17 de marzo de 2015

La Comuna de París, una revolución de actualidad

Por Antonio Ribas. *


La Comuna de Paris de 1871 fue necesaria para los trabajadores y la población del Mundo, cuando en momentos excepcionalmente críticos, la clase obrera parisina intentó poner fin a la explotación y a la opresión del Estado burgués, a fin de reorganizar la sociedad en un nuevo sistema social.

Hacía veinte años que tras las insurrecciones populares de 1848, la parte más parasitaria del Estado de la burguesía francesa, puso en el Poder el 2 de Diciembre de 1851 al aventurero Napoleón III, con el nombre de Segundo Imperio.
Entonces la corrupción, las continuas crisis financieras e industriales, hacían que los trabajadores luchasen por sus derechos y empleos, uniéndose cada vez más. La represión se había extendido por toda Francia en un Estado policial. Tras varias aventuras militaristas, la última fue la Guerra con Alemania, y la derrota francesa antes las fuerzas de Bismarck.
Pero en París la población tomó las calles, y exigieron el fin del Imperio y la proclamación de una República Democrática. Crearon su propia milicia, la Guardia Nacional, decidida a defenderse frente a los reaccionarios y los alemanes.
La burguesía aterrada, el 4 de Septiembre de 1870 declaró la República y un gobierno de “Defensa Nacional”. Pero ese gobierno pactó con las fuerzas alemanas que rodeaban París. Capituló frente a Bismarck, con la promesa de desarmar a los sediciosos parisinos.
En Febrero, en el resto de Francia los campesinos apoyaron la creación de una Asamblea Nacional, donde nombraron a Adolphe Thiers como Jefe de Gobierno, estableciendo en Versalles la capital.
Medidas revolucionarias de la población parisina
La Guardia Nacional se regía por el derecho absoluto de elegir, y revocar a sus dirigentes si estos no defendían los edictos revolucionarios.
El gobierno burgués establecido en Versalles trató de tomar los cañones en poder de la Guardia Nacional, pero fracasaron cuando una parte importante de los soldados se unieron a los parisinos.´
Así el 18 de Marzo de 1871 se formó el Gobierno Revolucionario, organizando las elecciones por barrios (comunas). Al grito de “¡Viva la Comuna!” expresaban hasta entonces el máximo reflejo de la Igualdad, al dejar el gobierno en manos de los representantes elegidos directamente.
Primero se discutió fuertemente si tomaban Versalles, pero los representantes creyeron que era esencial organizarse para la defensa de la propia ciudad. Este fue el principal error. Pues las fuerzas de Thiers con la ayuda de los alemanes, crearon un nuevo Ejército.
Medidas de la Comuna
El nuevo gobierno elegido de 90 miembros, 25 eran trabajadores, 13 pertenecían al Comité Central de la Guardia Nacional y 15 a la Asociación Internacional de Trabajadores (AIT) y el resto de diferentes profesiones.
La Comuna eliminó todos los privilegios de los funcionarios, congeló los alquileres, se pusieron en pie los talleres abandonados controlados por los trabajadores, se limitó el trabajo nocturno, se garantizó la subsistencia de los pobres y los enfermos.
Declaró que su objetivo era poner fin a la competencia ruinosa “entre los trabajadores porque esto daba el beneficio a los capitalistas”, todos eran hermanos tanto parisinos como extranjeros, aunque tuviesen diferentes ideas socialistas. Se ilegalizó todo ejército “separado y a parte del pueblo”.
Los edificios públicos se requisaron para cobijar a la población sin techo. La educación pública era para toda la población así como los teatros, los centros culturales y las escuelas universitarias.
Pero era una nueva sociedad en construcción, con sus contradicciones y temores. Marx y Engels lo anotaron, pero positivamente pues era también una ciudad asediada. Tampoco tomaron el Banco de Francia, ni controlaron a las fuerzas reaccionarias que sobornaban a los insurrectos más débiles.
Con los millones de los banqueros, el Ejército de Versalles entró en París el 21 de Mayo. Murieron en los combates más de 30.000 comuneros, y fueron asesinados después más de 20.000.
La expresión de una nueva realidad
Si, en Francia aquellos tres meses fueron una luz que sacó de las tinieblas al Proletariado. A la masa de trabajadores que hasta entonces no tenían voz. Hoy el 18 de Marzo, es una fecha recordada por la clase obrera mundial, porque la Comuna inició una nueva etapa hacia el Socialismo.
Las mujeres y hombres que lucharon, y murieron, creían conseguir una sociedad que abatiese los privilegios sociales. Este es una de sus primeros logros.
Porque la clase obrera no puede simplemente tomar posesión de la maquinaria del Estado, y manejarla para sí. Porque un Estado corrupto, tiene todas las herramientas sociales de dominación. En las elecciones solamente se designa quienes van a gestionar ese Estado corrupto.
El instrumento político de la esclavitud asalariada, no puede servir como el instrumento político de su emancipación.
En tiempos de la Comuna, el poder del Estado, del Ejecutivo centralizado, constituyó la creación de una clase media, primero fue un medio para derribar el feudalismo, pero también por su inconstancia fue un límite para la clase obrera revolucionaria.
 “La clase obrera sabe que ellos tienen que atravesar fases diferentes de lucha de clases. Saben que el reemplazo de las condiciones económicas de la esclavitud del trabajo por las condiciones del trabajo libre y asociado pueden sólo ser la obra progresiva del tiempo (esa transformación económica), que no sólo requieren un cambio de distribución, sino una nueva organización de la producción, o más bien la liberación de las formas sociales de producción del presente trabajo organizado (engendradas por la presente industria), de las tramas de la esclavitud, de su presente carácter de clase, y su armoniosa coordinación nacional e internacional. Ellos saben que este trabajo de regeneración será una y otra vez ralentizado e impedido por la resistencia de los intereses establecidos y de los egoísmos de clase. Saben que la presente “acción espontánea de las leyes naturales del capital y de la propiedad de la tierra” sólo pueden reemplazarse por “la acción espontánea de las leyes de la economía social del trabajo libre y asociado”, a través de un largo proceso de desarrollo de nuevas condiciones, como lo fueran la “acción espontánea de las leyes económicas de la esclavitud” y la “acción espontánea de las leyes económicas de la servidumbre”. Pero ellos saben, al mismo tiempo, que pueden darse grandes pasos en seguida a través de la forma comunal de organización política y que ha llegado la hora de empezar ese movimiento para ellos mismos y para la humanidad[1]
Este movimiento no puede pararse, aunque se promulguen las leyes más “democráticas” que fueran desde el antiguo sistema social, ya que los trabajadores asalariados son cada vez más. Sus intereses continuamente chocan con las leyes impuestas desde los parlamentos, ya que la esencia de clase es lo que la Comuna quiso poner como primer valor a construir: La unidad de todos los trabajadores del mundo, La creación de una sociedad sin privilegios.
Aún hoy, tras las enseñanzas de la Revolución de Octubre, de la existencia de la URSS, y de las Repúblicas Socialistas y Populares, resuenan los gritos de libertad de la Comuna.
¿De dónde viene esa fuerza irresistible que atrae hacia el movimiento de 1871 las simpatías de todas las masas oprimidas? ¿Qué idea representa la Comuna de París? Y ¿por qué esa idea es tan atractiva para los proletarios de todos los países?
Estamos en la plena época decadente del Imperialismo. Las diferencias sociales son más acentuadas, los privilegios de la oligarquía financiera se extienden por todo el planeta, Las bolsas son los verdaderos parlamentos que impulsan gobiernos, medidas de explotación y guerras. Las leyes en cada país están creando ejércitos de parados, de precarios y de explotados salariales con sueldos miserables. Las sociedades son más injustas y los estallidos sociales son aplacados, porque las proclamas son permitidas mientras tanto no pongan en duda el sistema “democrático” de explotación asalariada.
Las Marchas, Mareas, insurrecciones populares, huelgas, manifestaciones multitudinarias, son un índice del estado de crispación y de levantamiento contra un orden social, cuyos estamentos y herramientas se encuentran caducos.
Y así, los trabajadores luchan, la clase obrera es más fuerte, sus inseguridades parten de la no existencia de un Partido Obrero Revolucionario, como hubo en 1917. Marx, nos dijo que la conciencia engendraría los cambios cualitativos.
Recordando, que aunque parezcan leves los cambios, avanzamos hacia esa transformación, de la “clase en si” hacia “la clase para sí”.
Por ello, resuena el grito: ¡Viva la Comuna!

[1] Carlos Marx: “La Comuna de París y la supresión del Estado”  Extractos de los Borradores “La Guerra Civil en Francia” Abril-Mayo 1871. Obras Completas Marx y Engels. Moscú 1970.

* Es un militante del PTD.

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