2 de febrero de 2025

EL CALLEJÓN DE LOS MIG (GUERRA DE COREA, 1950-1953)


Escuadrón soviético de MiG-15

Federico Rubio Herrero y Nestor Guadaño.

La guerra de Corea de 1950-53 se decantó en los cielos. Única, pues demostró al mundo la capacidad de los pilotos soviéticos y sus naves aéreas, frente al agresivo bloque estadounidense.

La determinación por crear la República Popular Democrática de Corea, una Corea unificada en 1948, tras la división de la península coreana en el paralelo 38, (en el norte después de expulsar a los japoneses con el apoyo del Ejército Rojo Soviético se encontraron con una usurpación de las tropas estadounidenses en el sur) ésta tenía que terminar.

Pyongyang en aquel año realiza unas elecciones en toda Corea, no aceptadas por los EEUU. El imparialismo implanta un gobierno con un militar de ascendencia coreana, formado por los yanquis, Syngman Rhee, que instaura una dictadura muy sangrienta contra cualquier oposición, que gobernó de forma autoritaria desde ese año hasta 1960.

Desde 1949, con el apoyo de las fuerzas estadounidenses numerosas emboscadas e incursiones se dan por las fuerzas de Rhee, con la intención de provocar un mayor conflicto, para enfrentarse abiertamente al proceso socialista que estaba sucediendo en el norte coreano. 

Ante los asesinatos en la frontera y las masivas muertes en la propia capital surcoreana de Seul, de aquellos coreanos que pedían la reunificación del estado, el 25 de junio de 1950, alrededor de siete divisiones de élite del Ejército Popular norcoreano (Inmin-Gun), muchos de cuyos soldados habían combatido en la guerra civil china, cruzaron la línea de demarcación establecida en el paralelo 38 entre las dos coreas. En apenas un par de días liberan Seúl, la capital de Corea del Sur ocupada. Las tropas surcoreanas se encontraban en retirada hacia el sur de la península y las tropas del norte avanzaban sin grandes complicaciones, cercando a sus enemigos en la ciudad de Busan, ubicada en el sureste peninsular.

El 27 de junio el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), sin la representación soviética y con las abstenciones de Egipto, India y Yugoslavia, después de haber exigido el cese de las hostilidades, ordenó que se formara un mando unificado bajo la autoridad de Estados Unidos, dirigido por el general Douglas MacArthur, para acudir en defensa del corrupto e impopular régimen instalado en Corea del Sur. 

Este mando unificado contaba con la participación de 16 naciones, aunque su aportación fue irrelevante ya que todo el peso de la operación recaía en las tropas estadounidenses. El 15 de septiembre los estadounidenses desembarcaron en Incheon (ciudad cercana a Seúl), envolviendo a las tropas norcoreanas desde su retaguardia. Tal como había advertido Mao  en diversas ocasiones, que intervendrían en el conflicto en caso de que las tropas estadounidenses avanzaran hacia el norte en dirección al río Yalu, lo que fue ignorado por MacArthur a pesar de la voz de alarma de algunos de sus hombres.

Estados Unidos, modificando el mandato de la ONU que consistía en restablecer las fronteras en el paralelo 38, comenzó la conquista de toda la península, ocupando la principal ciudad del norte, Pyongyang, extendiendo su dictadura. 

El nuevo estado que nació ese año, China Popular, temía que la guerra en Corea se extendiese hacia su territorio. Pero como no podía abiertamente contraatacar a las "fuerzas de la ONU", creó un ejercito de defensa de voluntarios chinos, especialmente preparados en su lucha por la liberación contra los japoneses.

Esta expedición fue conformada el 8 de octubre de 1950 y estaría dirigida por el general Peng Dehuai. La propuesta inicial consistía en cruzar el río Yalu el 15 de octubre, pero ante la falta de cobertura aérea se pospuso hasta el día 19, cuando el gobierno soviético les dio garantías al estado chino de enviar una fuerza expedicionaria de aviación. 

Los voluntarios cruzan el Yalu

Entre el 25 de octubre y el 4 de noviembre tuvo lugar el primer gran enfrentamiento entre los voluntarios y las tropas estadounidenses, la batalla de Unsan, se saldó con una gran victoria para los voluntarios chinos. Estos, pese a la victoria, retrocedieron, lo que hizo suponer al mando unificado que no era un ejército muy numeroso.

MacArthur, que dirigía las operaciones desde Tokio y que no pasó ni una noche sobre el terreno, seguía despreciando la presencia china, por lo que mantuvo el avance de las tropas por las montañas en una ofensiva total, a pesar de que se encontraban expuestas a un ataque enemigo.

El 25 noviembre se produjo el contraataque de los voluntarios chinos, que en apenas 10 días habían recuperado Pyongyang. Las tropas de Peng capturaron Seúl el 4 de enero de 1951, haciendo retroceder a Estados Unidos, pero no continuaron su marcha debido a la escasez de suministros. Los estadounidenses respondieron recuperando Seúl en marzo y haciendo retroceder a los voluntarios hasta la parte norcoreana del paralelo 38.

Como nos narra David Halberstam, "la guerra de Corea a pesar de su brutalidad, en ella Estados Unidos tuvo cerca de 200.000 bajas entre muertos y heridos, nunca penetró realmente en la conciencia cultural estadounidense. La posibilidad de una gran victoria rara vez aparecía próxima y mucho menos una eventual victoria total, especialmente una vez que el ejército chino intervino en la guerra a finales de noviembre de 1950".

Durante varios meses, los aviones de caza estadounidenses "F-80 Shooting Star", junto a los bombarderos "B-29 Superfortress", se pasearon por los cielos de Corea del Norte virtualmente a placer. Para octubre y con el comienzo de la ofensiva china (las tropas norcoreanas desde Busan habían retrocedido hasta, prácticamente, el río Yalu en la frontera de ese país) y con el apoyo de la Unión Soviética, que proporcionó regimientos aéreos equipados con los cazas de altas prestaciones "MIG-15", junto a las tripulaciones voluntarias entrenadas para manejarlos, entra la guerra en una nueva fase.

Llegada de los pilotos internacionalistas soviéticos.

Recientemente Rusia ha desclasificado sus archivos del final de la Guerra Fría. De esta forma, expilotos soviéticos pudieron presentar su parte de la historia. Serguéi Kramarenko, un antiguo piloto soviético escribe que para los investigadores occidentales más realistas “el ratio de cazas derribados en los enfrentamientos entre fuerzas soviéticas y estadounidenses fue cercano al 1:1”.

Aunque incluso esta paridad aceptada por algunos occidentales no está cerca de la verdad, pues las bajas de los aviones "aliados, por la ONU" fueron más voluminosas. La guerra aérea el Corea supuso un baño de sangre para las fuerzas occidentales. Se trata de una historia bien ocultada por varias razones: orgullo, prestigio y la tradicional resistencia occidental para aceptar que los soviéticos impidieron las ofensivas de destrucción masiva estadounidenses, como después realizaron en Vietnam.


Los primeros encuentros ocurrieron el 1 de noviembre de 1950, cuando ocho MiG-15 interceptaron a aproximadamente 15 P-51 Mustang estadounidenses. El piloto soviético teniente primero Fiodor Chizh derribó y mató al piloto estadounidense Aaron Abercrombie (negado por los yanquis). Más tarde en ese día, el piloto soviético teniente primero Semión Jominich se convirtió en el primer piloto de la historia, en ser acreditado con un derribo entre aviones a reacción. Esto ocurrió cuando tres MiG-15 atacaron a aproximadamente 10 cazas estadounidenses F-80C, Jominich derribó al piloto estadounidense Frank Van Sickle (en el listado de los registros estadounidenses, pusieron que había caído por artillería antiaérea).

El 9 de noviembre de 1950, los soviéticos sufrieron su primera baja cuando el teniente comandante William T. Amen derribó y mató al capitán Mijaíl Grachev.

El 12 de abril de 1951 fue llamado por los pilotos estadounidenses como el "Jueves Negro", cuando tres escuadrones (30 aviones) de MiG-15 atacaron a tres escuadrones de bombarderos B-29 Superfortress (36 aviones) protegidos por aproximadamente 100 cazas F-80 Shooting Star y F-84 Thunderjet. Con ninguna baja por el lado soviético se registraron 12 B-29 destruidos. Posterior a este hecho, las misiones de combate estadounidense fueron detenidas durante aproximadamente tres meses, forzando a las fuerzas estadounidenses a cambiar sus tácticas, como volar durante la noche en grupos pequeños.

Actuando exclusivamente en la parte Noroccidental de Corea del Norte, donde el río Yalu desemboca en el río Amarillo (callejón de los MIG), sus aviadores derrotaron repetidamente a los cazas y bombarderos norteamericanos, causándoles múltiples derribos y gran consternación, hasta el punto de obligarles a suspender los bombardeos diurnos. 

Los regimientos soviéticos estaban pintados con marcas norcoreanas o chinas y usaban uniformes norcoreanos para disimular sus orígenes. Para las comunicaciones por radio, se les entregaban tarjetas con palabras comunes coreanas para varios términos de vuelo, escritas fonéticamente en caracteres cirílicos. Estos subterfugios no lograron sobrevivir al combate aire-aire, y pronto los pilotos se comunicaban rutinariamente en ruso.

Asimismo, los regimientos de "MIG-15" soviéticos tenían sus bases en aeródromos chinos en Manchuria donde, de acuerdo a las reglas de combate estadounidenses, ellos no podían ser atacados por estos.

En Octubre de 1951 fue un punto de inflexión en la guerra. Las fuerzas de reconocimiento aéreo de EE UU divisaron la construcción de 18 aeródromos en Corea del Norte. El mayor de ellos estaba en Naamsi, con pistas de aterrizaje de cemento.

Los historiadores Yuri Sutiaguin e Ígor Seido explican detalladamente en su libro Amenaza MiG sobre Corea las implicaciones de este programa de expansión de las pistas de aterrizaje. “Situados en el interior del territorio de Corea del Norte permitirían el traslado de unidades de MiG-15, lo que habría expandido el área de operaciones de estos peligrosos jets y habría puesto en peligro la operación de las fuerzas de la ONU. En caso de que el llamado Callejón de los MiG se hubiera extendido hasta el paralelo 38 habría expuesto a las tropas terrestres de la ONU a continuos ataques aéreos”.

El 23 de octubre de 1951, conocido como el Martes Negro, las fuerzas aéreas occidentales reunieron una gran flota de 200 cazas (F-86 Sabres, F-84, F-80 y de cazas británicos Gloster Meteor IV) y cerca de dos docenas de bombarderos B-29 Superfortress (el mismo tipo que lanzó las bombas atómicas sobre Japón). La misión de este ataque concentrado era interrumpir el suministro a las fuerzas coreanas y chinas, y dejar fuera de combate las bases de Naamsi y Taechon en Corea del Norte. 

Para contrarrestar esta amenaza los soviéticos organizaron dos divisiones aéreas. La 303 con 58 MiG-15 que formaron el primer escuadrón y estaba encargado de atacar el primer grupo de bombarderos y cazas enemigos, y la división 324 que contaba con 26 MiG-15. Ésta tenía el objetivo de reforzar la batalla y cubrir a la 303, para salir de los combates.

En busca de los grandes

La estrategia rusa consistía en ignorar los cazas de escolta y tratar de atacar directamente a los Superfortress, que eran más lentos. En su camino se cruzaron con un grupo de Meteors británicos, más lentos que ellos. Estuvieron tentados a atacarlos pero el comandante Nikolái Vólkov les dijo: “Vamos en busca de los grandes”.

Como si fueran orcas rodeando y devorando a su presa los MiG fueron a por las formaciones de B-29. Los soviéticos afirmaron que habían destruido diez de ellos (lo que supone el mayor porcentaje de bombarderos que EE U ha perdido jamás en una misión) mientras que ellos perdieron un MiG. Sin embargo, Kramarenko afirma que había pilotos que hablaban de 20 bombarderos B-29 derribados en la semana del 22 al 27 de octubre. Además, EE UU perdió cuatro F-84.

Los estadounidenses reconocieron el derribo de tres bombarderos en el aire, mientras que otros cinco y un F-84 fueron severamente averiados.

El comandante Lev Shchukin recuerda el Martes Negro: “Estaban tratando de intimidarnos. Quizá pensaron que nos iban a dar miedo con su cantidad y que íbamos a huir pero en vez de eso, nos encontramos con ellos y nos enfrentamos”.

Queda claro que estos soviéticos habían interiorizado lo que decía Serguéi Dolgushin, piloto que contó con 24 victorias en la Segunda Guerra Mundial, para ser un piloto de éxito: “Un amor por la caza y un gran deseo por ser el triunfador”.

Los soviéticos apodaron a los B-29 “Chabolas voladoras” porque ardían fácilmente. 

El antiguo piloto estadounidense Earl McGill escribre en el libro Martes Negro sobre el Namsi: los B-29 contra los MiG:

“En porcentaje, el Martes Negro supone la mayor pérdida en una misión de combate de EE UU, y el trozo de cielo llamado Callejón de los MiG quizá siga siendo el escenario de la mayor batalla aérea de todos los tiempos”.

Impacto en la moral de EE UU 

Esta batalla cambió para siempre el comportamiento de las fuerzas aéreas de EE UU en los bombardeos estratégicos. Los B-29 dejaron de hacer salidas de día al Callejón de los MiG. Los pueblos de Corea del Norte dejaron de ser bombardeados en alfombra por los estadounidenses. Miles de civiles quedaron fuera de la línea de fuego.


Esto provocó el relevo del irascible Comandante en Jefe de las fuerzas estadounidenses en el Pacífico y Gobernador Militar de Japón Douglas MacArthur, que insistía, enfermizamente, en atacar territorio chino. 

El Presidente Truman, se mostró implacable esta vez.

Las Naciones Unidas sospecharon durante muchos años de la participación de tripulaciones aéreas soviéticas en la Guerra de Corea, aunque eso fue consistentemente negado por la Unión Soviética.

Muchos regimientos soviéticos se sometían a entrenamiento preliminar en bases soviéticas en el vecino Distrito Militar Marítimo Soviético. Las tropas de defensa antiaérea soviéticas también comenzaron a llegar a lo largo del Yalu, instalando radares, centros de control terrestre, reflectores y grandes cantidades de posiciones antiaéreas para disuadir de cualquier ataque contra los aeródromos chinos.

Mientras que los pilotos estadounidense se enojaban ante las restricciones impuestas para atacar a los aeródromos chinos de los MiG, no se supo hasta muchos años más tarde que los pilotos de MiGs también operaban bajo restricciones similares. 

Para conservar la ficción de que los pilotos soviéticos no estaban combatiendo en Corea, les fue prohibido volar sobre territorio no controlado por los norcoreanos o acercarse a menos de 30 millas (48 km) o 50 millas (80 km) de las líneas de combate aliadas. Un piloto soviético derribado dentro de territorio controlado por las Naciones Unidas se suicidó con su pistola para no ser tomado como prisionero. Otro piloto, que se lanzó en paracaídas en medio del Mar Amarillo, fue ametrallado para impedir su captura. Tampoco podían perseguir aviones estadounidenses sobre el Mar Amarillo que se encontraba bajo control estadounidense.

A pesar de las restricciones, muchos pilotos estadounidenses aprovecharon la excepción de una "persecución caliente" para volar sobre la República Popular de China, persiguiendo MiGs a través del Río Yalu. Posteriormente, la "persecución caliente" se convirtió en una cacería activa de MiGs sobre Manchuria, con los pilotos estadounidenses manteniendo un "código de silencio" acerca de estas patrullas. Los líderes de vuelo escogían compañeros de vuelo que podían mantener el silencio, y muchos rollos de filmaciones de cámaras de cañón incriminatorios se perdieron "misteriosamente".

Estados Unidos llevó a cabo la Operación Moolah para alentar a los pilotos comunistas, especialmente a los soviéticos, a desertar hacia Corea del Sur con un MiG-15. Se suponía que la operación no solo serviría como un factor psicológico para mostrar la superioridad de la democracia sobre el socialismo, sino también para llevar a cabo un análisis de las prestaciones en vuelo de un MiG-15.

Las batallas ocurridas en el Callejón de MiGs produjeron muchos ases de aviación. Los ases con más victorias fueron soviéticos. Nikolái Sutyagin reivindicó 21 derribos (incluyendo nueve F-86, un F-84 y un Gloster Meteor) en menos de siete meses. Su primer derribo fue el F-86A del piloto Robert H. Laier el 19 de junio de 1951 (aunque este aparece en los registros estadounidenses como desaparecido en combate), y el último ocurrió el 11 de enero de 1952, cuando él derribó y mató al piloto Thiel M. Reeves, quien se encontraba volando un F-86E (Reeves también aparece como registrado como desaparecido en combate).

Evgueni Geórgievich Pepeliaev. 

Otros ases soviéticos famosos fueron Evgueni G. Pepeliaev, quien reivindicó 19 derribos, y a Lev Kírilovich Shchukin, quien reivindicó 17 derribos, a pesar de que él mismo fue derribado dos veces.

El as estadounidense con más derribos de la guerra, fue el capitán Joseph C. McConnell, reivindicando 16 derribos, incluyendo tres en un día. Su historia es presentada en una película llamada The McConnell Story, protagonizada por Alan Ladd y June Allyson. El segundo as con más derribos, el comandante James Jabara, fue el primer as estadounidense de aviones a reacción contra aviones a reacción. Otro as, Frederick C. "Boots" Blesse, se adjudicó nueve MiG-15 en su F-86 Sabre, y más tarde escribió el libro No Guts, No Glory (en español: Sin Agallas no hay Gloria), un manual sobre el combate aéreo con aviones de caza que aún hoy es estudiado.

George Andrew Davis Jr., se convirtió en uno de los primeros miembros de la nueva Fuerza Aérea de los EE UU, en recibir una Medalla de Honor después de morir en acción cuando se encontraba liderando su sección de dos F-86 contra 12 MiG-15, intentando derribarlos a todos ellos.

La Fuerza Aérea de Estados Unidos, hasta hoy, ha mantenido su superioridad aérea durante toda la guerra, y que obtuvo una significativa proporción de derribos a su favor sobre las fuerzas aéreas enemigas que operaban en y alrededor de Corea. Según ellos, esta proporción de derribos a favor de la Fuerza Aérea de Estados Unidos fue de 10 a 1. Fuente rusas modernas indican una proporción de derribos de 3,4 a 1 a favor de los soviéticos. Algunos consideran que los totales de derribos ocurridos en el Callejón de MiGs son controvertidos. 

Los soviéticos declaran que se derribaron 1.106 aviones de las Naciones Unidas de todos los tipos, incluyendo aproximadamente 650 F-86 Sabre. En cambio la Fuerza Aérea de Estados Unidos dice que ellos perdieron menos de 200 aviones en combate aéreo. También los pilotos de F-86 declaran que derribaron 792 MiG, mientras que los artilleros de B-29 se atribuyen otros 16 adicionales. Más de 30 pilotos de Sabre fueron derribados detrás de las líneas enemigas y su destino no ha sido esclarecido de forma definitiva. Se informó que los pilotos sobrevivientes, capturados y posteriormente repatriados después del armisticio, fueron interrogados por coreanos, soviéticos y chinos. Años después de que la guerra terminara en el año 1953, persistieron rumores de que los soviéticos mantenían cautivos a pilotos sin retornarlos.

Según Karamarenko, durante los 32 meses que estuvieron en Corea, derribaron 1.250 aviones enemigos. “Los fuerzas de artillería antiaérea acabaron con 153 aviones mientras que los pilotos lo hicieron con 1.097”, escribe. En comparación, los soviéticos perdieron 319 aparatos MiG-15 y Lavochkin La-11. 

Karamarenko añade: “Estábamos seguros de que los pilotos habían derribado más de los 1.097 acreditados porque muchos cayeron al agua o se estrellaron al aterrizar en Corea del Sur”.

Consecuencias de la guerra

La última ofensiva china y norcoreana se produjo entre el final del mes de abril y mayo de 1951. Pudieron participar en ella 700.000 hombres, que tuvieron unas 200.000 bajas. Luego, finalmente, el frente se estabilizó. En junio de 1951, casi un año exacto después de la agresión norcoreana, el embajador soviético ante las Naciones Unidas propuso un armisticio militar, pero sólo en noviembre se detuvieron los combates de una forma definitiva. En julio de 1953 se llegó a la determinación de la frontera siguiendo una línea que venía a ser, de forma aproximada, el paralelo 38. 

Los voluntarios chinos, entre los que se encontraba Mao Anying, hijo mayor de Mao que falleció el 25 de noviembre de 1950, salvaron a Corea del Norte y pudieron detener a Estados Unidos, lo que hizo ganar a China un peso específico a nivel mundial. 

Conjuntamente la Unión Soviética y China Popular dieron un apoyo imprescindible a los revolucionarios norcoreanos de Kim y los vietnamitas de Ho Chi Minh,  rompiendo la escalada de imposiciones imperialistas, demostrando en la práctica la solidaridad internacionalista y camaradería entre los comunistas.

Y para la humanidad aún es más importante. La destreza y la valentía de los pilotos soviéticos previnieron una nueva guerra mundial. Kramarenko explica: “El B-29 era un bombardero estratégico, en otras palabras, porteador de bombas atómicas. En un Tercera Guerra Mundial –y estábamos al borde estos bombarderos tenían la misión de bombardear la URSS con bombas atómicas. En este momento esos grandes aviones se veían sin defensas contra los jet, y eran inferiores a ellos en velocidad y armamento”.

Ninguno de los B-29 tenía la posibilidad de volar más de 100 km dentro de la URSS sin que fuera detectado. “Se puede decir que los soldados soviéticos que lucharon en Corea y causaron tantos perjuicios a la flota de bombarderos del enemigo, ahuyentaron la amenaza de una Tercera Guerra Mundial, una guerra nuclear, durante mucho tiempo”, explica Kramarenko. 



Fuentes: 

Robert Service (Stalin, una biografía).                
David Halberstam (La guerra olvidada). 


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