12 de abril de 2025

80º Aniversario de la Gran Guerra Patria.

Военные плакаты/лозунги 1941-1945

¡Gloria a los combatientes vencedores!


Por Nestor Guadaño.

Esta fue la ponencia que realizamos la AAHS, en la conferencia digital realizada el 8 de Abril de este año. Insertamos completo el informe de nuestra asociación. Hemos resaltado los valores de liberación, que supuso la Victoria sobre el fascismo hitleriano y sus consecuencias en la actualidad.

Hoy estamos viviendo unas décadas de años, en las que Estados Unidos y la Unión Europea imperialistas, actúan como aliados del neonazismo ucraniano, fomentando la guerra en ese país, mientras que simultáneamente operan como sus promotores, financiadores y proveedores del rearme de esos fanáticos fascistas. Todos ellos quieren tergiversar la historia. Creemos que es fundamental y necesario rememorar las hazaña de los pueblos de la Unión Soviética. Refrescar la memoria, para que las nuevas generaciones, aprendan y no olviden, los costos que tuvo y que en estos agrios años, tiene que sostener el mundo libre para impedir la dictadura mental y económica del fascismo. Hace 80 años se combatía en los mismos territorios que ahora, las ciudades, los bosques y las montañas de Ucrania, Rusia, como también fue en Bielorrusia, y otros territorios de la antigua Unión Soviética. Igual que entonces, los fascistas serán derrotados.

El pueblo soviético artífice de la Victoria

La guerra es un acto también político, como decía Lenin: “Me parece que lo principal, que generalmente se olvida o se le presta escasa atención, por lo cual se traban tantas discusiones, quizás vanas, sin finalidad, es el carácter de clase de la guerra, sus causas, las clases que la sostienen, las condiciones históricas e histórico-económicas que la han generado”1.

Tras los sucesivos fracasos por destruir la Unión Soviética desde sus orígenes, y especialmente del intento de golpe de estado de 1936, el imperialismo y sus gobiernos siempre mantuvieron una conducta de clase capitalista en sus actos.

Ante las sucesivas negativas de frenar al fascismo, tuvo que ser el Ejército Rojo quien llegara a Berlín en 1945. Sí, se consiguió destruir el nazifascismo alemán, pero no fue adecuada esta derrota para las élites de los gobiernos capitalistas europeos. Y vemos actualmente, que no ha sido  suficiente invocada esta contundente respuesta de los pueblos para extirpar esa lacra social, porque en estos momentos el imperialismo quiere revitalizar.

El propósito del fascismo alemán era destruir los soviets, aniquilar el socialismo, arrasar la forma de vida de los soviéticos. Para ello, se proponía ocupar sus tierras, exterminando a la mayoría de su población. Como ejemplo el llamamiento oficial del Mando Nazi al principio de la invasión, leído en cada una de las unidades hitlerianas: "Descartar la compasión y piedad, mata a todo ruso, soviético. No te retengas ante un anciano, una mujer, niña o niño, mata, así te salvarás de la muerte, asegurarás el futuro de tu familia y te cubrirás de eterna gloria"

No era una guerra de usurpación sino de exterminio. Como seres humanos que han aprendido lo que es este tipo de guerra nos parece pues monstruoso, lo que está realizando, hoy, Israel con el pueblo palestino. Una de las mayores atrocidades cometidas por un estado, provocando un genocidio planificado.... como los nazis.

Por todo ello, el pueblo soviético fue el que sufrió, más que ningún pueblo del mundo hasta nuestros días, lo que es la barbarie fascista. Pero ya el 3 de Julio de 1941, José Stalin, Presidente del Consejo Estatal de Defensa declaraba por radio: “La finalidad de esta guerra patria, de todo el pueblo contra los opresores fascistas, no se reduce únicamente a la conjuración del peligro que se ha cernido sobre nuestro país, sino que implica la ayuda a todos los pueblos de Europa que gimen bajo el yugo del fascismo alemán”2.

Durante la ocupación, los criminales nazis exterminaron o martirizaron a más de ocho millones de civiles y a más de cuatro millones de militares soviéticos prisioneros. Casi cinco millones de soviéticos fueron llevados a Alemania como esclavos de trabajo, para las fábricas nazis, viviendo en condiciones infrahumanas. Pocos pudieron volver a la URSS.

En los informes de la Comisión Estatal Extraordinaria de Investigación, de los crímenes de los fascistas y de sus lacayos en los territorios de la URSS, se presentaron pruebas irrefutables de los sistemáticos fusilamientos a la población sometida. Tras la liberación, se hallaron extensas fosas en las ciudades de Lvov, Kíev, Rostov, Járkov, Minsk, Smolensk, Pskov, Orcha, Riga, Vilnius y muchas otras poblaciones.

La devastación que realizó el régimen nazi en la URSS, no puede compararse con ninguna guerra anterior.

* 1.710 ciudades y poblados obreros.

* 70.000 aldeas.

* 32.000 empresas industriales.

* 40.000 hospitales y establecimientos médicos.

* 84.000 escuelas, centros de enseñanza media y superior e institutos de investigación.

* 4.100 estaciones ferroviarias.

* 65.000 kilómetros de vías férreas.

* 14.000 puentes ferroviarios y otras instalaciones.

Capítulo aparte merecen los robos y saqueos agropecuarios estatales, cooperativos y particulares que ascendieron al 30 % de la riqueza nacional. Y allí donde llegaron sus atroces destrucciones, también quisieron aniquilar las riquezas culturales, la memoria de los pueblos eslavos, de sus museos, palacios, centros históricos y memoriales. Pero tras la derrota del nazismo, todos estos lugares fueron reconstruidos piedra a piedra.


Tras la toma de Berlín, el mundo cambió. 

El imperialismo con los EEUU a la cabeza abrieron una guerra encubierta de desinformación, chantaje e intervenciones por todo el globo. Esta etapa se llamó “guerra fría”. Hoy el término es una frase secundaria, pero realmente era una guerra encubierta, contra los pueblos y los trabajadores que veían en el Socialismo, tras el ejemplo soviético, la solución a los problemas sociales en sus países. 

Tras la frase del camarada Stalin, se refleja la importancia de la Victoria sobre el fascismo, y también sobre los regímenes imperialistas que asolaban los pueblos oprimidos, y este hecho si tuvo un efecto primordial. De hecho las luchas por la liberación en decenas de países contra sus metrópolis opresoras se acrecentó. Muchas de ellas, reactivaron su exigencia de independencia. Otras concluyeron que únicamente el socialismo era el camino de su liberación como Corea y China Popular, otras lucharon por otra sociedad, aunque no lo consiguieron como en Grecia e Indonesia. Pero en la mente colectiva de los trabajadores ha quedado perpetuado la trascendental hazaña del pueblo soviético. 

Con la amenaza de la bomba atómica, se sigue queriendo imponer los planes imperialistas de dominio mundial. Y vemos que desde entonces, hay una soterrada línea de propaganda contra el Ejército Rojo, tanto contra la URSS, y Rusia actualmente. Casi todos los medios de comunicación, agencias de noticias, editoriales, etc., se dedican con saña a tergiversar no solamente los hechos de la Gran Guerra Patria, sino sobre todo, el papel esencial del capitalismo por destruir, por negar, el legado histórico de la Victoria Soviética sobre el Nazismo.

El imperialismo lleva repitiendo durante estos 80 años, que la batalla principal de la Segunda Guerra Mundial fue el desembarco en Normandía. "La máquina de propaganda de Hollywood, financiada por las élites imperialistas gobernantes desde la Guerra Fría: que la derrota nazi fue cosa de EE.UU. con el apoyo de los amigos ingleses y la resistance francesa… y, un puñado de rusos al otro lado de Berlín. Todos recordamos ‘El Día más largo’, ‘Salvad al soldado Ryan’, ‘Band of Brothers’ o ‘El puente sobre el río Kwai’, pero apenas nadie en los países occidentales ha visto las películas soviéticas sobre la épica batalla de Moscú o la batalla de Stalingrado, y otras grandes producciones como "Liberación".

Calladamente se oculta, que el Ejército Soviético, en ayuda de la ofensiva aliada en Francia, realizó la impresionante ofensiva de la Operación “Bagratión”, justo en Julio de 1944, que llevó a la liberación de casi toda Bielorrusia y Ucrania. Una impresionante ofensiva de 4.500 kms de frente, llegando hasta las fronteras estatales antiguas de la URSS del año 1941 y obligando al ejército nazi a retirar todas las reservas que tenía en el Frente Occidental. Estos son los hechos, la auténtica verdad objetiva.


¿Cómo se fraguó la Victoria?

En la Gran Guerra Patria es donde las hordas fascistas fueron destruidas. 607 Divisiones del Eje, o sea el 75 % del Ejército Nazi. Las pruebas, a pesar de la propaganda imperialista, son irrefutables. Por ello, los datos son más importantes que las palabras: fueron destruidas 167.000 piezas de artillería, 48.000 tanques, 77.000 aviones, y 1.600 navíos y barcos de combate. En total, los fascistas perdieron en la guerra, entre muertos, prisioneros y heridos, 13.600.000 efectivos, de los que alrededor de 10.000.000 de efectivos cayeron frente al Ejército Rojo.

En los otros escenarios de guerra, las tropas anglo-americanas en el Norte de África, Italia y Europa Occidental derrotaron o hicieron prisioneros a 176 divisiones fascistas, alrededor de 3.500.000 soldados.

Y llamamos Gran Guerra Patria, porque cada adulto, mujer u hombre, anciano o niño era un combatiente. “De cada persona según sus capacidades” fue el principio que determinó la consigna “Todo para la Victoria”, “Todo para el Frente”. Fue implantada de nuevo la jornada laboral de ocho horas, se desistió de la semana de trabajo de seis días y se pasó a la de siete, se crearon reservas de trabajo estatales con los jóvenes y se promulgaron severas leyes que introdujeron el orden y la disciplina consciente en las fábricas. Se articularon clases de formación política a todas las obreras y obreros, se crearon nuevas escuelas de capacitación profesional adjuntas a las fábricas, se multiplicaron los comedores colectivos y las guarderías, bajo los carteles “Por el Triunfo del Socialismo”, “Por Stalin”.

Y como ejemplo lo tenemos el terrible año de 1941 cuando tuvo lugar la agresión nazi. El imperialismo se mantuvo expectante ante el avance nazi, sin realizar ningún apoyo al esfuerzo defensivo soviético. Y aún en esos meses tan angustiosos fue cuando en todas las agencias de prensa del mundo, consignaban que los hitlerianos entrarían en Moscú antes del invierno del 41. Pero la lección más importante fue que la población soviética como un gran puño, contuvo al ejército nazi en Kalinin, Tula y a 30 kilómetros de Moscú.

Delante de las divisiones de combate, estaban las divisiones de construcción que, alrededor de las ciudades y aldeas cercanas a Moscú, hicieron miles de fosos antitanques, nuevas vías de comunicación entre las sucesivas líneas defensivas de kilómetros de trincheras, cientos de miles de blocaos y nudos defensivos. 

Los intentos de tomar Moscú y Leningrado, se estrellaron por la firmeza y confianza del pueblo soviético en su sistema social.

De hecho a despecho de los historiadores occidentales, la Victoria del Ejército Rojo no se debió a una superioridad numérica de efectivos o a causas climáticas como las temperaturas bajo cero. En ambos casos, hasta mediados de 1943, las fuerzas del Eje eran más numerosas que las del Ejército Rojo y, durante el invierno de 1941, muy pocos días se bajó de los 10º bajo cero. Pero sí, al contrario, las pruebas de arrojo y destreza de los combatientes soviéticos fueron muy numerosas.

Y a pesar de las pruebas, siguen insistiendo los historiadores occidentales actualmente, que para los nazis, la invasión a la URSS hasta Moscú fue un paseo ya que hicieron cientos de miles de prisioneros. Pero no mencionan que su guerra relámpago –que se resolvió en pocos días en los países ocupados de Occidente (un día Dinamarca, 5 días Holanda, 19 días Bélgica, 35 días Polonia, 44 días Francia y 63 días Noruega)-, fue un fracaso en la URSS.

Cada palmo de terreno, ya desde las fronteras soviéticas, fue defendido enconadamente por los guardafronteras y las fuerzas militares, como en Brest y Leipaja. Brillantes contrataques desgastaron las fuerzas nazis, batallas como la de Smolensk duraron dos meses. Dentro de esta gran batalla, tuvo lugar la retirada hacia el oeste de los nazis en Yelnia, perdiendo cerca de 50.000 soldados y viéndose obligados a pasar a la defensiva. Desde el comienzo de la guerra hasta el 30 de Septiembre del 41, los hitlerianos perdieron 561.000 tropas, casi el 16,2 % de sus fuerzas terrestres.

Esta unión del pueblo con su gobierno, con el Socialismo, por la preservación de su sistema social de clase, fue esencial en la Victoria de la URSS y de los pueblos europeos.

Porque para la mayoría de la población soviética, con el socialismo tenían la confianza de un futuro mejor para la humanidad. Este internacionalismo lo expresa muy bien G. K. Zhúkov, mariscal soviético, en la toma de Berlín: “Dicho con franqueza, mientras duró la guerra yo estuve decidido a vengarme de los hitlerianos por su crueldad. Pero cuando, empujando al enemigo entramos en Alemania, retuvimos nuestro odio. Nuestros criterios y nuestros sentimientos internacionalistas no nos permitían entregarnos a una venganza ciega”3.

La mayoría de la población soviética no deseaba doblegarse ante el odiado enemigo y rechazaba el “nuevo orden fascista”. Así, tras los primeros meses, miles de mujeres y hombres cogían las armas y atacaban a los invasores. Y a la vez, tras el temporal retroceso del Ejército Soviético, los responsables de los Soviets planificaban qué activistas se quedaban y lucharían en la clandestinidad, la mayoría miembros cualificados del Partido y del Komsomol. De acuerdo a un plan maestro, estudiado antes de la invasión, en el Consejo Estatal de Defensa (CED) se creó el Consejo Central Guerrillero (CCG), que fue diseminando Frentes clandestinos en todo territorio ocupado, al principio destacamentos y luego Divisiones.

Cuando en una región no lo había, lo organizaban. Los invasores no debían tener ningún territorio pacífico. A tal efecto, se crearon en Moscú destacamentos de combatientes que eran lanzados tras las líneas: fueron los llamados “paracaidistas rojos”. Al principio, fueron seleccionados de entre las más expertas fuerzas, todos voluntarias, pues sabían que era muy posible que no volviesen. Por ello, al principio salieron de las OMSBON (Batallón de Tiradores de Designación Especial): expertos combatientes en diferentes armas y en la lucha cuerpo a cuerpo. En su composición, había gimnastas, profesores de técnicas de combate, campeones deportivos y de lucha sambo, estajanovistas, atletas e internacionalistas (los más numerosos fueron españoles, republicanos comunistas, por su experiencia en la Guerra Nacional Revolucionaria de España). Pasando los meses, más de un millón de campesinos, ancianos, niños, mujeres y exprisioneros se unieron a las Divisiones Guerrilleras.

Poco a poco el movimiento guerrillero soviético fue adquiriendo proporciones cada vez más considerables, consiguiendo el armamento, en parte, del enemigo en combate y, de otra parte, por el aire desde la Tierra Madre y creando aeródromos y zonas liberadas de nazis. Los hechos son contundentes: pusieron fuera de combate a millón y medio de fascistas entre soldados y oficiales, funcionarios, y empleados de las instituciones de ocupación. Volaron 20.000 trenes, 10.000 locomotoras y 12.000 puentes ferroviarios y de carretera, destruyeron 65.000 automóviles, averiaron más de 4.000 tanques y carros blindados, derribaron o inutilizaron en aerodromos 1.100 aviones.

Pero el hecho más significativo, es que desde 1943 controlaban las fuerzas guerrilleras un territorio superior a 200.000 kilómetros cuadrados (como Inglaterra, Bélgica y Dinamarca juntas).

Los nazis tuvieron que movilizar el 10 % de su ejército regular.

En el otoño de 1942 para la lucha contra la resistencia, el enemigo dedicó 15 divisiones de campaña, 10 divisiones de protección, 27 regimientos de policía y 144 batallones de la Gestapo.

Para comprender la significación de estas cifras, todas las tropas italo-alemanas que, en el verano del 42, operaban en el Norte de África constituían 12 divisiones.


Ahorrar vidas humanas con las mejores fuerzas. Los Ejércitos de Choque.

Durante la Gran Guerra Patria, el Ejército Rojo demostró al mundo que la organización y cohesión de sus tropas eran muy diferente, a las de las formaciones profesionales de los ejércitos imperialistas.

Las duras condiciones en que se encontraron las divisiones soviéticas al comienzo de la guerra (inexperiencia en las unidades motorizadas, menor calidad de las armas, superioridad numérica del enemigo, etc.), fueron suplidas rápidamente por el ímpetu y la certeza que no podían retirarse, que había que destruir cuantas más unidades enemigas, mejor.

Una de las medidas fue resaltar y reforzar aquellas unidades que se destacaban en los combates, recibiendo el título de “Unidad de la Guardia Roja”. Con esta distinción, el Ejército Rojo tuvo unas fuerzas expertas en la lucha por la defensa del Poder Soviético.

Con estas unidades en los Ejércitos Soviéticos, se fortaleció extraordinariamente la capacidad de combate. Tras la batalla de Moscú, estás Divisiones de la Guardia, junto con otras divisiones destacadas, se agruparon en Ejércitos de Choque. Eran la punta de lanza de los contrataques, de las ofensivas, y, con su desarrollo en los frentes de batalla, se acortó extraordinariamente la guerra. Estos Ejércitos fueron letales para las fuerzas hitlerianas, pues coordinaban Divisiones de fusileros, blindadas y de artillería, lanzadas de golpe en vastos frentes, arrollando a su paso las más preparadas fuerzas nazis. Así ocurrió en las contraofensivas de Moscú, Stalingrado, Kursk, Korshún-Cherkassi, Leningrado y el Paso del Vístula.

Desde 1941 a 1945 se crearon cinco Ejércitos de Choque.

La famosa imagen de la bandera roja enarbolada sobre el Reichtag, izada por los sargentos M. A. Egórov y M.V. Kantaria, eran soldados de la 150º División de fusileros del 3º Ejército de Choque.


El corazón del pueblo soviético

El Partido Comunista, creado por V. I. Lenin, condujo al pueblo soviético y a sus combatientes a la gran victoria sobre los agresores. Durante los años de la conflagración, el Partido intervino como organizador e inspirador de talento, dirigiendo todos los esfuerzos del frente y de la retaguardia a la derrota del enemigo. La reorganización de todo el país de acuerdo a las exigencias de los tiempos de guerra, la formación de nuevas unidades y agrupaciones, su pertrechamiento, desarrollo de la industria de guerra, preparación de cuadros militares, la dirección de frentes multitudinarios y del movimiento guerrillero, el trabajo ideológico entre las masas y la política exterior estaban en el centro de atención del Partido, de su Comité Central, del Comité Estatal de Defensa. 

En la conflagración contra los agresores fascistas, perecieron tres millones trescientos mil  comunistas. A los largo de la Gran Guerra Patria, cinco millones de soldados, marinos, sargentos, oficiales y generales ingresaron en las filas del Partido. Una característica singular lo constituyó el hecho, de que las solicitudes de ingreso se realizasen al inicio de las ofensivas, y en las horas más difíciles de las operaciones defensivas. 

"Quiero ir al combate siendo comunista"escribían sabiendo que el ingreso en el Partido les proporcionaría un único privilegio: ser el primero en lanzarse a una defensa crucial o a un ataque audaz, al encuentro de una ráfaga de fuego enemigo y cumplir las misiones más difíciles, y mortalmente peligrosas. Este es el mayor testimonio del inmenso prestigio que gozaba el Partido Comunista entre las masas del pueblo soviético. Por todas las evidencias expuestas, fue la cohesión de la población con su partido comunista una de las razones fundamentales para la victoria sobre la Alemania fascista.

El Komsomol Leninista fue siempre la más importante semilla del Partido. Durante los años de guerra, doce millones de sus militantes ingresaron en los destacamentos militares, cinco de ellos entraron en combate, en los momentos más decisivos de la Gran Guerra Patria.

Junto a ellos actuaron con especial dedicación también sindicatos soviéticos y asociaciones creadas por la población. Después de la Victoria de ellas salió la consigna "¡Nadie ha sido olvidado, nada se ha olvidado!"Miles de monumentos y obeliscos se levantaron en las ciudades y aldeas del país, y fuera de sus fronteras en honor de los combatientes y guerrilleros soviéticos. Los más impresionantes se erigieron en las ciudades héroes como  Stalingrado, Leningrado, Kíev, Odesa, Sebastópol, Minsk, Tula, Kerch, Novoróssiisk y en la Fortaleza de Brest. 


Notas:

1 Obras Completas, tomo XXVI, pág. 395. V. I. Ulianov “Lenin”. Editorial Política, La Habana, 1963.

2 La Gran Guerra Patria de la Unión Soviética. J. V. Stalin. Pag. 84. En ruso. Moscú, 1952.

3 Recuerdos y meditaciones. G. K. Zhúkov. Tomo II, pág. 382. En ruso. Editorial Progreso. Moscú, 1978.


Obras consultadas:

La gran guerra patria de la Unión Soviética. 1941-1945. V. I. Chuikov – V. S. Riábov

https://es.rbth.com/historia/85193.

- https://www.revistadefrente.cl/

9 de abril de 2025

Memoria del exilio en Stalingrado. Seis muchachos y su maestro fallecen durante un bombardeo nazi (1942)

Сталинградская битва

Por la Asociación Sancho de Beurko, Elkartea.

Mucho es lo que se ha escrito sobre los niños de la Guerra Civil Española (GCE) evacuados a la Unión Soviética (URSS), pero aun hay historias desconocidas, no pocas de ellas relacionadas con la Segunda Guerra Mundial (SGM). 

La hecatombe del Ejército Rojo a causa de la engrasada maquinaria bélica nazi a partir del 22 de junio de 1941 —fecha del comienzo de la invasión alemana de la URSS— dio paso a un apresurado éxodo de las diferentes casas en las que vivían los niños de la España republicana, a quienes siempre acompañaron sus maestros y maestras. Los más mayores, ya mocitos, habían comenzado los grados de secundaria y los que no deseaban seguir estudiando habían pasado a las escuelas de artes y oficios (ramiesli uchilisa). Un grupo de estos, que se encontraba en el ramiesli de Stalingrado, perdería la vida junto al aviador Félix José Allende Santa Cruz, observador de una escuadrilla de SB-2 katiuskas reconvertido en maestro en la URSS.

La imagen de la fuente Barmaley de Stalingrado tomada por Evzerikhin en 1942 representa como ninguna otra la tragedia de la ciudad bombardeada. Sus niños danzantes entre las llamas, como si fuesen ajenos a la destrucción que les rodea, simbolizan a una infancia que sobreviviría a la batalla más decisiva de la guerra, aunque muchos dejasen allí la vida.

Nuestro primer contacto con esta historia fue el testimonio de Alejandra Soler Gilabert que citamos en un artículo del blog Historias de Trapagaran (1), pero hemos de reconocer que sobre ella todavía planean muchos interrogantes. La biografía de Allende (Maliaño de Camargo, 1906) fue publicada por Antonio Otelo en el boletín de la Asociación de Aviadores de la República (2) y recoge dos versiones diferentes sobre su muerte. La primera es del piloto Francisco Meroño Pellicer (3) y la segunda —sin duda la más creíble— hace referencia a un testigo directo de aquellos hechos: un muchacho llamado Jesús Sordo Peña que se encontró con que su maestro y sus compañeros habían sido enterrados por la explosión de una bomba alemana. A falta de hacer un cribado de todas las fuentes relacionadas con el exilio español en la URSS, nadie ha memorializado aún a estos muchachos, que de este modo resultaron sepultados dos veces: una en la ciudad del Volga y otra para la historiografía. Todavía existe alguna versión más, aunque es totalmente inverosímil (4).

Fotografía del matrimonio formado por Félix Allende y Francisca Gómez en la URSS hacia 1940. Ambos coincidieron como educadores en la Casa de Niños n.º 2, situada en Krasnovidovo, a 120 km de Moscú (cortesía de Claudine Allende).

La valenciana Alejandra Soler, que fue maestra en la URSS, relató en su libro La vida es un río caudaloso con peligrosos rápidos como atravesó Stalingrado con otro grupo de 15 jóvenes a los que salvó de perecer en aquella ciudad cuando las vanguardias alemanas estaban ya a las puertas, y también lo sucedido con el grupo de Allende (5). Pero en este sentido resultan mucho más interesantes sus entrevistas, especialmente la que le hicieron en Radio Nacional de España (RNE) en 2010. Un testimonio que tiene toda la credibilidad de quien conoció aquellos hechos en primera persona en el contexto de la batalla más decisiva de la SGM. Ella habla de una decena de chicos, pero nosotros creemos que los que fallecieron realmente no fueron tantos; ya explicaremos el porqué:

"En Stalingrado estaba un grupo de chicos españoles de nuestra casa con un maestro, que era el que les llevaba, que estaban trabajando de obreros en una estación, en una fábrica de guerra. Esta gente, en un bombardeo tremendo, se metió el grupo, que eran ocho o diez chicos y un mayor que se llamaba Félix Allende, y que he sido yo la única que he podido afirmar que murió allí. Su familia no lo ha sabido más que por mí, porque después de eso no se supo nada más. Un follón espantoso. Se metieron en una zanja para resguardarse de las bombas. En la zanja no cayó una bomba, pero cayó al lado, y hubo un corrimiento de tierras y murieron todos aplastados. Los diez chicos y el maestro, que había sido en España aviador de la República. Eso lo supimos porque pasó delante de nuestras narices" (6).

Alejandra Soler tenía una sólida formación cuando se exilió en la URSS tras la Guerra Civil junto a su marido Arnaldo Azzati. Convertida en maestra, asumiría con determinación la responsabilidad de los menores a su cargo en las más duras condiciones, especialmente en Stalingrado. Allí supo de la muerte de Félix Allende (La vida es un río caudaloso con peligrosos rápidos).

Los bombardeos alemanes de finales de agosto de 1942

El primer bombardeo masivo de Stalingrado tuvo lugar por la tarde del 23 de agosto de 1942 y duró horas, durante las cuales se produjeron hasta 2.000 salidas de aviones de la 4ª Flota de la Luftwaffe bajo el mando del general Wolfram Von Richthofen, que había sido jefe de Estado Mayor de la Legión Cóndor durante las operaciones de ruptura del frente vasco de la primavera de 1937. La tragedia de la ciudad del Volga fue de grandes dimensiones; las fuentes rusas hablan de miles de muertos y una destrucción considerable de edificios de viviendas y fábricas que fueron pasto de las llamas (7).

Vista panorámica de la ciudad desde el otro lado del Volga durante los bombardeos del 24 de agosto de 1942 (RIA Novosti).

El mariscal Andréi Ivánovich Eriómenko describiría como “enormes columnas de llamas se elevaron al cielo en el área de las instalaciones de almacenamiento de petróleo. Corrientes de petróleo y gasolina ardientes se precipitaron al Volga. El río ardía, los barcos de vapor ardían en la grada de Stalingrado. El asfalto de las calles y plazas apestaba. Los postes de telégrafo centelleaban como fósforos […] el chirrido de las bombas se mezclaba con el rugido de las explosiones, el estrépito de los edificios que se derrumbaban, el crepitar del fuego furioso. Los moribundos gemían, las mujeres y los niños lloraban de rabia y pedían ayuda” (8). Estos bombardeos se prolongaron hasta el día 26 de agosto.

Agosto de 1942, fábrica de tractores de Stalingrado. Tanques T-34 preparados para partir al frente, que ya está muy cerca de la ciudad. En ese momento trabajaban allí algunos muchachos, que completaban sus estudios en ramiesli, quienes cubrían turnos de doce horas para atender la urgente necesidad de blindados del Ejército Rojo (www.rostec.ru).

En los días previos 100.000 de los 400.000 habitantes habían sido ya evacuados y los que quedaban, tanto adultos como menores, estaban dedicados a tareas de fortificación. Por todas partes se afanaban frenéticamente en levantar barricadas y cavar trincheras y zanjas antitanque preparándose para la lucha. La milicia local había creado batallones de obreros en las fábricas. Una de las más comprometidas por el avance alemán al norte de la ciudad era la de tractores “Félix Dzerzhinsky” o STZ (9), donde también se fabricaban los carros de combate T-34. En ella trabajaban una veintena de muchachos como Jesús Sordo Peña (Bilbao, 1925 [10]) y Ángel Muñiz Rodríguez (Gijón, 1927). Este último se había ofrecido para combatir, pero no fue aceptado en razón de su corta edad:

"Durante la semana trabajábamos en turnos de doce horas diarias construyendo carros en la fábrica y los domingos cavábamos trincheras en las calles. Cuando venía la aviación alemana nos escondíamos en los refugios […] Los aviones (la fábrica era bombardeada cada noche) venían en manadas, soltaban las bombas y se iban. Me recordó el ruido de la guerra en Gijón […] Nosotros nos teníamos que racionar (la comida, que les daban una vez al día: 700 gramos de pan, sopa y carne). Pero yo me lo comía todo de golpe y, claro, después pasaba un hambre atroz" (11).

Ángel Muñiz en su domicilio de Campello (Alicante) en 2002 cuando fue entrevistado por Josep M. Soria para el dominical de La Vanguardia. (vía Tatiana Velázquez).

Evacuación y muerte del grupo de Allende

La cercanía al frente de la fábrica de tractores y lo desesperado de la situación hizo que los blindados T-34 que allí se iban reparando partiesen directamente al combate con tripulaciones de mecánicos (12) y en apenas unos días la lucha había llegado a las propias instalaciones, que fueron defendidas por los trabajadores, ganando un tiempo precioso para que se evacuase al otro lado del Volga la maquinaria y muchos operarios y sus familias. Toda la ciudad estaba ya comprometida por la presión del ejército alemán cuando llegó el turno de los muchachos españoles, que eran un total de 62 sumando a los que trabajaban en STZ y en otras empresas. Una responsabilidad que recayó en su maestro Félix Allende. De nuevo tenemos que recurrir al testimonio de Muñiz:

"El día 13 de septiembre (de 1942), salimos de madrugada para caminar los 18 kilómetros hasta el centro para embarcar en los tranvías (barcazas) fluviales. Nos mandaba un aviador republicano, Félix Allende, que era el responsable de nuestro grupo, una veintena de niños. Durante aquel trayecto, de vez en cuando teníamos que buscar refugio o tirarnos al suelo para protegernos de los bombardeos. Había destrucción y muerte por todas partes […] Una enorme multitud pretendía cruzar el Volga, pero había muy pocos tranvías que no daban abasto. Allende y los cinco compañeros míos de más edad fueron en busca del salvoconducto para cruzar el río, mientras el resto nos quedamos refugiados en un parque. Cuando salían de la oficina, se presentó una escuadrilla de aviones que dejó caer su carga. Murieron Allende y otros cuatro compañeros. Solo se salvó Salvador Viella" (13).

Salvador Viella formaba parte del grupo de Allende junto a Jesús Sordo. Su padre y su tío habían fallecido en el naufragio del vapor “Ciérvana” en 1930 y fue enviado a la URSS en 1937. Tras repatriarse, se estableció en Sestao con su mujer Araceli Noval. Militante antifranquista, estuvo en la prisión de Larrínaga junto a Nicolás Redondo (www.ninosderusia.org).

Sin embargo, la parte final de la historia la que hace referencia a la muerte de Allende y otros cuatro compañeros al salir de esa supuesta oficina donde debían recoger los salvoconductos no se corresponde exactamente con la realidad, y tampoco nos consta que Salvador Viella Recuero (Gijón, 1924) dejase constancia de lo vivido aquel día. Para ello, además del ya citado de Alejandra Soler, tenemos el testimonio de Jesús Sordo, aunque se nos plantea el problema de que no se extendió en detalles al contar la historia a sus hijos. Ni les habló de sus compañeros ni citó a su maestro, solo les dijo que sobrevivió a un bombardeo:

"Estaban en una trinchera (refugiándose de las bombas) y como era el más pequeño le mandaron a por agua. Cuando regresó estaban todos muertos" (14).

Ficha de evacuación a la URSS de Jesús Sordo emitida por el departamento de asistencia social del Gobierno Vasco (vía José Antonio Soto).

Jesús Sordo le cuenta la verdadera historia a Ángel Belza

Si bien Sordo no dio detalles a sus hijos y nietos al hablar de lo sucedido aquel día, si lo hizo con Ángel Belza Ventura (Donostia/San Sebastián, 1926), un antiguo compañero de la Casa de Niños n.º 12. Sucedió cuando ambos coincidieron en un vuelo de Moscú a Zurich a comienzos de los años 90. A pesar de que no se habían visto en cincuenta años, se recordaban perfectamente el uno al otro. Sordo, que había entrado al avión después de Belza, se sentó a su lado y comenzó a hablar. En un momento de la conversación le puso al corriente de lo sucedido aquel aciago día en Stalingrado:

"Me contó un episodio que me conmovió: Un grupo de compañeros de nuestra casa había sido enviado a estudiar al Remeslenyi a Stalingrado. No pudieron ser evacuados a tiempo como otros tantos civiles. En septiembre del 42, en plena ofensiva nazi, durante un terrible bombardeo la casa donde residían fue destruida y un grupo de españoles con el educador se tuvieron que refugiar en una trinchera cerca del río Volga. Durante varias horas quedaron inmóviles en el fondo, hasta que echaron a suertes quien iría a buscar agua al río, situado cerca de la trinchera. Le tocó a Jesús y a otro de sus compañeros (Salvador Viella). Bajo una lluvia de balas y proyectiles lograron llenar unas cantimploras y de regreso al punto de partida encontraron que todos sus compañeros habían sido sepultados por la explosión de una bomba" (15).

Ángel Belza se encontraba en Leninsk, a 50 kilómetros de Stalingrado, cuando comenzaron los bombardeos sobre la ciudad, pero fue evacuado a Saratov. Años más tarde dejaría escrito en sus memorias el testimonio de Jesús Sordo (www.ninosderusia.org).

Memoria de una tragedia

Tras la muerte de Allende se hizo cargo de los muchachos otro aviador de la República llamado Pablo de Bergia Álvarez, que al igual que el cántabro había sido educador de la Casa de Niños n.º 2. Los supervivientes consiguieron cruzar el Volga, despidiéndose de una ciudad de cuyo sino dependería el resultado de la guerra. El cribado de fuentes del exilio republicano en la URSS de Ángel Luis Encinas Moral y otras (16), incluyendo la ayuda de amigos muy vinculados a esta memoria, nos ha permitido poner nombre a los fallecidos aquel día, ya que sabemos que aquellos educadores jamás dejarían a nadie atrás. Ni siquiera ante el riesgo de perder la vida, como así sucedió. Y después de cotejar toda esta información resulta que hay cinco chicos y una chica que no salieron nunca de Stalingrado, por lo que solo pueden ser ellos (17).

Los aviones alemanes bombardean las barcazas atestadas en Stalingrado. Para los educadores que acompañaban a los muchachos no había más esperanza que cruzar el Volga. Una terrible responsabilidad que asumieron con gran coraje haciéndose un hueco entre los soldados del Ejército Rojo (www.rodina-history.ru).

Allende dejaría a Pablo de Bergia a cargo del grupo más grande, cuando se adelantó hasta el puerto con la intención de asegurar el pasaje de todos para cruzar el río. Le acompañaban además de Sordo y Viella, que sobrevivieron a la tragedia— Jesús Cordovilla Flores (Barakaldo, 1925), Ignacio García Franco (San Sebastián, 1926), Jesús González Prida (Grado, 1924), Félix Ibáñez Fernández (Bilbao, 1924), Alejandro Barrera Martínez (Rentería, 1927) y María Luisa Loche Rosal (Gijón, 1925). Enterrados en aquella zanja bajo la explosión de una bomba cuando esperaban a que amainase la tormenta de fuego y metralla, han tenido que pasar 82 años para reivindicar su memoria y ponerles al fin nombre ¡Cuánto trabajo tenemos aún por delante!

El baracaldés Jesús Cordovilla y el bilbaíno Félix Ibáñez en las fotos de carnet que presentaron sus padres al departamento de asistencia social del Gobierno Vasco en 1937. Ambos desaparecieron en Stalingrado junto a Félix Allende (vía José Antonio Soto).

Testimonio de Pablo de Bergia

Gracias a su hijo Eduardo conocemos el testimonio de Pablo de Bergia Álvarez (Madrid, 1918), que se encontraba en Kirovabad como alumno-piloto de la 4ª Promoción cuando terminó la GCE, y tuvo que quedarse en la URSS. Después de coincidir con Allende en la Casa n.º 2, estaba en Leninsk de permiso cuando tuvo conocimiento de que 62 muchachos habían quedado aislados en Stalingrado bajo responsabilidad del aviador cántabro, que estaba muy mal de salud en aquellos momentos. Pablo se ofreció voluntario para acudir a la ciudad, atravesó las líneas alemanas y una vez allí contactó con Allende, a quien ayudó a reunir a los distintos grupos de muchachos dispersos por todas partes. Tras dejarlos en un refugio, acudió a la máxima autoridad de Stalingrado para conseguir el permiso necesario para evacuar a todos. Después los condujo de trinchera en trinchera, tratando de llegar al Volga, lo que supuso “varios días en medio del infierno de aquella batalla.” (18). En la ribera del río Allende se adelantó con siete u ocho muchachos, “los más fuertes y mayores, el resto irían conmigo”, dejó escrito Pablo en sus memorias (19).

Y cuando el grupo del aviador cántabro desapareció bajo las bombas, asumió toda la responsabilidad, les reunió a todos y “cruzó a la otra orilla en una de las barcazas que cruzaban el río junto a los soldados soviéticos heridos. Después de más de veinte días en distintas plataformas de ferrocarril entregó a los supervivientes a las autoridades de la ciudad de Ufá (Urales)” (20).

Pablo de Bergia, a la izquierda, con dos compañeros durante su estancia en Kirovabad, adonde había acudido para formarse como piloto en 1938, si bien el final de la GCE impidió que terminase sus estudios. Su grupo y el de Alejandra Soler consiguieron cruzar el Volga y ponerse a salvo durante la terrible batalla de Stalingrado (cortesía de Eduardo de Bergia).

Epílogo

Claudine Allende —que vive en la “lejana Bretaña fría”, como ella dice— supo de la suerte de su tío Pepe en Stalingrado a través del libro de Francisco Meroño, pero jamás tuvo ocasión de hablar con Alejandra Soler, a quien no conocía, y ahora ya es tarde, pues falleció en 2017 a los 103 años. Es muy posible que la valenciana si lo hiciese con la viuda del aviador cántabro, Francisca “Paquita” Gómez Ruiz (Málaga, 1918), pero no sabemos cuando, seguramente bastante tiempo después de la SGM. La tía Paquita mantuvo correspondencia entre 1946 y 1947 con su cuñado y padre de Claudine, Fernando Allende, que había sobrevivido a su deportación al campo de Dachau, pero luego no supo más de ella (21). Casada con Ramón Estarelles, ambos regresarían a España en fecha no determinada. Claudine publicó la información que pudo reunir en el blog de la asociación MERE 29, que estudia el exilio republicano en el departamento francés de Finisterre (22).

Los autores quieren destacar la ayuda de Claudine Allende, los hermanos José Antonio y Rubén Sordo, Eduardo de Bergia, José Antonio Soto, Tatiana Velázquez, Carlos Lázaro, Antonio Otelo, David Gesalí y Gorka Zubizarreta, ya que sin ella nada de esto hubiera sido posible. Finalmente, queremos compartir el documental de Javier Codina, cuyo extraordinario trabajo visibiliza esta historia para que pueda llegar a muchas personas, incluyendo una dramatización de nuestro grupo de recreación. A todos ellos nuestro agradecimiento.

NOTAS

(1) Joseba Iribar y Guillermo Tabernilla. (27 de septiembre de 2024). La madre de Pasionaria falleció en Ugarte en casa de su hija Bernardina. La triste historia de los Pérez Ibarruri. Historias de Trapagaran. LA MADRE DE “PASIONARIA” FALLECIÓ EN UGARTE EN CASA DE SU HIJA BERNARDINA. LA TRISTE HISTORIA DE LOS PÉREZ IBÁRRURI – Historias de Trapagaran

(2) Antonio Otelo Gómez: “Félix Allende Santa Cruz” en Ícaro n.º 133 (2020). P. 17 (2020-133-diciembre.pdf).

(3) Francisco Meroño Pellicer. (2005). De nuevo al combate. Memorias de un piloto de caza de la II Guerra Mundial : aviadores republicanos en el cielo soviético. Madrid: Dolores Meroño. P.160. Estas memorias conforman un relato novelado en el que la muerte de Allende es descrita con tintes heroicos y no nos parece en absoluto creíble, aparte de que los muchachos ya no eran unos niños. El autor sitúa en el lugar de los hechos a los pilotos españoles José Pascual, fallecido en combate aéreo el 29 de agosto de 1942, y Domingo Bonilla: “[Allende] vio cómo se aproximaban los aviones enemigos, comenzó a refugiarnos aquí, en esta zanja; quedaban solo dos niños en el camión… -¡Sí, sí! ¡Carmencita y Pepito! - interrumpe una niña, gimoteando y restregándose la cara con las manos embarradas y denegridas. - Cuando los fascistas ya tiraban las primeras bombas, corrió otra vez hacia allá, pero no llegó, la bomba explotó a su lado, el camión se volcó y Carmencita y Pepito todavía están afásicos del susto que se llevaron […] El pobre de Allende pagó con su vida por salvarnos”.

(4) En Enrique Zafra, Rosalía Crego y Carmen Heredia. (1989). Los niños españoles evacuados a la URSS (1937). Madrid: Ediciones de la Torre. P. 88 se recoge otro relato fantástico e igualmente heroico en el que Allende, “para impedir que un ataque aéreo hiriera a los niños que él guiaba en la evacuación, tuvo que lanzarlos a una cuneta donde los cubrió con su cuerpo; un trozo de metralla le mató, pero solo hirió a algún niño”.

(5) Alejandra Soler. (2009). La vida es un río caudaloso con peligrosos rápidos. Al final de todo… sigo comunista. Valencia: PUV. P. 55.

(6) Alejandra Soler. (18 de diciembre de 2010). Huyendo de la batalla de Stalingrado [Transcripción]. Ayer - Alejandra Soler: huyendo de la batalla de Stalingrado - Tercera parte – 18/12/10

(7) 23 августа 1942 года – день бомбардировки Сталинграда - Районные новости - Новости - "Новоаннинские вести"Las cifras de 40.000 muertos que dan algunos autores son muy exageradas y es posible que la destrucción de tantos edificios se produjese en un período de varios días, pero ni siquiera se pudo hacer una contabilidad porque muchos cuerpos no fueron recuperados. Los civiles quedaron atrapados en la ciudad sin escapatoria y decenas de miles morirían hasta la rendición del 6º Ejército alemán en febrero del año siguiente. Así fue como, tras meses de batalla, Stalingrado resultaría completamente destruida (Alejandro Berezin. [27 de agosto de 2021]. ¿Por qué los alemanes nunca destruyeron Stalingrado desde el aire y que sucedió realmente a finales de agosto de 1942? Naked Science¿Por qué los alemanes nunca destruyeron Stalingrado desde el aire y qué sucedió realmente a finales de agosto de 1942?).

(8) Ibídem.

(9) David M. Glanz y Jonathan M. House. (2017). A las puertas de Stalingrado. Madrid: Desperta Ferro. P. 427.

(10) Testimonio de sus hijos José Antonio y Rubén a los autores.

(11) Josep M. Soria: “Infancias entre dos guerras” en Magazine, dominical de La Vanguardia del 22 de septiembre del 2002. P. 40. Otros trabajaban en el astillero formándose como técnicos de construcción de barcos; era el caso de Tamara García Santa Ana (Sama de Langreo, 1925).

(12) David M. Glanz y Jonathan M. House. Opus cit. P. 423.

(13) Josep M. Soria. Opus cit. P. 41.

(14) Testimonio de sus hijos José Antonio y Rubén Sordo Marinero a los autores.

(15) Ángel Belza. (2013). Memorias de un niño en Rusia 1937-1957. León: ebooksBierzo. [Kindle version]. Recuperado de amazon.comUbicación 2493.

(16) Principalmente el de Ángel Luis Encinas Morán. (2008). Fuentes históricas para el estudio de la emigración española a la URSS (1936-2007). Madrid: Exterior XXI, pero también nos hemos servido de otros trabajos A. Elpátievsky, M. Arce, Centro Español de Moscú, etc.— que han sido condensados en los listados de la web www.ninosderusia.org

(17) Encinas dice que Cordovilla falleció en un refugio, García Franco se perdió y no ha aparecido, Barrera murió durante la evacuación, mientras que de González Prida, Ibañez y Loche fallecieron en un bombardeo, pero solo en un caso hay fecha (22 de agosto de 1942). Todo resulta muy confuso, como es lógico, en unos momentos en que no era posible identificar los cuerpos, que ni siquiera serían recuperados. Por ello, aunque cabe la posibilidad de que alguno no estuviese con Allende y fuesen cinco en vez de seis, pensamos que debemos memorializarles a todos.

(18) Escrito al ministro de defensa Gustavo Suárez Pertierra de Manuel Sánchez Martín (Bilbao, 1926) y Jesús Fueyo Ramos (Sama, 1927) del 13/2/1996 (cortesía de Eduardo de Bergia).

(19) Extraído de las memorias de Pablo de Bergia (cortesía de Eduardo de Bergia).

(20) Escrito al ministro de defensa...

(21) Testimonio de Claudine Allende a los autores.

(22) Claudine Allende. (1 de febrero de 2017). L’exil en Russie de Félix José Allende Santa Cruz et Francisca Gómez Ruiz. Association MERE 29. L'exil en Russie de Félix José Allende Santa Cruz et Francisca Gómez Ruiz - ASSOCIATION MERE 29