debe ocultar el hecho de que el peso de la reconstrucción recayó en el sudor de los coreanos, que consiguieron cifras de crecimiento increíbles.

En junio de 1954, el plan de rehabilitación de la educación se concretó dentro de la Ley del Plan
Trienal para el Desarrollo de la Economía Nacional, aprobado en la Séptima Sesión de la Asamblea
Popular Suprema (Parlamento).

Los objetivos iban mucho más allá de una simple rehabilitación.
  • En primer lugar, se proponían introducir la educación primaria universal y obligatoria en tres años. Esto implicaba escolarizar al 100% de los alumnos, en un país destrozado y sin censos completos.
  • En segundo lugar, incrementar hasta 469'000 el número de alumnos en educación secundaria, 52'300 en educación técnica superior y 22'500 en la educación universitaria.
Para cumplir con estos objetivos, se adoptaron dos políticas paralelas. Por un lado, se dio absoluta prioridad a la reconstrucción de centros de formación de profesores y universidades. Con esto, se pretendía formar cuadros técnicos para la reconstrucción del país.

Por otro lado, y como segunda tarea en cuanto a prioridad, en todo el país se construyeron preferentemente escuelas primarias y secundarias, antes que edificios de cualquier otro tipo.

Mientras las oficinas del partido seguían en cuevas subterráneas, enormes edificios de escuelas aparecían en villas, pueblos y ciudades.

En un contexto de escasez de ladrillos y cemento, Corea del Norte invertía 25 veces más dinero en educación que en 1949. No sólo se puso dinero; además, se movilizó el entusiasmo consciente de la población a través de comités de construcción de escuelas, que realizaban trabajo voluntario.

Esto permitió reconstruir la infraestructura educativa en un periodo de tiempo muy corto. Entre
1954 y 1956 se construyeron 5.455 escuelas de diferentes tipos.

La inversión en educación y cultura alcanzó en 1956 el 12’7 % del presupuesto nacional, el número de alumnos universitarios ascendió hasta 22.000 (por 11.000 tan solo tres años antes) y el de graduados superiores ascendió hasta 73.000 en 1957 (desde 31.063 cuatro años antes).

En 1956, había 4.247 escuelas primarias y 1.247 escuelas secundarias, por las 3.861 y 968 que había respectivamente antes de la guerra. Con esto, el 1 de enero de 1956, todas las cifras de la educación estaban por encima de los niveles de antes de la guerra, es decir, se cumplió con las metas del plan trienal justo con un año de antelación.

2.4.2 – Educación Universal Obligatoria en primaria

La novena sesión de la Asamblea Popular Suprema aprobó en Marzo de 1955 la introducción de la Educación primaria obligatoria para agosto de 1956.

En la línea habitual del socialismo norcoreano, se convocó una conferencia nacional de trabajadores de la educación en julio de 1955, a la que acudieron 800 profesores de todo el país.

Esta conferencia respondía a la necesidad de explicar el significado de la educación primaria obligatoria, la necesidad de descubrir y registrar a todos los niños en edad escolar, fijar racionalmente la asistencia de alumnos por escuela y planificar la producción de libros de texto.

De esta forma, en 1956 se publicaron 13'660'000 copias de 535 manuales de texto. Esto, unido a la reconstrucción de infaestructura anteriormente explicada y a la formación de personal educativo, permitió que en agosto de 1956 todos los niños y niñas del país acudieran a los actos de inauguración del curso escolar.

20 años antes, la guerrilla había formulado como uno de sus objetivos la escolarización de todos los niños y niñas del país. En el contexto del régimen colonial japonés, parecía una utopía. Ahora, tan sólo tres años después del fin de la guerra contra Estados Unidos, Corea del Norte se convertía el primer país asiático en escolarizar al 100% de los niños.

2.4.3 – Educación Universal Obligatoria en secundaria

Unos meses antes de introducir la educación primaria obligatoria, el Partido del Trabajo de Corea celebró su Tercer Congreso. Sin pararse ni un segundo a celebrar el éxito obtenido, los comunistas coreanos se marcaron el siguiente objetivo: introducir la educación obligatoria también para secundaria. El plazo eran los cinco años que cubría el siguiente plan Quinquenal.

Era 1956 y en Pyongyang, el 100% de los niños y niñas que terminaban la educación primaria, eran admitidos en la secundaria. En el resto del país, esta cifra alcanzaba el 81'9%.

El país entero se puso manos a la obra. Las dos tareas fundamentales eran construir la infraestructura para las escuelas secundarias y formar a los profesores. Esto supuso incrementar aún más el gasto en educación y cultura. Si en 1956, el porcentaje del presupuesto dedicado a fines culturales y educativos fue del 12'7%, en 1958 se había incrementado al 18’7 %.

La prioridad era construir toda una red de escuelas en el campo. Las cifras son espectaculares. En 1956, había 1.247 escuelas en todo el país. En los dos años siguientes se construyeron más del doble de esa cifra: 2.952.

En cuanto a la formación de docentes, en 1957, 2'150 profesores de educación secundaria se titularon. Un año después, otros 7'400 profesores terminaron su formación. A la naciente industria norcoreana se le asignó la función de proveer a los institutos secundarios laboratorios, material escolar y máquinas para realizar prácticas.

Con todo, en Septiembre de 1957 el 92'2% de los alumnos en edad de secundaria fueron matriculados. Un año después, y con tres años de antelación sobre el objetivo propuesto, Corea del Norte introdujo la educación secundaria obligatoria en todo el país. 5 años después del fin de la guerra, Corea del Norte había alcanzado la proeza de escolarizar al 100% de los alumnos en la educación primaria y secundaria.

2.4.4 – El ideal de la Educación gratuita

En los documentos del Partido del Trabajo de Corea, encontramos una interesante reflexión sobre la Educación.

“La educación obligatoria sólo es auténtica cuando es gratuita.

Es típico de las sociedades explotadoras que a las familias se les sumen situaciones de pobreza y una fuerte carga en gastos educativos. Eso provoca que el derecho de la clase obrera a la educación se vea completamente degradado [...]
[…] Proclamar el derecho a la educación por ley no es suficiente para que se ejerza.
El derecho a la Educación sólo se asegura cuando está garantizado materialmente por el Estado o la Administración Pública.”

Una vez conseguida la Educación obligatoria en primaria y secundaria, el siguiente paso fue en la línea del anterior extracto. Entre 1958 y 1959, sobre la base del gigantesco crecimiento económico, el Estado fue adoptando una serie de medidas para asegurar la gratuidad total de la Educación.

Si hasta 1959, los norcoreanos no pagaban por la matrícula, a partir de ese año tuvieron cubiertas todas las necesidades educativas. El Estado abolió todas las tasas que aún existían en algunos niveles de la Educación. Todos los estudiantes tienen desde entonces y hasta hoy cubiertos el 100% de los gastos en material escolar y en uniformes. Los estudiantes reciben dos veces al año un uniforme completo, adecuado al tiempo de esa estación.

También acceden gratuitamente a todas las actividades extraescolares, ya sean de tipo social o político, así como excursiones, visitas, viajes de estudio y vacaciones en campamentos. En Corea del Norte son muy típicas las visitas a lugares revolucionarios y a centros de trabajo.

Los mejores alumnos reciben una bonificación económica, como premio para incentivar el esfuerzo. También, aquellos que deciden acceder a la educación para adultos continúan recibiendo el 100% de su salario base y el 70% de de la media salarial que consiguieron a través de primas a la producción. De esta manera, un adulto estudiando no es una carga para su familia.

El acceso a bibliotecas, Palacios de los Niños Escolares o Palacios de Estudio del Pueblo es completamente gratuito, así como todas las actividades deportivas extraescolares. Todo esto integra la red pública y gratuita de educación en Corea del Norte desde 1959.

Todo esto se desarrolla aún más en las décadas posteriores. El próximo artículo analiza la historia de la Educación norcoreana hasta hoy.

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