17 de enero de 2021

El culto a la personalidad que inventaron sobre Stalin, hundido y desmentido con sus propios textos. La otra cara de la historia. Ir a los escritos, no a los rumores intencionados.

 Filmstill Fortress on the Volga

Por Reacciones Adversas.

La otra cara de la historia

-El culto a la personalidad rechazado siempre por Stalin

Una de las acusaciones más infundadas de la historia.

El mismo Stalin denunció y ridiculizó el ‘culto a la personalidad’ por ser totalmente contrario al marxismo-leninismo. Algunos ejemplos:

* Junio de 1926: «Debo decir sinceramente, camaradas, que no me merezco ni la mitad de las cosas lisonjeras que se han dicho aquí sobre mí. Soy, al parecer, un héroe de la Revolución de Octubre, el líder del Partido Comunista Soviético, el líder del Comunismo Internacional, un caballero-guerrero legendario y todo lo demás. Esto es absurdo, camaradas, y la exageración completamente innecesaria. Este es el tipo de cosas que por lo general se dicen en el funeral de un revolucionario difunto. Pero no tengo ninguna intención de morirme todavía. En realidad yo era, y continuo siendo, uno de los aprendices de los obreros especializados de los talleres del ferrocarril de Tiflis». (J. V. Stalin: Works, Volumen 8; Moscú; 1954; p. 182).

* Octubre de 1927: «¿Y quién es Stalin? Stalin es solo una figura menor» (J. V. Stalin: Works. Volumen 10; Moscú; 1954; p. 177).

* Diciembre de 1929: «Vuestras felicitaciones y saludos únicamente los merece el gran Partido de la clase obrera, que me dio a luz y me crió a su propia imagen y semejanza. Y solamente por que los merece nuestro glorioso Partido Leninista, me atrevo a daros mi agradecimiento como bolchevique» (J. V. Stalin: Works, Volumen 12; Moscú; 1955; p.146).

* Abril de 1930: «Hay quienes piensan que el artículo ‘El vértigo del éxito’ fue resultado de la iniciativa personal de Stalin. Esto, desde luego, es absurdo. No es de recibo que la iniciativa personal en un asunto como este sea tomada por una persona sola, quien quiera que sea, puesto que tenemos un Comité Central» (J. V. Stalin: Works, ibid.; p. 218).

* Agosto de 1930: «Me habláis de vuestra ‘devoción’ hacia mí… Os aconsejaría que desechárais el ‘principio’ de la devoción a las personas. Ese no es el camino bolchevique. Sed únicamente devotos de la clase obrera, de su Partido, de su Estado. Esta es una cosa buena y útil. Pero no la confundáis con la devoción a las personas, esa fruslería vana e inútil propia de intelectuales de escasa voluntad». (J. V. Stalin: Works, Volumen 13; Moscú; 1955; p. 20).

* Diciembre de 1931: «En cuanto a mí, soy solamente un discípulo de Lenin, y el objetivo de mi vida es ser un discípulo digno de él… El marxismo no niega por completo el papel desempeñado por individuos excepcionales o que la historia esté hecha por las personas. Pero… las grandes personas solo pueden hacer cosas valiosas en la medida en que son capaces de entender correctamente las condiciones reales, de entender cómo cambiarlas. Si no logran entender estas condiciones y pretenden cambiarlas según los impulsos de su imaginación, se encontrarán en la situación de Don Quijote. Las personas individuales no pueden decidir. Las decisiones de los individuos son siempre, o casi siempre, decisiones unilaterales…. En cada grupo colectivo, hay personas con cuya opinión debe contarse… A partir de la experiencia de tres revoluciones, sabemos que de cada 100 decisiones tomadas por personas individuales sin ser puestas a prueba y corregidas colectivamente, aproximadamente 90 son unilaterales. Nunca, bajo ninguna circunstancia, nuestros trabajadores podrán tolerar que el poder se concentre en las manos de una persona. Con nosotros, los personajes de mayor autoridad se reducen a la inexistencia, se convierten en meras cifras, en cuanto las masas de los trabajadores pierden la confianza en ellos». (J.V. Stalin: ibid.; p. 107-08, 109, 113).

* Febrero de 1933: «He recibido su carta concediéndome su segunda Orden como recompensa por mi trabajo. Le agradezco mucho sus cálidas palabras y su regalo de camaradería. Sé de lo que usted se está privando para hacerme este favor y aprecio sus sentimientos. Sin embargo, no puedo aceptar su segunda Orden. No puedo y no debo aceptarla, no solo porque únicamente puede pertenecerle a usted, pues usted solo se la ha ganado, sino también, porque yo ya he sido ampliamente recompensado por el aprecio y el respeto de mis compañeros, y por consiguiente, no tengo ningún derecho a robarle a usted. Las Órdenes fueron instituidas no para los que ya son conocidos, sino principalmente para la gente heroica que es poco conocida y que merece darse a conocer a todos. Además, debo decirle que ya tengo dos Órdenes. Esto es más de lo que uno necesita, se lo aseguro» (J. V. Stalin: ibid.; p. 241).

* Mayo de 1933: Robins a Stalin: «Considero un gran honor tener la oportunidad de hacerle una visita». Stalin a Robins: «No hay nada particular en eso. Usted exagera». Robins a Stalin: «Lo que me parece más interesante es que en todas partes de Rusia he encontrado los nombres Lenin-Stalin, Lenin-Stalin, Lenin-Stalin, siempre juntos». Stalin a Robins: «Eso también es una exageración. ¿Cómo se me puede comparar con Lenin?» (J. V. Stalin: ibid.; p. 267).

* Febrero de 1938: «Estoy absolutamente en contra de la publicación de las ‘Historias de la niñez de Stalin’. El libro abunda en una masa de inexactitudes de hecho, de alteraciones, de exageraciones y de alabanzas inmerecidas. Pero… lo importante reside en el hecho de que el libro muestra una tendencia a grabar en las mentes de los niños soviéticos (y de la gente en general) el culto a la personalidad de los líderes, de los héroes infalibles. Esto es peligroso y perjudicial. La teoría de los héroes y la ‘multitud’ no es bolchevique, sino una teoría social-revolucionaria (esto es, anarquista). Sugiero que quememos ese libro» (J. V. Stalin: ibid.; p. 327)

 

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