Por Stanislava Retinskaya. Extraído del Partido Comunista de los Obreros de Rusia-Partido Comunista Revolucionario. Tradución Vitali Malentsov.
Este es el primer caso en el mundo de terrorismo aéreo, donde los criminales secuestran un avión, matando a un miembro de la tripulación y permanecen impunes. En octubre de 1970, Pranas Brazinskas y su hijo Algirdas secuestraron un avión soviético An-24 (avión N46256), de la ruta aérea Batumi/Sujumi/Krasnodar. La única persona que trató de impedir que los terroristas actuaran, era una azafata Nadiezhda (Esperanza n.t.) Kurchenko. La muchacha se las arregló para correr a la cabina del piloto y gritar: "¡Un secuestro!". Trató de bloquear la ruta de los bandidos, tapando la puerta de la cabina de mando con su cuerpo, pero se oyeron los primeros disparos ...
Tras
el asesinato de la chica continuaron disparando a la cabina. Aquí resultaron
heridos el comandante, el navegante y el mecánico de a bordo. Les amenazaron con hacer estallar el avión, Brazinskas impuso cambiar de rumbo y
volar a Turquía. Inmediatamente después de aterrizar, los secuestradores
se rindieron a las autoridades turcas. Los pasajeros fueron llevados al
aeropuerto, y todos los miembros de la tripulación recibieron asistencia
médica. A las víctimas se les ofreció quedarse en Turquía, pero ninguno de
los ciudadanos soviéticos estuvieron de acuerdo. Al día siguiente mandaron un aeroplano en el que los pasajeros y la tripulación fueron
llevados a la Unión Soviética.
Después
de algún tiempo fue devuelto también el An-24. Tras una reforma
importante de la cabina, en memoria de la fallecida, durante mucho
tiempo había una foto de ella. En el momento de la tragedia Nadiezhda
Kurchenko servía en la aviación civil al menos dos años. En diciembre de
1968, fue destinada la azafata a la ruta de Sujumi. Amigos y colegas recuerdan
a Nadia como una mujer pura y brillante. En noviembre, tenía preparada su boda, y en diciembre habría cumplido sólo 20 años. Fue enterrada en
Sujumi, en el parque central de la ciudad. A petición de la población Nadiezhda Kurchenko, por su coraje y valentía, póstumamente fue condecorada
con la Orden de la Bandera Roja.
El suceso de octubre de 1970 conmocionó profundamente a todo el país. Después de
la trágica muerte, el nombre de Nadia, pasó siempre a convirtirse en un
símbolo del heroísmo del Komsomol. Por la valentía de la joven se escribieron artículos en
las primeras páginas de muchos periódicos, publicándose su gesta desde diversos puntos de vista e
incluso se hizo una película. En la escuela, jóvenes pilotos de Izhevsk
dedicaron a Nadiezhda Kurchenko un museo. En las montañas, entre la frontera de Abjasia y
el territorio de Krasnodar, se elevó un obelisco en su memoria. En Glazov, donde la heroína recibió clases en la escuela-internado, anualmente celebran una fiesta en su honor. El nombre de la komsomola
también fue dado a una nave, un asteroide y un pico de las Montañas de Hissar. En
varias ciudades de la Unión Soviética fueron erigidos monumentos a ella dedicados.
Por
desgracia, los delincuentes lograron escapar del castigo, aunque la
URSS hubo solicitado en repetidas ocasiones su extradición de Turquía.
Brazinskas Padre e hijo, pidieron asilo político, por lo que su juicio tuvo lugar
en suelo turco. Brazinskas Pranas fue condenado a ocho años de prisión, y
su hijo Algirdas, a dos. En 1974, en este país hubo una amnistía
general, y el encarcelamiento del Sr. Brazinskas fue cambiado por arresto
domiciliario. Dos años más tarde se escapó de su arresto domiciliario
junto con su hijo y pidió asilo político en la embajada de EE.UU. en
Turquía. Después de que fuera rechazada, se entregó Brazinskas a la policía
turca. Sin embargo, esta vez no fueron a la cárcel y sino a un asilo hospitalario donde fueron recluidos. Después de varias semanas los Brazinskas fueron a
Canadá. En una escala a Nueva York, se bajaron del avión y fueron
detenidos por la inmigración de los EE.UU.. Se les dio un permiso de
residencia, después el padre y el hijo se establecieron en Santa
Mónica (California). En 1983, ambos tuvieron pasaportes estadounidenses.
A
juzgar por cómo fue el destino de los Brazinskas, quedaron un poco decepcionados del "sueño americano". De hecho, en los EE.UU. tenían que trabajar sólo de
pintores, aunque intentaron obtener un empleo obviamente mejor. Como fue
sabido, en la Unión Soviética Pranas Brazinskas fue condenado a un año de
trabajo correccional por la venta sin documentos de materiales a precios
inflados. Luego se dedicaron a la especulación en el Asia central, donde
vendían alfombras compradas en Lituania, partes de automóviles, seda y telas de
lino. Decir que querían trasladarse a los Estados Unidos, porque allí Brazinskas
esperaba especular con esos artículos, porque era legal. Lo único que no consideraron son las leyes crueles del mercado, que les llevaron a estar muchas veces desempleados. Como resultado de ello, entre los Brazinskas a
menudo tenían discusiones, durante una de los cuales el hijo dio muerte a su padre, con un objeto contundente, siendo condenado por ello.
El
hecho de que los delincuentes lograran escapar con la ayuda de una orden injusta, para lograr el asilo político en el extranjero, confirma
indirectamente la participación de los servicios de inteligencia
extranjeros en un acto de terrorismo. A principios de 1970, se estaban
empezando a elaborar las tácticas de terror aéreo contra la Unión
Soviética y los países socialistas. Por su hazaña, Nadiezhda Kurchenko puso en valor el concepto de "persona soviética" siendo un fiel reflejo de la realidad, no
sólo ficción. Tal nombre sugiere que no defendían el principio "lo mío es primero", sino estár siempre dispuesto a sacrificarse por el bien de la sociedad. La madre de Nadiezhda, Henrietta Kurchenko contó una vez un episodio interesante de la
vida de su hija. Después de ver la película de Zoya Kosmodemyenskaya, estaba decepcionada por el hecho de que nunca podría llegar a ser una
heroína como ella. Sin embargo, la madre la tranquilizó diciendo que,
incluso en tiempos de paz ella actuaría de igual forma. Entonces nadie podía imaginar, que
tiempo después, Nadia lograría realizar una hazaña de tan hondo significado, que no estuvo
muy por detrás de los sucesos de la guerra. Ella fue la protagonista, en
medio de la lucha del trabajo contra el poder del capital, y no fue la heroína de una lucha, a duras penas "pacífica", sino en el combate por una sociedad superior.
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