Los antecedentes de la lucha de clases internacional
España.
Acuerdos del fascismo con el imperialismo
La URSS quedó sola contra la Alemania Nazi
Triunfo en la Gran Guerra Patria, debilitamiento del
socialismo
Si, la URSS ganó la Gran Guerra Patria, pero
acabó perdiendo la lucha por construir el socialismo
Ascenso y descenso de la influencia del socialismo en
los países del mundo
1945-1948
Guerra Fría
Ataque al comunismo en los EEUU
Alianza con la burguesía nacional
Grecia
Alemania
Yugoslavia
Doctrina bélica contra la URSS (OTAN,
guerra nuclear)
Plan Marshall
Disolución de la Komintern y creación
del Kominform
Perfiles por la creación del Kominform
1949-1951
Partición de Alemania
Fin de la hegemonía nuclear
China Popular, triunfo del Partido Comunista
de China
Guerras de Corea y Vietnam
Lucha contra el colonialismo, apoyo al socialismo
Incremento de golpes de estado en Latinoamérica
y Asia
1952-1953
Creación de un Comité Militar Imperialista
contra el socialismo
Últimas luchas de la dirección bolchevique
de la URSS contra las tendencias oportunistas
(19º Congreso, Problemas económicos en la
URSS)
Conclusión
Notas
Fuentes consultadas
Enlaces digitales
Disolución de la Komintern y creación del Kominform
Después de haber contribuido a la organización y extensión del
movimiento comunista internacional, la Internacional Comunista (llamada
también III Internacional o Komintern) fue disuelta en junio de 1943,
porque era posible y necesario hacerlo para el progreso de la revolución
proletaria mundial.
Era posible, porque los partidos comunistas de la mayoría de los
países habían alcanzado la madurez suficiente para aplicar acertadamente
el marxismo-leninismo en función de sus circunstancias particulares. Ya
el 7º Congreso de la Internacional Comunista, en 1935 había tenido en
cuenta los cambios que se habían producido antes, tanto en la situación
internacional como en el movimiento obrero, cambios que requerían una
gran movilidad y autonomía de las secciones de la Internacional
Comunista. Había hecho hincapié en la necesidad de que el Ejecutivo de
la Komintern, al redactar resoluciones sobre todos los temas del
movimiento obrero, partiera de las condiciones particulares concretas de
cada país y evitara cualquier intervención directa en los asuntos
internos de organización de los partidos comunistas.
Por otra parte, la disolución de la Komintern se había hecho
necesaria para asegurar el mejor desarrollo de los partidos comunistas
en los diversos países que, como Estados Unidos, amenazaban con
ilegalizarlos –y, con esta medida, dificultar su ligazón con las masas-,
si se seguían sujetando a una disciplina internacional. La
ilegalización habría impedido rentabilizar la táctica antifascista de
masas que estaba multiplicando el prestigio y la fuerza social del
comunismo.
El hecho de que esta disolución ocurriera tras la victoria del
Ejército Rojo en Stalingrado demuestra que no se debía a la debilidad
del comunismo, sino a su fortaleza y a la necesidad de extender al
movimiento comunista internacional los beneficios de esta hazaña
soviética.
El Gobierno Soviético también quería mantener la Alianza de los
Estados Democráticos contra el fascismo después de la guerra, para
evitar que los angloamericanos se unieran a un imperialismo alemán
reconstituido y se lanzaran contra la URSS. “No hay nada deshonroso en esto –apostilla Harpal Brar-, porque
en aquella época la preservación de la Unión Soviética era de una
extrema importancia, no solamente para el pueblo soviético, sino también
desde el punto de vista de toda la humanidad progresista”.
Los comunistas, guiados por las enseñanzas de los fundadores del
marxismo-leninismo, siempre han rechazado confundir la fidelidad a esta
doctrina con cualquier forma de dogmatismo. Siempre han sometido las
formas de organización y métodos de trabajo de estas organizaciones a
los intereses políticos fundamentales de todo el movimiento obrero, a
las peculiaridades de la situación histórica concreta dada y a las
tareas que surgen directamente de esta situación. Recuerdan el ejemplo
del gran Marx que reunió a los trabajadores progresistas en las filas de
la Asociación Internacional de Trabajadores con el fin de sentar las
bases para el desarrollo de los partidos obreros en los países de Europa
y América. Una vez cumplido su cometido, la creciente necesidad de
crear partidos obreros nacionales de masas exigió la disolución de esta
Primera Internacional. Unos pocos años más tarde, volvió a levantarse
una forma de organización del proletariado mundial –la IIª
Internacional-, pero ya sobre la base de los partidos obreros nacionales
consolidados.
La disolución se produjo después de una consulta de un año al
Presidium de Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista, y con la
aprobación de todas las secciones nacionales de una manera
innegablemente democrática. Por lo tanto, la disolución de la
Internacional Comunista no fue en modo alguno una violación del
internacionalismo, ya que el internacionalismo era un componente
esencial de todos los partidos marxistas-leninistas, independientemente
de la forma organizativa respectiva de su colaboración.
También se
previó expresamente para el futuro, tanto por Stalin como por el
Presídium del Comité Ejecutivo de la IC, recrear en nuevas condiciones
una organización internacional de partidos comunistas en la forma que
correspondiera a la situación existente.
La resolución sobre la disolución de la Komintern, publicada en Pravda el 22 de mayo de 1943, “…ponía
el acento en las diferencias profundas en el desarrollo histórico de
los diferentes países, por lo que cada partido comunista nacional debía
perseguir estrategias y tácticas diferentes. La guerra había acentuado
estas diferencias y la Komintern había autorizado cada vez más a los
partidos nacionales a decidir sobre su propia línea”.
El 21 de mayo se había organizado una de las raras reuniones
celebradas por el Politburó del Partido bolchevique durante la guerra.
Se adoptó en ella una resolución que destacaba como principal razón para
la disolución que era imposible “dirigir las actividades de todos
los comunistas desde un solo centro, durante la guerra, en particular en
el momento en que los partidos comunistas nacionales estaban
confrontados a tareas muy diferentes: en ciertos países, aspiraban a la
derrota de sus gobiernos; en otros, trabajaban por la victoria. Otra
razón, señalaba la resolución del Politburó, era que esto privaría a los
enemigos de la posibilidad de decir que la actividad de los partidos
comunistas estaban dirigidas por un Estado extranjero”. Según el Diario de Dimitrov, Stalin le dijo que
“la medida adoptada actualmente reforzará incontestablemente a los
partidos comunistas, como partidos obreros nacionales, y reforzará al
mismo tiempo el internacionalismo de las masas cuya base de apoyo es la
Unión Soviética”.
Así fue como el 8 de Junio de 1943 el Presídium del CEIC informó que
todas las secciones habían acogido unánimemente la propuesta de disolver
la Internacional Comunista y que ninguna sección se había opuesto a
ella. El 10 de Junio, se publicó la disolución en Pravda y en la mayoría de los diarios comunistas del mundo.
Según datos recientemente publicados por el historiador irlandés
Geoffrey Roberts, el número de militantes comunistas en distintos países
de Europa se multiplicó por siete (de poco más de un millón a siete
millones y medio), al término de la IIª Guerra Mundial, demostrando así
el acierto de la política de la URSS y del movimiento comunista
internacional durante la misma (Les guerres de Staline, pp. 329-330, Ed. Delga):
PAÍS ANTES DE LA GUERRA DESPUÉS DE LA GUERRA
Albania 1.000 12.000
Alemania 300.000 805.000
Austria 16.000 132.000
Bélgica 10.000 100.000
Bulgaria 8.000 427.000
Dinamarca 2.000 60.000
España 250.000 35.000
Finlandia 1.000 25.000
Francia 340.000 1.000.000
Gran Bretaña 15.000 50.000
Grecia No disponible 100.000
Holanda 10.000 50.000
Hungría 30.000 608.000
Italia 58.000 1.871.000
Noruega 5.000 22.000
Polonia 20.000 310.000
Rumanía 1.000 379.000
Suecia 11.000 48.000
Checoslovaquia 80.000 1.292.000
Yugoslavia 4.000 250.000
En cuanto a las elecciones en Europa del Este, entre 1945 y 1947, los
comunistas y sus aliados obtuvieron en Bulgaria el 88% de los votos; en
Checoslovaquia, el 38%; en Hungría, el 66%; en Polonia y Rumanía, el
80%; y en Yugoslavia, el 90%, siendo aquí boicoteadas por la oposición.
En Francia, el partido comunista fue el más votado y, tanto en este país
como en Italia y Bélgica, el respaldo social obtenido por los
comunistas obligó a la burguesía a admitirlos en los primeros gobiernos
de la posguerra.
Perfiles para la creación del Kominform
Ante la política involucionista e imperialista agresiva contra las
Democracias Populares que supuso el Plan Marshall, en 1947 se creó la
Oficina de Información de los Partidos Comunistas y Obreros, el
Kominform. Su primera conferencia tuvo lugar el 22 de septiembre de
1947.
Este es el motivo expresado por Andréi Zhdánov para la creación del Kominform:
«La disolución de la Komintern tuvo un papel positivo y fue
realizado de conformidad con las necesidades del desarrollo del
movimiento obrero en la nueva situación histórica. La disolución de la
Komintern puso fin a las calumnias de los enemigos del comunismo y del
movimiento obrero, que alegaban que Moscú interfería en los asuntos
internos de otros países y que los partidos comunistas actuaban bajo
órdenes del exterior en contra de los intereses de sus propios pueblos.
(…) Pero la situación actual de los partidos comunistas tiene sus
deficiencias. Algunos camaradas entendieron la disolución de la
Komintern como la eliminación de todos los vínculos y contactos entre
los partidos comunistas hermanos. Sin embargo, la experiencia ha
demostrado que el aislamiento entre los partidos comunistas es
equivocado, nocivo y, de hecho, antinatural. El movimiento comunista se
desarrolla dentro de marcos nacionales, pero los partidos de todos los
países tienen tareas e intereses comunes. Tenemos ante nosotros un
curioso cuadro: los socialistas, que no se detuvieron ante nada para
demostrar que la Komintern dictaba directivas desde Moscú a los
comunistas de todos los países, ha restaurado su Internacional; mientras
que los comunistas todavía se abstienen de reunirse unos con otros, y,
menos aún, se consultan entre sí sobre cuestiones de interés mutuo, por
temor a las calumnias de sus enemigos en relación con la ‘mano de
Moscú’. Los representantes de los más diversos campos de actividad
–científicos, cooperativistas, sindicalistas, juventudes, estudiantes–
consideran factible mantener contactos internacionales, intercambiar
experiencias y celebrar consultas sobre cuestiones relativas a su
trabajo, y organizar congresos y conferencias internacionales; mientras
que los comunistas, aun los que están unidos como aliados, vacilan en
establecer lazos de amistad entre ellos. No hay duda de que si esta
situación persiste puede tener graves consecuencias para el desarrollo
del trabajo de los partidos hermanos. La necesidad de consulta mutua y
coordinación voluntaria de la acción entre los partidos individuales se
ha hecho especialmente urgente en la actual coyuntura, en que la
persistencia en el aislamiento puede conducir a un debilitamiento del
entendimiento mutuo y, a veces, incluso a errores graves. La ausencia de
enlaces, resulta en un mutuo aislamiento que debilita nuestras
fuerzas». (Andréi Zhdánov; Sobre la situación internacional; Informe en
la 1ª Conferencia del Kominform, 22 de septiembre de 1947)
Andréi Zhdánov elaboró el informe que él, en calidad de representante
del partido soviético, iba a presentar en la conferencia. Los
contenidos y objetivos eran los siguientes:
«Exponer el Plan Marshall-Truman, organizar la lucha contra la
expansión imperialista y consolidar el socialismo y la democracia en el
plano nacional e internacional, enfatizar el rol de los partidos
comunistas en esta lucha, la decisiva importancia de la Unión Soviética
como bastión confiable del pueblo trabajador del mundo entero, y la
vital necesidad de ordenar la actividad de los partidos comunistas. En
la penúltima variación del memorándum de Zhdánov –existen tres variantes en la colección personal de Andréi Zhdánov–,
se señalaba además el añadido de: ‘criticar los errores cometidos por
ciertos partidos comunistas el francés, italiano, checoslovaco, y otros,
conectados particularmente con la insuficiente ligazón entre los
partidos y la coordinación de sus actividades’. En la variación final
esta frase aparece diferente: ‘criticar los errores cometidos por
ciertos partidos comunistas, especialmente los errores del partido
francés e italiano’. De este modo, se planeó apuntar el golpe principal
en los dos partidos comunistas más grandes de Europa Occidental. No
menos interesantes son otros cambios y adiciones introducidas por
Zhdánov al memorándum del Departamento de Política Exterior del Comité
Central del Partido Comunista (bolchevique) en el memorándum de lo que
sería su informe, que fueron probablemente también aprobados por Stalin e
influenciaron en el escenario para la conferencia». (Fondazione
Giangiacomo Feltrinelli; El Kominform; Actas de las tres conferencias,
1947/1948/1949, 1994)
Al explicar la necesidad de organizar enlaces regulares entre los partidos comunistas los autores del material observaban:
«Algunos partidos comunistas no han demostrado a sí mismos capaces de
aplicar una nueva táctica correcta y han cometido errores que podrían
haberse evitado si hubieran establecido vínculos más cercanos con el
Partido Comunista (bolchevique) de la Unión Soviética y otros partidos».
Entre los errores básicos se señalaba lo siguiente: el entusiasmo de
los partidos comunistas de Italia y Francia por el parlamentarismo, las
declaraciones de los dirigentes de los partidos italianos, franceses y
suecos sobre «la posibilidad de una transición pacífica al socialismo», y
la idea, muy extendida en el Partido Comunista Francés, ya que «Francia
va a encontrar su propio camino hacia el socialismo, a diferencia del
camino transitado por Rusia». (Fondazione Giangiacomo Feltrinelli; El
Kominform; Actas de las tres conferencias, 1947/1948/1949, 1994).
Una de las conclusiones a sacar, tanto en Francia como en Italia, era
que los partidos comunistas habían sobreestimado las fuerzas de la
reacción e infravalorado las suyas y las de las masas populares, que
incluso tomaban la iniciativa antes que los mismos partidos comunistas:
«La conclusión que debe extraerse, es que en Italia como en
Francia, a través de la sobrestimación de las fuerzas de las reacción,
los comunistas cayeron víctimas de la intimidación y el chantaje
imperialista. Ellos subestimaron sus propias fuerzas, las fuerzas de la
democracia, la voluntad de las masas para defender los derechos
fundamentales e intereses de sus países. Esto es tanto más decepcionante
en tanto que los partidos franceses e italianos habían demostrado, en
condiciones difíciles, sus capacidades para reunir en torno a la bandera
comunista a las masas de la clase obrera, los campesinos y la
intelectualidad». (Andréi Zhdánov; Sobre la situación internacional;
Informe en la 1ª Conferencia del Kominform, 22 de septiembre de 1947).
Ante el hecho, una vez más corroborado, de que la socialdemocracia
actuaba como muleta del gran capital, y como ideología burguesa
degeneradora en el seno de la clase obrera, a los comunistas les tocaba
también una vez más un papel central en el antiimperialismo nacional:
«Dado que la mayoría de líderes de los partidos socialistas
–especialmente los británicos y socialistas franceses– están actuando
como agentes de los círculos imperialistas estadounidenses, los
comunistas están llamados a jugar un rol histórico especial para
encabezar la resistencia a la planificación estadounidense para
esclavizar Europa, para exponer con valentía todos los cómplices
internos del imperialismo. Al mismo tiempo, los comunistas deben apoyar a
todos los elementos verdaderamente patrióticos que no quieren que su
país sea deshonrado, y que quieren luchar contra la esclavitud de su
patria por el capital extranjero, y por su soberanía nacional. Los
comunistas deben ser la fuerza motriz en la conducción de los elementos
antifascistas, amantes de la libertad, en la lucha contra los nuevos
planes expansionistas estadounidenses para subyugar Europa». (Andréi
Zhdánov; Sobre la situación internacional; Informe en la 1ª Conferencia
de la Kominform, 22 de septiembre de 1947).
Se manifestaba la tendencia en algunos partidos comunistas a igualar
la Unión Soviética con otros países capitalistas como los Estados
Unidos.
Hablamos de barbaridades como equipararlos incluso en temas como
el rol de sostenedor de la paz y el de aliados naturales de las clases
populares de sus países. Se decía que dicha tendencia tenía conexión con
el miedo que algunos partidos tenían para decir abiertamente que
apoyaban la política exterior soviética, y que ésta coincidía con los
intereses nacionales de sus países. A veces esa política de desconfianza
era azuzada en muchos de estos partidos por elementos nacionalistas,
que incluso destapaban su vena antisoviética en ciertas ocasiones.
Zhdánov diría lo siguiente:
«Debido a que la Unión Soviética está a la cabeza de la
resistencia a los nuevos intentos de expansión imperialista, los
partidos comunistas hermanos deben proceder de la consideración de que,
mientras que fuerzan la situación política en su país, al mismo tiempo
bajo su mismo interés está el fortalecer el poder de la Unión Soviética
como el principal bastión de la democracia y el socialismo. Esta
política de apoyo a la Unión Soviética como principal fuerza en la lucha
por una sólida y duradera paz, la lucha por la democracia, tiene que
ser perseguido por los partidos comunistas hermanos con honestidad y
franqueza. Debe ser enfatizado como firme y como posible que los
esfuerzos de los partidos comunistas hermanos para fortalecer a la Unión
Soviética, coinciden con los intereses vitales de sus propios países.
Es imposible aceptar como correcta la constante destacada por
determinados dirigentes de los partidos comunistas hermanos de su
«independencia» de Moscú. No es una cuestión de ‘independencia’, porque
no se ha puesto ni se quiere poner a nadie en posición de dependencia.
La deliberada enfatización de esta ‘independencia de Moscú’, esta
‘renuncia a Moscú’, significa, esencialmente, servilismo, dar arsenal a
todos aquellos para quienes Moscú es el enemigo. Los partidos comunistas
no deben tener miedo a proclamar en voz alta que apoyan la política de
Moscú como amante de la paz y de la política democrática, ellos no deben
temer declarar que la política de la Unión Soviética coincide con los
intereses de los pueblos amantes de la paz». (Andréi Zhdánov; Sobre la
situación internacional; Informe en la 1ª Conferencia de la Kominform,
22 de septiembre de 1947)
Este tipo de desviaciones –o, al menos, muy parecidas- no tardarían
en verse en los propios yugoslavos, a quienes el Kominform replicaría de
igual forma por su actitud nacionalista-burguesa:
«Pero los dirigentes yugoslavos, orientándose mal en la situación
internacional e intimidados por la amenaza chantajista de los
imperialistas, estiman que podrían ganarse la benevolencia de los
Estados imperialistas mediante concesiones hechas a esos Estados,
entenderse con ellos, sobre la independencia de Yugoslavia e inculcar
poco a poco sobre el pueblo yugoslavo la orientación hacía esos Estados,
es decir, la orientación hacia el capitalismo. Al obrar así, parten
tácticamente de una tesis nacionalista burguesa bien conocida, según la
cual ‘los Estados capitalistas presentan un peligro menor que la Unión
Soviética para la independencia de Yugoslavia’. Los dirigentes
yugoslavos por lo visto no comprenden o quizá hacen como que no
comprenden, que una tesis nacionalista semejante solo puede conducir a
la degeneración de Yugoslavia en una República burguesa ordinaria, a la
pérdida de la independencia de Yugoslavia y a su transformación en una
colonia de los países imperialistas». (Kominform; Resolución: «Sobre la
situación en el Partido Comunista de Yugoslavia»; Kominform, 28 de junio
de 1948).
1949-1951
Partición de Alemania
En 1949, los Estados Unidos crean la OTAN, un instrumento militar
agresivo, neocolonial e imperialista, consolidando, al mismo tiempo, el
dominio estadounidense sobre sus vasallos europeos. Esta fue la
principal herramienta de ataque contra los países socialistas en el área
europea e incluso para extender la influencia imperial incluso mucho
más allá y el punto de partida para la creación de nuevos sistemas de
pactos en otras partes del mundo, donde el imperialismo estadounidense
decidió reforzar su dominación sobre otras regiones.
Así en Mayo del 49, en las tres zonas de ocupación occidentales
(Inglesa, norteamericana y francesa), se impone la República Federal
Alemana, sin votación del pueblo, encargando a una comisión de juristas
norteamericanos y alemanes la redacción de una constitución para “un
estado capitalista orientado hacia una economía de mercado”. Al frente
de la cancillería, sitúan a Konrad Adenauer, un personaje cuyo pasado
fue blanqueado por los Aliados occidentales, sabiendo que había
pertenecido a la pronazi Orden Teutónica, siendo alcalde de Colonia en
aquellos años.
Por el contrario, desde la parte de Alemania con control soviético,
trataban de realizar todas las propuestas posibles para evitar la
desmembración alemana. Como los imperialistas occidentales no aceptaban
los acuerdos vinculantes de Postdam, ni los plebiscitos territoriales,
en Octubre de ese mismo año, el Frente Nacional por una Alemania
democrática, integrado por partidos políticos y asociaciones de lucha y
sindicales, propone una Cámara Popular (futuro Parlamento Alemán)
proclamando en Octubre la República Democrática Alemana.
Fin de la hegemonía nuclear
Tras la detonación de las bombas atómicas norteamericanas en 1945, el
Consejo de Ministros de la URSS, bajo la dirección de Beria reúne a los
científicos más eminentes del programa espacial de los años 30, para
dotar a la URSS de la bomba atómica.
El primer ensayo soviético de este arma se realizó el 29 de agosto de
1949 (la agencia TASS informó que disponían de ella desde 1947). De
esta forma se truncaron los múltiples planes norteamericanos de
utilizarla para destruir la Unión Soviética.
China Popular, triunfo del Partido Comunista de China
Tras una durísima guerra de 8 años, el Partido Comunista de China y
su Ejército Popular logran echar a los japoneses. Se calcula que unos
veinte millones de personas, la inmensa mayoría civiles, perdieron la
vida en ella. En Abril de 1945 Mao Zedong plantea que el desarrollo del
sector privado, del sector cooperativo y del sector del Estado, en la
economía de la Nueva Democracia, es vital para lograr la victoria contra
los sectores proimperialistas nacionalistas. Así en 1947 escribe “La
situación actual y nuestras tareas” donde expone el programa económico
del Partido:
1.- Confiscar las tierras de la clase feudal y entregarlas a los campesinos.
2.- Confiscar el capitalismo monopolista y entregarlo al Estado.
3.- Proteger la industria y el comercio de la burguesía nacional.
Así el 1 de Octubre de 1949, el Partido Comunista de China proclama
la República Popular. En Marzo de 1950 marca las pautas para convertir
“un país agrícola en un país industrial” y decide centralizar todos los
ingresos financieros del país y la gestión de las materias primas.
El primer plan quinquenal comenzó en 1952, pero ya en 1956 se
superaron sus objetivos en un 13 %. La producción de acero se triplicó,
la de electricidad se dobló, la de motores eléctricos fue multiplicada
por 1,6. El ritmo de crecimiento durante dicho plan fue del 18 % anual.
Se crean las bases de la industrialización.
De 1950 a 1953 se realiza la reforma agraria por las que son
repartidas las tierras de los latifundistas a los campesinos que estaban
sometidos a opresión feudal. El Partido consigue estabilizar los
precios y el nivel de vida del pueblo mejora.
En 1953 se elaboran las resoluciones sobre la colectivización progresiva de la agricultura.
Guerras de Corea y Vietnam.
A fines de 1946, los imperialistas, con su política criminal de
realizar acciones de fuerza contra la voluntad de los pueblos, se
embarcaron en destruir la independencia de dos pueblos que habían
logrado deshacerse del imperialismo japonés: el pueblo coreano y el
pueblo vietnamita.
Tras la derrota japonesa, las potencias capitalistas quisieron
responder a los distintos movimientos independentistas, la mayoría de
ellos auténticas revoluciones sociales, con el envío por parte de los
gobiernos europeos de lo mejor de sus ejércitos contra esos movimientos
de liberación. Inglaterra lo intentó en Indonesia, Guinea o la India.
Corea.
En 1948, los EEUU impusieron un gobierno títere en Seúl, llamándolo
República de Corea, en contra de los deseos del pueblo coreano de tener
una Corea libre del imperialismo. El joven revolucionario Kim Il Sung,
al frente de las fuerzas de liberación, propuso una República Popular.
Tras una exitosa lucha contra los elementos capitalistas apoyados por
los EEUU, estos forzaron a la ONU a intervenir, bajo el mandato directo
de las fuerzas yanquis. A pesar del enorme material de guerra utilizado,
los bombardeos salvajes de las aldeas y de todas las ciudades coreanas,
no pudieron quebrantar la voluntad de su pueblo por la libertad. En su
ayuda acudieron tropas de voluntarios chinos y material de guerra
enviado por la URSS, gracias a los cuales pararon la ofensiva
imperialista.
Frente al chantaje nuclear estadounidense, a propuesta de la
República Popular China, de la URSS y de otros estados libres se firmó
el armisticio en 1953, situando en el paralelo 38 la frontera del pueblo
coreano bajo la bandera de la República Popular Democrática de Corea.
Los EEUU ocupan hasta la actualidad, como una base militar, el sur de
este paralelo, en una república coreana procapitalista.
Vietnam.
Francia quiso recobrar el territorio vietnamita después de la
retirada nipona. Pero quien había derrotado a los japoneses fue el
pueblo vietnamita bajo la dirección de Ho Chi Minh al frente la
Liga por la Independencia de Vietnam (Viet Minh), donde se integraba el
Partido Comunista. El 2 de Septiembre de 1945, se proclamó la República
Democrática de Vietnam.
En el sur del país, los franceses no aceptaron esa proclamación y en
1946 realizaron una ofensiva hacia el norte, con el apoyo de material de
guerra y asesores del Ejército Norteamericano. El Ejército vietnamita
estaba bajo la dirección de Vo Nguyen Giáp, quien propuso una guerra
continua contra las posiciones francesas alrededor del valle de Dien
Bien Phu.
Su filosofía de guerra era muy simple:
Será una pelea entre un elefante y un tigre. Si el tigre se queda
quieto el elefante lo aplastará sin remedio; pero el tigre nunca se
quedará quieto. Saltará sobre el lomo del elefante arrancándole grandes
trozos de carne para esconderse después en la jungla. Así el elefante
morirá desangrado.
La derrota de todo el ejército imperialista francés fue contundente
y, tras su retirada, fuerzas estadounidenses se situaron en la ciudad
sureña de Saigón. Tras los acuerdos de paz, se dividió el país en el
Paralelo 17. Pero la lucha prosiguió hasta la liberación total del
pueblo de Vietnam.
Lucha contra el colonialismo, apoyo del socialismo
Desde 1948 hasta principios de los años 50, hubo un creciente
desarrollo del movimiento de liberación nacional en Asia y África.
Además se incrementó este movimiento en América Latina. La lucha en los
países por su independencia nacional acentuó el proceso de disgregación
de todo el sistema colonial del imperialismo.
Los hitos conseguidos por los pueblos, con el apoyo inestimable
primero de la Unión Soviética y después de los países socialistas en las
Naciones Unidas, pudieron estos pueblos liberarse de sus metrópolis.
1943 Líbano y Siria.
1946 Filipinas y Jordania.
1947 India, Pakistán y Bangladesh.
1948 Birmania y Ceilán.
1949 Laos e Indonesia.
1951 Libia.
1953 Camboya.
Incremento de golpes de Estado en Latinoamérica.
En Septiembre de 1951, los EEUU y otra serie de países capitalistas
sellan un tratado de paz separado con el Japón. Este tratado, que venía a
infringir abiertamente la declaración de los 26 Estados aliados de
fecha 1 de Enero de 1942 y la declaración de Postdam, no contenía las
garantías necesarias contra el renacimiento del imperialismo japonés y
tenía como mira la supeditación del Japón al imperialismo
norteamericano. Dentro de un “Pacto de Seguridad”, los EEUU se
reservaban el derecho a mantener sus fuerzas armadas en el territorio
japonés y alrededor de sus costas por tiempo indefinido.
La URSS, Polonia y Checoslovaquia rechazaron este tratado, así como India y Birmania.
Pero en América, la situación estaba generando una guerra continua.
Los Estados Unidos, desde el siglo XIX, habían intervenido en los
asuntos de América Latina, bajo diversas excusas, y con diferentes tipos
de métodos, que han ido desde el apoyo a la desestabilización hasta
las invasiones militares directas: todo para conseguir beneficios,
concesiones y control de los pueblos latinoamericanos.
En 1936 se adueña del poder en Nicaragua Anastasio Somoza García
impuesto por los EEUU. Éstos, en 1933, después de una intervención
directa del ejército yanqui, crean una guardia nacional, a cuyo frente
ponen a Somoza, quien al año siguiente asesina al principal líder
revolucionario que luchó contra la intervención –Augusto Calderón
Sandino-, asegurando los negocios de las principales multinacionales
estadounidenses en todos los sectores económicos nicaragüenses.
El 24 de noviembre de 1948 fue depuesto en Venezuela el entonces
presidente Rómulo Gallegos, tras 9 meses en el poder, ocupando su lugar
una Junta Militar de Gobierno. En el Manifiesto a la Nación que circuló
días después, el gobernante derrocado informó que en un cuartel de
Caracas un miembro de la Misión Militar de EE.UU. dio asesoría a los
golpistas. Más adelante, a su llegada a Cuba, en calidad de exiliado,
dijo: “Este golpe tiene olor a petróleo”, en alusión a los intereses de Washington en territorio venezolano.
En 1952, Estados Unidos apoya el golpe de estado del General Batista
contra el Partido del Pueblo cubano, nacionalista y antimperialista, que
hubiera ganado con seguridad las elecciones.
En 1953 el general paraguayo Stroessner realizó una gira por varias
unidades militares estadounidenses entre mayo y junio, invitado por el
entonces secretario del Ejército, Robert Stevens. En mayo del año
siguiente dio un golpe de Estado, haciéndose con el gobierno.
El presidente guatemalteco desde marzo de 1951, Jacobo Árbenz, había
puesto en marcha políticas que daban mayor control al Estado sobre las
riquezas guatemaltecas, así como la reforma agraria, lo que afectaba los
intereses de la United Fruit Company (UFC), que tenía miles de
hectáreas en el país centroamericano. Las exigencias de esta
multinacional durante los siguientes años chocaban con los intereses de
independencia guatemaltecos y, en el año 1954, unos militares asesorados
y armados por los EEUU, dieron un golpe de Estado.
En la complicada situación internacional de los años 50, la URSS
mantuvo de un modo tenaz y consecuente su política de paz, como fue la
Ley de Defensa de la Paz, promulgada por el Soviet Supremo de la URSS,
el 12 de Marzo de 1951, donde se declara que la propaganda en favor de
la guerra constituye un gravísimo crimen contra la humanidad.
1952-1953
Creación de un Comité Militar contra el Socialismo
En Mayo de 1952, Francia, la Alemania occidental, Italia, Bélgica,
Holanda y Luxemburo firmaron el pacto “Unión Defensiva Europea”, tras la
fundación de la OTAN en 1949.
En marzo de 1952, la URSS lanzó una nueva iniciativa ante la
perspectiva de la integración de la RFA en la OTAN: se la conoce como la
“nota de Stalin” (elaborada por Molotov en colaboración con Vyshinski) y
consistía en un tratado de paz alemán negociado por un gobierno alemán
unificado. Los occidentales rechazaron esta propuesta y pidieron que ese
gobierno salido de las elecciones pudiera decidir su adhesión a la
OTAN.
Stalin dijo a los dirigentes comunistas de la RDA: “Cualesquiera
que sean las propuestas que hagamos sobre la cuestión alemana, las
potencias occidentales no estarán de acuerdo y no se retirarán de
Alemania occidental. Pensar que los americanos harán concesiones o
aceptarán el proyecto de tratado de paz sería un error. Los americanos
necesitan un ejército en Alemania del Oeste para asegurarse el control
sobre Europa occidental. Dicen que el ejército está dirigido contra
nosotros. En realidad, el ejército permanece allí para controlar Europa.
Los americanos tiran de Alemania del Oeste hacia la OTAN. Van a
constituir fuerzas alemanas occidentales… En Alemania occidental, un
Estado independiente se está formando. Y ustedes deben organizar su
propio Estado. La línea de demarcación entre Alemania occidental y
Alemania oriental debe ser considerada como una frontera, no simplemente
como una frontera más, sino como una frontera peligrosa. Es necesario
reforzar la seguridad en esta frontera. En la primera línea de
seguridad, se encontrarán los alemanes. En segunda línea, habrá las
fuerzas rusas”. (Istochnik,nº 3, 2003, pp. 122 y 125, citado en Les guerres de Staline, pp. 472-473)
Últimas luchas de la dirección bolchevique de la URSS contra
las tendencias oportunistas (19º Congreso y Problemas económicos del
socialismo en la URSS).
Tras 1948 muchos cuadros comunistas nuevos, que se habían afiliado
durante la guerra, vieron la oportunidad de la búsqueda de privilegios y
la vida fácil, oponiéndose a las medidas de profundización del
socialismo, tras la reconstrucción de la economía. Esta evolución
negativa fue alentada por el “vértigo del éxito”: el gran orgullo que
los cuadros sacaban de la victoria antifascista se transformaba a menudo
en presunción y arrogancia. Todos estos fenómenos habían minado la
vigilancia ideológico-política ante las corrientes oportunistas. La
mayoría del CC, comprobó cómo, en 1952, se iban perfilándose cuadros
dirigentes que querían paralizar el ascenso de la clase obrera, a la vez
que apartaban a las nuevas promociones de jóvenes comunistas, que
estaban destinadas a que dirigieran el impulso necesario hacia el
comunismo.
La mayoría leninista del CC, con Stalin a la cabeza (muy deteriorado
físicamente), presentó su informe al XIXº Congreso del partido que tuvo
lugar en octubre de 1952. Estaba previsto para 1947 o 1948, pero
probablemente tuvo que posponerse por la enfermedad y muerte de Zhdánov,
encargado de preparar la actualización del programa y de los estatutos
del partido. Se pospuso entonces la revisión del programa. En su lugar,
se debatió del quinto plan quinquenal (1951-1955). El informe político
fue presentado por Malenkov, el plan quinquenal fue expuesto por M. Z.
Sabúrov y la revisión de los estatutos, por Nikita Jruschov, nombrado
secretario del CC en 1949. Molotov abrió el Congreso y Voroshilov lo
clausuró. Stalin sólo intervino para saludar a las delegaciones
extranjeras.
En vísperas del Congreso, Stalin publicó importantes artículos recopilados posteriormente bajo el título “Problemas económicos del socialismo en la URSS”
que fueron ampliamente debatidos durante aquél. En ellos, el dirigente
bolchevique trató asuntos internacionales y de la política exterior
soviética. En el presente folleto, nos limitaremos a citar sus menciones
más generales.
En primer lugar, explicó la importancia del Manual de Economía
Política cuya edición se preparaba como una munición que la URSS ponía a
disposición de la clase obrera internacional para su lucha
revolucionaria:
“Ese manual no sólo es necesario para nuestra juventud soviética.
Es especialmente necesario para los comunistas de todos los países y
para las personas que simpatizan con los comunistas. Nuestros camaradas
de otros países desean saber cómo nos hemos librado de la esclavitud
capitalista; cómo hemos transformado la economía del país siguiendo los
principios del socialismo; cómo hemos logrado forjar la amistad con los
campesinos; cómo hemos conseguido que nuestro país, hace aún poco débil y
mísero, se haya convertido en un país rico, en un país poderoso; desean
saber qué son los koljoses, por qué nosotros, aunque hemos socializado
los medios de producción, no liquidamos la producción mercantil, el
dinero, el comercio, etc. Desean saber todo eso y muchas otras cosas no
por simple curiosidad, sino para aprender de nosotros y aprovechar
nuestra experiencia en su propio país. Por eso, la aparición de un buen
manual marxista de Economía Política no sólo tiene una gran importancia
política interior, sino también una gran importancia internacional.
Necesitamos, por consiguiente, un manual que sea un libro de
cabecera para la juventud revolucionaria no sólo en nuestro país, sino
también en el extranjero. (…) Además, debido al insuficiente nivel de
desarrollo marxista de la mayoría de los Partidos Comunistas de los
demás países, un manual así sería bien de gran utilidad a los cuadros
comunistas no jóvenes de esos países”.
Asimismo, Stalin caracterizó la situación mundial creada por la Segunda Guerra Mundial y sus consecuencias:
“La disgregación del mercado mundial único y omnímodo debe ser
considerada como el resultado económico más importante de la segunda
guerra mundial y de sus consecuencias económicas. Esta circunstancia
determinó una profundización aún mayor de la crisis general del sistema
capitalista mundial. (…)
La crisis general del sistema capitalista mundial comenzó en el
período de la primera guerra mundial, debido, sobre todo, al hecho de
que la Unión Soviética se desgajó del sistema capitalista. Esa fue la
primera etapa de la crisis general. La segunda etapa de la crisis
general empezó en el período de la segunda guerra mundial, sobre todo
después de haberse desgajado del sistema capitalista las democracias
populares de Europa y de Asia. La primera crisis en el período de la
primera guerra mundial y la segunda crisis, en el período de la segunda
guerra mundial, no deben ser consideradas como crisis independientes una
de otra, como crisis separadas sin relación alguna entre sí, sino como
etapas del desarrollo de la crisis general del sistema capitalista
mundial.
(…) Es una crisis general, es decir, una crisis del sistema
capitalista mundial en todos los dominios, una crisis que abarca tanto
la economía, como la política. Además, se comprende que tiene por base
la descomposición cada vez mayor del sistema económico capitalista
mundial, por una parte, y por otra, la creciente potencia económica de
los países que se han desgajado del capitalismo: la U.R.S.S., China y de
más países de democracia popular. (…)
La misma segunda guerra mundial fue engendrada por esta crisis.
Cada una de las dos coaliciones capitalistas que se enzarzaron durante
la guerra, pensaba derrotar a su enemigo y conquistar la dominación del
mundo. En esto buscaban la salida de la crisis. (…)
Sin embargo, la guerra no justificó esas esperanzas. Cierto es
que Alemania y el Japón quedaron fuera de combate como competidores de
los tres países capitalistas más importantes: los Estados Unidos,
Inglaterra y Francia. Pero, al mismo tiempo, se desgajaron del sistema
capitalista China y las democracias populares de Europa, formando, con
la Unión Soviética, el unido y poderoso campo socialista, opuesto al
campo del capitalismo. Una consecuencia económica de la existencia de
los dos campos opuestos ha sido la disgregación del mercado mundial
único y omnímodo; tenemos hoy la existencia paralela de dos mercados
mundiales, opuestos también el uno al otro”.
Stalin hizo también refutó la ilusión oportunista de que el
fortalecimiento de campo socialista y el anhelo de paz impedirían el
desencadenamiento de nuevas guerras por parte del imperialismo:
“Algunos camaradas afirman que, debido al desarrollo de nuevas
condiciones internacionales después de la segunda guerra mundial, las
guerras entre los países capitalistas han dejado de ser inevitables.
Consideran esos camaradas que las contradicciones entre el campo del
socialismo y el campo del capitalismo son más fuertes que las
contradicciones entre los países capitalistas; que los Estados Unidos
dominan lo bastante a los demás países capitalistas para no dejarles
combatir entre sí y debilitarse mutuamente; que los hombres más
inteligentes del capitalismo han sido lo bastante aleccionados por la
experiencia de las dos guerras mundiales -guerras que han causado serios
perjuicios a todo el mundo capitalista- para no permitirse arrastrar de
nuevo a los países capitalistas a una guerra entre sí; y que, en virtud
de todo eso, las guerras entre los países capitalistas han dejado de
ser inevitables.
Esos camaradas se equivocan. Ven los fenómenos exteriores, que
aparecen en la superficie, pero no advierten las fuerzas de fondo que,
si por el momento actúan imperceptiblemente, serán, en fin de cuentas,
las que determinen el desarrollo de los acontecimientos. (…)
Se dice que las contradicciones entre el capitalismo y el
socialismo son más fuertes que las contradicciones entre los países
capitalistas. Teóricamente, eso es acertado, claro está. Y no sólo lo es
ahora, hoy día, sino que lo era también antes de la segunda guerra
mundial. Y, más o menos, eso lo comprendían los dirigentes de los países
capitalistas. Sin embargo, la segunda guerra mundial no empezó por una
guerra contra la U.R.S.S., sino por una guerra entre países
capitalistas. (…)
Después de la primera guerra mundial…, la lucha de los países
capitalistas por los mercados y el deseo de hundir a sus competidores
resultaron prácticamente más fuertes que las contradicciones entre el
campo del capitalismo y el campo del socialismo. (…)
Pero de aquí se desprende que la inevitabilidad de las guerras entre los países capitalistas sigue existiendo. (…)
El presente movimiento pro paz persigue el fin de levantar a las
masas populares a la lucha por mantener la paz, por conjurar una nueva
guerra mundial. Consiguientemente, ese movimiento no persigue el fin de
derrocar el capitalismo y establecer el socialismo, y se limita a los
fines democráticos de la lucha por mantener la paz. (…)
Para eliminar la inevitabilidad de las guerras hay que destruir el imperialismo”.
Por resolución del XIXº Congreso de los bolcheviques, el partido
pasaba a denominarse Partido Comunista de la Unión Soviética y
desaparecía la figura de secretario general, sustituida por varios
primeros secretarios, entre ellos, Stalin. Se reforzaba la democracia
desde los niveles inferiores a los superiores (el Politburó era
remplazado por un Presídium más amplio de 25 miembros y 11 suplentes).
Las medidas urgentes estaban destinadas a reconducir los excesos,
arbitrariedades y oportunismo de muchos dirigentes del Partido, para
apoyarse en el proletariado y continuar la construcción del Socialismo
hasta el Comunismo.
Malenkov inició el informe al Congreso con un prólogo premonitorio sobre el peligro que representaban los revisionistas: “A
la luz de los resultados de la guerra aparece frente a nosotros, con
toda su grandeza, la significación de la lucha intransigente que nuestro
Partido ha seguido, contra los enemigos del marxismo-leninismo, contra
los engendros trotskistas-bujarinistas, contra los capituladores y los
traidores que intentaban hacer desviar al partido de la buena vía y
escindir sus filas. (…) Aplastando a la organización clandestina de los
trotskistas y bujarinistas, el Partido destruyó en el tiempo preciso
toda posibilidad de la aparición en la URSS de una quinta columna y
preparó políticamente al país para la defensa activa. No es difícil
comprender que si esto no hubiese sido hecho a tiempo, nos habríamos
encontrado, durante las hostilidades, en la situación del hombre
ametrallado desde el frente y la retaguardia, y habríamos perdido la
guerra.” (15)
Malenkov criticó a los cuadros que descuidaban el trabajo ideológico,
permitiendo a las corrientes burguesas emerger de nuevo y tomar
posiciones en el frente ideológico, apoyándose en la influencia
perniciosa del cerco capitalista:
“Algunos camaradas, absorbidos por los asuntos económicos y
cegados por los éxitos, comienzan a olvidar que subsiste todavía el
cerco capitalista y que los enemigos del Estado Soviético tratan
tenazmente de infiltrar en nuestro país a agentes suyos, de utilizar
para sus viles objetivos a los elementos poco firmes de la sociedad
soviética. …
En muchas organizaciones del Partido se subestima el trabajo
ideológico, a consecuencia de lo cual este trabajo queda a la zaga de
las tareas del Partido y en algunas organizaciones se encuentra en
estado de abandono… Debemos recordar en todo momento que cualquier
atenuación de la influencia de la ideología socialista supone el
reforzamiento de la influencia de la ideología burguesa… aún quedan
restos de la ideología burguesa, supervivencias de la psicología y de la
moral que engendrara la propiedad privada. Estas supervivencias no
desaparecen por sí mismas, son muy vivaces, pueden desarrollarse, y
contra ellas hay que mantener una lucha enérgica. Tampoco estamos
asegurados contra la penetración en nuestro medio de ideas, opiniones y
estados de ánimo que nos son ajenos y que proceden del exterior, de los
Estados capitalistas, y del interior, de los restos de grupos hostiles
al Poder Soviético, no rematados por el Partido. No hay que olvidar que
los enemigos del Estado Soviético intentan propagar, atizar y nutrir
estados de ánimo insanos de toda índole, descomponer ideológicamente a
los elementos poco firmes de nuestra sociedad.
Ciertas organizaciones de nuestro Partido, enfrascadas en los
problemas económicos, olvidan y dejan abandonada la labor de educación
ideológica… Allí donde se adormece la atención hacia las cuestiones de
la ideología, se abona el terreno para que levanten cabeza ideas y
concepciones que nos son hostiles… Los sectores del trabajo ideológico
que, por una razón u otra, han quedado al margen de la atención de las
organizaciones del Partido, los sectores en que se debilita la dirección
y la influencia del Partido, tratan de hacerlos suyos gentes extrañas,
elementos de toda ralea procedentes de los grupos antileninistas
destrozados por el Partido, que quieren pasar de matute su línea y
conseguir el renacimiento y la difusión de “puntos de vista” y
“concepciones” no marxistas del más diverso jaez.
Quien queda rezagado en el terreno político e ideológico, Quien
vive de fórmulas aprendidas de memoria y no siente lo nuevo, es incapaz
de orientarse acertadamente en la situación interior y exterior…”
Conclusión
Cuando los dirigentes de las democracias burguesas de EE.UU., Gran
Bretaña y Francia declararon la “guerra fría” al campo socialista, hubo
una intensificación de la lucha de clases en éste. Al principio, los
dirigentes soviéticos manejaron con firmeza este nuevo viraje de la
situación objetiva. Pero, tras el fallecimiento de Stalin, se impusieron
los que tenían propensión a ceder a las presiones imperialistas y a
desmantelar las conquistas del socialismo. Quedaba amargamente
demostrado que la lucha incesante que desplegó Stalin contra estos
desviacionistas estaba plenamente justificada y seguirá siendo
indispensable para poder alcanzar el comunismo.
La derrota de la clase
obrera en la URSS no cuestiona ni mucho menos la necesidad de desplegar
la lucha de clase del proletariado, sino que, al contrario, nos advierte
de que debemos aprender de la experiencia, superando las carencias y
debilidades que esta lucha pudo tener en el pasado.
Notas:
1.- Ludo Martes. La URSS y la Contrarrevolución de Terciopelo, EPO, citando a Stalin, Discurso del 9 de febrero de 1946, tomo XIV, pp. 193-195.
2.- Idem, pp.189-191.
Stalin denunció indirectamente las concepciones militaristas según
las cuales el Ejército Rojo había sido el principal artesano de la
victoria. En efecto, la idea del Ejército por encima del Partido,
preconizada en la época de Tujachevski, se volvió a desarrollar al final
de la guerra entre los allegados de Zhúkov. Stalin reconocía muy bien
los méritos enormes del Ejército, pero dijo: “Ante todo, es nuestro
régimen social soviético quien ha triunfado… La guerra ha demostrado que
el régimen social soviético es un régimen verdaderamente popular”. La
victoria fue debida, en segundo lugar, a “nuestro régimen político
soviético… Nuestro Estado soviético multinacional ha resistido todas las
pruebas de la guerra y ha probado su vitalidad.”
3.- Truman, “Memoires”, Tomo II, p.462.
4.- El Ejército Soviético liberador en la Segunda Guerra Mundial. Ed. Progreso. En Francés. 1977. Página 188.
5.- Informe de Andréi Zhdánov sobre la situación internacional, sep.
1947. Impreso Marechal, Paris, 12-1947. pp.5-7, 14, 21, 7, 26.
6.- James Klugmann, “From Trotski to Tito”, Lawrence and Wishart, London, 1951, p.13.
7.- Idem, p.22.
8.- Idem, p.9.
9.- Idem, p.11.
10.- “Informe: El PCY en la lucha por una nueva Yugoslavia…” Belgrado, 1948, pp.94, 25.
11.- “Directives du CC”. dans Questions actueles du socialisme, n°10,
enero-febrero 1952. Agencia Yugoslava de Información, pp.160, 161, 145.
12.- Idem, p.85.
13.- New York Tribune, 31/7/1951.
14.- Mao Zedong, “Informe al IX Congreso del PCCh”, sobre: La Gran Revolución Cultural Proletaria, resumen, Pekín 1970, pp.22-23.
15.- Malenkov, Informe al XIX° Congreso, Ed. en lenguas extranjeras, Moscú, 1952.
16.- S. Doernberg. Actividad de la Administración Militar Soviética en Alemania (1945-1949). Revista Histórica Militar.1966. Nº8, pág. 8.
Fuentes consultadas.
La URSS y la Revolución de Terciopelo. Ludo Martens. Editorial EPO.
Otra mirada sobre Stalin. Ludo Martens. Juventud Comunista de Asturias.
Historia de la URSS (1917-1957). Academia de Ciencias de la URSS. Editorial Grijalbo, 1958.
Historia de la política exterior de la URSS (1945-1970). Editorial Progreso. 1974.
La construcción económica del Socialismo en el siglo XX. José Antonio Egido. Editorial Templando el Acero, 2009.
“Stalin, historia y crítica de una leyenda negra”. Doménico Losurdo.
Comentarios de Annie Lacroix-Riz, a la parte del libro de Geoffrey Roberts dedicada a la posguerra y la Guerra Fría.
Rolf Berthold, “La Chine sur la voie du socialisme”, Le Socialisme à la chinoise, Etudes Marxistes, nº 64. Bruselas 2003.
El Pacto de Varsovia. Claude Delmas. Fondo de Cultura económica. México 1985.
La Kominform. Lilly Marcou. Editorial Villalar 1978.
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