Por José Stalin. Traducción Marina Svetlova y Nestor Guadaño.I. V. Stalin.
Discurso en la reunión preelectoral de los votantes del distrito electoral de Stalin de Moscú, pronunciado en el Teatro Bolshoi, el 9 de febrero de 1946. Moscú, 1946.
El Presidente. Tiene la palabra Joseph Vissarionovich STALIN
(Al subir al estrado, el camarada Stalin es recibido por los votantes con una gran ovación, que dura varios minutos. Todos los presentes en la sala del Teatro Bolshoi se ponen en pie para saludar al camarada Stalin. Desde la sala se escuchan continuamente gritos: "¡Por el gran Stalin, viva!", "¡Viva el gran Stalin, viva!", "¡Por el querido Stalin, viva!").
El camarada STALIN.
¡Camaradas!
Han pasado ocho años desde las últimas elecciones al Soviet Supremo. Ha sido un período rico en acontecimientos de carácter decisivo. Los primeros cuatro años transcurrieron en el extenuante trabajo del pueblo soviético para realizar el Tercer Plan Quinquenal. Los segundos cuatro años abarcan los acontecimientos de la guerra contra los agresores alemanes y japoneses, los acontecimientos de la Segunda Guerra Mundial. No cabe duda de que la guerra es el momento principal del período pasado.
Sería erróneo pensar que la Segunda Guerra Mundial surgió por accidente, o como resultado de los errores de ciertos estadistas, aunque ciertamente hubo errores. De hecho, la guerra surgió como resultado inevitable del desarrollo de las fuerzas económicas y políticas mundiales sobre la base del capitalismo monopolista moderno. Los marxistas han afirmado repetidamente, que el sistema capitalista de la economía mundial contiene elementos de crisis general y enfrentamientos militares, y que, en vista de ello, el desarrollo del capitalismo mundial en nuestro tiempo, no se produce en forma de un avance suave y uniforme, sino a través de crisis y catástrofes militares. El hecho es, que el desarrollo desigual de los países capitalistas suele conducir con el tiempo, a una brusca perturbación del equilibrio dentro del sistema mundial del capitalismo, y aquel grupo de países capitalistas que se considera menos provisto de materias primas y mercados, suele hacer intentos de cambiar la situación y redistribuir las materias primas y los mercados en "esferas de influencia" a su favor, mediante el uso de la fuerza armada. Como resultado, el mundo capitalista se divide en dos campos hostiles y estalla la guerra entre ellos.
Tal vez se podría haber evitado una catástrofe militar, si hubiera sido posible redistribuir periódicamente las materias primas y los mercados entre los países, en función de su peso económico, mediante decisiones coordinadas y pacíficas. Pero esto no puede realizarse en las actuales condiciones capitalistas de la economía mundial.
Así, como resultado de la primera crisis del sistema capitalista de la economía mundial, surgió la Primera Guerra Mundial, y como resultado de la segunda crisis, surgió la Segunda Guerra Mundial.
Esto no significa, por supuesto, que la Segunda Guerra Mundial sea una copia de la Primera.
Al contrario, la Segunda Guerra Mundial difiere significativamente de la primera en su carácter. Hay que tener en cuenta, que los principales estados fascistas -Alemania, Japón, Italia- antes de atacar a los países aliados, destruyeron los últimos vestigios de sus libertades democrático-burguesas, estableciendo un brutal régimen terrorista, pisotearon el principio de soberanía y libre desarrollo de los países pequeños, declararon como política propia la toma de tierras extranjeras y declararon abiertamente que buscaban la dominación mundial, y la extensión del régimen fascista por todo el mundo, así fue la toma de Checoslovaquia y de las regiones centrales de China, por los Estados del Eje, demostrando que estaban dispuestos a cumplir su amenaza de esclavizar a todos los pueblos amantes de la libertad. Por lo tanto, la Segunda Guerra Mundial contra las potencias del Eje, a diferencia de la Primera Guerra Mundial, fue desde el principio una guerra antifascista de liberación, una de cuyas tareas era también la restauración de las libertades democráticas. La entrada de la Unión Soviética en la guerra contra los Estados del Eje sólo podía reforzar -y de hecho reforzó- el carácter antifascista y liberador de la Segunda Guerra Mundial.
Esta fue la base para la formación de la coalición antifascista de la Unión Soviética, los Estados Unidos de América, Gran Bretaña y otros Estados amantes de la libertad, que luego desempeñó un papel decisivo en la derrota de las fuerzas armadas de los Estados del Eje.
Tal es el caso de la cuestión del origen y la naturaleza de la Segunda Guerra Mundial.
Ahora, tal vez, todo el mundo reconozca que la guerra realmente no fue ni pudo haber sido un accidente en la vida de los pueblos, que se convirtió de hecho en una guerra de los pueblos por su existencia, que por esta misma razón no pudo haber sido fugaz, relámpago.
En lo que respecta a nuestro país, esta guerra fue la más cruel y dura, de todas las guerras vividas en la historia de nuestra Patria.
Pero la guerra no fue sólo una maldición. Fue al mismo tiempo, una gran escuela de prueba y ensayo de todas las fuerzas del pueblo. La guerra puso al descubierto todos los hechos y acontecimientos en la retaguardia y en el frente, arrancó sin piedad todos los velos y coberturas que ocultaban el verdadero rostro de los Estados, los gobiernos, los partidos, y los expuso en el escenario, sin máscara, sin barniz, con todos sus defectos y virtudes.
La guerra organizó una especie de examen de nuestro sistema soviético, de nuestro Estado, de nuestro gobierno, de nuestro Partido Comunista, y resumió los resultados de su trabajo como si nos dijera: aquí están, vuestras personas y organizaciones, sus hechos y sus días, miradlos atentamente y recompensadlos según sus hechos.
Este es uno de los aspectos positivos de la guerra.
Para nosotros, los votantes, esta circunstancia es de gran importancia, porque nos ayuda a evaluar rápida y objetivamente las actividades del partido y de su pueblo, y a sacar las conclusiones correctas. En otras ocasiones, tendríamos que estudiar los discursos e informes de los representantes de los partidos, analizarlos, comparar sus palabras con sus hechos, resumir los resultados, etcétera. Esto requiere un trabajo complejo y difícil, y no hay garantía de que no se cometan errores. Otra cosa es ahora que la guerra ha terminado, cuando por la propia contienda se ha comprobado el trabajo de nuestros dirigentes organizativos, y lo ha resumido. Ahora nos resulta mucho más fácil comprender, y llegar a las conclusiones correctas.
¿Cuáles son los resultados de la guerra?
Hay un resultado principal del que surgieron todos los demás resultados. Esta conclusión es que, al final de la guerra, los enemigos fueron derrotados y nosotros, junto con nuestros aliados, salimos victoriosos. Terminamos la guerra con una victoria completa sobre nuestros enemigos, ese es el resultado principal de la guerra. Pero este es un análisis demasiado general, y no podemos poner el punto final aquí. Por supuesto, derrotar a los enemigos en una guerra como la Segunda Guerra Mundial, que nunca antes había ocurrido en la historia de la humanidad, significa lograr una victoria histórica mundial. Todo esto es cierto. Pero no deja de ser la suma total, y no podemos descansar en ello. Para comprender el gran significado histórico de nuestra victoria, es necesario comprenderla de manera más específica.
Entonces, ¿Cómo debemos entender nuestra victoria sobre nuestros enemigos, qué puede significar esta victoria desde el punto de vista del estado, y el desarrollo de las fuerzas internas de nuestro país?
Nuestra victoria significa, en primer lugar, que nuestro orden social soviético ha vencido, que el orden social soviético ha resistido con éxito la prueba en el fuego de la guerra, y ha demostrado toda su vitalidad.
Como es bien sabido, la prensa extranjera ha afirmado repetidamente que el orden social soviético es un "experimento arriesgado" condenado al fracaso, que el sistema soviético es un "castillo de naipes" que no tiene raíces en la vida, y que ha sido impuesto al pueblo por los órganos de la Cheká, y que basta un pequeño empujón desde el exterior para que este "castillo de naipes" se derrumbe.
Ahora podemos decir, que la guerra ha anulado todas estas afirmaciones de la prensa extranjera por infundadas. La guerra ha demostrado que el sistema social soviético es un sistema verdaderamente popular, que ha surgido de las entrañas del pueblo y goza de su poderoso apoyo, que el sistema social soviético es una forma bastante viable y estable de organización de la sociedad.
Además. Ahora ya no se trata de si el orden social soviético es viable o no, pues tras las claras lecciones de la guerra, ninguno de los escépticos se atreve a plantear dudas sobre la viabilidad del orden social soviético. Ahora se trata de que el orden social soviético ha demostrado ser más viable y estable, que el orden social no soviético. De que el orden social soviético es una mejor forma de organización de la sociedad, que cualquier orden social no soviético.
Nuestra victoria significa, en segundo lugar, que nuestro sistema estatal soviético ha vencido, que nuestro Estado multinacional soviético ha resistido todas las pruebas de la guerra y ha demostrado su viabilidad.
Como es bien sabido, figuras destacadas de la prensa extranjera han expresado repetidamente la opinión, de que el Estado multinacional soviético es una "construcción artificial e invivible", que en caso de cualquier complicación el colapso de la Unión Soviética es inevitable, que a la Unión Soviética le espera el destino de Austria-Hungría.
Ahora podemos decir que la guerra ha refutado estas afirmaciones de la prensa extranjera por carecer de todo fundamento. La guerra ha demostrado, que el sistema estatal multinacional soviético ha resistido con éxito la prueba, se ha fortalecido aún más durante la guerra, y ha demostrado ser un sistema estatal bastante viable. Estos señores no se han dado cuenta de que la analogía con Austria-Hungría es insostenible, pues nuestro Estado multinacional creció no sobre una base burguesa, que estimula sentimientos de desconfianza nacional y enemistad nacional, sino sobre una base soviética, que, por el contrario, cultiva sentimientos de amistad y cooperación fraternal entre los pueblos de nuestro Estado.
Sin embargo, tras las lecciones de la guerra, estos señores ya no se atreven a negar la viabilidad del sistema estatal soviético. Ahora ya no se trata de la viabilidad del sistema estatal soviético, pues su viabilidad está fuera de toda duda.
Ahora se trata del hecho de que el sistema estatal soviético ha demostrado ser un modelo de Estado multinacional, de que el sistema estatal soviético representa un sistema de organización estatal en el que la cuestión nacional, y el problema de la cooperación entre naciones están mejor resueltos que en cualquier otro Estado multinacional.
Nuestra victoria significa, en tercer lugar, que las fuerzas armadas soviéticas han vencido, que nuestro Ejército Rojo ha vencido, que el Ejército Rojo ha resistido heroicamente todas las dificultades de la guerra, ha derrotado frontalmente a los ejércitos de nuestros enemigos y ha salido victorioso de la guerra.
(Un grito desde la tribuna: "¡Bajo la dirección del camarada Stalin!". Todos de pie, aplausos tumultuosos y prolongados, que se convierten en ovación).
Ahora todos reconocen, amigos y enemigos por igual, que el Ejército Rojo se encuentra en el apogeo de sus grandes tareas. Pero esto no era así hace seis años, en el período anterior a la guerra. Como es sabido, figuras prominentes de la prensa extranjera y muchas autoridades reconocidas de asuntos militares en el extranjero habían declarado repetidamente que el estado del Ejército Rojo, inspiraba grandes dudas, que el Ejército Rojo estaba mal armado, y no tenía un profesional personal de mando, que cualquier crítica de su baja moral estaba muy cuestionada, que podía ser útil para la defensa, pero para cualquier ofensiva era inadecuada. Que en caso de una invasión de las tropas alemanas, el Ejército Rojo debería derrumbarse como un "coloso sobre pies de barro". Tales declaraciones se hicieron no sólo en Alemania, sino también en Francia, Inglaterra y América.
Ahora podemos decir que la guerra anuló todas estas afirmaciones, por infundadas y ridículas. La guerra ha demostrado que el Ejército Rojo, no es un "coloso con pies de barro", sino un ejército de primera clase de nuestra época, con un armamento bastante moderno, con un estado mayor experimentado, y con altas cualidades morales y combativas. No debemos olvidar que el Ejército Rojo, es el mismo ejército que derrotó al ejército alemán, que ayer todavía aterrorizaba a los ejércitos de los países europeos.
Cabe señalar, que cada vez hay menos "críticos" del Ejército Rojo. Además, en la prensa extranjera aparecen cada vez con más frecuencia, notas que destacan las altas cualidades del Ejército Rojo, la habilidad de sus combatientes y comandantes, la impecabilidad de su estrategia y táctica. Esto es comprensible. Después de las brillantes victorias del Ejército Rojo en Moscú y Stalingrado, en Kursk y Belgorod, en Kiev y Kirovograd, en Minsk y Bobruisk, en Leningrad y Tallin, en Jassy y Lvov, en el Vístula y el Neman, en el Danubio y el Oder, en Viena y Berlín, así por todo ello, es imposible no reconocer que el Ejército Rojo es un ejército de primera clase del que podríamos aprender mucho.
(Aplausos).
Así es como entendemos concretamente la victoria de nuestro país sobre sus enemigos.
Estos son básicamente los resultados de la guerra.
Sería un error pensar, que una victoria tan histórica podría lograrse sin preparar primero a todo el país para una defensa activa. Sería igualmente erróneo pensar, que esa preparación podría lograrse en un corto período de tiempo, en el transcurso de tres o cuatro años cualesquiera. Sería aún más erróneo afirmar, que logramos la victoria únicamente gracias a la valentía de nuestras tropas. Sin valentía, por supuesto, es imposible lograr la victoria. Pero la valentía por sí sola no basta para derrotar a un enemigo con un gran ejército, armamento de primera clase, oficiales bien entrenados y un buen abastecimiento.
Para asestar el golpe a un enemigo así, contraatacar y derrotarlo por completo, era necesario, además de la valentía sin parangón de nuestras tropas, disponer de armamento bastante moderno, y además en cantidades suficientes, y de un suministro bien abastecido, también en cantidades suficientes. Pero para ello era necesario tener, y en cantidades suficientes, cosas tan elementales como metal -para la producción de armas, equipos y maquinaria para las fábricas-, combustible -para el mantenimiento de las fábricas y el transporte-, algodón -para la producción de uniformes-, pan -para el abastecimiento del ejército-.
¿Puede afirmarse que, antes de entrar en la Segunda Guerra Mundial, nuestro país ya disponía de las capacidades materiales mínimas necesarias para satisfacer la mayoría de estas necesidades? Creo que puede afirmarse. Fue necesaria la aplicación de tres planes quinquenales de desarrollo de la economía nacional para preparar esta grandiosa empresa. Fueron estos tres planes quinquenales los que nos ayudaron a crear estas posibilidades materiales. En cualquier caso, la situación de nuestro país a este respecto antes de la Segunda Guerra Mundial, en 1940, era varias veces mejor que antes de la Primera Guerra Mundial, en 1913.
¿Qué posibilidades materiales tenía nuestro país antes de la Segunda Guerra Mundial?
Para ayudarles a comprender esta cuestión, tendré que hacer aquí un breve recuento de las actividades del Partido Comunista en la preparación de nuestro país para la defensa activa.
Si tomamos los datos de 1940, vísperas de la Segunda Guerra Mundial, y los comparamos con los de 1913, vísperas de la Primera Guerra Mundial, obtenemos el siguiente cuadro.
Durante 1913 nuestro país produjo 4 millones 220 mil toneladas de arrabio, 4 millones 230 mil toneladas de acero, 29 millones de toneladas de carbón, 9 millones de toneladas de petróleo, 21 millones 600 mil toneladas de cereales comercializables, 740 mil toneladas de algodón en bruto.
Tales eran las capacidades materiales de nuestro país con las que entró en la Primera Guerra Mundial.
Esta era la base económica de la vieja Rusia, que podía utilizarse para hacer la guerra.
En cuanto a 1940, durante ese año nuestro país produjo 15 millones de toneladas de arrabio, es decir, casi 4 veces más que en 1913; 18 millones 300 mil toneladas de acero, es decir, 4 veces y media más que en 1913; 466 millones de toneladas de carbón, es decir, 5 veces y media más que en 1913; 31 millones de toneladas de petróleo, es decir, 3 veces y media más que en 1913; 38 millones 300 mil toneladas de cereales comercializables, es decir, 17 millones de toneladas más que en 1913; 2 millones 700 mil toneladas de algodón bruto, es decir, 3 veces y media más que en 1913.
Tales eran las capacidades materiales, con las que nuestro país entró en la Segunda Guerra Mundial.
Tal era la base económica de la Unión Soviética, con la que se podía hacer la guerra.
La diferencia, como pueden ver, es enorme.
Este crecimiento sin precedentes de la producción, no puede considerarse un simple y ordinario desarrollo de un país desde el atraso al progreso. Fue un salto mediante el cual nuestro país se transformó, de un país atrasado a un país avanzado, de un país agrario a un país industrial.
Esta transformación histórica se llevó a cabo durante tres quinquenios, a partir de 1928, cuando se implementó el primer año del primer plan quinquenal. Hasta entonces, tuvimos que reconstruir la industria destruida, y curar las heridas de la Primera Guerra Mundial, y la Guerra Civil. Si tenemos en cuenta, que el primer plan quinquenal se aplicó en 4 años, y que la aplicación del tercer plan quinquenal se vio interrumpida por la guerra en el cuarto año de su aplicación, resulta que sólo hicieron falta unos 13 años para transformar nuestro país de agrario a industrial.
No se puede dejar de reconocer que trece años es un periodo increíblemente corto para la realización de una empresa tan grandiosa.
De hecho, esto explica por qué la publicación de estas cifras provocó una tormenta de controversia en la prensa extranjera. Los amigos decidieron que se había producido un "milagro". Los detractores declararon que los planes quinquenales eran "propaganda bolchevique" y "trucos de la Cheká". Pero como no hay milagros en el mundo, y la Cheká no es tan fuerte como para anular las leyes del desarrollo social, la "opinión pública" extranjera tuvo que reconciliarse con los hechos.
¿Por medio de qué política, logró el Partido Comunista asegurar estas oportunidades materiales en el país en tan poco tiempo?
En primer lugar, mediante la política soviética de industrialización del país.
El método soviético de industrialización del país, es fundamentalmente diferente del método capitalista de industrialización. En los países capitalistas, la industrialización suele comenzar con la industria ligera. Como en la industria ligera se requieren menos inversiones, el capital se revierte más rápidamente y es más fácil obtener beneficios que en la industria pesada, la industria ligera se convierte allí en el primer objeto de la industrialización. Sólo después de un largo período de tiempo, durante el cual la industria ligera acumula beneficios y los concentra en los bancos, llega el turno de la industria pesada y comienza el bombeo gradual del ahorro hacia la industria pesada con el fin de crear las condiciones para su despliegue. Pero éste es un proceso largo, que requiere un largo período de varias décadas, durante el cual hay que esperar el desarrollo de la industria ligera y vivir sin la industria pesada.
Está claro que el Partido Comunista no podía tomar este camino. El Partido sabía que la guerra era inminente, que no era posible defender el país sin industria pesada, que era necesario emprender cuanto antes el desarrollo de la industria pesada, que retrasarse en este asunto era fracasar. El Partido recordaba las palabras de Lenin, de que sin industria pesada era imposible defender la independencia del país, que sin ella el sistema soviético podía perecer. Por ello, el Partido Comunista de nuestro país rechazó el camino "normal" de la industrialización, e inició la industrialización del país con el despliegue de la industria pesada. Fue muy difícil, pero superable. La nacionalización de la industria y de los bancos, permitió recaudar e inyectar fondos rápidamente en la industria pesada, fue de gran ayuda en este empeño.
No cabe duda de que sin ello habría sido imposible lograr la transformación de nuestro país en un país industrializado en tan poco tiempo.
En segundo lugar, mediante la política de colectivización de la agricultura.
Para acabar con nuestro atraso en el campo de la agricultura, y dar al país más pan comercializable, más algodón, etc., era necesario pasar de la pequeña explotación campesina a la gran explotación, pues sólo la gran explotación tiene la posibilidad de aplicar nuevas técnicas, de utilizar todos los logros agronómicos y de dar más productos comercializables. Pero la gran explotación tiene dos vertientes, la capitalista y la colectiva.
El Partido Comunista no podía adoptar la vía capitalista de desarrollo agrícola, no sólo por consideraciones de principio, sino también porque implica un camino demasiado largo de desarrollo, y requeriría la ruina preliminar de los campesinos, convirtiéndolos en jornaleros. Por lo tanto, el Partido Comunista tomó el camino de la colectivización de la agricultura, el camino de la ampliación de la agricultura mediante la unión de las granjas campesinas en granjas colectivas. El método de colectivización demostró ser un método muy progresista, no sólo porque no exigía la ruina de los campesinos, sino sobre todo porque permitió, en pocos años, cubrir todo el país con grandes explotaciones colectivas que tenían la posibilidad de aplicar nuevas técnicas, utilizar todos los logros agronómicos y dar al país productos más comercializables.
No cabe duda de que sin la política de colectivización, no habríamos podido acabar en tan poco tiempo con el atraso secular de nuestra agricultura.
No se puede decir que la política del partido no haya encontrado oposición. No sólo por estratos de la población con pensamiento atrasado, que siempre rechaza todo lo nuevo, sino también muchos miembros prominentes del Partido, que hicieron retroceder sistemáticamente al Partido, y trataron por todos los medios de arrastrarlo de nuevo a la vía capitalista "ordinaria" de desarrollo.
Todas las maquinaciones antipartido de los trotskistas y de los derechistas, todo su "labor" de sabotaje de las medidas de nuestro gobierno, tenían un solo objetivo: frustrar la política del Partido, y retrasar la causa de la industrialización y de la colectivización. Pero el Partido no cedió ni a las amenazas de unos ni a los gritos de otros, y siguió adelante con confianza a pesar de todo. El mérito del Partido reside en que no se adaptó a los retrógrados, no tuvo miedo de ir contracorriente, y mantuvo en todo momento su posición de fuerza dirigente. No cabe duda de que sin esa firmeza y resistencia, el Partido Comunista no habría podido defender la política de industrialización del país y de colectivización de la agricultura.
¿Ha sabido el Partido Comunista utilizar adecuadamente las posibilidades materiales así creadas, para desarrollar la producción militar y suministrar al Ejército Rojo el armamento necesario?
Creo que sí, y con gran éxito.
Si no contamos el primer año de la guerra, cuando la evacuación de la industria hacia el Este frenó el giro de la producción militar, durante en los otros tres años de la guerra, el Partido logró éxitos tales que le permitieron no sólo abastecer el frente con cantidades suficientes de artillería, ametralladoras, fusiles, aviones, tanques, municiones, sino también acumular reservas. Al mismo tiempo, es sabido que nuestro armamento no sólo no era inferior al alemán en calidad, sino que en general incluso lo superaba.
Se sabe que nuestra industria de tanques, durante los tres últimos años de la guerra, produjo anualmente una media de más de 30 mil tanques, vehículos autopropulsados y carros blindados
(Estallido de aplausos).
Se sabe además, que nuestra industria aeronáutica produjo hasta 40.000 aviones anuales durante el mismo periodo.
(Estallido de aplausos).
Se sabe también, que nuestra industria de artillería produjo durante el mismo período anualmente hasta 120 mil cañones de todos los calibres, (aplauso tumultuoso), hasta 450 mil fusiles de mano y ametralladoras (vibrantes aplausos), más de 3 millones de fusiles (aplausos) y cerca de 2 millones de fusiles automáticos (aplausos).
Se sabe, por último, que nuestra industria de morteros durante el período 1942-1944 produjo una media de hasta 100.000 morteros anuales.
(Estallido de aplausos).
Es evidente que al mismo tiempo se produjo un número correspondiente de proyectiles de artillería, minas de diversos tipos, bombas aéreas, cartuchos para fusiles y ametralladoras.
Se sabe, por ejemplo, que sólo en 1944 se produjeron más de 240 millones de obuses, bombas y minas (aplausos) y 7.400 millones de cartuchos.
(Estallido de aplausos)
Este es el panorama general del suministro de armas y municiones al Ejército Rojo.
Como pueden ver, no se parece en nada al cuadro que presentaba el abastecimiento de nuestro ejército durante la Primera Guerra Mundial, cuando el frente experimentaba una escasez crónica de artillería y proyectiles, cuando el ejército luchaba sin tanques ni aviación, cuando se entregaba un fusil por cada tres soldados.
En cuanto al suministro de víveres y uniformes al Ejército Rojo, todo el mundo sabe que el frente no sólo no experimentó ninguna escasez a este respecto, sino que incluso disponía de las reservas necesarias.
Tal es el caso de la labor del Partido Comunista de nuestro país en el período anterior al estallido de la guerra y durante la guerra misma.
Ahora unas palabras sobre los planes de trabajo del Partido Comunista para el futuro inmediato. Como es bien sabido, estos planes están recogidos en el nuevo Plan Quinquenal, que se aprobará en un futuro próximo.
Las principales tareas del nuevo plan quinquenal son reconstruir las zonas afectadas del país, restablecer el nivel de la industria y la agricultura de antes de la guerra, y luego superar este nivel en cantidades más o menos considerables. Sin olvidar que pronto se abolirá el sistema de tarjetas (fuertes y prolongados aplausos), se prestará especial atención a la expansión de la producción de bienes de consumo, a la elevación del nivel de vida de los trabajadores, mediante la bajada sucesiva de los precios de todos los bienes, (fuertes y prolongados aplausos) y a la construcción extensiva de todo tipo de institutos de investigación científica (aplausos), lo que permitirá a la ciencia desarrollar su fuerza.
(Ráfagas de aplausos).
No me cabe duda de que si proporcionamos la ayuda adecuada a nuestros científicos, serán capaces no sólo de ponerse al día, sino también de superar en un futuro próximo los logros de la ciencia fuera de nuestro país.
(Aplausos continuados).
En cuanto a los planes para un período más largo, el Partido se propone organizar un nuevo y poderoso auge de la economía nacional, que nos permita elevar el nivel de nuestra industria, por ejemplo, hasta tres veces el de antes de la guerra.
Debemos lograr que nuestra industria pueda producir anualmente hasta 50 millones de toneladas de arrabio (aplausos prolongados), hasta 60 millones de toneladas de acero (fuertes aplausos), hasta 500 millones de toneladas de carbón (muchos aplausos), hasta 60 millones de toneladas de petróleo (largos aplausos). Sólo con esta condición podemos considerar que nuestra Patria estará garantizada contra todos los accidentes.
(Estallido de aplausos).
Para ello harán falta quizás tres nuevos planes quinquenales, si no más. Pero puede hacerse, y debemos hacerlo
(Entusiastas aplausos).
Tal es mi breve relato de las actividades del Partido Comunista de nuestro país, en el pasado reciente y de sus planes para el futuro.
(Aplausos estridentes y prolongados).
A ustedes les corresponde juzgar lo bien que ha trabajado y trabaja el Partido Comunista (aplausos) y si no podría haber trabajado mejor.
(Gran exaltación, aplausos).
Dicen que a los vencedores no se les juzga (vivas, aplausos), que no se les debe criticar, que no se les debe controlar. Esto no es cierto. Los ganadores pueden y deben ser juzgados (vítores, aplausos), pueden y deben ser criticados y comprobados.
Es útil no sólo para la causa, sino también para los propios ganadores (vítores, aplausos) menos arrogancia, más modestia. (vivas, aplausos). Creo que la campaña electoral es el juicio de los electores sobre el Partido Comunista de nuestro país como partido gobernante. Los resultados de las elecciones significarán el veredicto de los votantes.
(Fuertes vítores, aplausos).
El Partido Comunista de nuestro país no valdría gran cosa si tuviera miedo a la crítica, al escrutinio. El Partido Comunista está dispuesto a aceptar el veredicto de los votantes.
(Ráfagas de aplausos).
El Partido Comunista no está solo en la lucha electoral. Acude a las urnas en bloque con los apartidistas. Antiguamente, los comunistas miraban con cierta desconfianza al complacista y al apartidismo. Esto se explica por el hecho de que la bandera del apartidismo, solía estar cubierta por diversos grupos burgueses a los que no les resultaba rentable presentarse ante los votantes sin una máscara. Pero ahora estamos en otros tiempos. Una barrera llamada orden social soviético separa ahora a los apartidistas de la burguesía. La misma barrera une a los apartidistas con los comunistas en un colectivo común del pueblo soviético. Viviendo en un colectivo común, lucharon juntos por el fortalecimiento del poderío de nuestro país, lucharon juntos y derramaron sangre en los frentes por la libertad y la grandeza de nuestra Patria. Se dejaron la piel, y forjaron juntos la victoria sobre los enemigos de nuestro país. La única diferencia entre ellos es que unos son miembros del Partido y otros no. Pero esta diferencia es formal. Lo importante es que ambos hacen causa común. Por lo tanto, el bloque de comunistas y no miembros del Partido es una cuestión natural y vital.
(Aplausos estridentes y prolongados).
En conclusión, permítanme expresarles mi gratitud por la confianza que han depositado en mí...
(aplauso prolongado y largo. Un grito desde la sala: "¡Al gran comandante de todas las victorias, camarada Stalin, hurra!")
...designando mi candidatura a diputado del Soviet Supremo. No duden de que intentaré justificar su confianza. (Todos se ponen en pie. Aplausos estridentes y prolongados, que se convierten en ovación).
Desde distintos puntos de la sala se oyen gritos:
"¡Viva el gran Stalin, viva!".
"Al gran líder de los pueblos, ¡viva!".
"¡Viva el gran Stalin!".
"¡Viva el camarada Stalin, candidato de la nación!".
"¡Gloria al camarada Stalin, creador de todas nuestras victorias!").
Enlace original:
Старые газеты: Библиотека: И.В. Сталин. Речи на предвыборных собраниях избирателей 11 декабря 1937г. и 9 февраля 1946г.