La crisis ucraniana ha cumplido recientemente su primer año, espero sinceramente que también el último, aunque no hay cómo saberlo. Para comprender cómo y cuándo acabará, es importante definir ciertos criterios. Las partes implicadas son Estados Unidos, Rusia, la Unión Europea y Ucrania. Aunque hay otros actores secundarios, principalmente los países vecinos, también afectados por la crisis, estos no tiene capacidad de decisión y no participan directamente en el proceso. Consideraremos los motivos de participación, objetivos y estrategias de salida de cada una de las partes implicadas.
Prerrequisitos
La estructura socioeconómica mundial se tambalea y ya es tan evidente que nadie lo cuestiona. Para cualquier potencia a nivel internacional es necesario tener un plan para el proceso de transición, no solo para mantener su estatus sino para garantizar su supervivencia (las crisis estructurales hacen que las superpotencias sean blancos de ataques).
Teniendo en cuenta la restricción de recursos para llevar a cabo una guerra clásica que podría extenderse, Estados Unidos ha optado por derrotar a su competencia con tecnología de guerra híbrida. Según este plan, se crean zonas de caos alrededor de los principales rivales geopolíticos (China, Rusia y la Unión Europea), que se expanden, alcanzando, y quizá atravesando, sus fronteras. El podrido sistema estadounidense se mantiene como un lugar seguro para el resto del mundo, el lugar en el que se construye el Nuevo Mundo.
Sus rivales Europeos y asiáticos (Rusia, China y parte de la Unión Europea), intentan construir su propia matriz en este nuevo orden. Al haber entregado voluntariamente su superioridad industrial sobre el resto del mundo, llevándose la industria lejos del Hemisferio Occidental buscando ganancias a corto plazo, “la única superpotencia del siglo XXI” ha quedado al descubierto.
Estados Unidos se garantiza el control sobre el resto del mundo controlando las rutas de suministro de los recursos de otros países. El mundo global que Estados Unidos quiso construir a finales del siglo XX y a principios del XXI preveía enclaves económicos en diferentes países. Estos enclaves no debían llevar a una economía autosuficiente. Se trató de prevenir la aparición de esa autosuficiencia con todos los métodos posibles (Irán), mientras que todas las economías que ya eran autosuficientes fueron destruidas (Unión Soviética). El principal problema de esta política, que ha llevado al mundo a la incertidumbre actual, es que Estados Unidos no se percató del ascenso de China y no pudo evitar el nacimiento de la Unión Europea.
Es importante comprender que China no es solo es resultado de la ineficaz “estrategia de futuro” estadounidense, sino que es también un juego a largo plazo al que juegan sus rivales, principalmente las élites rusas engañadas por Estados Unidos. En los 90 y en la primera década del siglo XXI, Rusia aportó a China una masiva cantidad de tecnología de defensa, algo que Estados Unidos se negó a hacer. Una parte significativa de la capacidad científica china es producto de la capacidad soviética. Es cierto que la conspiración contra la supremacía estadounidense ya había evolucionado a mediados de los 90. Pero es ahora cuando se materializa en varias formas: BRICS, la Unión Euroasiática, el Pacto de Shanghái, además de la UE.
El principal objetivo de Estados Unidos es destrozar la logística que une las economías de sus principales adversarios, que les hace autosuficientes y hace de Estados Unidos un premio innecesario en el tablero de ajedrez de la política mundial. Para sus oponentes (China, Rusia, UE) se ha convertido en una prioridad mantener esa logística y crear una nueva. Otro factor importante en la urgencia de Estados Unidos es que el tiempo no está de su parte. Pero también es importante recordar que, aunque compartan intereses geopolíticos, también hay intereses egoístas dentro de la coalición antiamericana. Cada parte estaría interesada en que la carga de la lucha recayera sobre los hombros de otro camarada, pudiendo así afrontar la adaptación al nuevo sistema mundial en mejores condiciones.
Por todo lo dicho, Ucrania se ha convertido en otra de las piezas de esta lucha. Y es una pieza importante para cada una de las partes que juegan a este juego de la política mundial.
Estados Unidos
Objetivos: destruir el corredor energético (el sistema de tránsito de gas de Ucrania) o ponerlo bajo su control completo. También es deseable destruir la capacidad industrial ucraniana (si es que no se puede usar contra Rusia), ya que es la continuación lógica de la capacidad industrial rusa.
Logros: es difícil no ver que Estados Unidos fue el instigador directo de la “crisis ucraniana”, que a continuación derivó en una guerra civil. La causa del conflicto fue la decisión de Estados Unidos de, no solo fomentar Maidan, sino asegurar la participación directa no solo de sus agentes, sino de oficiales del Departamento de Estado. Tras aupar a un gobierno completamente controlable al poder, Estados Unidos buscó implementar cuatro planes locales en Ucrania:
- Utilizar a Ucrania como trampolín para atacar a Rusia en un ataque fundamentalmente ideológico. Como es natural, nadie planeó rodear Moscú con tanques de combate. Pero la derrota en el frente de la política exterior y el genocidio de la población pro-rusa en Ucrania (iniciado el 2 de mayo y que se habría extendido a otras regiones de no ser por la rebelión popular) habría garantizado una revuelta patriótica contra el Gobierno, que habría sido apoyada por un movimiento de “lazo blanco”. Entonces se habría jugado la carta nacionalista, pero este escenario quedó descartado a finales de mayo, cuando fue evidente que la rebelión en el Este no iba a ser un paseo.
- La solución militar al conflicto. Aún no está claro si Estados Unidos quería acabar con la rebelión de Donbass o si simplemente quería derramar sangre y destruir la infraestructura. Mi opinión personal es que el plan tuvo que adaptarse a las circunstancias. Era evidente desde el principio que Donbass solo podría ser derrotado si Rusia se mantenía al margen. Pero Rusia aportó el apoyo necesario y finalmente se aseguró de que la solución militar al conflicto fuera imposible.
- El bloqueo económico. Tras la lucha de agosto, cuando se hizo evidente que las Repúblicas Populares no podrían ser derrotadas por lo militar, los maestros de Occidente desarrollaron una nueva estrategia: alienar a la población local y ponerla contra las nuevas autoridades de las Repúblicas Populares por medio del bloqueo económico. Este plan se colapsa por la estupidez de la política del régimen proamericano, que está empeorando la situación en Ucrania antes de que el bloqueo pueda tener efecto en Donbass.
- Formación de un Gobierno pro-occidental centrista que consolide lo que se ha conseguido y que puede perderse fácilmente. En la forma, estos partidos serán centristas, incluso pro-rusos, pero harán lo posible por evitar el proceso de desnazificación. Su prioridad será desviar el descontento social y dirigirlo a ninguna parte, al estilo del Partido de las Regiones.
Hay una transición gradual desde el comportamiento agresivo a la línea defensiva pasando por el comportamiento moderadamente agresivo. Estas fases ya se han dado este año.
Resultados: durante la fase inicial, parecía que todos los objetivos del golpe habían cumplido, pero los reveses aparecieron desde los primeros días y Estados Unidos tuvo que moderar su apetito cada vez que los planes de Ucrania se venían abajo. La junta podría colapsarse pronto. Si Estados Unidos no es capaz de controlar la protesta social (reemplazando cadáveres políticos por otras marionetas), toda la operación podría acabar siendo un fracaso.
Europa
Objetivos: Europa tiene muchos problemas y se encuentra entre la espada y la pared. Por una parte, el “amable abrazo” de Estados Unidos destroza la idea de la Unión Europea desde dentro. Las contradicciones en el mercado europeo aumentan, por lo que crece el riesgo de que toda la idea de la Unión se colapse. Por otra parte, Rusia revive con apoyo de China. El eterno enemigo. La dependencia de uno de los dos no sienta bien entre las élites europeas. Por otra parte, no queda nada de las ilusiones de los años 90. La idea de la Unión Europea es un callejón sin salida y no puede hacer de Europa un organismo autosuficiente que compita por el liderazgo mundial. Así que Europa tiene que amoldarse a uno de los nuevos proyectos: el proyecto estadounidense como socio minoritario o el proyecto de Eurasia a igualdad de condiciones.
En términos económicos, el segundo camino sería beneficioso para Europa, pero culturalmente, Europa depende completamente de sus amigos americanos. La situación ucraniana se repite al más alto nivel. El continente está dividido en sus esfuerzos y así lo demuestra en su actuación en la crisis ucraniana. Dándose cuenta del beneficio que supondría la oferta Euroasiática de China y Rusia, el mundo empresarial busca un eje Berlín-Moscú-Pekín. Pero la élite política, educada con dinero americano, empuja en otra dirección. Europa no parece tener una estrategia independiente en este conflicto. Más preocupada por sus propios problemas, Europa aún no se ha decidido. De hecho, Ucrania es un campo de batalla para Europa. Sea cual sea el bloque elegido, tendrá una mínima ventaja en el futuro.
Logros: ahí está la debilidad de la posición europea. En un principio, sin saber en qué dirección estaba siendo arrastrada, Europa se suscribió completamente a los planes estadounidenses para Ucrania. A medida que Ucrania se convirtió en una carga añadida a sus propios problemas, Europa revisó sus prioridades (Rusia contaba con ello, de ahí su política contenida desde el principio). Europa tiende ahora a acercarse a Rusia en lo que respecta al tema de Ucrania, ya que ve que lo peor estaría por llegar en cualquier otro escenario.
Resultados: en cualquier caso, Europa quiere que haya calma cerca de sus fronteras. Apoyaron al Gobierno golpista mientras confiaron en que este aseguraba esa calma. En cuanto vieron la luz, comenzaron a apoyar a Rusia, que también quiere calma cerca de sus fronteras.
"El Donbass estrangulará a los fascistas"
Rusia
Objetivos: Construir el nuevo orden a su manera, junto con China, requiere paz en sus fronteras y concentración para atraer a Europa a su causa. Esta es, en términos generales, la lógica del Kremlin en su política hacia Ucrania. Rusia no puede permitirse involucrarse completamente en el conflicto, especialmente porque Ucrania no es el centro del tablero de ajedrez, por lo que no merece l apena arruinarse por ella, especialmente si supone acercar a Europa a Estados Unidos. Las relaciones económicas que existen ahora entre Rusia y la Unión Europea son viables. En el punto álgido de la crisis, las empresas europeas no han querido perder el mercado ruso. Construir un nuevo puente económico puede hacer irreversible este proceso, que es exactamente lo que Rusia y China necesitan.
Logros: además de los objetivos puramente prácticos había un aspecto emocional para Rusia en este conflicto. Rusia jugaba con las emociones, justificando así sus actos en Donbass. Sus oponentes buscaron usar las emociones para atraer a Rusia a una guerra abierta en Ucrania. El Kremlin logró estabilizar la situación y usarlo a su favor. Moscú neutralizó la operación militar de Kiev. Ya es obvio que el bloqueo económico que Kiev ha establecido sobre las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk tampoco funciona. Y resulta que Ucrania necesita a la RPD y la RPL (especialmente su carbón) más de lo que estas necesitan a Ucrania, especialmente en invierno. El plan de Putin, planteado en marzo, de acabar con la crisis por medio de la federalización, se convierte en más realista a medida que pasa el tiempo.
Resultados: en general, Rusia se conformará con la vuelta al status quo en Ucrania, mientras esta se acerca poco a poco en su dirección y se aleja gradualmente a Estados Unidos. En ese caso, Rusia no tendrá nada en contra de ceder parte de sus ganancias a Europa, especialmente si se hace a expensas de los intereses estadounidenses. Esto estabilizaría la situación a corto plazo, que es exactamente lo que hace falta, ya que la operación de tránsito de gas a través de Europa del este beneficia a ambas partes. Rusia también recibiría así una oportunidad de crear su fuerza política en Ucrania, que prácticamente elimina la competencia a corto plazo. Y después, ya se verá. Europa pronto verá qué significa que estalle una revolución en su propio terreno. En ese caso, no habrá alternativa a que Ucrania se acerque a la zona de influencia rusa a medio plazo.
Ucrania
Objetivos: Sobrevivir.
Logros: El Estado prácticamente no existe y habrá que construir uno nuevo. No hay ley en Ucrania ni tampoco el deseo de volver a las viejas formas. Así que el Estado será reformado. Quién lo hará y cómo son cuestiones que quedan en el aire. Pero ya está claro que ni siquiera hay un semiestado. Tras formar el nuevo Gobierno, Estados Unidos ha demostrado que Ucrania no es más que una colonia bajo control externo. Viendo que se ha disparado en el pie, la élite ucraniana está perdida. Quiere volver atrás, pero es consciente de que eso no es posible.
Resultados: Una colonia no tiene ambiciones ni objetivos por sí misma. Solo puede aceptar la voluntad de otro.
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