27 de diciembre de 2015

24 años sin la URSS: lecciones y reflexiones

Por Claudio Forjan


 Hace ya 24 años la bandera roja, que de tantas batallas había salido victoriosa, era arriada del Kremlin. Tras un lustro de “Perestroika” la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, el antaño faro de la revolución socialista mundial, desaparecía del mapa ante el júbilo de las elites capitalistas de todo el mundo. “Es el fracaso del comunismo”, decían. La vuelta al capitalismo ya era un hecho. ¿Pero qué hecho?


Las promesas de progreso y libertad se revelaron como una farsa desde el primer momento. Solo en Rusia entre 1989 y 1999 el producto por habitante se contrajo un 42,2%[1] (¡casi la mitad!). El nivel de vida cayó en picado y comenzaron a reaparecer brotes de enfermedades ya erradicadas. La propiedad pública era saqueada y vendida al mejor postor a precio de saldo. En vez de ser aceptada en el selecto club capitalista del G-7, Rusia era postrada y humillada con la expansión de la OTAN hacia Europa del Este, incluyendo antiguas repúblicas soviéticas como las bálticas. Muchos objetarán que, de todos modos, el sistema socialista soviético estaba sumido en la crisis económica y al borde del colapso, lo cual habría justificado la restauración del capitalismo en cualquier caso. Pero, ¿realmente esto era cierto? ¿Realmente la URSS sufría una crisis económica irresoluble?

Nada más lejos de la realidad


Hacia los años 80 la economía soviética, pese a haberse desacelerado, seguía creciendo a ritmos relativamente estables. La producción crecía, según las diferentes estimaciones, entre un 2% y un 3% anual[2], realidad muy lejos de la recesión que ha caracterizado a los países capitalistas durante la crisis económica desencadenada en 2008. Y ello sin tener en cuenta fenómenos que en la Unión Soviética directamente no existían, tales como el desempleo forzoso. 

Es cierto que la productividad laboral acusaba cierta desaceleración[3], pero esto no es algo ajeno a países capitalistas desarrollados como España y en ningún caso esto ha supuesto un argumento en favor de una transformación del sistema económico, sino más bien de una reforma de la industria[4]. Las inversiones también crecían a un ritmo estable, siendo su volumen en 1989 1,5 veces el de 1980[5]. El consumo tampoco se libraba de esta dinámica. Incluso en 1989 el consumo de leche y lácteos en Kg por persona llegó a superar el de EEUU[6]. Pero no solo el consumo de alimentos evolucionaba positivamente. La calidad de las viviendas iba mejorando como se refleja en el aumento de los metros cuadrados por persona, los cuales pasaron de 14,7 en 1985 a 16 en 1989. Otros elementos como la cantidad de televisores, que pasaron de 82 millones en 1985 a 93 en 1989, también muestran una mejoría general en cuanto a niveles de consumo de la población se refiere. Y a todo esto también podríamos añadir la amplitud de derechos para las y los trabajadores en materia de condiciones laborales (semana laboral de 35-40 horas, vacaciones pagadas, pensiones universales, etc.), de educación, de sanidad, así como en derechos para las mujeres trabajadoras (legalización del aborto, escuelas de infancia, etc.).


Como vemos, el socialismo soviético, pese a no carecer de problemas, no estaba, ni mucho menos, al borde del colapso económico. La restauración del capitalismo no fue, por tanto, una medida tomada ante la urgencia de rescatar la economía, sino un proyecto con objetivos menos confesables. No se trataba de la reforma, sino de la demolición del sistema económico socialista. El hundimiento económico fue el resultado de esta demolición. Al desmantelarse la propiedad pública y los organismos de planificación, las empresas soviéticas (que en su conjunto realmente funcionaban como un único complejo empresarial) perdieron las conexiones entre ellas, con lo que la producción se paralizó, tal y como le ocurriría a un organismo vivo si se neutralizase su sistema nervioso.


¿Pero por qué destruir los pilares de la economía soviética? 


Se trataba de una contrarrevolución. 

Una contrarrevolución que, aprovechando los errores del Partido Comunista, se materializó mediante la confluencia de capas sociales procedentes tanto de la economía capitalista sumergida como del aparato estatal y partidario. La burguesía clandestina de la URSS encontró en el ala derechista-liberal del PCUS una expresión política mediante la cual hacer valer sus intereses, los cuales, con el desarrollo de los acontecimientos, terminaron pasando por la demolición del sistema socialista y la restauración definitiva del capitalismo a través de la destrucción de la planificación y la propiedad colectiva. Todo ello sin considerar lo más mínimo las nefastas consecuencias que para la economía y los pueblos de la URSS tendrían la destrucción de los dos pilares fundamentales en los que se basaba la sociedad soviética para existir y desarrollarse.


A partir de los hechos y datos expuestos, podemos extraer dos lecciones importantes. La primera es que el socialismo no es una utopía económica. La URSS no desapareció porque el socialismo fuese económicamente inviable, tal y como reflejan los datos expuestos. La segunda lección se complementa con la primera. Siendo viable económicamente el socialismo, éste solo puede abrirse paso en tanto en cuanto la clase obrera se mantiene en los puestos de mando en todas las esferas de la sociedad (económicas, políticas e ideológicas). El debilitamiento ideológico del Partido Comunista, el aburguesamiento materializado en la corrupción de cuadros, directores e incluso trabajadores, el crecimiento descontrolado de las formas económicas burguesas incluso a costa de robos a la propiedad colectiva; todos estos elementos son manifestaciones del relajamiento del dominio de la clase obrera, de la dictadura del proletariado. Son manifestaciones de retrocesos en la lucha de clases.


¿Lucha de clases, en el socialismo? 


Sí, efectivamente. 

El socialismo no es todavía una sociedad sin clases, sino la primera fase (transitoria) hacia la desaparición de las clases. Todavía existen resquicios de la sociedad anterior que, sin el control y la vigilancia de la clase obrera en el poder, pueden reproducirse hasta ser capaces de adquirir la fuerza necesaria para hacerse valer mediante la contrarrevolución y la restauración del orden capitalista. Y todo ello sin olvidar la presión del capitalismo imperialista desde fuera, que apoya con todas sus fuerzas cuantos elementos de subversión y sabotaje sean posibles contra el socialismo.

La Unión Soviética ya no existe, pero, al igual que la Comuna de París, su experiencia no ha sido en vano para la humanidad trabajadora y progresista. Por un lado, la URSS demostró que el socialismo es una sociedad materializable y no una utopía libresca. Por otro, su desaparición nos muestra que no debemos bajar la guardia. 

La construcción de una sociedad sin explotación ni opresión es un camino largo y difícil, con avances y retrocesos en los que las y los trabajadores debemos obrar y maniobrar con acierto y conciencia revolucionaria para no perder el rumbo.


[1] Véase el comentario de Tavernier y De Belder acerca del informe de Unicef sobre la regresión económica y social en Europa del Este: http://es.scribd.com/doc/12243348/Capitalismo-en-la-URSS-1989-1999-Progreso-o-Regresion-Philip-Tavernier-y-Bert-De-Belder#scribd


[3] Ibíd.

[4] No está de más recordar las nefastas consecuencias que la “reconversión” de la industria ha tenido para el empleo y las condiciones de vida y trabajo de la clase obrera en países capitalistas desarrollados como España o Gran Bretaña.

[5] Kara-Murza, S., 1994. ¿Qué le ocurrió a la Unión Soviética?. Gerónimo de Uztariz, (9), p.83.


[6] Ibíd.

26 de diciembre de 2015

Lecciones del Che para Venezuela: El Socialismo es la ciencia del ejemplo

Por Cuba Información. Basado en un artículo de Luis Britto Garcia, publicado en Aporrea.

Fidel Castro le dijo una vez a Hugo Chávez que ninguna revolución reciente –tampoco la cubana- había logrado, en tan poco tiempo, tantos logros sociales en favor de los sectores desfavorecidos como la Revolución Bolivariana. Y añadió: pero parece que Vds. “no quieren sacar provecho político de esos logros”.
 
En Venezuela, se ha multiplicado por cuatro el número de personas que estudian de manera gratuita. Se han construido 10.000 consultorios médicos o 900.000 viviendas públicas equipadas. Y se siguen subsidiando desde los alimentos básicos a los ordenadores escolares portátiles.

Pero al margen de la guerra mediática sobre estos avances -en forma de silencio o de manipulación-, lo cierto es que no ha habido una verdadera campaña educativa para concienciar a la población sobre lo que supondría su pérdida. Algo que ya se anticipa tras el descalabro electoral que ha entregado el Parlamento nacional a la derecha opositora.

Una derecha que no ha crecido electoralmente -apenas ha ganado un 4 % de votos-, pero que ha obtenido su victoria de los casi 2 millones de votantes chavistas que han dejado de serlo. Y que lo hicieron como castigo a un Gobierno que no ha combatido con contundencia y a tiempo la corrupción, la especulación y el acaparamiento.

La oposición ahora tiene instrumentos para destruir todo lo conquistado en 17 años de poder bolivariano: un previsible referendo revocatorio contra el Presidente; la destitución de ministros mediante votos de censura; la derogación de las leyes de protección laboral y social; la restitución de la Nómina Mayor de PDVSA, despedida en 2002 tras el golpe petrolero; la reprivatización de empresas estratégicas nacionalizadas, incluida una parte de la industria petrolera…



Y, a su debido tiempo –pocos lo dudan- darán el jaque mate a las Misiones Sociales, que hoy se llevan la mitad del gasto público.

La falta de una política comunicacional correcta y de un castigo ejemplar a corruptos y especuladores van a costar muy caro a Venezuela… y a toda América Latina.

Hoy la izquierda, los movimientos populares y el gobierno bolivariano deberán actuar, en uno de los peores escenarios, con inteligencia, humildad y firmeza. Y empezar por la más convincente de las políticas: la ciencia del ejemplo, como definió el Che al socialismo.

Texto original

Por ahora

No hubo derrota popular más dura que el 27 de febrero de 1989. Al rebelarse contra el Paquete Económico del Fondo Monetario Internacional, millares fueron asesinados en las calles, sin que izquierda ni oficialidad patriótica pudieran coordinar  esfuerzos para defenderlos.

Casi tan grave como la precedente fue la derrota del 4 de febrero de 1992. Ni masas ni  izquierda lograron organizar movilizaciones en su apoyo; decenas de militares patrióticos perdieron  vidas o carreras; el triunfo de la derecha parecía definitivo.

Por ahora.

No nos engañemos. La disputa por el poder político en Venezuela es sólo un medio para el control de la quinta parte de los hidrocarburos del planeta.

En esa lucha la oposición acaba de obtener 112 de 167 escaños en la Asamblea Nacional. Tres de ellos corresponden a representantes indígenas, a quienes el bolivarianismo concedió más derechos que cualquier otro gobierno. Son más de las 2/3 y las 3/5 partes que la Constitución exige para medidas de gravedad extrema. No corresponden a un crecimiento de la derecha, que en la elección presidencial de 2013 obtuvo  7.363.980 sufragios    y ahora junta 7.707.322, apenas un 4,22% más. Se trata de una abstención del voto bolivariano ante la inacción del gobierno contra  corruptos, acaparadores y especuladores.

En Los cuentos del Arañero narra Hugo Rafael Chávez que Fidel le dijo: “Mira, una conclusión que he sacado, tú dijiste en el discurso...”. Y peló por el discurso, el discurso mío lo tenía completico, y un resumen, y analizado por su propia letra, notas y números. Me dijo: “Tú dijiste en tu discurso una frase, una cifra, que hace diez años había en Venezuela seiscientos mil estudiantes universitarios, hoy hay dos millones cuatrocientos mil”. Eso es cierto, un crecimiento de cuatrocientos por ciento. Pero él tenía una lista larga de avances en educación, de salud, todo lo que hemos logrado, los avances sociales en estos diez años. Y me dijo: “He sacado una conclusión, Chávez. Ninguna Revolución que yo conozca, ni la cubana, logró tanto por su pueblo en lo social, sobre todo en tan poco tiempo como la Revolución Bolivariana”. ¿Saben cuál es la segunda? Así me lo dijo: “He concluido que ustedes no quieren sacarle provecho político a estos avances sociales”.

Como en tantas otras cosas, Fidel tenía razón

En Venezuela arrastramos una tremenda carencia de formación ideológica. No ha habido experiencias consistentes de escuelas de formación de cuadros. Se ha entregado al pueblo todo: atención médica gratuita, alimentos, medicinas  y combustible subsidiados y 900.000 viviendas equipadas en los últimos años, 350.000 pensiones, millares de taxis nuevos, computadoras para los cursantes de educación Primaria y tablets para los estudiantes de Educación Superior, la cual es casi toda gratuita. Por falta de una campaña educativa, una parte del pueblo ha llegado a creer que todo eso cae del cielo, que no presupone un arduo trabajo ni hay que defenderlo, que podrá superarlo el primer demagogo neoliberal que cambie promesas por votos.

A la abstención del gobierno de combatir corruptos, especuladores y acaparadores correspondió la abstención del pueblo de votar.

Pero la ultraderecha trabaja incesantemente con sus errores a favor de la izquierda. Falta un año para las elecciones de gobernadores y Asambleas Legislativas  de los estados.

Durante ese año escaso la derecha proseguirá su ininterrumpida acción de 17 años para la destrucción del poder bolivariano. Alegará que la derrota de los bolivarianos es plebiscito que debe obligar a la renuncia del Presidente; convocará contra éste un referendo revocatorio; destituirá vicepresidentes y ministros mediante votos de censura; negará la sanción para la Ley de Presupuesto y créditos adicionales; derogará la Ley habilitante y todas las  que consagren beneficios sociales; negará la autorización para celebrar contratos de interés nacional; negará permiso para designar a los jefes de las misiones diplomáticas permanentes. Nombrará nuevos miembros del TSJ, nuevos rectores del CNE y nuevos fiscal general, contralor y defensor del pueblo, en cuanto venza el período de los actuales titulares o éstos sean destituidos con cualquier pretexto. Legislará la restitución a sus cargos con salarios caídos de la Nómina Mayor de PDVSA que intentó destruir la empresa. Dispondrá la reprivatización de todas las empresas estratégicas nacionalizadas. Intentará destituir al Presidente con recursos que no detallamos para no darle ideas.

Pero en el año que falta para las elecciones de gobernadores y Asambleas Legislativas estaduales,  la derecha puede ahuyentar todos los votos que ha obtenido con engaño aplicando de nuevo las medidas neoliberales que le quitaron el poder y que no puede dejar de aplicar. Continuará subiendo los precios hasta hacerlos incosteables, acaparando, desapareciendo bienes, especulando. Oportunas leyes anularán las prestaciones sociales de los trabajadores, consagrarán los despidos a capricho del patrón  y restablecerán los créditos indexados, con intereses sobre los intereses. Otras normas liberarán precios, alquileres,  y tasas de interés, aniquilarán progresivamente la educación gratuita, eliminaran subsidios, dispondrán el fin de las Misiones y reformularán el Presupuesto para reducir en más de la mitad el 61% del egreso público que hoy se dedica a inversión   social. Leyes de amnistía devolverán la libertad a terroristas, corruptos, sicarios, delincuentes bancarios y paramilitares. La parapolítica impune pasará a ocupar un sitio normal en el cuadro institucional, lista para crear el cuadro de confrontación violenta que sirva de pretexto para una intervención foránea.

La falta de sanción para corruptos, especuladores y contrabandistas de extracción puede así acarrear la pérdida de Venezuela y la de América Latina ¡Qué cara, qué incomparablemente costosa nos está saliendo la impunidad de esos compañeritos!

Antes que preguntarnos qué planea la derecha, resolvamos qué deben hacer  las fuerzas progresistas. 
Primero que todo: ejercer el derecho de veto presidencial contra leyes que destruyan derechos sociales o instituciones indispensables para la soberanía. 
Segundo: terminar con  la impunidad de corruptos, acaparadores, especuladores y contrabandistas de extracción, sancionándolos en forma ejemplar e implacable, para probar al electorado que se abstuvo, que no hay complicidad entre  esos delincuentes y el gobierno. 
Tercero, reformar el aparato comunicacional que está en su poder para explicar de manera eficaz al pueblo el verdadero sentido y las ventajas del socialismo, y hacerle patente lo que el neoliberalismo le arrebatará. 
Cuarto, poner en pie de lucha movimientos sociales, sindicatos y otras organizaciones contra la venidera arremetida neoliberal, que se traducirá en despidos masivos, retiro de derechos laborales y de pensiones. 
Quinto, hacer valer la disposición constitucional que pauta que las conquistas sociales son irreversibles. 
Sexto, extremar las medidas policiales y de seguridad contra el paramilitarismo, que ya se perfila como el brazo armado del neoliberalismo. 
Séptimo, iniciar una profunda reestructuración del Partido Socialista Unido de Venezuela y de otras organizaciones del Polo Patriótico, para corregir fallas, ineficiencias, burocratismos y usos ventajistas del poder. 
Octavo, desechar radicalmente la idea de pactos o componendas “pragmáticas” con el empresariado y la derecha, en vista de  los resultados catastróficos de la convivencia hasta ahora aplicada. 
Noveno, reforzar la formación ideológica de los militantes, y la del pueblo en general. Décimo: predicar con  el más convincente de los argumentos: el ejemplo.

23 de diciembre de 2015

Para evitar enfoques nacionalistas y populistas ahora la Historia de Cuba se escribe y edita… en Madrid

Por Cuba Información.



José Manzaneda, coordinador de Cubainformación.- Sería un verdadero milagro que la gran industria editorial española -o estadounidense- publicaran un libro sobre Cuba –o ambientado en la Isla- que no sea un abierto alegato contra la Revolución, o que no contenga una fuerte carga despectiva o catastrofista.


Una novela de autoría cubana –de las muchas que se escriben cada año- que no responda a este esquema, sencillamente, carece de espacio en los catálogos de las grandes casas editoras internacionales (1). 


Y un ensayo que apoye –sea desde las posiciones más críticas- la legitimidad del proceso socialista cubano… está censurado de antemano (2).


¿Qué encontramos sobre Cuba en la gran industria editorial, aquella que cuenta con importantes circuitos de distribución, un gran apoyo mediático y una fuerte inversión en marketing? Libros sobre la supuesta “vida secreta” de Fidel Castro (3); novelas que narran la “atmósfera de miedo” de la sociedad cubana (4); biografías de empresarios que –aseguran- “fueron engañados” en Cuba (5); alegatos contra la “politización” del deporte en la Isla (6); ensayos de intelectuales neoliberales que promueven el derrocamiento del Gobierno cubano (7); o vivencias de excorresponsales en La Habana con la misma ideología de derechas (8) (9).


Hay incluso libros académicos de historia cubana editados… en Madrid. El diario “El País” promocionaba recientemente “Historia de Cuba”, volumen que forma parte de la colección “Historia de las Antillas”, que nos descubre –leemos- “un mundo fascinante de islas que no tenían su propia historia en español hasta que la elaboró un puñado de expertos del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC)” de España (10).


Pero ¿serán tan brutos en Cuba y en el Caribe que no han elaborado sus propios libros de historia? 


“El País” nos lo aclara mejor. Estos “expertos del CSIC” han elaborado esta “Historia de Cuba” y “de las Antillas” porque “muchos Gobiernos populistas de América Latina –nos dice- se han dedicado a manipular la historia para justificar sus políticas actuales”. Por ello “el empeño de Chelo Naranjo –la historiadora española que coordina el libro- en involucrar a nacionales y extranjeros tiene (aún) más mérito”.


La autora lo explica aún mejor: “los académicos locales siempre se atribuyen un mayor conocimiento de la historia de su país, pero yo creo que la apertura enriquece los análisis”. Y recuerda “lo fatigoso que fue luchar contra los prejuicios (…) (y) los patrones nacionalistas y culturales (…) de muchos académicos” de Cuba y otros países.


Naranjo se lamenta de que el volumen sobre Cuba, publicado en 2009, “fue prácticamente ignorado en la Isla”. Pero “para entonces –dice con alivio- ya había tenido una gran acogida en Estados Unidos”. Y esto –añade- en las claves internas de nuestra profesión, es síntoma de aprobación por parte de la comunidad académica”. Es decir, que el “síntoma de aprobación de la comunidad académica” de un libro de Historia de Cuba es que tenga acogida… ¡en EEUU!


“Historia de Cuba” es un compendio de quince ensayos de diferentes autorías (11). Pero, curiosamente, el período de la Revolución cubana es analizado por dos connotados ideólogos del capitalismo para Cuba: Rafael Rojas (12) y Carmelo Mesa-Lago (13). A este último se le reserva todo un capítulo completo. Y es que Mesa-Lago, a quien la autora define como “uno de los máximos expertos en (…) el estudio de las políticas económicas del régimen”, es –recordemos- el analista de cabecera del diario “El País” para la transición al capitalismo en Cuba (14).


Así funciona la libertad editorial. No olvidemos que, como la libertad de prensa, depende fundamentalmente de quién sea el dueño de la imprenta (15).

Notas:
http://www.cubainformacion.tv/index.php/lecciones-de-manipulacion/42375-rafael-correa-rompio-en-television-espanola-muro-de-censura-sobre-la-esencia-antidemocratica-de-los-medios-

22 de diciembre de 2015

Xi Jinping subraya desarrollo de filosofía económica marxista

Por Manos fuera de China.

El presidente de China, Xi Jinping, ha hecho un llamamiento a que se realicen nuevos avances en la filosofía económica marxista mediante la conversión de las prácticas y experiencias en el desarrollo económico de China en teorías económicas.


Xi hizo estas declaraciones el lunes cuando presidía una sesión de estudio en grupo del Buró Político del Comité Central del Partido Comunista de China (PCCh), máximo liderazgo del país, sobre la teoría básica y la metodología de la economía política de Karl Marx.

Ante la extremadamente compleja situación económica en el país y en el extranjero, así como ante los variados fenómenos económicos, el estudio de la economía política marxista podría ayudar a llevar a cabo análisis económicos de una manera científica, a mejorar la capacidad de gestión de una economía de mercado socialista y a responder mejor a problemas de desarrollo económico, dijo Xi.

El PCCh ha enriquecido la economía política marxista a través de la combinación de sus principios básicos con nuevas prácticas en los terrenos de la reforma y la apertura y ha conseguido muchos logros teóricos clave, aseguró el mandatario chino, al tiempo que citaba el reconocimiento del papel "decisivo" del mercado en la asignación de recursos, la teoría de la "nueva normalidad" y su desarrollo como ejemplos.

"Este nuevo concepto de desarrollo debería usarse para guiar y promover el desarrollo económico de nuestro país, resolver problemas difíciles y crear una nueva dimensión en el desarrollo de la economía", dijo Xi.

Como la postura fundamental de la economía política marxista, debe persistir en centrarse en el ser humano a la hora de planear los trabajos, elaborar políticas y promover el desarrollo económico, según Xi.

El presidente chino subrayó la necesidad de mantener y mejorar el sistema económico socialista básico, y pidió consolidar y desarrollar el sector público, además de alentar, apoyar y orientar a su vez el desarrollo del sector no público.

"El estatus básico de la propiedad pública y el papel fundamental de la economía de propiedad estatal no deben flaquear", dijo Xi, añadiendo que ambos pueden asegurar que los pueblos de todos los grupos étnicos compartan los frutos del desarrollo, y son también garantía de la consolidación del papel gobernante del PCCh y de la adherencia al sistema socialista.

Asimismo, Xi subrayó que hay que adherirse a la dirección tomada para reformar la economía de mercado socialista y a la política estatal básica de apertura.

Durante el estudio, los miembros del Buró Político escucharon la conferencia dada por el profesor Gu Hailiang, del comité de ciencias sociales dependiente del Ministerio de Educación.

Los máximos dirigentes del país se sirven del estudio en grupo para conocer en profundidad asuntos importantes. Éste era el 28º estudio en grupo del actual buró político.

21 de diciembre de 2015

El comandante “Robert”: jamás seré siervo del rey de España ¡viva la República!

Hace unos días ha fallecido uno de los mejores combatientes del proletariado español, Jose Antonio Alonso Alcalde, el Comandante "Robert", uno de los más importantes dirigentes de la Resistencia Francesa contra los nazis en Francia. Recuperamos un artículo sobre su vida.

Por Carlos de Urabá

El golpe de estado cometido a traición por el general Franco el día 18 de julio del 1936 contra el gobierno legítimamente constituido de la república fue a todas luces uno de los desastres más espantosos que haya padecido España en su historia más reciente. Además de sembrar la destrucción y la muerte dividió a la sociedad española en dos bandos casi irreconciliables. Las tropas franquistas y sus aliados nazis e italianos utilizaron los métodos más crueles para reprimir la resistencia popular con el bombardeo de pueblos y ciudades, matanzas, fusilamientos, juicios sumarísimos, cárceles, torturas, proscritos y exiliados.
El protagonista de la historia que vamos a relatar es la del señor José Antonio Alonso Alcalde, nacido el 14 de abril de 1919 en el Entrego, Asturias, e hijo de una familia de mineros emigrados a Tarragona. Este hombre a los 17 años de edad tuvo que alistarse en el ejército republicano para defender la legalidad constitucional amenazada por la sublevación del ejército español de África. José Antonio Alonso igual que lo hiciera miles y miles de jóvenes fue consecuente y asumió el reto de incorporarse a filas dispuesto a entregar su vida por defender la justicia y la libertad.

José Antonio Alonso con sus 95 años a cuestas y gracias a su prodigiosa memoria es uno de los pocos guerrilleros supervivientes que nos puede brindar un testimonio fidedigno acerca de esos históricos acontecimientos. Su bautizo de fuego lo tuvo en la batalla del Segre, en la que participó engrosando las filas en la 42 brigada mixta de la 32 división.

El general Yagüe, un veterano de la guerra colonial africana, avanzaba imparable con las tropas nacionales compuestas de regulares marroquíes, falangistas, requetés navarros apoyados por de la aviación alemana e italiana. Con el tremendo desgaste del ejército rojo en la batalla del Segre y su posterior derrota en la batalla del Ebro rompió las líneas del frente de Cataluña dejando el camino expedito a los Nacionales hacia Barcelona.

La suerte estaba echada y a finales del año 1938 el ejército republicano de Cataluña al mando del general Vicente Rojo a causa de la inferioridad numérica, la falta de armamento y munición, se derrumbó. Poco podía hacer ya el gobierno de la república ante una situación tan desesperada porque Francia, Gran Bretaña o los Estados Unidos los dejaron completamente abandonados. La única esperanza que los mantenía en guardia era el apoyo que recibían de la Unión Soviética.
El 26 de enero de 1939 sin apenas prestar resistencia cae Barcelona en manos de las tropas nacionales. Aunque días antes ya había comenzado lo que los historiadores denominarían como “la retirada” o la caótica huida de miles de militares y partidarios de la república rumbo a la frontera francesa. El día El 24 de febrero de 1939 el gobierno francés reconoce a Franco, y el 27 de febrero lo secunda Gran Bretaña; unos días después, Estados Unidos. De esta manera el “generalísimo” es legitimado por las potencias mundiales capitalistas que prefirieron al fascismo antes que el comunismo estalinista se instaurara en España.

El día 1 de abril de 1939 el general Franco firma el último parte de guerra en el cuartel general de Burgos proclamando el triunfo de la “gloriosa cruzada nacional”.

Al final fueron más de medio millón de personas completamente desmoralizadas cruzan los Pirineos buscando asilo en territorio francés. José Antonio Alonso hace parte del éxodo y el día 13 de febrero de 1939 pasará junto a su brigada por el puesto fronterizo de Prats –de- Mollo – por allí también escapan: Azaña, Martínez Barrio, el president de la Generalitat Companys y el Lendakari José Antonio Aguirre. La gendarmería francesa les depara la más despreciable de las bienvenidas pues su destino no será otro que los campos de concentración. El gobierno de Deladier ha ordenado que se les trate como extranjeros indeseables “delincuentes que ponen en peligro la seguridad del estado”. Desarmados, divididos por grupos; por un lado los hombres y los milicianos, y por el otro las mujeres y los niños fueron conducidos a distintas localidades como Argeles –sur- Mer, Saint Cyprien-Barcarés, Bram, Gurs, Septfonds donde se les confinó en terrenos baldíos rodeados de alambre de púas bajo la atenta vigilancia de los tiradores senegaleses, los soldados coloniales marroquíes y los guardias móviles. A la intemperie tuvieron que soportar las inclemencias climáticas y la falta de alimentos. Ante unas condiciones tan extremas los más débiles agonizaban devorados por las plagas de piojos y garrapatas. A las dos o tres semanas les instalaron tiendas de campaña y poco después ellos mismos tuvieron que levantar sus propios barracones. Los refugiados jamás imaginaron el tremendo castigo que iban a padecer y muchos prefirieron volver a España (a pesar de las represalias que les aguardaban) antes que seguir soportando tamaña humillación.

El gobierno francés con el propósito de explotar la mano de obra de los refugiados creó las Compañías de Trabajadores Extranjeros que surtían de peones y obreros sectores tales como la agricultura, la industria o la construcción. Cada trabajador recibía una paga diaria de 50 céntimos, un paquete de cigarrillos y sellos para mandar cartas a sus familiares.

Desde luego que a los derrotados de la guerra civil les había caído una maldición porque a los pocos meses estalló la Segunda Guerra Mundial. De inmediato las Compañías de Trabajo –entre las que se encontraba la de José Antonio Alonso- fueron transferidas hasta la frontera belga (La Meuse) para abrir trincheras y reforzar las fortificaciones a lo largo de la línea Maginot. El gobierno francés debía tomar las debidas precauciones ante la amenaza del poderío bélico Nazi.

El día 10 de mayo de 1940 el ejército alemán utilizando la táctica de “guerra relámpago” invade Bélgica y días después penetra en Francia por la zona de las Ardenas. Un golpe de mano muy bien planificado por Hitler y su alto Estado Mayor que anula por completo las defensas de la Línea Maginot. La población francesa al saberse desprotegida presa del pánico huye en desbandada hacia el interior del país. En los Vosges miles de trabajadores españoles cayeron en manos de los nazis que sin compasión los deportaron en trenes rumbo a Mauthausen – más adelante a Dachau, Buchenwakld- donde en régimen de esclavitud tuvieron que construir su propia cárcel. Este gigantesco campo de concentración luego se haría tristemente célebre en el holocausto judío. Según las estadísticas reflejadas por los historiadores 4.440 republicanos españoles perdieron la vida en esas fábricas de terror y muerte. José Antonio Alonso felizmente consigue evadirse y regresa a Toulouse, en el sur de Francia, donde se reintegra a su compañía de trabajo.
En mayo de 1940 el presidente del Consejo de Ministros francés Paul Reynaud desde Burdeos envía un telegrama a Londres anunciando la catástrofe: “Estamos derrotados, hemos sido vencidos” A continuación renuncia y entrega el poder al ultraderechista Laval que dividió el país entre la zona ocupada y la Francia libre con sede en Vichy. En esta última será nombrado en el cargo de Primer Ministro el mariscal Pétain, héroe de la Primera Guerra Mundial.

El gobierno colaboracionista de Vichy organiza el Servicio de Trabajo Obligatorio para explotar la mano de obra de los refugiados y prisioneros políticos en las fábricas de armamento, la minería –hierro, carbón- la confección de equipos militares, construcción de líneas defensivas, carreteras, puertos, aeródromos, etc.

El 15 de junio del 2014 en el pueblo de Vira, en el Ariege, (sud-oeste de Francia) -para festejar los 75 años de la liberación de Francia de las garras del fascismo- se le rindió un sentido homenaje por parte de las autoridades francesas al señor José Antonio Alonso, alias comandante “Robert” -uno de los últimos guerrilleros españoles de la resistencia antifascista-. En una emotiva ceremonia a la que asistieron el Ministro Delegado de Antiguos Combatientes, Kader Arif, las autoridades locales y un numeroso público, recibió de manos del presidente del Senado francés, monsieur Jean Pierre Bell, la Orden del Mérito Nacional por su brillante papel en la liberación de Foix, Ariege.( también cuenta en su haber las medallas de Caballero Oficial de la Legión de Honor de Francia, Caballero de la Legión de la República Polaca, medalla de Lealtad a la República Española, Roseta de Primer Orden Nacional francés).

Por ahora ni el gobierno español ni el asturiano se han negado rendirle un justo reconocimiento a este heroico combatiente.

El comandante “Robert” declara que la campaña guerrillera todavía no ha terminado, la misión está inconclusa pues en España reina un soberano heredero del franquismo. Y aunque él esté postrado en una silla de ruedas se mantiene firme y en pie de lucha. Sus ideales libertarios y republicanos bullen de rabia y de dolor.

El comandante se nota muy compungido al comprobar como el fascismo gana terreno a pasos agigantados en el panorama político actual. 

Según lo demuestra el resultado de las últimas elecciones europeas donde la ultraderecha xenófoba y racista ha obtenido un espectacular crecimiento. Especialmente en Francia donde el FN de Le Pen, ha alcanzado el 26% de los votos colocándose como la primera fuerza política. ¿Qué podrá pensar una persona que se jugó la vida contra el nazismo cuando los colaboracionistas toman las posiciones de vanguardia?

El comandante Robert no da crédito a lo que está sucediendo, a estas alturas tan cerca a cumplir cien años se le encoge el alma. Como si fuera poco en España los partidos de la derecha monárquica, PSOE y PP, son los máximos defensores de los intereses de la oligarquía, la aristocracia, los banqueros, empresarios o la iglesia católica. La corrupción y el desfalco irreversiblemente arrastra al país a la crisis económica que intentan paliar aplicando medidas de choque (privatización, austeridad y precariedad laboral) que empobrecen aún más a la clase trabajadora.

En el año 1943 la compañía de José Antonio Alonso fue trasladada a Burdeos para trabajar en la construcción de una base de submarinos nazis. Allí permanecerá un par de semanas hasta que logra fugarse. Junto a otros compañeros se dirige a Saint Etienne y Roanne, en el departamento del Loire, para intentar ubicar a sus camaradas del Partido Comunista. Lamentablemente es detenido y confinado en un campo de concentración donde se encarga de desguazar antiguos cañones de la primera guerra mundial para remitirlos a las fábricas de armamento en Alemania.
La mayor parte de las compañías de trabajadores se encontraban infiltradas por militantes del partido comunista español y el francés que poco a poco fueron ingresando en la resistencia; primero en misiones de espionaje, proselitismo y propaganda y luego en actos de sabotaje y emboscadas. Es entonces cuando José Antonio Alonso inicia su carrera de guerrillero. En homenaje a uno de sus camaradas fallecido de un cáncer elige el alias de “Robert” y pasa definitivamente a la clandestinidad.

Gracias a un contacto que le proporcionan los propios militantes del partido viaja hasta el Ariege, en el sur de Francia, donde se suma a las filas de la Tercera Brigada de Guerrilleros Españoles.-donde más adelante asumirá el liderazgo- En un principio no contaba más que con siete miembros, dos pistolas y siete granadas. Pero poco a poco fue creciendo su número hasta que al final de la contienda se contabilizaron 300 guerrilleros. Su principal objetivo era el crear un clima de inseguridad entre las tropas alemanas. Aprovechando la accidentada orografía de las montañas pirenaicas con coraje y valentía se dedicaron a sabotear fábricas, vías ferroviarias, centrales eléctricas, líneas telefónicas, etc.

Finalmente la noche del día 19 de agosto de 1944 la Tercera Brigada de Guerrilleros Españoles al mando del comandante “Robert” lanza el ataque definitivo contra la ciudad de Foix, centro neurálgico del nazismo en la región. En menos de cuatro horas el destacamento de la Wehrmacht nazi se rinde. Allí tenían de rodillas a esa supuesta raza superior que tanto los había despreciado. La población civil celebró su liberación con una explosión de júbilo inolvidable que hasta hoy en día se recuerda con emoción.

El comandante “Robert”, Jefe del estado mayor de la 3 brigada de guerrilleros españoles del Ariege al lado de otro asturiano, Cristino García, de la 21 brigada del XIV del cuerpo de guerrilleros españoles les Franc-Tireurs Partisans pertenecientes al FTP-PCF escribieron una de las páginas más gloriosas de la resistencia antifascista en el sur de Francia.

Al término de la Segunda Guerra Mundial con la victoria aliada los republicanos españoles no depusieron las armas pues tenían que saldar una cuenta pendiente con el franquismo. Entrevista: http://youtu.be/MEGYFPD2BDo

Para esta operación se preparan 3.000 combatientes de la 204 división de guerrilleros de la FFI-UNE encabezada por el Coronel López Tovar con el objetivo de infiltrarse por el Valle de Arán (La operación “Reconquista de España”) y crear una cabeza de puente donde instalar al Gobierno de la República en el exilio. Al liberar esa hipotética zona exigirían la solidaridad de los aliados con el propósito de derrocar a Franco. A tales efectos el PCE envió al jefe de la 158 división de Guerrilleros Españoles Cristino García a organizar la lucha clandestina contra la dictadura en Madrid. Pero desafortunadamente fue detenido y tras un juicio sumarísimo fue ejecutado el 21 de febrero de 1946 en la cárcel de Carabanchel. El gobierno francés en desagravio lo nombró héroe nacional de Francia y símbolo de la resistencia nazi.

En vista de los continuos ataques que cometían los guerrilleros españoles a lo largo de la frontera española el general de Gaulle decidió transformarlos en Patrullas de Seguridad. Unos meses más tarde serían disueltas y todos sus componentes licenciados. De Gaulle apostó por recomponer las relaciones con España y mantener una actitud conciliadora con el “generalísimo”. Este cínico traidor no supo recompensar el sacrificio de los maquis españoles a los que durante el desfile de la victoria en los Campos Elíseos, juró “no olvidar jamás por su lucha en pos de la liberación de Francia”.

El comandante “Robert” no es una reliquia que se coloca en un museo sino la viva voz de un guerrillero que, aunque derrotado en la guerra de España, supo sobreponerse al infortunio y sepultar la bestia del fascismo.

Hoy en el ocaso de su existencia su único deseo es el de ver pronto instaurada la III República. Un anhelo que no puede quedarse solo en un sueño romántico representado por himnos y el ondear de banderas en las manifestaciones multitudinarias. Ahora que el rey ha abdicado es el momento preciso para minar los cimientos de la decadente monarquía. El pueblo español tiene que recuperar su conciencia y quitarse de encima ese indignante estigma de súbditos o siervos de un monarca, antes que ciudadanos libres y soberanos.