24 de noviembre de 2018

Las sovieticas lucharon por la liberación socialista de la mujer

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En este mundo donde impera el capitalismo y el imperialismo salvaje, la mujer trabajadora ocupa el último eslabón de la cadena. Sobre ella recae una triple explotación: primero dentro del ámbito familiar, segundo dentro del ámbito laboral y, por último, dentro del ámbito social.

La Revolución Soviética

El cambio de estatus de la mujer ha sido una de las transformaciones sociales más importantes en todas las regiones de la URSS. La Revolución trajo consigo la plena igualdad legal y política para las mujeres: la industrialización proporcionó la base económica para un salario igual. Pero en cada pueblo y aldea las mujeres aún tuvieron que luchar contra costumbres centenarias. Por ejemplo, llegaron noticias de un pueblo de Siberia en el que, después de que las granjas colectivas otorgaran la independencia económica a las mujeres, éstas convocaron una huelga en protesta por el maltrato físico a las mujeres y acabaron con esa costumbre consagrada en una semana.

Las trabajadoras iniciaron la Revolución en Febrero del 17

El 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer Trabajadora, las mujeres de Petrogrado salieron a las calles a demandar igualdad de derechos, el sufragio universal y el fin de la autocracia. “En febrero de 1917, el 47% de la clase obrera de Petrogrado eran mujeres. Muchos hombres estaban en el frente”. “Las obreras eran mayoría en la industria textil, del cuero y del caucho, y numerosas en oficios que antes habían tenido vedados: los tranvías, las imprentas o la industria metalúrgica, donde había unas 20.000. Las obreras eran también madres: debían garantizar el pan de sus hijos. Y, antes de ir a la fábrica, hacían interminables colas (unas 40 horas semanales) para conseguir algo de comida, acampando durante la noche, en pleno invierno ruso”.

Unos 50.000 trabajadores, obreras y obreros respondieron al llamamiento bolchevique para exigir al gobierno “paz y pan”; respondieron a sus llamadas a manifestarse y declarar la huelga. Las protestas se sucedieron durante semanas, sin que la represión lograse aplacarlas. Antes que disparar a los manifestantes, algunos de los soldados prefirieron fusilar a sus oficiales y unirse a los motines. A las exigencias de 'Pan' se le unen las consignas de 'Abajo el zar' y 'Abajo la guerra', la policía hubo levantado los puentes que separan los barrios obreros del centro, pero el río Neva todavía está helado y miles de huelguistas se atreven a cruzarlo”.

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Las obreras tomaron la iniciativa, rodearon a los cosacos con una compacta cadena humana.

Gritaban: “Nuestros esposos, padres y hermanos están en el frente”. “Y aquí soportamos el hambre, la carga de trabajo, los insultos, las humillaciones y los abusos. Ustedes también tienen madres, esposas, hermanas e hijos, ¡exigimos pan y el fin de la guerra!”.

Los oficiales, temiendo la influencia de la agitación sobre los cosacos, dieron una orden. Los cosacos se prepararon. Todos corrieron a cubrirse, agarrando piedras o piezas de metal, listos para lanzarlos. Sin embargo, los cosacos cabalgaron, pasaron sin atacarnos; luego dieron media vuelta y regresaron. Las masas los saludaron con gritos de “¡Viva!, pese a que el corazón no podía creerlo y la mente dictaba precaución”.

Después de extenderse las huelgas por la capital y Moscú, abdicó el zar.

Según el testimonio de Clara Zetkin, los bolcheviques concedían mucha importancia a lo que entonces se denominaba “la cuestión de la mujer”, aunque en los años anteriores a la revolución se negaron a crear organizaciones específicas dentro de su partido por temor a alentar divisiones en la unidad de la clase trabajadora. Los hechos de 1917 corrigieron definitivamente ese error.

Lenin, en conversación con Clara Zetkin reafirmó estos hechos:

En Petrogrado, aquí en Moscú, en otras ciudades y centros industriales las mujeres actuaron espléndidamente durante la revolución. Sin ellas no habríamos salido victoriosos. Apenas. Ésa es mi opinión. ¡Qué valientes fueron y qué valientes son!” “Es importante para las mujeres y el mundo: demuestra la capacidad de las mujeres, el enorme valor que su trabajo tiene en la sociedad”, aseguraba. “Muy pocos hombres, incluso en el proletariado, se dan cuenta de cuántos esfuerzos y problemas podrían ahorrar a las mujeres, e incluso eliminar, si prestasen ayuda en el 'trabajo femenino' [doméstico]”, “Debemos erradicar la vieja idea del viejo 'dueño y señor' hasta su última raíz, por pequeña que sea, en el partido y entre las masas. Ésa es una nuestras tareas políticas, así como la urgentemente necesaria tarea de formar una plantilla de camaradas, hombres y mujeres, entrenados en la teoría y en la práctica, para desarrollar la actividad del partido entre las mujeres trabajadoras”.

Alexandra Kollontái, en la Primera Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas celebrada en Stuttgart en 1907 ya pronosticó:

Un nuevo peligro amenaza la dominación de la burguesía, las trabajadoras están adoptando con decisión el camino de la organización internacional de clase. Los oprimidos, los esclavos sumisos humildemente inclinados ante la omnipotencia del Moloch moderno del capital están, bajo la influencia de la reactivación de la doctrina socialista, levantando la cabeza y levantando su voz en defensa de sus intereses como mujeres y sus intereses comunes de clase”.

El cambio bolchevique a nivel mundial en cuanto a la Liberación Socialista de las trabajadoras.

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Ya se han cumplido los CIEN AÑOS del triunfo de la REVOLUCIÓN BOLCHEVIQUE y con ella el triunfo de las mujeres soviéticas sobre la opresión del zarismo y el capital como obreras y campesinas. La lucha por alcanzar la igualdad política de las mujeres obreras es parte de la lucha global de la clase obrera. Y con el triunfo de esta lucha todas las mujeres alcanzan sus derechos.

En 1917, con el poder de los Soviets (Consejos obreros/as y campesinos/as), guiados por el Partido Comunista Bolchevique,  por primera vez en el mundo, una mujer -Alejandra Kollontay- forma parte del Gobierno de un Estado y con la responsabilidad no poco importante de Comisaria del Pueblo para la Asistencia Pública (Ministra).

Por primera vez, se introduce el Matrimonio voluntario y el Derecho al Divorcio a requerimiento de cualquiera de los conyugues y no solo del hombre; la obligación de manutención del padre hacia los hijos hasta los 18 años aunque la relación con la madre hubiese sido breve. Se elimina la distinción entre hijo legítimo e ilegítimo asegurando con ello la no discriminación de menores ni de madres.

En las grandes propiedades, el Estado Socialista construyó comedores y lavanderías populares, casas de maternidad, guarderías y parvularios, escuelas, centros de planchado y reparación de ropas, etc., liberando a la mujer de las tareas domésticas. Estas pasaban así a manos del Estado liberando a la mujer de la esclavitud del hogar. Para ello, ayudó la abolición del derecho de herencia y con ello se posibilitó que los niños y niñas, no solo de los ricos, fueran criados en ambientes sanos y alegres, eliminando en las madres los estados de ansiedad que crea el cuidado y la atención de los hijos.

En 1920, se despenalizó el aborto pasando a ser un derecho gratuito a realizarse por el servicio público de salud. Se potencia la importancia del parto sano para la mujer. Como el hombre, ella tiene el derecho de participar activamente como fuerza productiva y para ello debe estar en las mejores condiciones posibles de salud. Tiene el derecho de recibir del Estado lo mismo que el hombre. La mujer deja de ser solo el instrumento para criar hijos al formar parte integrante de los deberes y derechos del colectivo social del Estado de las trabajadoras y trabajadores. 

Se aplicó el mismo salario para igual trabajo entre hombres y mujeres, se crearon guarderías en las fábricas así como aseos y comedores, derechos aun no conquistados plenamente bajo el capitalismo; con la Revolución de octubre se fomentó la formación de mujeres para establecer iguales cualificaciones que el hombre y participaron activamente en los comités de los sindicatos y en los diferentes comités de control donde llegaron alcanzar un alto porcentaje. La salud y la educación fueron gratuitas lo que permitió a las niñas participar en igualdad de condiciones en las escuelas.

Se tomaron medidas para liberar a las mujeres de tareas como el cuidado de los niños, cocinar y limpiar. En las décadas de 1920 y 1930, frecuentemente se permitía a las mujeres tomarse un descanso de unos cuantos días en forma de licencia menstrual. En la historia de la protección a la mujer obrera, la URSS fue probablemente única en esto. Se establecieron guarderías y cocinas comunales en barrios y en grandes factorías. Hacia 1920-21, 12 millones de personas comían en cafeterías comunales (más del 80% de la población de Petrogrado y 93% de la población de Moscú).

Inmediatamente después de la revolución, el gobierno lanzó una campaña para brindarle a las trabajadoras instalaciones sociales y culturales y servicios comunales, y para atraerlas a programas educativos y de capacitación. El Código Laboral de 1918 garantizaba un receso pagado de media hora al menos cada tres horas para alimentar a un bebé. Para su protección, durante el embarazo y la lactancia las mujeres tenían prohibido el trabajo nocturno y las horas extras. Esto implicó una lucha constante contra algunos administradores estatales que veían en estas medidas una carga financiera adicional.

La mayor conquista legislativa de las mujeres trabajadoras fue el programa de seguro de maternidad de 1918 diseñado e impulsado por Alexandra Kollontai, la ley otorgaba ocho semanas de licencia de maternidad plenamente remunerada, recesos para la lactancia e instalaciones de descanso en las fábricas, servicios médicos gratuitos antes y después del parto y bonos en efectivo. El programa estaba administrado por una Comisión para la Protección de Madres e Infantes —adjunta al Comisariato de Salud— y encabezado por la doctora bolchevique, Vera Lebedeva. Con su red de clínicas de maternidad, consultorios, estaciones de alimentación, enfermerías y residencias para madres e infantes, este programa fue quizá la innovación más popular de todas las del régimen soviético entre las mujeres rusas.

Con respecto a la prostitución el Estado Socialista estableció que “una mujer de la Republica del trabajo soviético es un ciudadano libre con igualdad de derechos y no puede y no debe ser objeto de compraventa” (A. Kollontay. ”La prostitución y las formas de combatirla”. Discurso en 3ª Conferencia de toda Rusia de los jefes de departamento regional de mujeres, 1921). Se fomentó y estableció como norma el respeto a las relaciones sanas entre individuos; se penaban los contactos que indicaran abuso o utilización de menores y las tendencias al vicio inherentes a la ociosidad de las clases ricas. Lo importante era el colectivo social priorizando el cuidado de las madres y los hijos. Por el contrario, en las sociedades capitalistas, rige el principio del individualismo que genera un egoísmo tal que, cuando hay crisis en las relaciones de pareja, este egoísmo desata “las dos características del hombre moderno: la idea de ‘poseer’ al cónyugue y la creencia de que los dos sexos son desiguales, que son de valor desigual en todos los sentidos, en todas las esferas, incluida la esfera sexual” (A.Kollontay. “Relaciones sexuales y la lucha de clases”. 1921)

Podemos afirmar que con la Revolución de Octubre se aplicaron por primera vez todas las reivindicaciones proclamadas en las Conferencias de Mujeres Socialistas y todas aquellas reivindicaciones reclamadas por las feministas. Con el Poder de los Soviets, la mujer no solo pudo votar sino que fue la fuerza que eliminó el analfabetismo y logró ser médica, científica, maestra, matemática, bióloga, jueza, abogada, etc.; fue la fuerza que participó activamente en una guerra como piloto aéreo asegurando con su participación la victoria sobre el fascismo; la fuerza de la mujer trabajadora en la URSS hizo que pudiera convertirse en cosmonauta, siendo una soviética la primera mujer en orbitar la Tierra.  El enorme salto cualitativo de la mujer dado con la Revolución de Octubre y bajo el poder Soviético, alentó en todos los países a la movilización pero, sobre todo, sentó las bases para los derechos de la mujeres y los niños y reafirmó la importancia de la mujer de la clase obrera, de la mujer trabajadora en la sociedad.

Para octubre de 1918 la República Socialista Federativa Soviética de Rusia (RSFSR) legalizó el divorcio y el aborto, despenalizó el adulterio y la homosexualidad con la abolición del cógido penal zarista y reconoció a las mujeres igualdad de derechos en la esfera política y laboral, así como en el matrimonio, y también el permiso de maternidad, la gratuidad del cuidado de los niños y medidas para la protección en el trabajo para las mujeres embarazadas:

Supresión del desempleo. Jornada laboral de 7 horas, 6 para especialistas. Igualdad salarial efectiva.
Jubilación a los 60 años (para hombres), a los 55 para (las mujeres) y, en trabajos duros (minería, industria pesada…), podía rebajarse a los 50 años.
Baja por maternidad, desde el inicio del embarazo, y un año tras el parto: unos 20 meses en total.
Baja por enfermedad: 100% del sueldo.
La primera vez en la historia en que las mujeres fueron atendidas mediante parto sin dolor.
El primer sistema educativo totalmente público y gratuito. Comidas gratis en los colegios y guarderías gratuitas para facilitar la conciliación laboral-familiar. Socialización de tareas domésticas.

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En palabras de Lenin:

Estamos llevando a las mujeres a la economía social, la legislación y el gobierno”.

En la región de Asia Central, de mayoría musulmana, se llevó a cabo una campaña llamada 'judzhum' (“ofensiva”, en árabe) para la escolarización y alfabetización de las mujeres y en contra del velo islámico, de la que se conservan algunas fotografías de quemas públicas. En 1921 las autoridades soviéticas de Turkmenistán, por ejemplo, elevaron la edad de matrimonio a 16 y 18 años para mujeres y hombres respectivamente, y prohibieron los matrimonios infantiles, los matrimonios forzados y la poligamia.

Así a partir de 1927, las cosas iban a cambiar. Dentro de las medidas que se llevaron a cabo, se incluyen:
  • Intensa campaña contra el velo y la paranja (tipo de burka para todo el cuerpo).
  • Construcción de escuelas y formación de maestros para alfabetizar a toda a la población.
  • Se cierran las instituciones tradicionales para mujeres (Otin Bibi) donde se las instruía en las tradiciones islámicas.
  • Las escuelas islámicas se empiezan a cerrar. La religión queda apartada del sistema educativo, como en toda la Unión Soviética.
  • La edad mínima legal de matrimonio de la mujer se pasa de los 9 a los 16 años y la de los varones a los 18.
  • Se prohíbe la poligamia.
  • Se prohíbe el secuestro de esposas.

La campaña encontró una fuerte oposición local: según cifras oficiales, unas 300 delegadas de Zhenotdel ─el departamento de mujeres del Secretariado del Comité Central del partido─ fueron asesinadas en la región de Asia Central sólo en el año 1929.

En aquellos años la integración de las mujeres en Asia fue imprescindible para su liberación la Revolución Soviética.

Las jóvenes trabajadoras textiles escribieron canciones sobre el nuevo significado de su vida, cuando cambiaron el velo por el tocado o pañuelo ruso.

Cuando emprendí el camino a la fábrica

Encontré allí un nuevo pañuelo,

Un pañuelo rojo, un pañuelo de seda,

¡Comprado con el trabajo de mis propias manos!

El rugido de la fábrica está en mí.

Esto me da ritmo.

Esto me da energía. 


Kollontai advertía que los cambios experimentados en la Rusia soviética iban más allá de sus fronteras. “Ahora podemos encontrar a la nueva mujer en todas partes, en cualquier rincón del mundo”, escribía en un artículo titulado ¿Qué ha hecho la Revolución de Octubre por las mujeres en Occidente?'. 


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La nueva mujer es un fenómeno de masas, con la excepción, quizá, de las mujeres en los países semicoloniales y coloniales, donde el desarrollo de las fuerzas productivas está impedido por el dominio depredador de los imperialistas”, escribía. Sin embargo, añadía Kollontái, “incluso allí, dada la lucha por la autodeterminación nacional y contra el imperialismo, la nueva mujer está siendo moldeada en el proceso mismo de lucha”. Y apostillaba: “Es imposible tener éxito en la lucha entre grupos sociales y clases sin la cooperación de las mujeres.”


En todas partes, en todo país la actividad política de las mujeres ha mostrado un crecimiento sin precedentes en la última década”, proseguía. “Las mujeres están convirtiéndose en miembros del gobierno (Bang en Dinamarca, ministra de Educación; Margaret Bondfield, en el gabinete de Ramsay McDonald en el Reino Unido), están entrando en el cuerpo diplomático y convirtiéndose en la fuerza que inspira grandes movimientos revolucionarios (como, por ejemplo, Sun Tsin-lin, la esposa de Sun Yat-sen). Las mujeres están aprendiendo a dirigir departamentos, a estar al cargo de organizaciones económicas, a guiar la política”

¿Hubiera sido esto posible sin la Gran Revolución de Octubre?”, se preguntaba Kolontái. 

Miles y miles de comunistas y soviéticas demostraron con su ejemplo que la sociedad que ansía el Comunismo realiza las más importantes gestas de la humanidad hasta presente.

Mujeres como Clara Zetkin. Quien propuso que el 8 de marzo se celebrara el Día Internacional de la Mujer Trabajadora. Dedicó su vida al socialismo y logró la unión de mujeres que compartían esta doctrina en los diferentes países, con el claro objetivo de alcanzar sus metas. Gracias a sus convicciones condujo la dirigencia de varios partidos del ala izquierda, fue influyente para miles de mujeres y una gran líder política que también le hizo frente al nacionalsocialismo. 

Miles de soviéticas realizaron la gesta de la Revolución Socialista de Octubre. Sus nombres están grabados la memoria de las trabajadoras a nivel mundial, la AAHS ha hecho un esfuerzo continuo porque sus nombres no se olviden. Cada una de sus vidas merece una conferencia:
Alexandra Kollontai, Nadia Krúpskaia, Larisa Reisner, Yevgenia Bosch, Inessa Armand, Elena Stasova, Emma Goldman, Claudia Nikolayeva, Várvara Yakoleva, Liudmila Mokiyevskaya-Zubok, Vera Slutskaia, etc.. Fueron revolucionarias, obreras, stajanovistas, komsomolas y comunistas.
Cuando la Unión Soviética tuvo que repeler la agresión nazi, la educación, la conciencia de clase hizo que la mayoría de las mujeres soviéticas ayudaron a la victoria contra el fascismo.

Pero también no se tiene que olvidar, que a mediados de 1942, cuando los ejércitos soviéticos se habían retirado a una línea que corría por Leningrado, Mozhaysk, Voronezh, Stalingrado y Mozdok, dejando áreas densamente pobladas en manos enemigas, se necesitaban nuevos reclutas. Las mujeres, en masa, se presentaron voluntarias al ejército y esto hizo posible restaurar, en toda su eficiencia, las unidades de combate, las fábricas, y toda la administración socialista.

Habían unidades enteras (como las baterías antiaéreas y los regimientos nocturnos de bombardeo PO-2) en las que la mayoría de las artilleras y sus tripulaciones estaban constituidas por mujeres. Y es de justicia decir que estas unidades cumplieron sus tareas tan bien como las unidades en las que predominaban los hombres.

En Stalingrado las unidades de comunicaciones del 62º Ejército estaba integramente compuestas por mujeres. Una de ellas se llamaba Nadia Klimenko. Sus compañeras habían sido asesinadas o heridas, pero ella permaneció en su puesto y siguió informando de lo que sucedía en el campo de batalla. Este fue su último informe al centro de comunicaciones del Ejército: “No hay nadie más en el puesto. Estoy sola. Obuses explotan alrededor… A la derecha puedo ver coches con cruces pintadas en movimiento, con la infantería detrás… Es demasiado tarde para que me vaya. ¡No me importa que disparen! Continuaré informando del mismo modo. ¡Escuchen! Un coche se aproxima a mi puesto. Dos hombres saltan de él… Están mirando hacia atrás. Pienso que son oficiales. Vienen hacia mí. Mi corazón dejó de latir por miedo a lo que pueda pasar…. ” Este fue el final.

De los regimientos de aviadoras de bombardeo nocturno, el 588º fue el más destacado y fueron épicas sus hazañas, llamadas por los nazis “Brujas de la noche”. Treinta de las “Brujas de la Noche” murieron en combate; muchas de ellas eran muy jóvenes, algunas incluso adolescentes. Fue el Regimiento de mujeres con más condecoraciones, y en su apogeo llegó a tener cuarenta tripulaciones dobles. Para el final de la Guerra, las Brujas habían realizado alrededor de 23.000 salidas y arrojado aproximadamente tres mil toneladas de bombas. Se calcula que cada aviadora realizó más de mil misiones de combate, y veintitrés de ellas fueron condecoradas con el título de Heroína de la Unión Soviética, la más alta distinción de la URSS.

Está canción está dedicada a ellas.

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Cuando cantáis ahí, en la tierra

Música: E.Krylátov. Letra: E. Evtushenko
Traducción: Marina Svetlova


Cuando cantáis ahí, en la tierra
el cielo os acompaña cantando bajito.
Caídas por nuestra Tierra Madre,
seguimos vuestro vuelo eternamente.

Somos un vals y ventiscas calladas.

Somos el viento y el grito de las grullas.
Perecidas en el cielo por la Tierra Madre,
se convierten en un manto sobre ella.

Respiramos, calentando los nidos de las aves,

acunamos a los niños,  cantándoles para que se duerman, a medianoche.
Os parece que en el cielo brillan las estrellas,
y somos nosotras que os miramos desde ellas.

Nos hemos convertido en el cielo y en las nubes

y, mirando desde arriba a nuestro siglo XX,  
os tocamos ligeramente con nuestras manos,
y vosotros creéis que es la nieve.

Somos un vals y las ventiscas calladas,

somos el viento y el grito de las grullas.
Perecidas en el cielo por la Tierra Madre,
se convierten en un manto sobre ella.

Durante la guerra, alrededor de 2,5 millones de miembros del Komsomol participaron en los combates.

Especialmente revelador es el hecho de que entre luchadores por su tierra natal había un número importante de guerrilleras que fueron contra los enemigos con ametralladoras, a veces junto a los hombres más valientes. Hazañas realizadas por Zoe Kosmodemyanskaya, Chaikinova, Voloshina y otras valientes Komsomolas que permanecerán para siempre en nuestra historia.

Cerca de 800.000 mujeres lucharon en el frente durante la Gran Guerra Patria, y cada una de ellas merece su relato. 

Conclusión


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Con la desaparición del Poder Soviético, las mujeres rusas han perdido derechos valiosos: ha aumentado la comercialización del cuerpo por las necesidades económicas, alquilan su vientre mercadeando con sus propios hijos para sobrevivir; han dejado de percibir los salarios dignos e igualitarios, ya no tienen viviendas gratis ni centros satisfactorios de salud, ha aumentado el numero de maltratos, las atenciones dadas por el Estado han descendido o desaparecido y los niños abandonados en las calles han surgido como nuevo referente de la existencia del capitalismo.

Mientras el movimiento feminista afirma reclamar derechos para todas las mujeres, reprocha a obreras y trabajadoras comunistas de estar luchando solo por sus intereses de clase y no contra el “patriarcado”. Pero la práctica ha mostrado precisamente lo opuesto: en la conquista de los derechos políticos de las obreras, se abrieron camino también los derechos de todas las mujeres.

Al cumplirse los Cien Años de la Revolución de Octubre, las mujeres de la clase trabajadora debemos retomar el camino que nos marcaron las revolucionarias: participar en los sindicatos luchando contra las reformas laborales y contra el individualismo y egoísmo en la lucha, en defensa de los intereses de la clase y por ende de las mujeres trabajadoras; formarse y prepararse para la lucha que nos queda por afrontar, la lucha contra el imperialismo capitalista y por el poder de la clase trabajadora, por la emancipación total ante la ley, caminando hacia la emancipación ante la vida.

¡HACE 100 AÑOS COMENZÓ EL FUTURO!

1 comentario:

jairo aja dijo...

"LENIN se pronunciaba resueltamente contra las organizaciones femeninas burguesas, que desviaban a las mujeres de la lucha de clases y las llevaban a la vía de la lucha entre sexos." ALA SHAPOSHNIKOVA, candidato a Doctora en Ciencias Históricas (URSS).