29 de octubre de 2016

Sobre Comunistas y un proyecto social

Por Osmany Sánchez, en La Joven Cuba

Los comunistas siempre han sido víctimas de una campaña de demonización
Hace un rato un comentarista de LJC nos preguntaba sobre lo que sucedería en Cuba una vez que se eliminara el bloqueo: “¿Podrán existir entonces periodistas o blogueros independientes recibiendo donaciones monetarias en sus respectivas paginas? ¿Podrán acceder todos los cubanos a la internet sin que el gobierno cubano bloquee páginas como YouTube etc.?”.
 
Bueno, primero, ahora me entero de que en Cuba estaba bloqueado You Tube, sobre lo otro, es como si la palabra Democracia se hubiese inventado solamente para aplicarla a Cuba. Hay países que encarcelan periodistas, asesinan a civiles con Drones, tienen cárceles secretas, despiden a decenas de miles de trabajadores, dan golpes de estado…y sin embargo nadie los critica mientras la prensa corporativa hace mutis por el foro.
En lo personal no me queda la menor duda de que como dijo Silvio Rodríguez en Cuba tenemos muchas más razones para defender nuestro proyecto social que para entregarlo, pero de todas formas cada día encuentro ejemplos para reafirmarlo.
Ayer leía la noticia de que en Alemania el joven no puede ser profesor universitario por ser comunista. Así mismo es, según un decreto vigente desde 1972 todos los funcionarios o personas que trabajan en el sector público deben recibir el visto bueno del servicio secreto alemán. Ser comunista es un peligro.
El también llamado “Decreto de los radicales” se especifica que la fidelidad al orden constitucional es un requisito para poder trabajar en el sector público. Se agrega que después de la caída del muro de Berlín, en la antigua República Democrática Alemana se hizo una auténtica limpieza en el profesorado, desde infantil hasta universitario y cientos de profesores fueron despedidos por ser comunistas.
Eso fue ayer. Hoy leo que Paul Craig Roberts -ex subsecretario del Tesoro en la administración Reagan- habla sobre las elecciones en los Estados Unidos y de sus dudas sobre la memoria de los norteamericanos. Según Roberts, en Estados Unidos las elecciones están amañadas, y que en este caso ya los oligarcas eligieron a Hillary Clinton para ser presidenta.
Para que no queden dudas de lo que dice, cita dos ejemplos. El robo de los votos de Chicago por el alcalde Richard J. Daley para el entonces candidato presidencial John F. Kennedy y más reciente en el año 2000 en la Florida cuando impidieron el conteo de los votos en contra de Al Gore. Agrega que se conocen las discrepancias entre las encuestas y los resultados contados por las máquinas de votación electrónica, secretamente programadas.
Dos consejos da Craig Roberts a los votantes:
Primero, no hay que creer en las encuestas que dicen que Hillary está por delante. Los encuestadores trabajan para las organizaciones políticas y estas prefieren que Hillary gane.
Segundo, no hace falta votar en la primera parte del día. El propósito de la votación temprana es mostrar a la élite gobernante cómo se perfila la votación. A partir de esta información, los oligarcas deducen cómo programar las máquinas electrónicas con el fin de elegir a su candidato predilecto.
¿Qué sucedería en una Cuba sin Revolución? Bueno pues que los comunistas serían marginados, sacados de sus trabajos y mirados como “radicales”. No pasaría nada, la prensa corporativa no lo criticaría, como no lo ha hecho con lo que sucede en Alemania o en otros países ex comunistas.
En esa “Cuba democrática” existirían varios partidos políticos pero los oligarcas amañarían los resultados para que los que gobiernen sean los que respondan a los intereses de las élites. Un amigo me decía, bueno, pero en Alemania existe el Partido Comunista. Ok, le respondo, pero de qué sirve si los marginan y la gente tiene miedo a militar en él porque serían excluidos de cargos públicos.
Hoy fue uno de esos días en que desperté temprano, me tuve que “fajar” con el transporte para venir a la Universidad entre otras vicisitudes, pero como dije antes, los cubanos tenemos muchas más razones para mantener y mejorar nuestro proyecto que para perderlo.

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