4 de diciembre de 2019

No te mueras más, Fernando.

Uno de los oradores y defensores del Marxismo Leninismo, olvidado hasta en su tierra, Canarias, es tan cercano de los comunistas españoles.

La imagen puede contener: una persona, barba, gafas y primer plano
Fernando Sagaseta dando un mitin.

En el aniversario de su fallecimiento, publicamos un artículo de su sobrina.

Por Micaela Sagaseta Paradas.

Ahora si es verdad que te echo de menos tio Fernando.

Podrán pasar los años, pero tu, el irrepetible, el tio con el que conectaba yo en todo, se entremezcló con las largas entrañas del Atlántico y se fundió con el infinito, un tres de diciembre, del 93.
 
Ya sin ti, la familia no es la que era; unos se fueron, otros enfermamos y otros, hasta casi los he olvidado, aún estando vivos todavía.
 
Son los derroteros de la existencia y el inevitable vendaval permanente, que ocasiona el paso del tiempo.
 
La imagen puede contener: una persona, de pie y de traje














 Con Quino, cuando se licenció de abogado


Extraño tu risa sonora, tu saber escuchar, tu asombro infantil ante la vida, tus lecciones, tus maestras enseñanzas. 

Eso es revisionismo, me decía. Y eso, ¿qué carajo es?, le preguntaba yo. Dile a Lenin que te lo explique y si no, me preguntas otra vez o le consultas a Quino, que él si sabe.
 
Cuéntame la historia de tus trofeos, le rogaba cuando iba a su casa de Viera y Clavijo y miraba alelada, la vitrina de sus premios brillantes. Era fuerte, porque me cogía en brazos y con toda su paciencia me contaba como había ganado cada una de aquellas copas, platos y placas. Todas eran por vencer en torneos de ajedrez.
 
¿Como te gusta ese juego tan aburrido? es la vida misma, me decía, algún día lo entenderás, todavía eres muy pequeña.
 
Fernando echo de menos palpar el amor tan inenarrable que tenías a mi padre, tu hermano Joaquin. El es como mi padre, me comentaba, el padre que la vida me negó, al quedar huérfano muy pequeño.

La imagen puede contener: 5 personas, personas sonriendo, personas sentadas y niño(a) 
Su hermano Joaquin con Quela, mis padres y mis hermanos Fernando y Salvador, pequeñitos.

Echo de menos, tu presencia ahora en esta isla llena de vagabundos de la política. Los pondrías a caldo, los atacarías sin piedad, como no hace nadie por temor y desencanto. Nos invaden los saltimbanquis de la politiquería, los baladrones, artífices del engaño y la bellaquería. Sólo se salvan un puñado de decentes, ninguno está en el poder.
 
Traidores hay como alpiste y falsetes, embusteros y chaqueteros, también.
 
Tio Fernando, te echo de menos cuando miro Europa, cuando miro América Latina, cuando escucho a esos que se dicen comunistas con un discurso descafeinado y santurrón.
 
Fernando echo de menos tus noches en casa, sin tele y la ternura con la que tratabas a Pepe Satué, aquel condenado a muerte que vivió largo tiempo en tu casa. Escuchale, me decías, el me hizo a mi marxista. Aquel hombre grandullón de ojos claros y manos largas, era todo bondad. Se comía las migas que quedaban en el mantel, después de comer. ¡tu no sabes, el hambre que pasábamos en el penal!, comentaba, saboreándolas, cual si fueran un manjar.
 
Fernando echo de menos cuando desayunábamos en la churrería de Perojo, a veces con Pepe Montenegro. Otro monumento andante. Tus cabreos leyendo el periódico del día, y comentando que los churros nuestros eran mucho mas ricos que las porras madrileñas.
 
Fernando echo de menos tus retornos de Madrid del Congreso. ¡como nos reíamos con tus cuentos! Mira que ponerme a mi cerca de Blas Piñar en el hermiciclo, decías. Lo mejor era que dormías en un convento en Madrid, cuando viajabas a las sesiones del Parlamento. 

Los monjes se la pasaban pipa contigo, los ponías al día de la situación del pais y comían "como curas", los muy sabandijas. Sacaban buenos vinos y las veladas se extendían hasta largas horas de la noche. Tu dormías en una celda que te recordaba la del penal de Burgos y los curas decían que se oían tus ronquidos por los claustros y hasta en la capilla.
 
Fernando, era un tipo genial. ¡Cuanto lo echo de menos!

La imagen puede contener: una o varias personas, personas sentadas, ajedrez y mesa
Fernando tramando una jugada de las suyas.

Para mi, no es como un tio cualquiera, es una eterna sonrisa en mi alma, una defensa siciliana permanente en el tablero de mi cerebro, un optimista empedernido que contagiaba, un tipo feliz, sin amor al dinero ni al lujo, ni al poder. El sólo quería una sociedad sin clases, era un comunista fenomenal al que echaré siempre de menos, Quizá sea porque le echo de más, en casi todos los actos de mi vida.
 
Déjate de estarte muriendo cada año Fernando, que quiero que me cuentes otra vez como te enfrentaste con el oligarca Matías Vega o como fue tu encuentro con Juan Carlos de Borbón, al que catalogaste de vividor y bobón.
 
Fernando, ¡que regalo tan largo nos hiciste! tu vida misma.
 
Tu risa sonora, aún retumba en las puertas de la isla.
 
El mar sólo se llevó tus rojas cenizas.
 
No te mueras más, Fernando.


Las Palmas, 3 de diciembre de 2019

No hay comentarios: