30 de diciembre de 2011

¡Feliz 2012 de promesas, augurios y parabienes!

La estrella roja del Kremlin de Moscú

Por Nestor Guadaño.

Nuestra amenaza no empieza, por buscarnos problemas, haciendo preguntas.

Sus inquietudes comienzan, cuando destrozados, nos levantamos del suelo.

Creamos la vida, y esos parásitos mendigan, más lucro por menos sueldo.

Y su cordura acaba, cuando repiten incesantes mentiras, para ocultar el pasado. Y todos somos necesarios.

Nuestras ideas van germinando. No pueden acallarlas, con gritos cuartelarios.

Puede que no haya más dilación, porque es tiempo de esta verdad. Este mundo heredado se pudre, por tanta guerra de pueblos y de clase.

Nuestro peligro es que indagando, encontramos, y sembramos revolución.

Revolución, Revolución.

Que más me da, qué gobierno entró, ni quién mercedes se fue, si todo sigue igual, en el altar, del beneficio burgués.

Nuestra cárcel perdura, si no hay pecunio ni vivienda, comemos a nuestros padres.

Sus barrigas aumentan, amasar es lo que cuenta, acaparando voluntades, explotando humanidad.

Esta opresión, no es un problema nacional, es un virus mundial. Una inquietud horadada, robada de la memoria, de los pueblos y su historia. Una cuestión de libertad.

Suficiente no fue, cuanto bregamos, y lo que pasó. Cuanto luchamos, y quien desgraciadamente, cayó. Lo importante, ahora, es dominar los impulsos de cada uno, y que vayamos juntos. Es hora de templar, necesitamos resolución.

Resolución, Resolución.

Nuestra clara voluntad, nos es fruto de ansiedad, es altavoz entre tanto desierto. No quedarnos en lo pasado, ni lo que fue labrado, no dejar dormir a tanto dueño.

No viajaran hasta aquí, el sudor y la sangre. No nos rescatará nuestra soviética madre. No podemos dejarnos arrastrar por un quimérico ensueño.

Demostraremos que es posible el socialismo. Por cambiar la sociedad y uno mismo. Los jóvenes estamos escuchando una canción de futuro.

Nuestro mensaje tiene que frenar al egoísta imperialismo y alcanzar la solidaridad de clase. Vamos a hacer leña de tanto cacique, rompiendo los visillos del silencio.

Un estremecedor torrente de liberación que rompe los diques que nos ahogan. Como catarata cae desde la altura. Que llegue al valle y por el río navegue, encontrando el inmenso mar del Comunismo.


Comunismo, Comunismo.

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