Guennadi Ziuganov
Traducido del ruso por Josafat S. Comín
La falsificación de la historia soviética se ha convertido en uno de los principales instrumentos de lucha ideológica, que se lleva a cabo de forma continuada contra los pueblos de Rusia, tanto por fuerzas hostiles extranjeras, como internas. Se producen intentos abiertamente descarados de revisar los resultados de la Segunda guerra mundial y el papel de la Unión Soviética en la victoria sobre la Alemania fascista y sus satélites. Al país que hiciera el aporte principal en la salvación de la humanidad de la peste parda, se le intenta poner a la par del agresor. Insisten en equipar al comunismo con el fascismo, poniendo el signo de igualdad entre ellos y entre el proceder de Stalin y Hitler.
Traducido del ruso por Josafat S. Comín
La falsificación de la historia soviética se ha convertido en uno de los principales instrumentos de lucha ideológica, que se lleva a cabo de forma continuada contra los pueblos de Rusia, tanto por fuerzas hostiles extranjeras, como internas. Se producen intentos abiertamente descarados de revisar los resultados de la Segunda guerra mundial y el papel de la Unión Soviética en la victoria sobre la Alemania fascista y sus satélites. Al país que hiciera el aporte principal en la salvación de la humanidad de la peste parda, se le intenta poner a la par del agresor. Insisten en equipar al comunismo con el fascismo, poniendo el signo de igualdad entre ellos y entre el proceder de Stalin y Hitler.
Para  llevar a la práctica tan deshonestos fines se recurre a la inclusión en  los fondos archivísticos de Rusia de una enorme cantidad de documentos  falsificados y adulterados, que tergiversan el papel de la Unión  Soviética y de Stalin en la historia del s.XX.
Son  documentos que son puestos en circulación para su estudio, que se citan  en los libros de texto escolares, y que sirven de base para crear obras    literarias y documentales. Se están haciendo ingentes esfuerzos para  convertir los archivos rusos en instrumental para la lucha ideológica,  en lugar de ser “depósitos de historia”. Al mismo tiempo, valiosísimos  documentos históricos están siendo dilapidados, convertidos en mercancía  a precio de saldo.
Aprovechando  el desenfreno y la permisividad del gobierno de Yeltsin, el entorno del  primer presidente ruso sacó del país y malbarató miles de importantes  archivos, incluidos los que tenían los sellos de “secreto”, “altamente  secreto” y “muy importante”. No hay en la historia contemporánea  nacional y universal, análogos para semejante barbarie. Este  comportamiento antirruso de esa recién surgida “élite” del país,  ocasionó un enorme perjuicio a la autoridad del servicio nacional de  archivos, poniendo en duda la autenticidad de los documentos que se  guardan en sus depósitos.
Los  sucesos que precedieron a la Segunda guerra mundial y a la Gran Guerra  patria, se han convertido en principal objetivo de ataque y  falsificación. Y entre ellos un lugar destacado ocupa el así llamado  “caso Katyn”, sobre el fusilamiento de oficiales del ejército polaco en  otoño de 1941, en las afueras de Smolensk. Se ha convertido en uno de  los principales temas de la propaganda antisoviética y ahora antirrusa,  que está siendo activamente utilizada contra nuestro país por los más  agresivos círculos, incluyendo a los círculos gobernantes de la actual  Polonia.
El  “caso Katyn” ha pasado a ser uno de los principales mitos políticos del  siglo XX. A los rusos se nos presenta casi siempre como culpables,  mientras que los polacos aparecen como las “víctimas del régimen  totalitario”, recibiendo la comprensión y el apoyo incondicional, moral y  político, por parte de los EE.UU., los países de la Europa occidental, y  ahora de los estados de Europa del Este.
Un  documento fundamental, en la que se ampara el gobierno polaco para  defender la versión de Goebbels sobre el fusilamiento de los polacos a  manos de los órganos del NKVD de la URSS, está compuesto por una  “troika” de documentos, que fue descubierta inesperadamente en otoño de  1992. Entre ellos destaca la llamada “Nota de Beria” dirigida a  I.V.Stalin, fechada en marzo de 1940, en la que se propone fusilar a los  27 mil oficiales polacos. Hay que decir que tanto la conservación de la  “nota”, así como las circunstancias de su aparición, despiertan  fundadas dudas de su autenticidad. Lo mismo puede decirse respecto de  los otros dos documentos “probatorios”: extracto de una resolución del  Politburó del CC del 5 de marzo de 1940 y una nota del presidente del  KGB, Shelepin, dirigida a Jrushov en 1959. En todas ellas abundan los  errores semánticos y ortográficos, intolerables para documentos de ese  nivel. Hay base suficiente para afirmar, que fueron preparados a  comienzos de los años 90, a iniciativa del entorno de Yeltsin.
Existen  testimonios y hechos incontestables y documentalmente demostrados, así  como pruebas materiales directas, que indican que el fusilamiento no fue  obra del NKVD de la URSS en la primavera de 1940, sino de las tropas de  ocupación  alemanas en otoño de 1941, tras la ocupación de Smolensk por  tropas de la Wermacht. Sin embargo estás circunstancias son  intencionadamente ignoradas y abiertamente silenciadas por las  estructuras presidenciales y gubernamentales de Rusia.
Con  el paso del tiempo muchos de esos mitos históricos y falsificaciones  han sido desenmascarados y refutados. Entre ellos las leyendas sobre  Lenin como espía alemán, de Stalin como agente de la policía secreta  zarista, o los acuerdos secretos entre la NKVD soviética y la Gestapo  alemana. Pero a pesar de todo, los intentos de falsificación y  tergiversación de la historia nacional no cesan.
Debemos  constatar a nuestro pesar, que la creación en 2009 de una comisión  dependiente de la presidencia de la Federación de Rusia para  contrarrestar las falsificaciones que dañan los intereses rusos, no ha  servido para mejorar la situación. Los falsificadores continúan  trabajando a pleno rendimiento.
El  PCFR está decidido a continuar enfrentando los intentos de tergiversar  la verdad histórica. Con ese fin seguirá utilizando las escrupulosas  investigaciones de los historiadores, las publicaciones en nuestros  órganos de prensa, las posibilidades de la tribuna parlamentaria y la  labor de propaganda entre la población.
El  Presidium del CC del PCFR considera imprescindible someter a  consideración del presidente de la Federación de Rusia la necesidad de  efectuar un control exhaustivo del estado de conservación de los  archivos. Insistimos en que a instancias del jefe del estado le sea  encomendada a la Fiscalía general de la Federación de Rusia y a los  órganos de instrucción, la labor de investigar minuciosamente las  circunstancias en que se produjo la falsificación de documentos  relacionados con el fusilamiento de los oficiales polacos.
Video relacionado:http://www.youtube.com/watch?v=hpN1lxczpm4  
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