Con no sé cuántos arañazos y un buen número de intentos de golpe de estado pero avanza con la frente en alto, unida y honrada. Y ésta no es ilusión de una centroamericana inquilina en Estados Unidos que ama profundamente el Sur y que por esa razón su texto pudiera ser catalogado de subjetivo, aquí no cabe esa palabra, es amor puro, amor mutuo, es respeto a la lucha de los pueblos suramericanos que defienden con dignidad su tierra ancestral y su derecho a reconstruir La Patria Grande. Que la levantan de los escombros dejados por las dictaduras y la defienden de las fauces del imperio con la sangre roja: rojo pasión, rojo vida, rojo alegría.
Médicos cubanos combatiendo el ébola
Este texto nace de la admiración por la forma en que Sur América día a día restaura la Memoria Histórica y se empaña en sanar las heridas dejadas por un pasado feroz y sangriento impuesto por el totalitarismo estadounidense. Lo digo con todo el derecho que me da pertenecer a la generación de la desmemoria centroamericana.
Por mucho que intenten calumniar con la mediatización, (mire que estoy en Estados Unidos y si algo he aprendido a conocer es el significado de esa vorágine) a esos miles de venezolanos y argentinos que salieron a apoyar a Maduro y a Cristina no hay manera de borrarlos con un programa computarizado. Fue tan digno el apoyo que aquí optaron por no mencionar en los noticieros las multitudinarias marchas Chavistas y Cristinistas. A esas miles de almas nadie les pagó para que salieran a las calles y abarrotaran las plazas para celebrar la alegría de la dignidad y la resistencia. Esos miles son muestra del amor recíproco entre los gobiernos que resisten los embates del capitalismo en nombre de su pueblo.
El anuncio de Maduro de pedir visas a los estadounidenses que visiten Venezuela y negar la entrada al país a ciertos diplomáticos estadounidenses es solo la respuesta justa de un pueblo que ha sido atacado a mansalva constantemente, eso mismo deberían de hacer todos los países en desarrollo, eso mismo le corresponde hacer al resto de Latinoamérica, no es abuso eso se llama justicia y respeto. Venezuela no ataca con golpes bajos, -como lo hace Estados Unidos y los conspiradores- solo se defiende viendo de frente.
Las imágenes hablan por sí mismas,miles coreando el nombre de Cristina, niños celebrando la Argentina, aquello fue un carnaval. ¿Podrán manipular las imágenes? No, ni la marea celeste y blanco, ni la roja y amarilla.
Miles coreando el nombre de Mujica en Uruguay, el presidente que se va con el amor de su pueblo que lo abraza y le agradece, que lo reconoce uno de ellos. Tan de a pie como cualquier vendedor de chicles en las calles uruguayas. Ese amor no se compra, no se manipula, ese amor nace del corazón. El pueblo uruguayo decidió continuar por el camino de la izquierda, por algo será. Por algo Bolivia le dio su voto de nuevo al Evo. Por algo el pueblo respalda a Rafael Correa. Por alguna razón Bachelet tiene segundo mandado en Chile. Brasil de nuevo confía en Dilma. Ese amor no es así por así, nace la profundidad, del respeto a la tierra y los ancestros, de amor a las nuevas generaciones que harán de Sur América La Patria Grande soñada, es ésa la razón de sembrar ahora en tierra fértil. Ese amor nace de la palabra cumplida, de la acción, de la transformación, del intento constante por el desarrollo.
Que no nos asombre por qué Joe Biden no asistió a Uruguay para la investidura del nuevo presidente Vásquez, (ni falta que hizo) y por qué está hoy en Guatemala para negociar con presidentes de El Salvador, Honduras y Guatemala mil millones de dólares para el avance de la Alianza para la Prosperidad el Triángulo del Norte de Centroamérica. Incluido el tema de la migración de niños, niñas y adolescentes hacia Estados Unidos. El descaro de escudar las transacciones millonarias en nombre de la migración de los parias. Centroamérica es esa gran abertura que en lugar de ser puente se separa voluntariamente de Sur América, he ahí la calaña de los gobernantes vende patrias.
Ya quisiéramos como en Chile tener la educación gratuita, palabra cumplida de Bachelet. Ya quisiéramos el matrimonio igualitario, la aprobación del aborto.
Ya quisiéramos esa hermandad entre gobernantes, las miradas claras y las palabras lúcidas, las acciones consecuentes en pro del avance de la región.
Sur América es la dignidad de La Patria Grande Latinoamericana. América del Sur es la ilusión, la alegría, la dignidad y la resistencia de la América Bolivariana.
Mi amor, mi profundo amor a ese pueblo que sabe cómo honrar a sus mártires, a sus ancestros y a sus hijos.
Nota: agradezco infinitamente a los lectores suramericanos que me han escrito con nuestras de cariño, sepan que el afecto es mutuo, me siento tan Suramericana como ustedes y lo único que hago es escribir mi sentir y mi pensar.
Ilka Oliva Corado.
Marzo 03 de 2015.
Estados Unidos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario