4 de diciembre de 2023

La masacre de comunistas del siglo XX, escondida y silenciada.


La policía armada de Yakarta vigila a los miembros de un grupo de jóvenes comunistas, octubre de 1965 (Foto: Bettmann)

Tras cincuenta y ocho años del escandaloso genocidio histórico, no podemos olvidar estos asesinatos. Alertamos que la partera capitalista esta alimentando el odio al socialismo en todo el planeta. Y el imperialismo con sus acciones fascistas, quiere abrir nuevos volcanes de sangre.

Por Estéban Zúñiga y Nestor Guadaño.

"Hay una escena que me sirvió de inspiración para los dos películas. Es cuando aquellos asesinos me llevan al río y me escenifican cómo ayudaron a matar a 10.500 personas. Me di cuenta de que más allá de presumir delante de mí, lo que hacían era algo estructural, una manera de mantener el clima de terror en la sociedad. Era como si, 40 años después del holocausto, los nazis siguieran en el poder y el miedo fuera el legado del genocidio" 
(Joshua Oppenheimer, director de “The Act of Killing”. Alejando Ávila, eldiario.es, 6 de mayo de 2015).
 
¿Sabíais por qué el genocidio ocurrido en Indonesia en 1965, y que se llevaría la vida de entre el millón y los dos millones de comunistas indonesios, sigue siendo el más velado de los grandes crímenes de lesa humanidad del siglo XX? 
 
Porque los asesinos vencieron y siguen mandando en Indonesia. Además de ser ignorado cuando no ocultado -¿intencionadamente?- por las potencias occidentales.
 
Tras la declaración de independencia de Indonesia el 17 de agosto de 1945, dos días después de la rendición de Japón ante los EEUU, se iniciaría la conocida como “Revolución de Indonesia” o “Guerra de Independencia de Indonesia", la cual duraría hasta el año 1949 cuando la potencia colonial, Holanda, aceptaría la independencia de Indonesia, aunque la independencia nacional se reconocería oficialmente el 17 de agosto de 1950 -para que coincidiera su fecha con la declaración de independencia- cuando Achmed Sukarno y Mohammad Hatta proclamarían la República Unitaria de Indonesia, ocupando los cargos de presidente y vicepresidente respectivamente. 
 
Las medidas del gobierno de Achmed Sukarno, que provocó el golpe de estado fascista.
 
El gobierno de Achmed Sukarno, líder nacionalista y participante del grupo de países no-alienados y anti-imperialistas del Tercer Mundo, contó con la colaboración del Partido Comunista de Indonesia (PKI), aunque Sukarno en 1959 suprimiría todos los partidos políticos. Pero a la vez en 1960 visitó la Unión Soviética.
 
Jruschov en su discurso de bienvenida a Sukarno, ejemplarizó la situación de los países que han obtenido la independencia y que luchan por su soberanía económica y política:
"Admiramos el heroísmo del pueblo indonesio. Admiramos su éxito, su intransigencia ante el imperialismo y el colonialismo, vuestro valor. Siempre os hemos apoyado y estamos a vuestro lado. Los que dicen que no luchamos lo suficiente contra el imperialismo -y en Indonesia hay gente así, por desgracia- están en contra de los derechos por los que luchamos. ¿Quién ha respondido a vuestras necesidades de que vuestro ejército consiga armas modernas para luchar contra el colonialismo? Nosotros. ¿Quién respondió cuando dijisteis que necesitabais pilotos para los bombarderos, gente para trabajar en la flota de submarinos? Nosotros. Si os topabais con Holanda, nuestra gente estaba allí con vosotros. Eso es un hecho. (Aplausos). Usted limpia los oídos de sus indonesios y les limpia los ojos para que puedan ver, y oír, y entender bien el idioma". 
 
"Somos gente de raza blanca y hemos acudido en ayuda de la raza amarilla, porque no nos guía la política racista, no nos guía la política de los racistas, sino que nos guía la razonable política nacional progresista de Lenin.

Brindo por mi amigo y hermano el Presidente de la República de Indonesia, camarada Sukarno, por los ministros y dirigentes públicos, y estatales que le acompañan, por el pueblo indonesio, por nuestra amistad, por la victoria sobre los colonizadores, sobre el imperialismo, por el socialismo. Salud".

 
A pesar de la prohibición del partido, el PKI tendría un grandísimo crecimiento, pasando de los 7.000 miembros en 1952 a los casi 3 millones en 1965, pasando a ser el PKI la principal fuerza política, además de pasar a convertirse en el partido comunista más grande del mundo en un país no socialista, (En total, las organizaciones de izquierda del país, incluidos los sindicatos, contaban con unos 13 millones de afiliados).
 
Concentración de militantes y simpatizantes del PKI, antes del golpe.
 
En 1960, Sukarno propuso el lema "Nasakom". 
 
Se trata de un acrónimo basado en las palabras indonesias NASionalisme, Agama y KOMunisme - "nacionalismo, religión, comunismo". Significaba una alianza de tres fuerzas con diferencias de clase: el clero, el ejército y el Partido Comunista. Aunque tal alianza era una política híbrida típica fracasada del erizo,  que anteriormente había llevado a los comunistas a desastres y masacres, como en China 1927. El PKI, Partido Comunista Indonesio apoyó la consigna Nasakom. 
 
La fuerza del PKI en el campo, para lograr la reforma agraria, incluso a través de los ocupadores (campesinos pobres que necesitaban la tierra para comer), era temida y odiada por los terratenientes locales cercanos a los generales del ejército.

Sukarno era amigo no sólo de la URSS, sino también de la República Popular China (e incluso se hacía llamar "camarada de armas de Mao Zedong"), lo que provocó "celos" indisimulados en Moscú. Pero aún mayor ansiedad y temores generó en Occidente esa doble amistad con Moscú y Pekín... La posibilidad de que el cuarto país más poblado del mundo (entonces 110 millones, ahora 250 millones) se convirtiera por fin en "rojo" era el sueño terrible de todos los anticomunistas occidentales.
 
Los EEUU pondría su atención en Indonesia, temiendo que ésta, con sus grandes reservas petrolíferas, su gran población, su ubicación estratégica y al sentirse fuertemente incomodado por el crecimiento y la creciente influencia del PKI. Su embajada realizaría varias y grandes maniobras y acciones para azuzar a las fuerzas militares más derechistas para hacerse con el control del país, y que acabaran con el peligro comunista, pues los EEUU temían que Indonesia fuera la próxima “ficha del dominó” en caer en las manos del llamado "comunismo global".
 
“Si el PKI es capaz de mantener su existencia legal, y la influencia soviética sigue creciendo, es posible que Indonesia pues ser el primer país del sudeste asiático que sea tomado por un gobierno comunista de base popular y legalmente elegido. (…)con la ayuda de Occidente, los dirigentes políticos asiáticos libres, junto con los militares, deben no sólo mantenerse en sus puestos y gestionar, sino también realizar reformas y seguir avanzando, mientras liquidan a los ejércitos políticos y de guerrilla del enemigo” 
(William Kintner, alto funcionario de la CIA).
 
El 30 de septiembre de 1965 se produciría un “intento” de golpe de Estado. 
 
Era por la noche, cuando un grupo de oficiales, del ala más derechista del nacionalismo indonesio y que se llamaban a sí mismo como “Movimiento 30 de septiembre”, secuestrarían a seis generales del Ejército y los asesinarían, alegando que su fin era impedir un golpe del ala más derechista del Ejército. 
 
La acción, bajo “bandera falsa”, tenía como intención responsabilizar a los comunistas del golpe y así tener un pretexto para atacar al gobierno de Sukarno. Ese mismo día las fuerzas militares bajo la dirección del generel Haji Mohammad Suharto aplastarían, sin contemplación alguna y para evitar testigos incómodos, a los rebeldes y acusaría al PKI de estar detrás del golpe de estado, y que tras el partido comunista estaba la mano de la China Comunista.
 
El 1 de octubre de 1965, mientras Sukarno permanecía anestesiado en la sala de cardiología del hospital militar central de Pekín, en su país se sucedían dramáticos acontecimientos. A las 3.15 de la madrugada Suharto fusiló a seis generales, los máximos dirigentes de las fuerzas armadas indonesias, en la base aérea de Halim.
 
Entonces comenzó la "supresión de la insurgencia comunista". Según la Embajada de Estados Unidos, en las filas del Partido Comunista Indonesio reinaba el caos, el pánico, la impotencia y una total incomprensión de lo que estaba ocurriendo, ya que sus dirigentes, especialmente en las regiones, no tenían nada que ver con el intento de golpe de Estado en Yakarta, y ni siquiera habían oído hablar de ningún "Movimiento 30 de Septiembre".
 
Los fanáticos seguidores del golpe de Suharto se cebaron con los comunistas, ¿quién crees que fueron? Exacto, los clérigos islámicos, que iniciaron una masacre total y, si se me permite decirlo, meticulosa de todos los "rojos" y sus simpatizantes, en cada pueblo, en cada aldea. Algunas aldeas fueron masacradas por completo, incluidas mujeres y niños, excepto bebés, ya que estos asentamientos se consideraban "infectados de comunismo".
 
Surgieron "comités de vigilancia islámica" por todo el país. Los líderes islámicos exigieron a sus seguidores, musulmanes devotos, que masacraran a los comunistas para "limpiar Indonesia de ateísmo." 
 
El cónsul de Estados Unidos en Sumatra del Norte informó de que las mezquitas llamaban a matar a cualquiera que pudiera haber sido comunista. Matar comunistas, como categoría inferior entre los infieles, era, desde el punto de vista de estos predicadores islámicos, equiparable a matar gallinas. Los asesinos se untaban simbólicamente la cara con la sangre de los asesinados.
 
Los militares vencedores menguarían considerablemente la autoridad de Sukarno -que quedarían evidentemente limitado- y llevarían a cabo un baño de sangre, colosal y trágico- con la intención de erradicar tanto el comunismo como cualquier evidencia que sonara a comunista.
 
Con el comandante Haji Mohammad Suharto ocupando ya el poder de un modo directo, el 4 de octubre el ejército pediría que todo el pueblo debía participar en la aniquilación del Movimiento 30 de septiembre y del PKI. 
 
Al día siguiente comenzó la violencia. Primero en Yakarta y extendiéndose con rapidez por el centro y el este de Java y más tarde a Bali, Sumatra y a las 3.000 islas del archipiélago, una campaña sistemática de persecución, tortura y asesinato de todos los militantes del PKI, extendiéndose también a cualquier persona que simpatizaran o tuviera relación con los comunistas indonesios. El presidente indonesio Ahmed Sukarno no era comunista. Pero tampoco era anticomunista. El jefe del Partido Comunista Indonesio, Dipa Aidit (1923-1965), quien también fue asesinado en la masacre, formaba parte de su gobierno como ministro sin cartera. 


Aidit, uno de los líderes del PKI, Partido Comunista de Indonesia. 
 
Diferentes organizaciones y gente anticomunista, en especial los musulmanes, fueron alentados a formar parte de la matanza sobre cualquier sospechoso que pudiera parecer ser simpatizante del PKI. En unas semanas los asesinados y desaparecidos comunistas se contarían por miles y miles, que transportarían a los detenidos en camiones al lugar de su futura ejecución para ser obligados a cavar sus propias tumbas antes de ser fusilados o degollados. Pero no sólo los musulmanes hubieron participado en este proceso de "limpieza". Alrededor del 10% de la población del país es cristiana. 
 
Y los estudiantes cristianos (católicos romanos) de la región de Yakarta también salieron de sus dormitorios esas noches para unirse a la masacre, y cargaron devotamente varios camiones con los cadáveres de los "rojos" muertos que habían sido detenidos antes. Así todos los dirigentes del PKI fueron fusilados, y los comunistas de base fueron ejecutados a menudo a la manera de los abuelos, cortándoles la cabeza con los tradicionales cuchillos parang...
 
Sería la ocasión perfecta para deshacerse de unos rojos y ateos que, además de poner peligro tanto la religión como la moral, ponían en serias dudas privilegios y jerarquías, la opresión religiosa sobre la mujer, el racismo contra los chinos y otros grupos étnicos que traía discriminación y segregación, la tradición de estructuras existentes de dominación y sujeción, la explotación en las grandes plantaciones de Sumatra, el sistema de castas de Bali y los intereses tanto económicos como geopolíticos de los EEUU en la región,…
 
El PKI sufrirían una durísima y sangrienta represión, con entre 600.000 y un millón de miembros asesinados, más de un millón de detenidos, sin juicio previo durante años, en condicione espantosas. El PKI desparecería del mapa, pues sería incapaz de reaccionar y mantener la más mínima oposición al golpe de Estado comandado por Shuarto, y a la ola de terror blanco que le siguió. 
 
El 18 de octubre de 1965, el PKI sería prohibido oficialmente, pero en la práctica ya había dejado de existir. El responsable de la seguridad estatal de indonesia, calcularía que la cifra podía superar el millón, mientras que Amnistía Internacional indicaría una cantidad que también superaba el millón de asesinados.
 
La CIA negaría cualquier vinculación con la matanza, pero documentos desclasificados en el 2001 demostrarían que fue la embajada estadounidense en Yakarta, fue quien facilitaría la lista de los comunistas, y de los supuestos comunistas al ejército indonesio y a los escuadrones de la muerte, donde había desde altos funcionarios hasta los cuadros de los miles y miles de aldeas.
 
Así los autores de los crímenes, devolverían a los estadounidenses las listas con los nombres tachados de los asesinados:
“Fue realmente una gran ayuda para el ejército. Es probable que mataran a un montón de gente, y yo tengo probablemente mucha sangre en mis manos, pero eso no es del todo malo. Hay ocasiones en que uno tiene que golpear duro en el momento decisivo.” 
(Palabras dichas, en 1990, por Robert Martens, antiguo miembro de la sección política de la Embajada estadounidense en Yakarta).
 
Sin embargo la CIA llegaría a reconocer el genocidio indonesio equiparándolo a : “las purgas soviéticas de los años 30 y al holocausto nazi”. El siempre “bien ponderado y democratísimo” periódico New York Times titulaba su portada: “Un rayo de luz en Asia”, y el artículo escrito por James Reston confirmaba “la salvaje transformación de Indonesia de una política pro-china bajo Sukarno a una política desafiantemente anticomunista bajo el general Suharto”. Más adelante destacaba la importancia de que los indonesios pudiesen volver ahora a “ver películas americanas”.
 
En 1967 Suharto lograría el poder absoluto. Ya ese mismo 2 de octubre de 1965, el presidente Sukarno, al que los acontecimientos no dejaron otra opción, firmó un decreto por el que nombraba a Suharto comandante en jefe del ejército. Pronto Suharto asumió formalmente la presidencia, durante tres décadas.
 
El terror de 1965-1966 en Indonesia fue de una magnitud tan fantástica que superó todas, incluso las peores expectativas de la izquierda indonesia, así los que sobrevivieron fueron aplastados y dispersados, y conducidos a la clandestinidad durante muchas décadas. Milagrosamente, supervivientes de la masacre y arrepentidos ante las autoridades, antiguos comunistas que querían sobrevivir solamente podían esperar recibir "certificados de lealtad" del ejército.. Pero las ejecuciones entre los comunistas detenidos continuaron durante décadas.... 
 

Tortura y asesinato de comunistas en una aldea, bajo la dictadura de Suharto
 
 
Sukarno estuvo en arresto domiciliario hasta su muerte, el 21 de junio de 1970, y el PKI prohibido. El país quedó sumergido en una represión extrema. Todos los crímenes acaecidos contra cualquier persona que “oliera” a comunista, significó la victoria y la impunidad de unos de los horrores menos conocidos. Después, 32 años inmersos en una dictadura, que impondría el silencio sobre los hechos.
 
El ateísmo proscrito, la enseñanza de la religión musulmana obligatoria, las huelgas prohibidas y brutalmente reprimidas, Indonesia rompería relaciones diplomáticas con el bloque socialista, liberalizaría la economía y recibiría con alegría la masiva entrada de las transnacionales estadounidenses y occidentales, que saquearían el país aprovechando la mano de obra barata. Creciendo una gran rampante corrupción, como argamasa de la construcción de un Estado dictatorial, y una acción represiva a todos los niveles, desde lo educativo a lo policial.
 
La realidad actual indonesa es dantesca. Los genocidas siguen en el poder, su ideología está intacta, y alardean de sus crímenes en la televisión.
 
Todo fue ocultado por los medios controlados por la influencia estadounidense y occidental hasta que en el año 2012 el realizador estadounidense Joshua Oppenheimer presentaría el documental “The Act of Killing”, donde se relata unos hechos que hasta entonces y durante unas décadas había estado silenciado, y donde los propios verdugos narraban sus asesinatos de modo escalofriante, entre risas, en la más absoluta impunidad.
 
“Estaba filmando a autores de un genocidio que ganaron, construyeron un régimen de terror fundado en la celebración de un genocidio y permanecen en el poder. No han tenido que admitir que hicieron nada malo” 
(Joshua Oppenheimer).
 
En el documental, se ve como Anwar Congo, considerado un héroe de la patria, se ufana de los crímenes, violaciones y decapitaciones cometidas en los años 1965 y 1966. 
 
Anwar Congo y su organización paramilitar "Pemuda Pancasila", fueron quienes sembraron el terror en la población. “Pemuda Pancasila” (actualmente con unos 3 millones de miembros, de carácter gansteril y de extrema derecha), sigue siendo una organización legal con una implantación masiva, que tiene el apoyo del gobierno y la participación de altos cargos del mismo en sus actos públicos, y que entre sus filas conviven miembros de las fuerzas armadas, la policía, el parlamento, los gobiernos locales,…
 
La sinopsis del “The Act of Killing” (“El acto de matar”) nos narra:
“Cuando el gobierno de Indonesia fue derrocado por el ejército en 1965, más de un millón de personas fueron asesinados en menos de un año. Anwar Congo y sus amigos fueron promocionados a jefes de escuadrones de la muerte, y el mismo Anwar Congo en persona asesinó a cientos de personas con sus propias manos. En el documental, Anwar Congo y sus amigos acceden a narrar sus historias sobre las matanzas. Pero la idea que tienen sobre su aparición no tiene nada que ver con el documental, quieren ser estrellas en una película sobre su género cinematográfico favorito, sino su papel de gansters, las películas de vaqueros, los musicales. Ellos escriben los guiones y se interpretan a sí mismos y a sus víctimas. Entrando en una cruel pesadilla, una viaje al recuerdo por parte de unos impenitentes, y un ejemplo de régimen en que viven con la corrupción y la impunidad. Historias contadas por los torturadores y asesinos en donde alardean de sus crímenes, donde uno de ellos se muestra ufano de haber inventado un sistema eficaz para matar"... “Les pegábamos hasta matarlos y después quedaba un rastro feo de sangre, así que cambiamos el método y usamos alambre”.
 
Joshua Oppenheimer después de “The Act of Killing”, rodaría un Segundo documental: “The Look of Silence (“La mirada del silencio”), mostrando a los supervivientes y a sus familiares:
" (…)iba a hacer dos películas: una en la que contara qué pasa cuando los criminales ganan, se hacen con el sistema y celebran lo que han hecho, y una segunda película en la que contara lo que supone vivir medio siglo atenazado por el silencio y el terror. ¿Qué significa el miedo para la memoria? Estaba claro que iba a ser una película sin final feliz. Es una elegía del silencio, en memoria de todo lo destruido". (Joshua Oppenheimer. Alejandro Ávila, eldiario.es, 6 de mayo de 2015).
 
Joshua Oppenheimer definiría este terrible genocidio con las siguientes palabras:
“Es como si Hitler hubiera ganado la guerra, e Himmler fuera un héroe nacional, salvador de la patria. En Indonesia los ganadores siguen teniendo muchísimo poder, y toda la impunidad del mundo para seguir propagando su versión de los hechos.”
 
En la actualidad, se sigue manejando la versión oficial de la historia, imponiendo en los libros escolares la intención de perpetuar una amnesia colectiva. Así, un año antes de la muerte de Suharto, que falleció en 2008, el fiscal general Abdul Rahman Saleh, prohibió y ordenó la quema de 14 libros de historia que no presentaba a Suharto como el salvador de la nación, y que no responsabilizaban a los comunistas de los hechos que había provocado el golpe de Estado militar. 
 
Según Soe Tjen Marchin, el Tribunal Popular Internacional en la Haya dará un primer paso:
“Esperamos que el gobierno (indonesio) pida perdón por estos crímenes del Estado y que admita que ha habido una manipulación de la historia. Si lo admite también tendrá que admitir que hay que cambiar la historia que se enseña y publica. Las víctimas tendrán que ser reconocidas como víctimas, y no como villanas, que reconocieron lo que se merecían. Es lo que queremos por el momento”.
 
En 1998, según Amnistía Internacional, aún quedaban 13 ancianos presos en las cárceles acusados de pertenecer al PKI. Los antiguos miembros del PKI estaban en 2004 apartados de determinados trabajos, incluida la administración pública. Durante la presidencia de Abdurrahman Wahid (1999-2001), se abrió la oportunidad de poner fin a la clandestinidad de los comunistas, pero causó tal controversia dentro de la sociedad indonesia, que aceleró su destitución como presidente.
 
La negación de los hechos o la mirada hacia otro lado estuvo marcada por la situación geopolítica de aquellos momentos, en medio de la Guerra Fría y con la situación de Vietnam cercana, la intervención del general Suharto, jefe del Ejército indonesio contó si no con la aprobación, si con la vista gorda de las potencias occidentales.
 
Hay que admitir que las atrocidades del gobierno de Suharto no tiene parangón en la historia, en cuanto a la escala de las masacres de comunistas. Superó con creces a las de los Guardias Blancos, del mariscal Mannerheim, al generalísimo Chiang Kai-shek y a Franco, e incluso, tal vez, a los dirigentes del Tercer Reich. Al menos uno de cada cinco de los cien millones de habitantes de Indonesia ha sido detenido, ejecutado o reprimido de alguna otra forma.
 
Quienes sucederían a Suharto, que gobernaría el país hasta 1998, en el poder seguirían manteniendo la versión oficial.
 
Cuando Suharto fallecería el 27 de enero del año 2008, la periodista Chris Kline, en un artículo para el diario británico “The Independent”, afirmaría lo siguiente:
“El hombre que acaba de morir en Yakarta es uno de los mayores asesinos en masa del siglo XX, pero nunca fue acusado por el Tribunal Internacional de Crímenes de Guerra de La Haya. A través de los años, Suharto recibió todo el armamento que sus militares brutales deseaban. Gran Bretaña le vendió vehículos blindados “Scorpion” y todo tipo de transportes, tras de una “evaluación exhaustiva” de que no serían utilizados para la “represión interna”.”
 
La película de Joshua Oppenheimer, sería nominada para los Óscar, originaría que diversas organizaciones de derechos humanos denunciaran lo ocurrido ante el Tribunal Internacional de Crímenes de Guerra -que no tiene en realidad competencia jurídica real-, y que después de unos años, en noviembre de 2015, poco después del 50º Aniversario de la matanza sobre los comunistas indonesios, empezaría a tratar el asunto. 
 
Después de unos meses de investigación, este Tribunal daría un veredicto en el que definiría los hechos como genocidio, además de exigir que el Estado de Indonesia pidiera disculpas públicamente, y que buscara la verdad de los hechos, y que se castigara a los culpables. 
 
Veredicto en que también afirmaría que EEUU, Gran Bretaña y Australia habían sido, en diferentes grados, “cómplices” de la masacre.
 
La respuesta del Gobierno de Indonesia sería tajante, en el sentido de que por un lado su país no reconocía este juicio, y por otro lado que “todo está en el pasado”.
 
Y los historiadores burgueses, defensores del Sistema Capitalista, no tienen necesidad de levantar el velo de silencio sobre las masacres en Indonesia 1965-1966.

Pero el tiempo pondrá a cada participante en su sitio. Los genocidios, y los crímenes realizados por los asesinos no prescriben, no tienen caducidad. A pesar del tremendo estado de terror, impuesto en las mentes de la población indonesia, el anhelo de libertad es muy importante, y el Partido Comunista, aunque clandestino, existe.
 
 
Enlaces consultados:
 
https://maysuryan.livejournal.com/923768.html 
http://blogdelviejotopo.blogspot.com/2016/03/indonesia-1965-eliminando-sukarno-y.html

2 comentarios:

Adolfo Mora dijo...

Es cierto, esa masacre ha sido escondida y silenciada. Tuve conocimiento de ella por un artículo publicado en la revista estadounidense "Ramparts" hacia 1974 y cuyo título, traducido al español, era, "La mafia de Berkeley y la masacre de Indonesia", que trataba sobre la asesoría prestada por unos economistas de la U de California en Berkeley, antes y después del golpe, a los economistas del régimen de Suharto. Luego hacia 1983 vi una película de un director australiano que trataba sobre esta masacre y que se titulaba "El año en que estuvimos en peligro de muerte".

Mayrit herencia andalusi dijo...

Así fue