7 de mayo de 2015

En espera del boom de la industria tecnológica de Cuba

Por James Barrood (*), publicado en The Star Ledger. Extraído del Progreso Semanal, traducido por Germán Piniella.

La semana pasada, el Consejo Tecnológico de Nueva Jersey realizó una misión comercial verdaderamente sorprendente. El destino: Cuba.
Nuestro grupo estaba formado por líderes de negocios provenientes de muchas industrias, incluyendo softwares de móviles/apps, biotecnología, personal de tecnología de la información, banca y otros. Independientemente de nuestras preconcepciones acerca de la Isla, la mayor parte de ellas dieron un vuelco de 180 grados.

Antes de mi primer viaje, se me dijo que no esperara mucho más que una dictadura comunista repleta de gente infeliz y pobre. Yo solo puedo hablar de lo que observé: eso no fue lo que vi en las muchas reuniones que tuve, o en las muchas zonas de Cuba que visité. En su lugar, me encontré con una de las sociedades más instruidas, sanas, educadas, cultivadas, orgullosas, cálidas y felices del planeta.
En esta, mi segunda visita a Cuba en 15 meses, yo no esperaba aprender mucho más, pero ciertamente lo hice. Visitas a dos institutos de biotecnología, la Cámara de Comercio, una compañía de tecnología, funcionarios de turismo, un empresario privado de software y otros me ilustraron acerca del trabajo increíble que están haciendo allí.
Algunos de los primeros y más significativos productos de la industria biotecnológica estuvieron destinados a combatir enfermedades de niños y madres. Los resultados han sido muy impresionantes. Cuba tiene uno de las menores tasas de mortalidad infantil y materna. Poliomielitis, tétanos neonatal, difteria, sarampión, rabia, paperas, tos ferina y rubeola congénita han sido erradicadas; sus tasas de meningitis bacteriana están entre las más bajas del mundo. Un producto sobresaliente es el factor de crecimiento epidérmico recombinante –la vacuna contra la hepatitis B– con la cual está inmunizada toda la población cubana menor de 25 años. (1)
En las investigaciones de cáncer, los cubanos han tenido un éxito considerable con Nimotuzumab, el cual trata tumores avanzados de cuello y cabeza, tumores cerebrales pediátricos, y cáncer de esófago y glioma. También han creado la primera vacuna terapéutica aprobada en el mundo para el tratamiento de cáncer de pulmón.
La industria cubana también ha sido pionera de productos en el sector agrícola, incluyendo una vacuna que reduce las enfermedades bovinas transmitidas por la garrapata, así como un suplemento de alimento para peces que aumenta el crecimiento tanto de peces como del camarón.
A pesar del limitado financiamiento, Cuba ha sido capaz de manejar el crecimiento del turismo mientras resguarda el 22 por ciento del país para la preservación del medio ambiente. Más importante aún, cuando se descubrió que un proyecto había crecido demasiado y se había reconocido el daño medioambiental, Cuba decidió reducir el proyecto y aprender de su error lo cual, como saben los empresarios norteamericanos es un factor crítico para la innovación exitosa.
Por último, sería injusto no mencionar cómo los cubanos han podido mantener funcionando todos esos hermosos autos norteamericanos antiguos sin tener piezas de repuesto. Durante décadas han torneado piezas a la orden e inventado otras. Estoy ansioso por ver cómo influirá en ellos la tecnología de impresión en 3D en los años venideros.
La inventiva durante  la crisis ha emergido repetidamente a lo largo de la historia. Lo que es increíble es cómo los cubanos han podido soportar tantas crisis y sobrevivir. Por supuesto, no ha sido fácil y la mayoría de la gente lucha a diario. Por otra parte, vivir en una sociedad cálida sin apenas adicción a las drogas tiene sus ventajas. Y los cubanos no tienen que pagar por su vivienda, la educación o la atención médica.
Mientras preparábamos el viaje y oímos la noticia de los avances diplomáticos, yo estaba inseguro de cómo Cuba iba a poder manejar la avalancha de norteamericanos, la explosión turística y las expectativas de la población. Sin embargo, después de este viaje, tengo mucha más confianza de que el liderazgo de Cuba y de los negocios serán capaces de planear una lenta y bien pensada transición en los años venideros, una transición que beneficiará tanto a EE.UU. como a Cuba.
Los norteamericanos tendremos que tener paciencia, tomarnos el tiempo para aprender de la rica cultura cubana, comprender su compleja y fascinante historia política desde una perspectiva de 360 grados y estar abiertos a aprender de algunas de sus brillantes innovaciones. Podemos esperar colaboraciones y oportunidades tanto para los negocios como sin fines de lucro: algunas evidentes, y otras no tan obvias. Será un  proceso a largo plazo, no lucrativo de inmediato.
Debemos olvidar nuestras preconcepciones de que Cuba es una isla de 11 millones de personas, atrasada y pobre del Tercer Mundo. No lo es. Por el contrario, de muchas maneras, es un milagro moderno. Los aliento a visitarla no como aficionado a los habanos y al ron ni como un playista, sino como un estudiante apasionado que desea relacionarse con un pueblo y una cultura, y sencillamente aprender. Una oportunidad histórica tan extraordinaria puede que nunca se vuelva a presentar.
(1)  En realidad se trata de dos productos distintos. El factor de crecimiento epidérmico se utiliza como materia prima de varios medicamentos, el más famoso de los cuales es Heberprot-B, único en el mundo, usado en el tratamiento de la úlcera del pie diabético. La vacuna contra la hepatitis B es otro producto de última generación. Ambos se obtienen por métodos de ingeniería genética. (Nota del Traductor.)
(*) James Barrood es el director general del Concejo Tecnológico de Nueva Jersey, una de las mayores asociaciones de comercio de tecnología en el país, cuya misión es ayudar al crecimiento de los negocios, mientras apoya la tecnología, innovación y ecosistemas empresariales de la región. Las opiniones expresadas aquí son las suyas propias y no representan necesariamente las del Concejo Tecnológico de Nueva Jersey.

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