22 de enero de 2025

HANS BEIMLER, MIEMBRO DE LAS BRIGADAS INTENACIONALES. SU PASO POR EL INFIERNO DE DACHAU.

Hans Beimler
Beimler en 1936

Por Esteban Zúñiga

"Ahora te encuentro, Hans Beimler,

cuando cierras tu jornada.


Ahora me acerco a tu cuerpo,

cuando ya tu cuerpo marcha,

flotando en un mar de hombros,

que lo separa de España.

Dicen que vas muerto, hermano,

pero tu vida no acaba
porque se sequen tus venas,
y se hiele tu garganta...".

("A Hans Beimler", de Emilio Prados).
21 de enero de 1937.
Siete semanas después de la muerte en combate, sucedida el 1 de diciembre de 1936, de HANS BEIMLER -miembro de las Brigadas Internacionales y destacado dirigente del Partido Comunista Alemán (KPD)-, el periódico madrileño "AHORA Diario de la Juventud" -órgano de las Juventudes Socialistas Unificadas-, publicaría varios fragmentos de un artículo editado por la revista comunista alemana "Volks Illusrierte" -fundada en 1933 y que publicaba sus números en aquellos momentos en el exilio debido a la dura represión nazi-, en el que Hans Beimler relataba varios aspectos de su experiencia en el campo de concentración de Dachau -el primero de los construidos por el nazismo alemán de Adolf Hitler-.

Más abajo compartiremos algunos párrafos.
Seguidamente, damos una pequeña semblanza de este gran dirigente y combativo comunista alemán:

Hans Beimler nació en Munich, el 2 de julio de 1895. De oficio cerrajero, al estallar la Iª Guerra Mundial, se ofrecería como voluntario en la marina del Báltico, entrando en contacto con elementos revolucionarios. Al finalizar la guerra sería uno de los primeros elementos revolucionarios en entrar a formar parte de la Liga Espartaquista, fundada por Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht, pasando a ser miembro activo del Partido Comunista Alemán (KPD). tras la fundación de éste el 30 de diciembre de 1918. Participaría en la efímera de la experiencia socialista de la República Soviética de Baviera del Sur, en 1919, hasta que sería detenido y encarcelado en la prisión de Niederschönfeld. Al salir de la prisión, sería nombrado Secretario del KPD en Baviera del Sur y miembro del Comité Central, así como también sería elegido, en las elecciones celebradas en 1932, como diputado comunista del Reichstag (Parlamento Alemán).

Al llegar Adolf Hitler y los nazis al poder en 1933, Hans Beimler sería detenido el 11 de abril de 1933, tras ser delatado por unos compañeros anteriormente detenidos. Luego es brutalmente torturado y trasladado, junto a su mujer Zonta -enviada diez días más tarde a otro campo- al campo de concentración de Dachau, a unos trece kilómetros al noroeste de Munich, uno de los más duros e inhumanos de la primera etapa nazi. Tras pasar un mes, en el día anterior a su fecha de ejecución, lograría evadirse, matando a un guardia y vistiéndose con las ropas de éste último, dirigiéndose primero a Checoslovaquia, y seguidamente a la URSS.

Sobre el martirio y la brutal represión que sufrirían en Dachau los allí internados nos dejaría su experiencia en su relato "Im Mörderlager Dachau - Vier Wochen unter den braunen Banditen" ("En el campo asesino de Dachau - Cuatro semanas en poder de los bandidos pardos") publicado en Moscú en 1935, siendo el primer testimonio editado sobre la vida en un campo de exterminio nazi.

En las últimas páginas de este libro se podría leer:
"Así como Fritz Dressel (ex presidente de la fracción comunista del parlamento regional de Baviera) yo no quería morir.

Arrojado por los asesinos a la celda número cuatro y viendo delante de mi amigo revolucionario muerto, con tres cortes en la muñeca de su brazo izquierdo, a su lado en el suelo el cuchillo de pan, perdí por un momento la razón, incapaz de alcanzar lo que todo ello significaba. Con las manos me cubrí los ojos, no queriendo admitir que Dressel estaba muerto. Al oír la llave para abrir la puerta de esta celda de muerte, tuve que contar con que, allí mismo, había llegado a mi propio final definitivo, pero volví a recuperar la fuerza suficiente para enfrentarme a todo lo que me pudiera aguardar. Consciente de que era más que probable que no fuera a salir con vida de este campo, tan sólo me quedaba elegir el modo de mi muerte.

Estaba firmemente determinado, primero, que no me iba a suicidar bajo ningún concepto y, segundo, que tampoco me dejaría estrangular o colgar en esa lúgubre pocilga. Así que decidí escaparme por la noche costara lo que costara, y si la banda me pillara... el mundo iba a saber por boca de los asesinos que el comunista Beimler fue matado a tiros durante su fuga.

De este modo me fui preparando y mentalizando. Sin la menor excitación, abandoné la celda en la noche del 8 al 9 de mayo, esperando en cada momento ser alcanzado por una bala."
Tras el intento del golpe de estado fascista del 18 de julio de 1936 contra la República Española, Hans Beimler se trasladaría a nuestra península como voluntario de las Brigadas Internacionales para combatir al fascismo y fundaría en el cuartel de Pedralbes de Barcelona, el 23 de julio de 1936, la centuria "Thaelmann" (así denominado en honor del líder comunista alemán Ernest Thaelmann, que fue secretario general del KPD) y que en aquellos momentos se encontraba encarcelado en confinamiento solitario en la prisión de Bautzen, para posteriormente, el 17 de agosto de 1944, tras once años de prisión, transferido al campo de concentración de Buchenwald, siendo fusilado al día siguiente, el 18 de agosto, por órdenes expresas de Adolf Hitler ante el serio avance del Ejército Soviético.

El batallón "Thaelmann" mayoritariamente estaba conformado por comunistas alemanes.

Así, la centuria "Thaelmann" convertida en batallón en el mes de noviembre de 1936, se incorporaría a la XII Brigada Internacional, junto con los batallones: "Garibaldi", italianos" y "André Marty", franceses.

Siendo enviados el 7 de noviembre a Madrid, bajo el mando del general Paul Lukács, ejerce Hans Beimler de comisario político, siendo ya comandante del batallón "Thaelmann", entrando en combate el 12 de noviembre de 1936.

El 1 de diciembre de 1936 Hans Beimler moriría en el frente de Madrid, en la conocida como la "Cuesta de las perdices", cuando intentaba rescatar en "tierra de nadie" a un compañero herido. Pasando a convertirse en un ejemplo y en un símbolo para todos los demás voluntarios de las Brigadas Internacionales.
A continuación, compartimos el artículo del periódico "Ahora", que quería ser una muestra "del horror que quieren traer a España los que intentan venderla a los mismos que han deshonrado Alemania"...
"AHORA"
Los campos de concentración de la Alemania "Nazi".
EL INFIERNO DE DACHAU.
(Fuente: "Ahora". Diario de la juventud. Núm. 20 - Página 8. Jueves, 21 de enero de 1937).
"Los que entráis aquí, dejad toda esperanza", estas palabras del infierno de Dachau encabezan las descripciones de Hans Beimler nos dejó la época horrorosa que pasó en Dachau.

Como uno de los antifascistas más valientes, cayó Beimler en el Frente de Madrid y nunca lo olvidaremos. El luchador heroico nos habla de nuevo en las siguientes líneas y narra los episodios terroríficos de su estancia en el campo de concentración de Dachau. Estos datos fundamentales no necesitan ya comentarios. De lo que tuvieron que sufrir los hombres inocentemente, por su convicción, nos enteramos por las conmovedoras confesiones que tiene como consecuencia la necesidad natural de la lucha contra el nacional-socialismo.

CARRERA GIMNÁSTICA CON DOS QUINTALES DE GUIJARROS.

Para los trabajos forzados se manda a los presos a las fosas de guijarros. Regularmente se compone la compañía de castigo de 90 hombres, entre ellos de 35 a 40 judíos. La vigilancia la forma una banda de 20 a 24 hombres de las S. A. Cada dos presos tienen que arrastrar, por ejemplo, un "tragel" (una tabla grande con dos asas), cargada de uno o dos quintales de guijarros.

Con esta carga tiene que hacer los presos ejercicios gimnásticos, corriendo a toda velocidad. A través del lodo, barro y charcos se les obliga a correr hasta trescientos metros, y con todo esto les aplican azotes, puntapiés y culatazos. Los hombres de las S. A. les ponen la zancadilla, los presos caen al suelo. Entre estos presos se encuentran gran número de personas que nunca trabajaron físicamente en su vida: juristas, médicos, etc. Se castiga la ayuda mutua en el trabajo. En los más crudos meses de invierno, se realizan los trabajos con medio cuerpo desnudo. En el transporte de carretillas se han de recorrer los trayectos a galope. Las roturas de brazos y pernas son usuales.

ATADO AL PALO.

Un método verdaderamente infame consiste en atar al preso a un palo. Lo emplean por los más fútiles motivos. Hace poco tiempo fueron atados un redactor berlinés y dos judíos -padre e hijo- por espacio de cinco horas, desde la una a las seis. La operación se efectúa de este modo: El preso tiene que colocarse con la espalda y los talones pegados a un árbol. Se les atan las manos a la espalda, después se le retuercen los brazos hacia arriba, hasta que el preso tenga que estar sobre la punta de los pies. Luego se le atan las manos al árbol...

QUEMA DE CADÁVERES EN LA ESTUFA.

El 30 de junio de 1934 se desarrollaron en el campo de Dachau escenas espantosas. En presencia de los presos fueron fusilados cuatro hombres de las S. A. que habían hecho oposición, entre ellos el chófer y el secretario de Rohm, así como el hijo, de dieciocho años, del presidente de Policía, Schneidhuyor, que fue muerto en Munich.

Bajo el mando del comandante Eicke fueron fusilados, el día 30 de junio, solamente en Dachau, cerca de 75 hombres y una mujer. El número de asesinados del campo de Dachau ha adoptado tales dimensiones, que se ha instalado en un cementerio especial para él. Al cavar un fosa, en la primavera de 1935, para un preso asesinado, dieron algunos prisioneros con el cadáver, en plena descomposición, de un hombre que había sido enterrado ya en este lugar. Pero a muchos asesinados se les da enterramiento en cualquier punto de los alrededores del campo. Otros fueron quemados por las S. A. en una estufa gigantesca.
(Declaración del preso preventivo Johann Kukowistsch, de Faulens).

DÍA Y NOCHE AMENAZADOS DE MUERTE.

Nos pegaron con vergajos, fustas y culatas. Me pegaron tanto en la cabeza y en los ojos, por lo que cada día veía menos. Siguieron pegándome. Día y noche se echaban estos bandidos sobre mí. No sé cuántas veces perdí la conciencia. Al tercer día me soltaron. Mi cara estaba hinchada, mi boca estaba llena de pus. No podía comer.

A los que trabajan en la fosa de guijarros se les empuja muchas veces, cuando el frío es más intenso al lado que está, junto a la fosa. Las S. A, obligan a los presos a quedarse en el agua más de media hora, y a veces aún mucho más tiempo. Luego tienen que seguir trabajando con la ropa húmeda y fría.

TRABAJO "KOOLI" EN LA APISONADORA.

Naturalmente tienen que trabajar todos. Hay muchísimas formas de ocupar al preso, la fosa de los guijarros, el transporte de los mismos, construcción de carreteras, cerrajerías, sastrería, zapatería, taller de automóviles, etc. Se trabaja constantemente a marcha forzada, a veces hasta las diez de la noche y también los domingos.

Es imposible abusar más del trabajo a la fuerza. Al terminar una parte de la carretera principal a Munich, se utilizó una apisonadora de la que tuvieron que tirar unos cuarenta y sesenta presos.

HANS BEIMLER: ORDEN DE SUICIDARSE.

Hacía dos minutos que habían cerrado la puerta de la celda, cuando la volvieron abrir.

Me arrancaron de ella, diciéndome: "fuera", y me echaron a la celda cuatro. Fue el momento más trágico de mi vida. Delante de mí, en el suelo, yacía el cadáver, espantosamente mutilado y cubierto de chichones, de mi antiguo compañero de combate Fritz Dressel.

El brazo izquierdo se extendía sobre el suelo, en el antebrazo tenía tres cortes. A su lado había el cuchillo del pan. Pude explicarme todo. Con tormentos inauditos había sido empujado este compañero a la muerte, le habían obligado a suicidarse, como lo estaban haciendo así con los compañeros Geetz, Hirsch y conmigo mismo. El compañero fue encontrado por un jefe que no había tomado todas las medidas de precaución, cuando la víctima todavía no estaba desangrada. Quizá debería quedarme al lado del compañero muerto en la celda hasta imitarle. A los pocos minutos me volvieron a sacar y me metieron en "mi celda".

HANS BEIMLER."

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