Por Birioska
Dentro de pocos días celebraremos en todo el mundo el Día
Internacional de la Mujer Trabajadora, y también durante este año recordaremos los
75 años de la Victoria sobre el nazismo. Por ello, creo que es un buen
momento para recordar a las mujeres que en esos duros momentos tuvieron
que defender su país y a sus familias ante el horror de los invasores
nazis.
En los territorios de la retaguardia, muchas mujeres se sumaron a las
brigadas civiles donde cavaron trincheras, arreglaron vías férreas y
carreteras. Trabajaron en la siderúrgia pesada, en la mineria, y hasta
16 horas al día en fábricas para abastecer al ejército de todo tipo de
armas y municiones. Otras cosían y tejían uniformes, gorros, guantes… El
campo, fue arado y cosechado por mujeres. Por muy poco habitual que
fuera hasta ese momento, no hubo ningún trabajo que una mujer en la
Unión Soviética no pudiera hacer durante esos años. Ellas soportaron el
peso y la responsabilidad de la producción industrial y la defensa civil
durante los años de la Gran Guerra Patria, un hecho indispensable y
fundamental para la consecución de la Gran Victoria.
En los territorios de la URSS ocupados por la Alemania nazi, las
mujeres tuvieron que soportar humillaciones, torturas, violaciones,
hambre, frió y todos los horrores imaginables mientras trataban de
sobrevivir y proteger a sus hijos de los invasores. Utilizadas como mano
de obra esclava, obligadas a trabajar acompañadas de sus niños en las
tareas de desminado de campos o niñas condenadas a ser violadas una y
otra vez hasta morir desgarradas delante de sus madres. En algunos de
esos territorios después de más de 3 años de ocupación sólo sobrevivió
el 30% de la población civil.
En muchas ocasiones he oído decir que las mujeres que se unieron al
ejército durante la II Guerra Mundial solo fueron destinadas a puestos
de retaguardia como telefonistas o a sanidad militar en hospitales. En
la Unión Soviética, esto no fue así, ya que la mujer aunque en escaso
numero estaba incorporada al Ejército desde 1917 ocupando ya por
entonces, puestos de combate en primera línea.
La «Operación Barbarroja» provocó un
ingreso masivo de voluntarias en todas las ramas del Ejército Rojo. Hubo
mujeres artilleras, tanquistas, pilotos de combate, conductoras,
saboteadoras, partisanas… Mujeres destinadas a labores de inteligencia
militar, formaron parte de las brigadas ferroviarias y sí, también
telegrafistas y miembros de la sanidad militar. Como soldados o como
oficiales muchas de ellas, al igual que sus compañeros hombres siguieron
en el Ejército acabada la guerra, otras prefirieron volver a la vida
civil después de la contienda.
Mujeres que murieron en combate o sufrieron torturas horribles al
caer prisioneras del enemigo antes de ser ejecutadas o enviadas a los
campos de concentración nazis. El ser mujeres añadía una humillación
mayor para el orgullo y soberbia de sus captores que solían reaccionar
de manera mucho más agresiva con ellas que con los hombres. Los
oficiales de la SS al darse cuenta de que aquellos que los habían puesto
en jaque eran mujeres ejercían su poder de venganza hasta límites
insospechados haciéndolas recibir torturas especialmente salvajes .
Merecedoras del respeto de sus compañeros fueron tratadas igual que
el resto de los soldados por sus oficiales. Cientos de mujeres fueron
galardonadas con diferentes medallas y condecoraciones por sus acciones
y méritos. Muchos días tendría que dedicar a escribir las hazañas que
se relatan de manera detallada en los informes militares de todas y cada
una de ellas.
Entre los 11.635 títulos de la mayor distinción del Estado que
fueron otorgados por hazañas destacadas durante la guerra, casi un
centenar de los premiados con la «estrella dorada» (Héroes y Heroínas de la Unión Soviética), fueron mujeres. En muchas de las propuestas de solicitud, la mayoría a título póstumo aparece escrito «Por el valor y coraje demostrado en combate, incluso a costa de su propia vida…» .
Desde que se creara en abril de 1934 este galardón y antes del comienzo de la guerra, 3 mujeres ya lo habían recibido. Marina Mijáilovna Raskova
ingresó en el Ejército en 1933 como aviadora, al año siguiente, se
convirtió en la primera mujer instructora de una Academia Aérea.
Conquistó varios récords de distancia de vuelo. En septiembre de 1938
junto a sus 2 compañeras Polina Denisovna Osipenko y Valentina Stepanovna Grizodubova
, partieron desde Moscú a bordo de un Tupolev ANT-37 en dirección este con el fin de establecer el récord femenino de distancia de vuelo
sin escalas. Las pésimas condiciones meteorológicas durante el vuelo
provocaron el aterrizaje de emergencia en medio de la taiga. Raskova
tuvo que lanzarse en paracaídas . En medio de los bosques de Siberia
pasó 10 días sola buscando el avión. Completaron la distancia de 6.450
km. en 26 horas y 29 minutos. El 2 de noviembre de 1938, las 3
integrantes de la tripulación se convirtieron en las primeras mujeres en
recibir el más alto galardón de la URSS.
Al iniciarse la guerra, más de 2.200 mujeres habían sido entrenadas
como pilotos y navegantes. El 8 de octubre de 1941, la Orden número 0099
especifica la creación de tres escuadrones exclusivamente femeninos
donde todo el personal desde los mecánicos hasta los pilotos fueron
mujeres. Sólo las oficiales de rango superior superaban los 22 años.
Montaje realizado con imágenes documentales reales
El 586.º Regimiento de Cazas. Comandante Tamara Kazarinova. En un total de 4.419 misiones se registraron 38 aviones enemigos derribados en 125 combates aéreos.
El 125º Regimiento de Bombarderos pesados: Comandante Marina
Raskova. A esta unidad le fueron asignados bombarderos Petliakov Pe-2. La unidad participó en 1.134 misiones aéreas, arrojando al menos 980
toneladas de bombas. La Mayor Marina Raskova, falleció junto a su
tripulación el 4 de enero de 1943 al estrellarse en las cercanías de
Stalingrado a bordo de su avión.
588.º Regimiento de Bombardeo Nocturno: Comandado por Yevdokía
Bershánskaya. El regimiento voló alrededor de 24.000 misiones. Dotado
de Polikarpov Po-2, un biplano diseñado en 1928 y destinado como avión
de entrenamiento. Hasta la fecha actual es el biplano del que más
unidades se han fabricado en la historia de la aviación. Podían llevar
solamente dos bombas cada vez, por lo que era necesario realizar varias
incursiones durante la noche. Las mujeres demostraron tener una
habilidad excepcional para manejarlos. Para aligerar el peso de los
aviones estas aviadoras volaban sin paracaídas a bordo. Las
características de estos aviones permitían llegar al objetivo planeando
haciendo muy difícil que fueran detectadas con antelación por el
enemigo. Por el ruido del motor que los alemanes compararon con el ruido
de una escoba fueron apodadas por el enemigo como las «Brujas de la noche».
Los ataques de estos aviones fueron efectivos pero de baja intensidad,
aunque hicieron mucho daño al orgullo de la Luftwaffe ya que fue muy
difícil para sus pilotos conseguir derribarlas. Causaron tanto daño que
se llegó a crear un regimiento de combate nocturno con el fin de
defenderse de sus ataques y a conceder a sus pilotos una cruz de hierro
por cada «bruja» abatida.
Entre todas las aviadoras de los regimientos femeninos fueron concedidas más de 30 estrellas doradas.
“Nos era simplemente
incomprensible que los pilotos soviéticos que nos daban tantos problemas
eran, de hecho,… mujeres. Estas mujeres no le temían a nada: venían
noche tras noche, en sus destartalados aviones, impidiéndonos dormir…”
Johannes Steinhof (As de la Luftwaffe
durante la II Guerra Mundial y Presidente del Comité Militar de la OTAN
de 1971 a 1974). Escrito por él mismo en su libro autobiográfico.
No sólo hubo aviadoras en estas unidades, otras muchas volaron en
escuadrones mixtos protagonizando hazañas a veces inverosímiles para
cualquier piloto como las de Lidia Vladímirovna Litviak también conocida como la Rosa Blanca de Stalingrado. Mantiene
actualmente el récord de derribos en combate real a manos de una mujer,
12 derribos en solitario y 4 en combate de 2×2. El 1 de agosto de
1943, durante la Batalla de Kursk, Lidia salió a combatir por cuarta
vez durante esa jornada. Daba escolta a los Ilyushin Il-2 Sturmovik a
través del río Mius, varios cazas Messerschmitt Bf 109 les atacaron por
sorpresa desde lo alto. El avión de caza Yak-1 pilotado por Lidia
resultó alcanzado. Faltaban 17 días para que cumpliera 22 años. Fue
declarada desaparecida al no encontrarse ningún rastro de su avión.
En 1979, se encontraron los restos de un avión enterrado por los
entonces habitantes de una aldea cercana. Bajo el ala, yacía el cuerpo
de una mujer con una herida mortal en la cabeza. El resultado de
diferentes análisis forenses identificaron a la joven piloto. El 6 de
mayo de 1990, el presidente de la URSS, condecoró con la Estrella de Oro
de Heroína de la Unión Soviética, como as de la aviación a la desaparecida en combate, Comandante Lidia Vladímirovna Litviak del 3º escuadrón del 73.º Regimiento de Cazas de la Guardia.
Todas estas mujeres abrieron el camino a otras no sólo dentro de su
país. Con posterioridad a la II Guerra Mundial, muchos países, de
manera paulatina fueron permitiendo la entrada al Ejército a sus
mujeres.
Las mujeres españolas tuvieron que esperar a 1988 para que se les
abrieran por derecho las puertas de los cuarteles. Sólo ellas saben las
dificultades que tuvieron que pasar por ser un mundo especialmente
masculino y reacio a la entrada de mujeres. Hoy las mujeres españolas
están incorporadas a las Fuerzas Armadas Españolas en todos sus ámbitos
y van conquistando poco a poco los puestos que por antigüedad y méritos
les corresponden. Pero no nos engañemos, su camino no ha sido fácil. En
muchas ocasiones han tenido que demostrar su valía frente a sus mandos y
compañeros por el hecho de ser mujer.
Sólo las pioneras en cualquier situación o profesión saben lo
difícil que ha sido afianzar cada paso hacia la igualdad para que las
jóvenes de hoy en día puedan cumplir sus sueños y metas. Gracias a todas
ellas.
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