6 de noviembre de 2025

7 de Noviembre, De la Revolución de Octubre a la Emancipación Universal de la Clase Obrera

 

Por Esteban Zúñiga. Redacción Nestor Guadaño.

LOS OBJETIVOS INSCRITOS EN LAS BANDERAS DEL 7 DE NOVIEMBRE DE 1936 MADRILEÑO, SIGUEN EN PIE, EN LAS BANDERAS DE LA LUCHA DE AQUEL 7 DE NOVIEMBRE DE 1948, COMO HOY POR LA EMANCIPACIÓN UNIVERSAL DE LA CLASE OBRERA.

"¡7 de noviembre!
Glorioso 7 de noviembre, preñado de recuerdos y de emociones para todos los hombres que supieron con su gesta asombrar al mundo.
En estas horas en que celebramos el primer aniversario de la Defensa de Madrid, no podemos por menos de, a la par que juramos defenderle como hasta ahora, dedicar un recuerdo a aquellos compañeros nuestros que en fechas tan gloriosas lograron obstaculizar con sus cuerpos los accesos que conducen a la capital del antifascismo mundial, y al hacerlo supieron caer sin una protesta, sin una queja y con una sonrisa en los labios que nos animaba a seguir luchando con todo el coraje que era necesario en tan decisivos momentos.
Fecha gloriosa, fecha que para siempre vivirá en los corazones de todos los españoles conscientes. En ese día cayeron nuestros mejores cuadros, en ese día vimos cómo nuestros más fieles amigos, cómo nuestros hermanos sucumbían ante los criminales ataques de la facción. Pero en esta fecha histórica, que no podrá superar ninguna en grandeza, ni aun la del triunfo final, es cuando empezamos a elaborar nuestra victoria, es cuando nos dimos cuenta de lo que era la guerra.
Por eso compañeros todos, es necesario que, conmemorando ese día prometemos por aquellos valientes camaradas, que España, que nuestro glorioso Madrid, nunca será del fascismo alemán e italiano."
(Miguel Hernández. "Nuestro homenaje al 7 de noviembre". Fuente: "AVANZADILLA". Órgano de la 36ª Brigada Mixta. Segunda época. Año I - Núm. 17 - Página 5. Madrid, 16 de diciembre de 1937).

Los días 5, 6, 7 y 8 de noviembre de 1936 quedarían grabados en el ideario de los comunistas españoles, como una de las jornadas más épicas vividas en Madrid en su Historia, cuando sería repelido el ataque frontal de las fuerzas fascistas.

Una épica defensa de Madrid que no había nacido por generación espontánea, sino que estaba fuertemente enraizada en el seno de las capas populares que se enfrentarían con gran valentía en la defensa de sus vidas ante los ataques del fascismo, tanto del interior como internacional. basadas en la lucha por la independencia y la soberanía nacionales.

Unidos todos bajo el pensamiento, de que tras las armas del enemigo estaba quien iba a venir a someterlos a un negro porvenir, que la reacción española les había preparado con la conculcación de todos los derechos conquistados: teniendo muy claro en la conciencia de cada uno lo que significaría el triunfo del fascismo.

Un Madrid defendido por sus trabajadores, por su pueblo, bajo el heroico anhelo de salvar la República. Así los defensores de Madrid dispondrían de una arma formidable, e imprescindible, la UNIDAD, de la que sería partícipes también todos los dirigentes, políticos: socialistas, comunistas, anarquistas, republicanos...

La consigna de Dolores Ibárruri: "¡NO PASARÁN!", se haría carne y hueso entre las masas obreras, que mostrarían de lo que era capaz un pueblo unido bajo la idea de un mejor y más justo porvenir.

La defensa de Madrid nos enseña cada día, el crucial e importantísimo valor de la unidad, basada no sólo en la unidad de los diferentes partidos que conformaban el Frente Popular, sino también en la unidad y camaradería construidas en las fábricas, en los talleres, en los barrios, en las calles...

Doce años después, en 1948, la DEFENSA DE MADRID seguía siendo la joya más preciada del tesoro que cada comunista, cada revolucionario y cada demócrata la lucha por la independencia y por la libertad de España, que había sido forjada con esfuerzo, con sacrificio y con sangre. Y de hecho que Madrid hubiera sido capaz de que España entrara por el gran portal de la Historia.

En un artículo aparecido en el primer número del mes de noviembre de 1948, el Partido Comunista de España (PCE) celebraría el XIIº Aniversario bajo las ideas de que los objetivos inscritos en las banderas de 1936 seguían vigentes en las banderas del Partido de 1948, en su lucha contra el fascismo y la reacción, y eran capaces de hacer frente a la sanguinaria dictadura franquista, y luchar para que volviera a nacer una España democrática, independiente y en paz.

Reclamando que las luchas de los héroes de Madrid que tuvieron lugar en noviembre de 1936, tenían como fin garantizar la independencia y la soberanía nacionales:
- la necesidad de ofrecer a los campesinos españoles tierra, trabajo, libertad y bienestar, cortar lo privilegios escandalosos de los grandes capitalistas financieros e industriales, que las nacionalidades no fueran vejadas ni oprimidas, que todos los españoles tuvieran acceso a la cultura...
seguían presentes en la España de 1948.
"MUNDO OBRERO"
PORQUE FUE POSIBLE TANTO HEROÍSMO.
BANDERAS DEL 7 DE NOVIEMBRE Y DE HOY.
(Fuente: "Mundo Obrero". Órgano del Partido Comunista de España. Semanario. Núm. 142 - Páginas 1 y 2. París, 4 de noviembre de 1948).
"El heroísmo del pueblo no surge de la nada por generación espontánea, no cae llovido del cielo. El heroísmo del pueblo tiene su vértebras que le dan consistencia, sus bases donde se cimenta, sus resortes que le dan impulso. Las bases, los resortes que le dan impulso. Las bases, los resortes que dieron horizontes claros a la épica defensa de Madrid, que, por eso mismo, contribuyeron a hacerla posible y a levantarla hasta la altura inmarcesible que ocupa en la Historia, nacieron de la clara conciencia que las masas populares y los combatientes tenían de los fines que inspiraban -y que siguen inspirando, la lucha del pueblo español.

Las trincheras de Carabanchel y de la Casa de Campo, de la Ciudad Universitaria y de Usera, defendían, con la capital de España, las realizaciones de la República democrática popular y las prometedoras perspectivas de su desarrollo. Los esforzados pechos que se irguieron ante las tropas de la invasión y de la reacción, en los arrabales del Oeste madrileño, se levantaron a cerrar el paso de las calles de Madrid y, con ello, a guarecer de los furiosos ataques de la reacción y del fascismo internacional las conquistas democráticas alcanzadas en España. En las gloriosas banderas que flamearon en Madrid sobre la inmortal gesta del 7 de noviembre, están inscritos con letras de fuego y de sangre, los principios y los objetivos de la revolución democrática.

Luchaban los héroes de Madrid, para garantizar la independencia y la soberanía nacionales. Las tropas enemigas eran lanzadas, por la reacción y los imperialismos extranjeros, al asalto de la capital invicta para sepultar la personalidad de España, como Estado independiente, para borrarla del mapa de las naciones soberanas, para reducir, de esta manera, al pueblo español a la categoría de pueblo colonial. Los combatientes de la República en la capital de España lo sabían; y sabían que, por eso mismo, sus fusiles eran el baluarte tras el cual se mantenía la integridad de la independencia patria.

Luchaban los héroes de Madrid, para defender el derecho soberano del pueblo a regirse por sí mismo, a elegir con verdadera libertad su régimen político y su gobierno. Porque estaban convencidos, de que tras las bayonetas enemigas venía el negro afán de la reacción española de concluir todos los derechos ciudadanos de los españoles, de ahogar toda expresión de la voluntad popular.

Luchaban, para que los campesinos españoles tuvieran tierra, trabajo, libertad y bienestar; para terminar con la oprobiosa dominación de terratenientes, caciques y usureros; para que los trabajadores del campo pudieran disponer del fruto de su trabajo. Por eso se agolparon en las filas de los defensores de Madrid, fundiendo su ardor combativo con el de otros sectores, campesinos de Andalucía y de la Mancha, campesinos de tosas las zonas donde la República, por medio del decreto de 7 de octubre elaborado por nuestro camarada Vicente Uribe, que había entregado la tierra a los obreros agrícolas y campesinos pobres.

Luchaban los héroes de Madrid, para que la República, poniendo coto a los escandalosos privilegios de los grandes capitalistas financieros e industriales, garantizando a los obreros un nivel de vida decoroso y en mejoría creciente. Ya el Gobierno se incautaba de las empresas abandonadas por los grandes capitalistas reaccionarios; ya iba nacionalizando las industrias aptas para la producción de guerra dando a los obreros participación en la gestión de las mismas, a través de los Consejos de dirección y administración y de los Comités de Control obrero. Los trabajadores de la industria empezaban a verse libres de los tentáculos de los capitalistas industriales; empezaban a verse dueños y principales beneficiarios de su esfuerzo de producción. Por eso los obreros empuñaban con más fuerza los fusiles, y cerraban más resueltamente el paso a Madrid de las mesnadas del reacción y del fascismo internacional.

Luchaban los héroes de Madrid, para que en España no hubiera nacionalidades vejadas ni oprimidas; para que todos los pueblos de nuestra gran patria española vieran su personalidad nacional reconocida. respetada y exaltada como corresponde. Y eso daba más ahínco en el combate a los vascos del Parque del Oeste, a los catalanes de las columnas que acudieron en auxilio de la capital amenazada, lo mismo que a los gallegos que, unidos a los madrileños y manchegos, valencianos y andaluces, se clavaban en la tierra de la Casa de Campo o de la Moncloa para no dejar pasar al fascismo y a la invasión.

Luchaban los héroes de Madrid, para que todos los españoles tuvieran libre acceso a la cultura en todos sus grados; para que el Ejército español fuera un ejército democrático, verdadera emanación del pueblo, verdadera garantía de la integridad y de la independencia de España; luchaban para que existiera una auténtica libertad de conciencia y de cultos, y para que por consiguiente, las altas jerarquías de la Iglesia no pudiesen intervenir contra el pueblo en la vida política y social de la nación.

Luchaban, en suma, para asestar más sólidamente las conquistas democráticas logradas, y para tener abierto el camino a un desarrollo más profundo de la democracia.

Cada defensor de la capital de España sentía hondamente, que en el metro de tierra confiado a su guarda se cimentaban las premisas del porvenir de paz, independencia, bienestar y progreso anhelado por nuestro pueblo. Sentía que en aquel metro de tierra estaba sembrado del pan más blanco y más abundante para el mañana, el porvenir radiante para sus hijos; sentía que en aquel metro de tierra, ásperamente defendido, se proyectaban los horizontes de democracia, de cultura, de verdadera libertad que el pueblo español ansía... De esta honda conciencia nacía el heroísmo de cada uno.

Y de la suma de todos estos heroísmos nació el gesto inmortal.
¡Madrid!

¡Qué profunda lección! ¡Qué enseñanza! Cuando el pueblo sabe bien; cuando está bien penetrado de los fines de su acción, sus fuerzas se multiplican y su lucha lo puede todo.

Los objetivos inscritos en las banderas del 7 de noviembre madrileño siguen en pie, y son los que están inscritos en las banderas de la lucha actual de nuestro pueblo. Por estar hondamente penetrados de la importancia y de la necesidad de alcanzar esos objetivos, los defensores de Madrid fueron capaces de realizar la maravillosa epopeya; lógico es, pues, afirmar que a medida que las más amplias capas del pueblo español vayan comprendiendo mejor la importancia y la necesidad de batirse para alcanzar esos fines, también serán capaces de seguir haciendo frente con creciente éxito, al criminal terror franquista, de reconquistar para España la democracia, la independencia y la paz.

Por lo tanto, hay que intensificar, por todos los medios, la explicación a los obreros, a la juventud trabajadora que ha crecido en las tinieblas del franquismo, a los campesinos, a las amplias masas populares, cuáles son los objetivos de la revolución democrática española.

Hay que hacerles ver cómo ha agravado el franquismo esos problemas pendientes en nuestro país, y sin la solución de los cuáles, no hay bienestar y progreso posibles.

Hay que hacerlo comprender, prodigando pacientes y tenaces esfuerzos, que en la preparación, en la explicación entre la clase obrera y las masas de esos objetivos está el primer tramo del esfuerzo que liberará a España de la sanguinaria opresión franquista y garantizará a nuestro país la paz, la independencia nacional y la democracia."

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