24 de febrero de 2024

EL GENOCIDIO EN CUBA (1896-1898)

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Por Federico Rubio Herrero, adicciones y notas AAHS.

Valeriano Weyler y Nicolau, Marqués de Tenerife, Duque de Rubí, militar y político español, fue nombrado Capitán General de Cuba en febrero de 1896 por el Jefe del Gobierno Cánovas del Castillo, sustituyó al General Martínez Campos, con órdenes expresas de zanjar los intentos independentistas de la mayoría de los habitantes de la Isla. 

Weyler ejerció su mando en Cuba desde febrero de 1896 hasta octubre de 1897. Durante este periodo contó con un ejército regular de más de 200.000 efectivos y, sumados a los voluntarios y guerreros de la isla al servicio de España, disponía de más de 300.000 hombres armados.

Muchos reclutas, sin embargo, ni siquiera llegaron a entrar en combate.

"El servicio en filas de los soldados duraba tres años y afectaba a los muchachos más pobres, que marchaban a la guerra apenas pasada la veintena. Recibían una instrucción elemental, basada en el saludo, los giros las modalidades de desfile y escasos o ningún ejercicio de tiro. Según Cardona, eran los más baratos y peor equipados de la Europa occidental, vestían un uniforme de rayadillo, un gran sombrero de paja y calzaban alpargatas de esparto, en cuya suela anidaban las niguas, diminutos insectos que se instalaban entre los dedos y los pies los cuales establecían colonias bajo la piel, envenenándoles la sangre". (1)

En 1896 hubo 232.000 hospitalizaciones y en 1897, 32.500 españoles murieron, 14.500 de ellos a causa del tifus y la difteria, 6.000 de la fiebre amarilla y 7.000 de malaria. La escasa y mala comida, además, acrecentaba el problema sanitario ya que, para combatir el hambre, los soldados acudían a las abundantes frutas locales, lo cual les provocaba diarreas.

En el período que ocupó esta Capitanía General, intenta frenar la lucha de los insurrectos en el Occidente, y durante su mandato cae en combate en la provincia de La Habana, el lugarteniente general del ejército libertador Antonio Maceo, que combatía al colonialismo español desde el 12 de octubre de 1868, en un breve encuentro con una columna española dirigida por el Comandante Cirujeda. 
 
A pesar de esto, los "mambises" cubanos siguieron siendo fuertes y, en las largas campañas de verano, siguieron acosando a las tropas españolas al son de las enfermedades y la estrategia del General y Caudillo cubano Máximo Gómez. Las tácticas de este líder, de nacionalidad dominicana, eran absolutamente asombrosas, "lazo de la invasión" las llamaba. Consistían en retroceder unos kilómetros ante fuertes columnas españolas destruyendo líneas férreas, para luego efectuar un avance envolvente, de Oriente a Occidente, volviendo a cortar todas las comunicaciones, esta vez por el Oeste. Dejaba así a un gran contingente de tropas sin apenas suministros que fueron hábilmente hostigadas por guerrillas que, si bien eran muy inferiores en número, estaban en pleno conocimiento del terreno, produciendo centenares de bajas entre los "quintos" españoles, todos de extracción social humilde, que eran llevados por decenas de miles a pelear a Cuba.

Ante esta situación, Weyler ordenó la concentración de la población rural del Occidente cubano en núcleos urbanos que se convirtieron en campos de concentración, hecho conocido en la historia como la Reconcentración de Weyler, para evitar que los campesinos abastecieran a la guerrilla.

La proclama que daba inicio a la reconcentración decía:

 1.- Todos los habitantes de las zonas rurales o de las áreas exteriores fortificadas, serán concentrados dentro de las ciudades ocupadas por las tropas en el plazo de ocho días. Todo aquel que desobedezca esta orden o que sea encontrado fuera de las zonas prescritas, será considerado rebelde y juzgado como tal.

2.- Queda absolutamente prohibido, sin permiso de la autoridad militar del punto de partida, sacar alimentos de las ciudades y trasladarlos a otras, por mar o por tierra. Los violadores de estas normas serán juzgados y condenados en calidad de colaboradores de los rebeldes.

Es difícil determinar con certeza la cantidad de personas reagrupadas como consecuencia de las órdenes dictadas por Weyler. Se estima que para diciembre de 1896, unos cuatrocientos mil cubanos no combatientes se catalogaban como reconcentrados en lugares escogidos para ese fin. 
 

Crónicas de la época

"Los reconcentrados fueron aislados de la población, muchos de ellos murieron de inanición a bordo de los trenes que los transportaban. Algunos andaban desnudos por las plazas en busca de comida que no existía. La situación se agravaba por día. Los sufrimientos y calamidades aumentaban en la inhumana permanencia dentro de los barracones, almacenes o refugios abandonados, durmiendo a veces en patios. Ancianos, mujeres y niños morían continuamente". 

"Las zonas confinadas de alojamiento de los reconcentrados no guardaban las condiciones higiénicas favorables sin control del agua, de la disposición de residuales líquidos, sólidos, sin control de los vectores, moscas y cucarachas, roedores, una higiene personal desfavorable dada la escasez de aquella y de instalaciones sanitarias No existían tampoco lavabos, ni camas, lo cual favorecía los casos de enteritis diversas y disenterías. La población infantil era la más afectada". (2)

La mentalidad española de los generales y soldados que realizaban esta planificada matanza era "como de una operación de limpieza de no asimilables". Para ellos, la medidas que se tomaron crearon una situación compleja, al no poder suministrar alimentos a estas poblaciones, ello conllevó graves condiciones de insalubridad, que experimentaron hambrunas y epidemias.
 
Tomando números coincidentes en determinados textos, pudiera señalarse que más de medio millón de cubanos sufrieron los horrores de aquellos “campos”, una cantidad extraordinaria para la población de entonces, y la cifra de vidas segadas se estima por encima de 300.000  seres humanos. Es decir, aproximadamente un 20% de la población de la Isla.
 
Pero hay un testimonio que contradice esa cifra. 

Este testimonio, son los son los importantes escritos realizados por José Canalejas. Quien, a los 43 años y después de haber ocupado diversas carteras ministeriales (Fomento, Gracia y Justicia y Hacienda hasta ese momento) se fue a Cuba, se alistó como un soldado más y obtuvo la Cruz del Mérito Militar con distintivo rojo. Su objetivo era obtener información de primera mano sobre la situación en la mayor de las Antillas, describiendo de primera mano este genocidio:

«(…) Curas y soldados, radicales y conservadores, todos convienen en que la guerra y la concentración han originado la muerte de una tercera parte, por lo menos, de la población rural, es decir, más de cuatrocientos mil seres humanos; añada usted a ese número crecido de reconcentrados que van padeciendo por días en proporciones aterradoras . Entre unos y otros, población civil, insurrectos armados y soldados, la guerra, aún acabando pronto representará la pérdida de seiscientas mil vidas. ¡Qué horror!»  (3)

Si bien mermó con la salida de Weyler, la tristemente célebre reconcentración estuvo vigente hasta marzo de 1898.

Cuando en 1897, el alcalde de Güines visitó a Weyler para exponerle las terribles  condiciones en las que se encontraban los reconcentrados en esa villa y solicitarle algunas raciones para evitar que siguieran muriendo de hambre, este le respondió: 
"¿Dice usted que los reconcentrados mueren de hambre? pues, precisamente, para eso hice la reconcentración".

Periódicos de Estados Unidos como "The Word" y el "New York Journal" lanzaron duros ataques contra su figura llegando a calificarlo de "el carnicero de la Manigua" y de "la hiena mallorquina".

Fue retirado de Cuba en octubre de 1897, cuando Sagasta sustituyó al asesinado Cánovas.

Por otra parte, en España a pesar del tono apocalíptico empleado por Blasco Ibáñez y demás líderes republicanos en sus mítines a lo largo del país:

"Saldríamos de este apático afeminamiento, el día en que en vez de desear insurrecciones con toda clase de garantías y probabilidades, dijéramos como el lacónico Saint Just, cuando le preguntaron con qué apoyo contaba para la revolución: Contamos con la muerte. O cuando arrojando lejos de nosotros a la sensatez, máscara de la cobardía, tengamos como bandera el grito de Danton: Audacia, audacia y siempre audacia".

En política exterior estos partidos estaban a favor, solamente, de conceder una estructura autonómica a la "región española de Cuba". 
 
La Reconcentración contribuyó a todo lo contrario por lo que fue implantada: la indignación de toda la población, que provocó el incrementó de asesinatos, y aceleró la lucha de los cubanos para su independencia de España.

Su bisnieto, Fernando Weyler, defendía que su bisabuelo, capitán general de las islas desde 1878 hasta 1883 y de  1896-97, fue al archipiélago para luchar por la región y que sus actuaciones no tenían nada que ver con el fascismo. Según él, los periódicos norteamericanos “machacaron” la imagen del militar y le llamaron “el carnicero” para crear un estado de opinión que facilitara a Estados Unidos entrar en Cuba. (4).

En Palma, ciudad natal de Weyler, ningún partido con representación en el consistorio ha planteado hasta el momento cambiar el nombre de la plaza.

 


Notas:
1.- Losada, Juan Carlos “En la guerra como en la guerra.” En: Weyler. Nuestro hombre en La Habana. Barcelona: Planeta, 1997, Refiriendose a los escritos de Gabriel Cardona.
2.- Miriam García Villena “Consecuencias sociales de la reconcentración Weyler en Cuba.” En: Portales médicos.com 07/03/2012, (en línea) (consulta 07/02/2018). 
https://www.portalesmedicos.com/publicaciones/articles/4134/1/Consecuencias-sociales-de-la-reconcentracion-Weyler-en-Cuba-en-el-periodo-de-1896-a-1898.html
3.- Emilio Roig de Leuchsenning, Weyler en Cuba. La Habana: Editorial Páginas, 1947, p.100. Citado por Raúl Izquierdo Canosa “Principales consecuencias y lecciones”. En "La Reconcentración 1896-1897". La Habana: Ediciones Verde Olivo, 1997, pp.77-78.
4.- Ylenia Lorenzo “Los herederos de Weyler.” En: La opinión de Tenerife, 12/02/2018, (en línea) (consulta 20/05/2012). Disponible en: 
http://www.laopinion.es/tenerife/2012/05/20/herederos-weyler/414147.html
 
 
Enlaces consultados:
 
http://www.cubadebate.cu/especiales/2021/10/20/a-125-anos-del-inicio-de-la-reconcentracion-en-cuba/
https://serhistorico.net/2018/02/16/valeriano-weyler-y-la-reconcentracion-cubana-heroe-o-carnicero/

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