3 de septiembre de 2010

Poncke Prince ejemplo de la lucha antiimperialista

Por Irina Malenko.

Traducción Marina Svetlova.

Redacción y notas Oleg K.

Johan (Jan) Cornelis Princen, (21 de Noviembre de 1925 - 22 de Febrero de 2002). Ésta es su biografía, la de un soldado antiimperialista holandés, más conocido bajo su apodo “Poncke”, combatiente contra el nazismo, y después de la guerra, soldado del ejército colonial holandés en Indonesia. En 1948 desertó y se pasó al lado de los luchadores indonesios por la independencia de Holanda.
Poncke Princen

Jan Princen nació y creció en La Haya, en una familia atea con influencias anarquistas. A pesar de ello, en su juventud fue muy religioso bajo la influencia de sus abuelos; estuvo estudiando varios años en un seminario católico. Durante los años de sus estudios, Holanda fue ocupada por los nazis. Desilusionado por la religión, el joven Jan a la edad de 17 años (1942) decide luchar contra los ocupantes, con las armas en la mano. En 1943 fue arrestado por los alemanes al intentar cruzar la frontera belga, con el fin de unirse con los aliados en Inglaterra, por ello fue enviado al campo de concentración en 1944 de Utrecht. Estando en reclusión, Princen recibió el apodo que llevaría toda su vida, después de haber leído en voz alta para otros reclusos una novela del autor belga Jan Eekhout, esta novela se titulaba “El pastor Poncke”. Hasta la fecha de su liberación por los aliados, Poncke estuvo en siete prisiones y campos de concentración fascistas.

En Marzo de 1946 el joven Princen al igual que su quinta, fue militarizado en el Ejército Real indio-holandés KNIL (Koninklijk Nederlandsch - Indisch Leger ). A la Indonesia de entonces se la llamaba India Holandesa. Participó en los actos de restablecimiento del orden, en realidad se trataba de una guerra de independencia indonesia. Este ejército (KNIL) gozaba
en aquellos años de estima en Holanda por su participación en la guerra contra los japoneses (1941-42). Era el equivalente en Holanda a la Legión Extranjera Francesa. El 60 % de sus miembros estaban formados por diferente nacionalidades, y según las leyes de esta unidad solamente podían ser voluntarios. Sin embargo, el gobierno holandés, asustado por la perspectiva de la pérdida del imperio colonial de 350 años de antigüedad, faltándole soldados voluntarios, ocultó esas leyes; ante las protestas de las quintas, les prometió no participar en la guerra.

No deseando participar en la aventura colonial, Princen huyó a Francia, pero obligado a volver a casa al conocer la noticia de la enfermedad de su madre, fue arrestado por la policía militar, y enviado en Diciembre de 1946 a Indonesia a bordo del buque militar “Sloterdijk”. En el mismo buque estuvo con el soldado comunista Piet van Staveren, que más tarde se pasaría con él al bando de los indonesios. Piet, poco después, fue capturado y encerrado en las prisiones holandesas, sus vecinos de reclusión fueron criminales nazis. Aunque los desertores que no deseaban participar en la guerra colonial eran numerosos en el Ejército
Real Holandés, tan sólo 26 soldados holandeses se pasarán activamente a lado de los resistentes indonesios. Poncke-Princen fue el más famoso de los 26.

Una vez en las filas del ejército colonial, Poncke rapidamente empieza a odiar al Ejército Real, por cómo los soldados trataban a la población local. Más tarde, él recuerda “… mi juventud pasó bajo el poder de los nazis y dos años pasados en sus cárceles orientó toda mi vida, haciendo de mí un luchador contra la crueldad. Estaba seguro de que la razón está de parte de los indonesios. Ellos mismos deben decidir su destino. Yo sentía una repulsión hacia los holandeses que mataban a las personas que yo admiraba.” (1). Durante un permiso, el 25 de Septiembre de 1948 cruzó la línea que separaba los colonizadores de los sublevados.

La decisión crucial

En Diciembre del mismo año tuvo la posibilidad de ingresar en las filas de los guerrilleros indonesios. En aquel tiempo el Movimiento de Liberación Nacional de Indonesia pasaba momentos difíciles y parecía que su destrucción era inevitable, pero ese hecho palpable no detuvo a Princen. En una intensa guerra de guerrillas, Princen tuvo en ella la participación más activa. Su cometido fue conseguir las armas para los guerrilleros. Tiempo después, le preguntaron si disparaba él personalmente a los soldados holandeses y si tenía que matarlos en los combates, él contestaba directamente “Sí, lo hice”.

A los ojos de la opinión internacional, este soldado holandés de irreprochable pasado antinazi era un héroe. La popularidad de los guerrilleros indonesios con su participación crecía, y era lógico que fuese de los más odiados por los círculos dirigentes de Holanda. Princen fue condenado a fusilamiento por los tribunales holandeses si lo capturaban; inclusive cuando los holandeses fueron obligados a abandonar Indonesia, ellos no dejaron de solicitar su extradición.

Pero el nuevo presidente de la nueva República, Sukarno, no quiso escuchar nada sobre el tema. En 1949 Poncke Princen fue condecorado con la “Bintang Gerilya”, Estrella Guerrillera, la mayor condecoración de la jóven República Indonesia.

Después de la Independencia, se quedó en Indonesia hasta su muerte (Poncke falleció en Yakarta el año 2002), tuvo dos compañeras, una holandesa hasta 1971 (Janneke Marckmann) y posteriormente Sri Mulyati con quien tuvo cuatro hijos. Se hizo ciudadano indonesio, fue elegido al parlamento y luego se hizo disidente, luchando contra la dictadura burguesa, siendo muchas veces encerrado en sus cárceles, en 1957-58, y desde 1962-66. Ese año funda una Asociación de Derechos humanos de la población indonesia (LPHAM) que va a ser fundamental en la lucha contra el dictador Suharto. Varias veces estuvo a punto de ser asesinado en aquellos terribles años de criminal persecución de los comunistas. Cuando cientos de miles de militantes del Partido Comunista de Indonesia fueron masacrados, la voz de Poncke aparecía en “Pramoedya Ananta Toer”, un periódico que denunciaba abiertamente y otras veces de forma clandestina las crueles torturas de aquel genocida régimen capitalista. Especialmente ha quedado para la historia su artículo publicado en el periódico “Jopie Lasut” sobre la matanza de simpatizantes comunistas de Purwodadi en la parte central de Java, por lo que fue arrestado nuevamente e interrogado.

Estuvo luchando toda su vida. Creando diferentes asociaciones de defensa de sindicalistas, de abogados, etc. Apoyó la lucha antiimperialista contra Portugal e inclusive contra Indonesia, defendiendo en sus escritos la independencia de Timor Este. Uno de sus luchadores por la independencia, José Amorim Díaz, decía de él: “Era un gran amigo, un amigo que nos daba coraje e inspiración. Un amigo quien nos trasladaba moderación, tolerancia y diálogo.” (2).

En Holanda muchos compatriotas, sus compañeros de armas en el ejército colonial, le consideron hasta el fin de su vida un traidor, y más de una vez le fue negado el visado de entrada, cuando quiso visitar a sus familiares, bajo el pretexto de que “no podían garantizar su seguridad”.

Notas:

1.- Del libro “La cuestión de la elección: extractos de las memorias de un soldado holandés antiimperialista” Entrevista con Thomas Fuller, Internacional Herald Tribune, 12-03-1988.

2.- “Tributo a Poncke Princen de José Amorim Díaz” Febrero de 2002.

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