A la luz de lo que ya se ha dicho, es nuestro imperioso deber,
camaradas, rechazar al trotskismo, denunciarlo y oponerse al mismo como
una ideología burguesa perniciosa. Se trata de una importancia muy
particular para nosotros, quienes vivimos en un país imperialista,
porque la aceptación del trotskismo por los trabajadores no puede sino
conducir a firmar una alianza con su «propia» burguesía imperialista.
¿Por qué?
Porque según el trotskismo «el verdadero desarrollo de la
economía socialista (…) sólo será posible después de la victoria del
proletariado en los principales países de Europa» (citado en Stalin
17-12-1924, p. 137) y además:
«Sin la ayuda directa de Estado por parte del proletariado europeo,
la clase obrera (…) no podrá mantenerse en el poder y transformar su
dominación temporal en una dictadura socialista estable. No podemos
dudar de ello ni por un instante.» (citado en Stalin 17-12-1924, p.
133).
Así, según el trotskismo, la revolución socialista no puede triunfar
en los países menos avanzados en el plano del capitalismo; no se puede
construir el socialismo en estos países – no sin antes haber logrado «la
victoria del proletariado en los principales países de Europa.»
¿Pero que pasaría si el proletariado de un país atrasado lleva a cabo
con éxito una revolución, pero su éxito no es seguido por «la victoria
del proletariado en los principales países de Europa»? El trotskismo
contesta: «si esto no debiera producirse [es decir si la victoria del
proletariado en un país atrasado, como era el caso de Rusia antes de
1917, no es seguida por la victoria del proletariado europeo] no hay
ninguna esperanza de creer – la experiencia y las consideraciones
teóricas dan fe de ello – que la Rusia revolucionaria, por ejemplo [o
por la misma razón, cualquier país atrasado] pueda hacerle frente a la
Europa conservadora, o que la Alemania socialista pueda permanecer
aislada en el mundo capitalista.» (Trotsky 25-5-1917, citado en Stalin
17-12-1924, p.134).
En otras palabras, y en tales circunstancias, el consejo del
trotskismo al proletariado victorioso de un país atrasado es: rendíos
incondicionalmente – capitulad –, hagan las paces con vuestra «propia»
burguesía y con el imperialismo, porque vuestra posición es «desesperada»;
ya que en vuestro país, «la experiencia histórica y las consideraciones
teóricas dan fe de ello», no os podéis mantener «frente a la Europa
conservadora»; porque «la revolución proletaria no puede conocer una
conclusión victoriosa en los límites de un solo país», etc., etc.
Esta posición del trotskismo afirmada en la teoría de Trotsky de la
«revolución permanente» constituye su verdadera esencia
contrarrevolucionaria. Ninguna fraseología ultra-«izquierdista» puede
disimular esta esencia contrarrevolucionaria del trotskismo. Es esta
misma posición del trotskismo lo que hace del mismo el soporte más
activo del imperialismo; si el proletariado victorioso de un país
atrasado siguiese este consejo, ello conduciría a la restauración del
capitalismo en este país y ello reforzaría al imperialismo. A su vez, el
efecto del reforzamiento del imperialismo haría más dificultosa «la
victoria del proletariado en los principales países de Europa». Por
consiguiente, gracias a este consejo del trotskismo, nunca existiría la
dictadura del proletariado en el país en cuestión y nunca nos
aproximaríamos hacia una Europa socialista. La consecuencia de ello no
podría ser otra que el reforzamiento del imperialismo, e incluso lo
pondría en condiciones de poner más fácilmente al proletariado europeo
bajo su dominación. El proletariado europeo se aproximará precisamente
en el momento en que el imperialismo sea débil, y no después de su
reforzamiento. El camino del trotskismo, el camino de la teoría de la
«revolución permanente» conduce a la reacción permanente y a la
contrarrevolución permanente. Es el camino de la desesperación
permanente.
La teoría de Trotsky de la «revolución permanente», con motivo de su
rechazo del papel revolucionario del campesinado, pretende que en los
países donde el feudalismo sigue siendo la fuerza predominante, el
feudalismo sólo puede ser sustituido por un gobierno obrero; en otras
palabras, el trotskismo niega las fases de la revolución – niega la fase
intermedia de la revolución democrática popular, es decir una
revolución que ponga fin al feudalismo, pero que no instaura
directamente el socialismo, una revolución que sólo se transforma en
socialismo después de haber llevado a cabo con éxito sus tareas
democráticas y durante la cual ha tenido lugar el nuevo alineamiento de
las fuerzas de clase. El trotskismo niega la teoría de la revolución
neo-democrática, que es la teoría marxista-leninista de la revolución
por etapas, al igual que la teoría marxista-leninista de la revolución
ininterrumpida. El trotskismo cree – y no puede ser de otra manera, dado
su rechazo del papel revolucionario del campesinado – que se pueden
saltar las fases de la revolución. El resultado de ello contiene dos
facetas: 1) prepara hoy las tareas futuras y niega las tareas actuales; y
2) se niega a ofrecer su apoyo a las luchas de liberación nacional,
bajo el pretexto de que el programa del Frente Nacional del Liberación
de Vietnam del Sur es «burgués». Al proceder de esta forma, el
trotskismo actúa como fuerza desorganizadora en el seno del movimiento
de solidaridad con los pueblos de los países oprimidos y mete una cuña
entre el proletariado europeo y los pueblos oprimidos del mundo que
luchan contra el imperialism, prestando así un apoyo poderoso al
imperialismo. Éste fue el caso por ejemplo en nuestro país con el
movimiento de solidaridad con el pueblo vietnamita.
Los trotskistas, junto con los revisionistas, hicieron lo posible
para sabotear el movimiento de solidaridad, y no sin cierto éxito. No
voy a escribir aquí sobre la historia del movimiento de solidaridad con
Vietnam. Pero es del todo pertinente citar aquí algunos ejemplos que
sirven para demostrar las posiciones contrarrevolucionarias hacia las
cuales han llegado los trotskistas por el hecho de aceptar la teoría de
la «revolución permanente».
Los trotskistas siempre se han negado a apoyar el programa del Frente
Nacional de Liberación con el pretexto de que se trataba de un programa
«burgués». Actúan de tal forma porque al ser unos adeptos de la teoría
de la «revolución permanente», que niega el papel revolucionario del
campesinado, no reconocen las fases de la revolución vietnamita. Quieren
pasar por encima – o eludir – la fase de la liberación nacional. En
otras palabras, quieren que el socialismo sea instaurado en la mitad
meridional de Vietnam antes de que el pueblo vietnamita haya llevado a
cabo con éxito su liberación nacional derrotando a los agresores
imperialistas norteamericanos y haya efectuado last areas democráticas
de la revolución vietnamita. Según los trotskistas, la dominación del
feudalismo y del imperialismo en Vietnam del Sur sólo puede ser
sustituida por un gobierno de trabajadores. Esto en apariencia resulta
revolucionario, pero en su esencia se trata de una absurdidad
reaccionaria.
Seguir un camino como el que defienden los trotskistas
solo conduciría a una cosa: no solamente no podría ser instaurado el
socialismo en Vietnam del Sur, sino que además la liberación nacional
misma no podría hacerse realidad. La gran mayoría del pueblo de Vietnam
del Sur ha llevado a cabo una batalla gloriosa contra el imperialismo y
por la liberación nacional, y lo ha logrado porque estaba de acuerdo y
unido en su determinación por ponerle fin a la agresión norteamericana,
hacer realidad la liberación del país e instaurar una república
democrática popular. En esta fase, un programa socialista sólo tendría como efecto el provocar una brecha en el frente nacional unido contra el imperialismo; en esta fase,
un programa socialista prestaría la mayor de las ayudas al imperialismo
norteamericano. Nos podemos dar cuenta de ello cuando los trotskistas
condenan al FLN, prestando así una ayuda inestimable al imperialismo
norteamericano. Para eso sirve toda su verborrea ultra-«izquierdista»: para perturbar gravemente las luchas de liberación por su subordinación al imperialismo.
Los trotskistas jamás han cesado de insultar al gran dirigente del
pueblo indochino, el camarada Hô Chi Minh. ¿Qué ha hecho el camarada Hô
Chi Minh para merecer un trato así? La razón reside en el hecho de que
actuó de manera profundamente revolucionaria, condujo al pueblo
vietnamita de victoria en victoria, condujo hacia la instauración del
socialismo en la República Democrática de Vietnam y que por lo tanto
demostró en la práctica la bancarrota y la naturaleza reaccionaria de la
teoría de la «revolución permanente» según la cual el socialismo no
puede ser construido en un solo país atrasado. En otras palabras, hizo
lo mismo que lo que se hizo en la URSS bajo la dirección de Stalin. ¿Es
sorprendente, en este caso, que los trotskistas tilden al camarada Hô
Chi Ming de «burócrata estalinista»?
Todo aquel que no esté de acuerdo con la teoría derrotista y
reaccionaria de la «revolución permanente» es un «burócrata estalinista»
desde el punto de vista de los degenerados trotskistas.
Al tildar a Hô Chi Minh de burócrata y al insultar sin parar al FLN,
lo que hacen los trotskistas es presentar a la clase obrera de este país
la lucha del pueblo vietnamita como una lucha reaccionaria que no
merece por consiguiente que se le apoye. El resultado es que el
movimiento de solidaridad es subvertido y que el proletariado británico
sigue creyéndose las mentiras difundidas sobre la cuestión por el
gobierno imperialista de Gran Bretaña y por la prensa imperialista, que
describen al pueblo vietnamita en lucha como asesinos sedientos de
sangre que desde hace años cometen agresiones contra los Estados Unidos,
¡y que pretenden que los Estados Unidos no hacen más que librar una
guerra defensive! Es fácil que el proletariado de Gran Bretaña crea en
estas mentiras por dos razones:
- porque vive en un país imperialista, y
- porque hay «comunistas», como los trotskistas, que se hacen eco de las mentiras del imperialismo.
Está claro que en este caso los trotskistas representan un obstáculo
de primera importante en el cumplimiento para el proletariado británico
de sus deberes internacionalistas proletarios.
El proletariado europeo, incluyendo el británico, no podrá nunca hacer una revolución a menos que se impregne completamente del espíritu del internacionalismo proletario, y no antes de asociar su propia lucha a la lucha de los pueblos y proletarios oprimidos por su liberación nacional y por la revolución proletaria, y no antes de prestarles una ayuda de la manera más fraternal a tales luchas.
Jamás insistiremos lo suficiente en esta verdad. Y toda persona que se ponga en medio del camino del proletariado británico en el cumplimiento de estos deberes atrasará el día de la revolución en nuestro país y es por tanto un contrarrevolucionario. Los trotskistas son precisamente estos contrarrevolucionarios. Lo repito, jamás insistiremos lo suficiente en esta verdad.
El proletariado europeo, incluyendo el británico, no podrá nunca hacer una revolución a menos que se impregne completamente del espíritu del internacionalismo proletario, y no antes de asociar su propia lucha a la lucha de los pueblos y proletarios oprimidos por su liberación nacional y por la revolución proletaria, y no antes de prestarles una ayuda de la manera más fraternal a tales luchas.
Jamás insistiremos lo suficiente en esta verdad. Y toda persona que se ponga en medio del camino del proletariado británico en el cumplimiento de estos deberes atrasará el día de la revolución en nuestro país y es por tanto un contrarrevolucionario. Los trotskistas son precisamente estos contrarrevolucionarios. Lo repito, jamás insistiremos lo suficiente en esta verdad.
Lo que se aplica la lucha del pueblo vietnamita se aplica también,
por extensión lógica, a las luchas de los pueblos oprimidos en todas
partes, y allí los trotskistas hacen su sucio trabajo exactamente de la
misma manera. Para ilustrar la profundidad de la extrema degeneración
alcanzada por los trotskistas, me gustaría citar un reciente panfleto
publicado por una de estas organizaciones trotskistas, Solidarity.
Leyendo este panfleto, uno no puede tener sino sentimientos de
repugnancia con respeto a estos trotskistas. Estáis avisados, camaradas.
Según este panfleto, la guerra en Vietnam no es una guerra imperialista de agresión impuesta por el imperialismo norteamericano al pueblo vietnamita que ama la paz, sino un «conflicto entre imperialismos». Por consiguiente, insisten los degenerados trotskistas autores de este panfleto, la «izquierda bolchevique» no debería elegir su bando. Después, denuncian aquellos que presentan la guerra de Vietnam como un «esfuerzo unilateral, un producto del ogro americano». El panfleto prosigue denunciando la teoría marxista-leninista de la revolución por etapas: «la experiencia vietnamita (…) demuestra la extrema miseria del enfoque estalinista basado en las “dos fases”.» El panfleto prosigue difundiendo la viciosa mentira que pretende que en 1945, «innumerables trabajadores fueron asesinados por el carnicero Hô Chi Minh (…)». Según los autores trotskistas de este panfleto, «la victoria de un bando o del otro [en la guerra de Vietnam] perjudicará a la lucha por el socialismo mundial». Para camuflar esta falsificación infame, los agentes trotskistas de la burguesía terminan el panfleto haciendo un llamamiento al «establecimiento de la autodeterminación a escala mundial». Para familiarizaros más con el verdadero trotskismo, el trotskismo en su forma contrarrevolucionaria no disfrazada, propongo citar este panfleto en su totalidad. No tengo dudas, camaradas, que cuando hayáis adquirido conocimiento del contenido de este panfleto, comprenderéis plenamente nuestra posición y estaréis de acuerdo con nosotros cuando decimos que el trotskismo es contrarrevolucionario y constituye un apoyo fiable del imperialismo. He aquí el contenido entero de este panfleto:
Según este panfleto, la guerra en Vietnam no es una guerra imperialista de agresión impuesta por el imperialismo norteamericano al pueblo vietnamita que ama la paz, sino un «conflicto entre imperialismos». Por consiguiente, insisten los degenerados trotskistas autores de este panfleto, la «izquierda bolchevique» no debería elegir su bando. Después, denuncian aquellos que presentan la guerra de Vietnam como un «esfuerzo unilateral, un producto del ogro americano». El panfleto prosigue denunciando la teoría marxista-leninista de la revolución por etapas: «la experiencia vietnamita (…) demuestra la extrema miseria del enfoque estalinista basado en las “dos fases”.» El panfleto prosigue difundiendo la viciosa mentira que pretende que en 1945, «innumerables trabajadores fueron asesinados por el carnicero Hô Chi Minh (…)». Según los autores trotskistas de este panfleto, «la victoria de un bando o del otro [en la guerra de Vietnam] perjudicará a la lucha por el socialismo mundial». Para camuflar esta falsificación infame, los agentes trotskistas de la burguesía terminan el panfleto haciendo un llamamiento al «establecimiento de la autodeterminación a escala mundial». Para familiarizaros más con el verdadero trotskismo, el trotskismo en su forma contrarrevolucionaria no disfrazada, propongo citar este panfleto en su totalidad. No tengo dudas, camaradas, que cuando hayáis adquirido conocimiento del contenido de este panfleto, comprenderéis plenamente nuestra posición y estaréis de acuerdo con nosotros cuando decimos que el trotskismo es contrarrevolucionario y constituye un apoyo fiable del imperialismo. He aquí el contenido entero de este panfleto:
Vietnam, ¿Victoria para quién?
La escalada reciente en la guerra de Vietnam ilustra dolorosamente
las realidades de nuestra época; la política de las grandes potencias
contra los trabajadores. Hace nueve semanas, la ofensiva del DRVNINLF,
lanzada gracias a la ayuda masiva de los rusos y de los chinos contra el
régimen de Saigón ha modificado el mapa del sureste asiático. La guerra
es un conflicto entre imperialistas y su solución será decidida en
Moscú, Washington, Beijing y París en detrimento de las masas de
Vietnam, Camboya, Laos y Estados Unidos. Siendo incapaces de
comprenderlo, la izquierda bolchevique nos obliga a tomar partido en
este conflicto bárbaro.
Esta gente presenta la guerra como un esfuerzo imperialista unilateral,
un producto del ogro americano. El bando del DVRNINLF es pintado con
colores brillantes: «(…) una victoria vietnamita en el sur constituiría
una gran ayuda a la revolución socialista en otras partes del mundo» (Red Mole,
15 de mayo de 1972). IS, temiendo reclutar sobre la base del
oportunismo, grita: «¡Victoria para el FNL! ¡Romped el bloqueo de
Nixon!» (Socialist Worker, 3 de junio de 1972). Otros, como el PC, hacen
un llamamiento por la «paz» y por la aplicación de los acuerdos de
Ginebra de 1954. Aquí partimos del postulado que los trabajadores no
deberían tener derecho a dar su opinión en el plano de su existencia y
que las burocracias políticas deberían negociar en su nombre. Otro
postulado es que la lucha por el socialismo en Vietnam
«actualmente» está fuera de lugar. Los bolcheviques más degenerados
pasan por encima de eso al identificar la «liberación nacional» con el
«socialismo». En cada caso, se trata de una falsificación monstruosa.
Estos enfoques son ilustrados con las perlas siguiente: «(…) cuando
el problema del poder americano estará solucionado, sabremos qué tipo de
régimen y de política elegirá el FNL – y estará obligado a elegir en
función de la lógica de su situación. Pero de momento se trata de otra
lucha, de la verdadera lucha por el socialismo» (IS 32, «Ni Washington,
ni Moscú – ¿Y Vietnam en todo eso?»).
La experiencia de Vietnam (al igual que en España en 1936) demuestra
la extrema miseria del enfoque estalinista basado en las «dos etapas»
(ambas dirigidas, como es natural, por «el Partido»). ¿Es necesario
recordar la Comuna de Saigón de 1945, cuando innumerables trabajadores
vietnamitas fueron asesinados por el carnicero Hô Chi Minh en colusión
con el imperialismo francés y británico? Allí se había producido un
comienzo de insurrección socialista aplastada por los verdaderos
gángsters que la izquierda bolchevique apoya de manera tan histérica. El
aplastamiento por Hanói de la resistencia campesino a la
colectivización en la provincia de Nghe An en 1956 también ha sido
olvidado, eligiendo la opción más fácil. La campesinos adolescentes
enrolados a la fuerza que hoy mueren en Hue, Kontum y An Loc, dan fe de
la dureza de la nueva ofensiva del régimen de Hanói; la población que
huye y la falta evidente de apoyo por parte de la población civil son
una prueba suplementaria de que la población no tiene nada que ganar con
la victoria de uno u otro bando.
¿A qué se deben las mistificaciones de los bolcheviques? Sencillamente esconden la esencia del conflicto: los dos bandos
en la guerra de Vietnam representan intereses imperialistas. Aunque la
dependencia ideológica y militar del régimen de Hanói con respecto de
Rusia y de China sea diferente de la del régimen Thiêu con respecto de
los Estados Unidos, la victoria de uno u otro bando se hará en
detrimento de la lucha por el socialismo mundial. La victoria del FNL y
de Hanói reforzará al imperialismo ruso y chino contra el imperialismo
norteamericano. Por lo tanto, un «acuerdo negociado» no hará más que
prolongar la guerra para otra generación. Dejamos a los patriotas
sociales del capitalismo de Estado la posibilidad de elegir el
imperialismo que prefieran. Al igual que pregonan «la victoria del IRA»
en Gran Bretaña, pregonan soluciones reaccionarias similares en otras
partes del mundo. Su razonamiento es que tales «victorias» debilitan al
imperialismo occidental, pero los últimos 50 años de luchas de
liberación nacional desmienten tales afirmaciones. Las victorias
obtenidas sobre la base del nacionalismo o de la raza no son un eslabón
del socialismo, y de hecho refuerza las ideologías burguesas y
autoritarias, lo que desmoraliza aún más a los trabajadores.
Creemos que el enemigo principal es interior. Somos partidarios de
una campaña eficaz contra la colaboración del gobierno británico con el
imperialismo norteamericano en Vietnam. No obstante, esto no supone un
apoyo al FNL. Al contrario, ¿qué decir de una manifestación contra la
embajada rusa en la avenida de los millonarios?
A fin de cuentas, la única solución para este conflicto bárbaro es
una solución socialista: contra el imperialismo norteamericano, con el
FNL y los burócratas de Hanói, por la fraternización de las tropas
norteamericanas y vietnamitas, por la derrota de los dos bandos en sus
países respectivos, por la transformación de la guerra imperialista en
guerra civil apoyándose en el clase contra clase – es decir el establecimiento de una autodeterminación a escala mundial.
Este panfleto habla por sí mismo y ningún comentario es necesario con
respecto a esta ostentación de trotskismo contrarrevolucionario – ¡no
hace más que corroborar lo que ya se ha dicho! Sin embargo, hay dos
puntos que me gustaría retomar a modo de esclarecimiento, a fin de
desenredar la madeja de confusión propagada por este panfleto.
(1) Los trotskistas de Solidarity, autores del precedente panfleto, describen a otras organizaciones trotskistas degeneradas y contrarrevolucionarias como el Grupo Marxista Internacional (IMG), responsable de la publicación de Red Mole (topo rojo) y los Socialistas Internacionales (IS) que publican Socialist Worker como «izquierda bolchevique». Se trata en realidad de un intento por hacer pasar a organizaciones burguesas y contrarrevolucionarias por organizaciones de tipo bolchevique y sembrar la confusión entre el trotskismo contrarrevolucionario y el bolchevismo revolucionario, es decir el leninismo. La realidad es que en su conjunto, estas diversas organizaciones trotskistas no constituyen la izquierda bolchevique sino la derecha menchevique.
(2) Los autores de este panfleto mencionan diversas citas sacadas de
Red Mole y de Socialist Worker en un esfuerzo por demostrar que IMG y IS
apoyan la lucha del pueblo vietnamita contra la agresión imperialista
norteamericana y a favor de su liberación nacional. Esto no es verdad.
IMG y IS no apoyan la lucha de liberación nacional del pueblo
vietnamita. Como han dicho anteriormente, durante años han estado
denunciando al FNL y han arrojado avalanchas de insultos contra el gran
dirigente del pueblo vietnamita, el camarada Hô Chi Minh. Gente como
Tariq Ali de IMG y otros impresentables de IS, de la Liga Laborista
Socialistas, etc., han condenado a menudo al camarada Hô Chi Minh como
«burócrata estalinista». Se desmarcaron de la gran manifestación del 27
de octubre de 1968 a favor de Vietnam y contra la agresión imperialista
norteamericana y se han negado a marchar hacia la embajada
estadounidense. En lugar de ello, se llevaron a 50.000 personas a una
comida popular en Hyde Park Corner. Se han negado a aceptar las tres
consignas de la manifestación, a saber «¡Agresores norteamericanos,
fuera de Vietnam enseguida!», «¡Por la victoria del FNL!» y «¡Larga vida
a Hô Chi Minh!». Tariq Ali no estaba de acuerdo con la segunda y la
tercera consigna con el pretexto de que el programa del FNL era burgués y
que Hô Chi Minh era un burócrata estalinista. Le dijimos que si éste
era su sentir, no tenía más que llevar una pancarta con las consignas
que reflejen sus opiniones. Huelga decir que no se atrevió a hacerlo. Si
hubiese llevado esta pancarta, las miles de personas reunidas para la
manifestación lo habrían linchado. En lugar de ello, sufriendo la
presión de la multitud de militantes y frente a las cámaras de
televisión, Tariq Ali nos ofreció un ejemplo de su hipocresía gritando
consignas como «Por la victoria del FNL» y «Larga vida a Hô Chi Minh».
Todo ello se hizo con el fin de confundir a las masas y estar en medida
de desvirtuar con éxito el movimiento de solidaridad.
Es inconcebible que los mismos trotskistas hayan modificado su línea
tan bruscamente. Si lo hubiesen hecho, tendrían que haberlo dicho. Si
realmente hubiesen tenido la intención de modificar su línea, en este
caso habrían dejado de ser trotskistas. En realidad no han cambiado en
absoluto su línea. IS «apoya» al FNL, si recogemos el texto del panfleto
de IS 32, porque piensa que el FNL está comprometido con la
instauración del socialismo sin pasar por las etapas necesarias. En
realidad, esto no constituye un «apoyo» al FNL, sino un intento
desesperado de explicar el comportamiento anterior de IS y salvar a la
teoría de la «revolución permanente» de su naufragio final.
Años de lucha han demostrado la justeza absoluta del programa del FNL y la bancarrota no menos absoluta de la línea trotskista. En lugar de admitir hoy esta bancarrota del trotskismo, es decir la de su propia línea a lo largo de los años, y renunciar a ella definitivamente, los trotskistas de IS siguen deformando la línea y el programa del FNL. Hasta los autores de este panfleto son capaces de ver claramente esta distorsión, y compitiendo con IS, de catalogar a sus responsables de «bolcheviques degenerados», es decir trotskistas degenerados. El socialismo se instaurará en Vietnam, pero solamente después de que el pueblo vietnamita haya pasado por la fase de su liberación nacional y haya hecho realidad las tareas democráticas de la revolución vietnamita. Ésta es la sencilla verdad, señores trotskistas, una verdad que nunca habéis comprendido nunca y que en el futuro no comprenderéis nunca a menos que dejéis de arrodillaros con devoción ante esta «absurda teoría izquierdistas de la “revolución permanente”» (Lenin 5 – 1914ª, p. 364).
Años de lucha han demostrado la justeza absoluta del programa del FNL y la bancarrota no menos absoluta de la línea trotskista. En lugar de admitir hoy esta bancarrota del trotskismo, es decir la de su propia línea a lo largo de los años, y renunciar a ella definitivamente, los trotskistas de IS siguen deformando la línea y el programa del FNL. Hasta los autores de este panfleto son capaces de ver claramente esta distorsión, y compitiendo con IS, de catalogar a sus responsables de «bolcheviques degenerados», es decir trotskistas degenerados. El socialismo se instaurará en Vietnam, pero solamente después de que el pueblo vietnamita haya pasado por la fase de su liberación nacional y haya hecho realidad las tareas democráticas de la revolución vietnamita. Ésta es la sencilla verdad, señores trotskistas, una verdad que nunca habéis comprendido nunca y que en el futuro no comprenderéis nunca a menos que dejéis de arrodillaros con devoción ante esta «absurda teoría izquierdistas de la “revolución permanente”» (Lenin 5 – 1914ª, p. 364).
De igual manera, IMG no apoya tampoco al FNL. Tanto IS como IMG
«apoyan al FNL», pero no por lo que defienden en realidad, sino por lo
que ellos piensan que defiende, y esto no es en absoluto lo mismo.
Recientemente, publicaron un material que da la impresión de que los
trotskistas han empezado a «apoyar» al FNL porque este último ha
abandonado sus antiguas posiciones y ha adoptado la línea trotskista.
Nada podría estar más alejado de la verdad que esta sugerencia absurda.
¿Cuál es en este caso la verdadera razón del «apoyo» aparente que los
trotskistas de IMG y IS han aportado recientemente al FNL? La razón es
que el FNL está al borde de la victoria: siguiendo su programa correcto,
han vencido a los agresores imperialistas norteamericanos. Ésta es la
razón por la cual los trotskistas se han apresurado por unirse a la
inminente victoria total del pueblo vietnamita. Tienen prisas por
presentar esta victoria, que han intentado sabotear por todos los
medios, como su propia victoria, resultado de sus acciones de
«solidaridad».
Y lo que es más, el cambio de dirección de la línea trotskista con
respecto a Vietnam coincidió con la visita de Nixon a China. Los
trotskistas han hecho propaganda con el fin de que los chinos se
encuentren con Nixon y lleguen a un «arreglo» con respecto a la cuestión
de Vietnam por encima del propio pueblo vietnamita. Esto hacía parte
integral de su propaganda cotidiana contra este bastión del socialismo.
La verdad es que el gobierno, el partido y el pueblo chinos han
demostrado en la práctica que eran los aliados más fiables del pueblo
vietnamita y que jamás llegarán a un «arreglo» con el imperialismo
norteamericano en detrimento del pueblo vietnamita. Nixon fue a China en
reconocimiento de la posición de debilidad del imperialismo
norteamericano. Éste ya no puede negarse a reconocer la realidad de la
existencia de China. Nixon puede haber esperado todo tipo de «arreglos»
(todos los reaccionarios lo hacen), pero es una certeza que no han
obtenido el menor arreglo en China. A fin de difamar a China y difundir
calumnias malintencionadas contra China, los trotskistas han empezado a
chillar que «los burócartas chinos liquidan por completo la lucha del
pueblo vietnamita». A fin de poder hacer tragar estas calumnias
malintencionadas, los contrarrevolucionarios trotskistas tenían que dar
la apariencia de apoyar al FNL. Allí está la explicación de este asunto.
La realidad es que son los burócratas trotskistas quienes, a lo largo
de todo este asunto, han hecho lo posible por minar la lucha del pueblo
vietnamita. Los camaradas chinos, por su parte, han aportado su apoyo
caluroso, tanto material como político, al pueblo vietnamita.
Aparte de las razones mencionadas anteriormente, también deberían
rechazar al trotskismo porque, según él, una victoria el socialismo no
es posible en un solo país, incluso si este país es el más avanzado en
el plano del capitalismo, porque «no hay ninguna esperanza de creer (…)
que la Rusia revolucionaria, por ejemplo, pueda hacerle frente a la
Europa conservadora, o que la Alemania socialista pueda permanecer
aislado en el mundo capitalista.» (Trosky 25-5-1917, citado en Stalin
17-12-1924, p. 134).
En otras palabras, si el proletariado británico tuviese éxito a la
hora de derribar el capitalismo e instaurar la dictadura del
proletariado, todo estaría perdido a menos que la victoria del
proletariado británico sea seguida por la victoria del proletariado de
otros «países europeos importantes» y, tal vez, del de los Estados
Unidos igualmente. Lo que quiere el trotskismo, por consiguiente, es una
victoria simultánea a escala mundial del socialismo. Es imposible,
porque se trata de una utopía pura y simplemente. La revolución
proletariado no puede triunfar en todos los lugares del mundo de una
sola vez; será triunfante, dice el leninismo, primero en un solo país o
en algunos países, y luego, eventualmente en otros países y,
eventualmente, en todos los países del mundo. En realidad, podemos decir
que «la experiencia histórica y las consideraciones teóricas dan fe de
ello», la revolución mundial no se hará realidad simultáneamente. Debido
a que el curso de la revolución no se desarrolla según los esquemas
preconcebidos del trotskismo, éste último, en lugar de admitir su propia
bancarrota, preconiza que no se defiende ninguna revolución – que no se
construya el socialismo en países tomados aisladamente. Y si los
revolucionarios no aceptan su consejo, son por consiguiente «traidores y
burócratas estalinistas» que «traicionan la revolución». He aquí la
naturaleza reaccionaria del trotskismo.
En resumen, camaradas, deberíamos denunciar el trotskistas y
oponernos al mismo, porque se trata de una ideología burguesa hostil a
la construcción del socialismo y la liberación nacional – una ideología
que constituye uno de los apoyos más fiables del imperialismo. Debemos
dirigirnos al proletariado consciente de su clase y ayudarle a formarse
en un espíritu de intolerancia con respecto a la ideología burguesa del
trotskismo. Es nuestra tarea enterrar de una vez por todas esta
ideología. Si esta serie de conferencias contribuye a ello, y éste es su
objetivo principal, nosotros, la Asociación de los Trabajadores
Comunistas, consideraremos que habrá sido un honor haber jugado en ello
un cierto papel.
1 comentario:
El trotskismo fue y es una plaga que acabó infectando a todos los partidos comunistas del mundo, hoy vemos los resultados, en ningún país existe un verdadero Partido Comunista Marxista-Leninista limpio y aseado de troskismo, oportunismo,revisionismo y todo lo peor. Desde aquel XX Congreso del PCUS, en donde el mayor traidor de la URSS,Nikita Jrushchov cuando anunció la muerte de Stalin el 6 de marzo de 1953 es cuando se produce la caída del marxismo-leninismo, pero me atrevo a decir que inclúso ya en vida de Stalin, pero oculto por miedo al lider,el trotskismo esperó ese momento para llevar la infección a todos los partidos comunistas y lo consiguieron, todo el mundo, empezando por la URSS se vendieron a la peor plaga y escoria dentro del Movimiento Comunista Internacional, traidores al Socialismo real, a Marx, Engels, a Lenin y a Stalin.
Menos mal que todavía existió un pequeño país que resistió a los traidores, y esa fue la Albania de Henver Hoxha, el gran stalinista que desenmascaro a toda esta peste trotskista-revisionista de todos los ya no partidos, sino destacamentos mal llamados comunistas en todas las partes, pero estamos a tiempo de la reconstrucción de los grandes partidos comunistas marxistas-leninistas como lo fue en su día el PCUS, pero para esto hacen falta comunistas, pero hay muy pocos limpios.
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