El candidato del Partido Comunista Cubano (PCC) a convertirse en el próximo Presidente de la República es un ingeniero en electrónica, profesor universitario, nacido en Villa Clara 15 meses después de que los barbudos entraran a La Habana y pusieran fin a la dictadura de Batista.
Miguel Díaz Canel empezó su carrera política en 1987 cuando se convierte en cuadro de la Juventud Comunista (UJC), solo un par de años después cumple misión en Nicaragua y a su regreso es designado Segundo Secretario de la organización a nivel nacional. Es nombrado Primer Secretario del PCC de su provincia en 1994, en medio de la peor crisis económica que viviera la Cuba revolucionaria.
Sin embargo, a pesar del reto es el momento en que Diaz Canel empieza a brillar y su nombre se hace familiar a los cubanos de toda la isla. “Mira ese es el secretario del partido en la provincia”, me dijo un amigo mientras me señalaba a un joven de unos 35 años que hacía cola en una pizzería de la ciudad de Santa Clara. Costaba identificarlo, llevaba el pelo largo y vestía pantalón corto y una camiseta. Se movía en bicicleta y utilizaba el automóvil oficial solo cuando salía de la ciudad. Aseguran que algunos cuadros superiores del Partido Comunista no lo veían con buenos ojos y le reclamaron que se “vistiera” como un Primer Secretario.
Eran los años 90 y yo visitaba la ciudad para cubrir el Primer Festival Nacional de Travestismo que se desarrollaría en el Mejunje, un centro cultural de Santa Clara en el que se mezclan espectáculos de rock y de travestis, días del bolero, discoteca gay, galería de arte y centro de conciertos. Eran años muy difíciles para este único santuario de la comunidad LGBT, un oasis en medio de la hostilidad homofóbica. Lo cierto es que mientras en Santa Clara los travestis se paseaban por las calles, iban a la universidad y tenían incluso espectáculos sin que nadie los molestara, en La Habana la policía detenía a los “hombres vestidos de mujer” por escándalo público. Recuerdo que un funcionario se quejó porque en mi reportaje sobre los travestis mencioné la relación del Che Guevara con esa ciudad.
La provincia de Villa Clara, dirigida por Díaz Canel, fue un santuario para quienes eran considerados diferentes. Foto Raquel Pérez
Ramón Silverio, el hombre que fundó y dirige el Mejunje, me explica que el proyecto sobrevivió, entre otras cosas, gracias a que Miguel Díaz Canel fue capaz de soportar las presiones de arriba. “Por eso cuando le regalamos nuestro libro (por el 30 aniversario) escribimos una dedicatoria que dice: Gracias por tu complicidad”. Pero la apertura cultural que se vivió en la provincia de Villa Clara no tuvo que ver solo con la diversidad sexual. Se abrieron también espacios para otros marginados, surgió un poderoso movimiento de rockeros y los amantes de los tatuajes encontraron allí el espacio para sus festivales anuales. Durante “el gobierno” de Díaz Canel en Santa Clara lo diferente dejó de ser un estigma.
En el 2003 lo designan miembro del Buró Político del PCC (máxima instancia de poder) y Primer Secretario de la provincia de Holguín, en el oriente de la isla, donde a la peor sequía de la historia se le sumaban la desorganización y la corrupción. Cuentan algunos holguineros que destacó su capacidad de organización para la distribución del agua y que a la par logró limpiar las estructuras políticas, lavando los trapos sucios con mucha discreción.
Al gobierno central
En el 2012 es nombrado Ministro de Educación con el encargo de reformar la enseñanza superior, demasiado masiva, muy abstracta y poco vinculada a la economía del país. El reto fue enorme porque la tarea implicaba luchar contra ideas muy arraigadas en la sociedad, como el principio de graduar la mayor cantidad posible de profesionales, al margen de que no haya trabajo para todos.
Un profesor cuenta a Público que como Ministro de Educación Superior lo primero que hizo fue visitar la Universidad de La Habana para escuchar a los viejos catedráticos, que se quejaron porque llevaban años elaborando propuestas que muy pocos leían y nadie aplicaba. Aseguran que tras la primera reunión pidió que lo instruyeran en el tema y, a partir de ese momento, se le veía llegar regularmente, sobre la 6 de la tarde, como si fuera un alumno más.
Al frente del Ministerio de Educación Superior transformó las universidades adaptándolas a las necesidades del país. R.P.
El 24 de febrero del 2013 el Parlamento lo elige Primer Vicepresidente, dándole el segundo cargo en importancia del Gobierno y convirtiéndolo en candidato del PCC para las próximas elecciones. Su nombramiento fue defendido por el propio Raúl Castro, asegurando que “Díaz Canel no es un advenedizo ni un improvisado. Su trayectoria laboral acumula casi 30 años, comenzando en la base”.
Con él llega la renovación generacional de la Revolución Cubana, acompañada de los nuevos tiempos que vive el mundo, Diaz Canel es el primer político que utiliza una laptop en un Consejo de Ministros televisado. Trabaja con la Unión de Periodistas en la promoción de una apertura de la prensa y protege a los blogueros de izquierda, como La Joven Cuba, de los embates del sector más ortodoxo del PCC. Es poco amigo de hacer declaraciones a la prensa pero se muestra afable con la gente. Hoy se viste más formal pero mantiene su contacto con el cubano de a pie. Lo mismo asiste a una ceremonia religiosa afrocubana que se sienta en el suelo de la Casa del Alba a conversar o bailar salsa con los jóvenes de la Federación de Estudiantes Universitarios después del congreso.
El General y Presidente Raúl Castro cree que Díaz Canel muestra “una sólida firmeza ideológica” y paradójicamente coincide con sus enemigos. El escritor anticastrista Norberto Fuentes declaró que el vicepresidente “es precisamente lo que Mijail Gorbachov nunca fue. Gorbachov representa la pérdida del poder. No nos engañemos (Miguel Díaz Canel) es un hombre pragmático pero duro ideológicamente”.
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