9 de octubre de 2024

EL PACTO GERMANO-SOVIÉTICO (23 DE AGOSTO DE 1939)

Por Federico Rubio Herrero. Añadidos y redacción AAHS.

Los meses anteriores a la guerra estuvieron llenos de angustiosa expectación. La Unión Soviética no cejaba en sus llamamientos a aunar sus esfuerzos junto a Inglaterra, Francia y todos los pueblos que deseaban la paz.

La invasión de Checoslovaquia por Hitler en marzo de 1939, puso al desnudo toda la nocividad de la política de las potencias occidentales. Así como después de Munich en los medios conservadores y socialdemócratas de Inglaterra y Francia se acogió a Chamberlain y Daladier como pacificadores, ahora eran contados los que no comprendían que la política de "apaciguamiento" constituía un peligro mortal para las potencias occidentales. La reacción de la opinión pública y la desvergonzada actividad de Hitler llegaron a inquietar también a las esferas gobernantes de Inglaterra y Francia. Les alarmaba que Hitler, en vez de proseguir su avance hacia el Este, se volviera de pronto contra Occidente.

Veamos, en primer lugar, lo que ocurrió de notable entre enero de 1933, fecha de la llegada legal de Hitler al poder, y agosto de 1939, cuando se firmó el Pacto.

El 28 de octubre de 1922 Mussolini había organizado la marcha sobre Roma que le permitió tomar el gobierno del país. Y desempeñará un gran papel para establecer negociaciones entre nazis y potencias occidentales. Tras largos debates, se firma un Pacto a Cuatro el 15 de julio de 1933 (Gran Bretaña, Francia, Alemania, Italia): fue el Tratado de Roma que prometía la paz entre los 4 signatarios durante diez años.

El 2 de mayo de 1935 es entre Francia y la Unión Soviética que se firma un Tratado por el que se establece una “ayuda mutua en caso de agresión por una tercera potencia”.

El 7 de marzo de 1936 Hitler invade a Renania, lo que no hace reaccionar ni a Francia ni a Gran Bretaña, luego, con Mussolini, él sostendrá vigorosamente a Franco durante la guerra de España.

En Noviembre de 1937, tuvo lugar un encuentro interesante entre Hitler y el Ministro de Asuntos Exteriores inglés, Lord Halifax, en Berchtesgaden (residencia del Führer), para llegar a un nuevo acuerdo excluyendo siempre a la Unión Soviética. Lord Halifax declara que los círculos dirigentes británicos “son penetrados de la idea que el Führer ha hecho mucho y no solamente por Alemania, ya que el comunismo en su país, le limpió el camino a Europa Occidental y que por esta razón Alemania puede, justificablemente, considerarse como el bastión del Occidente contra el bolchevismo”.

En marzo de 1938 se da el Anschluss, es decir, la anexión de Austria por los nazis que se beneficiaban del silencio de los gobiernos francés e inglés. El mismo año es el turno de Checoslovaquia que es amenazada. Ella conserva sólidos vínculos con Francia y comporta a numerosas minorías nacionales: los checos y los eslovacos sólo representan un 50% de la población. Fue en 1918 que se declaró al Estado checoslovaco. La minoría alemana (3 millones sobre 15 millones de habitantes) constituye una mayoría en la región de Sudètes. Hitler anuncia que desea anexarlo, lo que equivale a una declaración de guerra a Francia.

Es sobre una propuesta de Mussolini, que se va a organizar una conferencia de último momento en Munich, en septiembre de 1938. Ante la sorpresa (y la consternación) general: los cuatro representantes (Daladier, Chamberlain, Mussolini y Hitler) firman un acuerdo a espalda de Checoslovaquia que no ha sido invitada (la URSS tampoco). Prevé que los checos evacuarán el territorio de Sudètes antes del 10 de octubre de 1938 y que las tropas alemanas lo ocuparán progresivamente. La mayoría de los hombres políticos franceses se revelan “muniqueses”. El líder del partido socialista, Léon Blum, se jacta de que “liberó alivio” y escribe en El Popular: “La guerra se descarta, la plaga se aleja. La vida vuelve a ser natural. Se puede reanudar su trabajo y encontrar su sueño. Se puede gozar de la belleza de un sol de otoño”. En cuanto a Georges Bidault, que representa a la democracia cristiana, declara: “Parece de verdad que después de este encuentro de los Cuatro, el recurso a la guerra se convierte en una imposibilidad”. En Francia, solamente el Partido Comunista protesta y sus 73 diputados (más 2 aislados) no votan por la política de Daladier.

De abril a junio de 1939, varios proyectos son presentados por los soviéticos a los anglo-franceses que prevén una asistencia mutua en caso de agresión. Finalmente, una delegación militar llega el 10 de agosto a Leningrado: es dirigida por funcionarios que no tienen ningún poder de negociación a nivel político. Los rusos piden que Polonia deje pasar al Ejército Rojo para que pueda enfrentar a las fuerzas del Reich. Se pide a los Aliados ejercer presión sobre Polonia pero, finalmente, ésta se niega a autorizar a las tropas soviéticas a entrar a Polonia, o a Rumania, en caso de necesidad.

El Gobierno de la URSS deseaba concertar un pacto que asegurara la colaboración efectiva de la Unión Soviética, Inglaterra y Francia en la lucha contra la agresión. Las propuestas soviéticas estaban contenidas en el principio de la plena igualdad de derechos y obligaciones de las partes.

El verano de 1939, la Unión Soviética se vio ante la amenaza directa de guerrear a la vez en dos frentes, y por añadidura en unas condiciones de pleno aislamiento político. Al creciente peligro de inmediata agresión alemana desde Occidente añadíase la amenaza de ataque por el Japón desde Oriente. En mayo, los japoneses irrumpieron en el territorio de la República Popular Mongola, en la región del río Jaljyn-Gol. La Unión Soviética y Mongolia, vinculadas por un tratado de ayuda mútua, tuvieron que desarrollar operaciones militares para expulsar a los invasores. 

"Creí entonces y creo ahora que la conclusión de este tratado era inevitable, forzada y, por lo tanto, la acción correcta frente a la negativa de Inglaterra y Francia a negociar seriamente una coalición anti-Hitler con la participación de la URSS", escribió Mikoyan en sus memorias. "Era obvio que el objetivo de estos dos países era empujar a Hitler hacia 'Drang nach Osten', es decir, alentar a Hitler a atacar a la URSS". (1)

Ante el Gobierno soviético se planteó la tarea de hacer fracasar los planes de la reacción internacional, afanosa de destruir el primer estado socialista del mundo. He ahí por qué el Gobierno soviético no tuvo más remedio que aceptar la firma del pacto de no agresión propuesto por Alemania. 

El pacto se firmó el 23 de agosto de 1939, en Moscú. El Gobierno hitleriano propuso el pacto a la Unión Soviética porque en aquel momento Alemania temía aún empezar la guerra contra la URSS. Abrigaba el propósito de apoderarse primero de los países de Europa Occidental y sólo después de ello, aprovechando sus recursos, lanzarse contra la Unión Soviética.

Al concertar el tratado con Alemania, el Gobierno soviético sabía que, tarde o temprano, ella acometería a la URSS. Sin embargo, el pacto impidió a las potencias imperialistas crear un frente único antisoviético y permitió ganar un tiempo muy necesario para el reforzamiento de la defensa.

El 1 de septiembre de 1939, Alemania atacó a Polonia. En respuesta a la agresión, el 3 de septiembre Inglaterra y Francia declararon la guerra a Alemania. En apariencia, esto se hizo para "salvar" a Polonia. En realidad, la suerte del pueblo polaco les tenía completamente sin cuidado a las esferas gobernantes inglesas y francesas. Viéronse obligadas a entrar en conflicto armado con Alemania porque temían su excesivo robustecimiento como rival imperialista. Pese al calculo de los "muniqueses" en desencadenar la guerra entre la Alemania nazi y el estado socialista aislado, la contienda bélica estalló en el seno del mundo capitalista.

Veamos algunos hechos indiscutibles que resumen muy brevemente la posición de la URSS en la cuestión de la guerra contra el imperialismo.

Primero: se trataba de un intento de la Unión Soviética de no encontrarse implicada en una guerra contra el imperialismo.

Segundo: dado que no dependía enteramente de ella evitar tal guerra, si el imperialismo hubiera estado dispuesto para librar una guerra contra la Unión Soviética, ésta no debía encontrarse en una situación que le obligara a luchar en solitario, y menos a enfrentar los ataques combinados de los principales países imperialistas: Alemania, Gran Bretaña, Francia, Estados Unidos, Italia y Japón.

Tercero: para este fin, las divisiones entre los Estados imperialistas fascistas, por un lado, y los Estados imperialistas democráticos, por otro lado, debían explotarse al máximo. Estas divisiones entre los dos grupos del imperialismo no fueron producto de la imaginación de Stalin. Eran reales y radicaban ​​en los intereses materiales de los dos grupos de Estados en cuestión. El desarrollo desigual del capitalismo empuja a algunos Estados a adelantarse y otros a rezagarse. La antigua división del mundo ya no corresponde al equilibrio de fuerzas, lo que hace necesaria una nueva división del mundo. Esto fue precisamente lo que estuvo en juego en la Primera Guerra Mundial; y era precisamente lo que querían Alemania, Italia y Japón, que habían dado un salto en el desarrollo capitalista de sus economías, mientras que los antiguos países imperialistas, y especialmente Gran Bretaña y Francia, se habían quedado atrás en el desarrollo capitalista de sus economías, en comparación con los recién llegados, entre ellos Alemania, y estaban plenamente satisfechos con la antigua división del mundo. Al exigir una nueva división, los Estados fascistas estaban invadiendo los intereses materiales de los Estados imperialistas democráticos. Entonces la URSS tenía posibilidades de sacar provecho de este conflicto de intereses.

Cuarto: con este fin, la URSS, siguiendo una política exterior muy complicada, hizo todo lo que podía para concluir un pacto de seguridad colectiva con los Estados imperialistas democráticos, a fin de desalentar cualquier agresión por parte de los Estados fascistas, pacto que garantizaría una acción colectiva contra los agresores, en caso de tal agresión.

Quinto: cuando los Estados democráticos imperialistas, sumergidos en su odio al comunismo, se negaron a firmar un pacto de seguridad colectiva con la URSS y siguieron su política de apaciguamiento de los Estados fascistas –especialmente de la Alemania nazi- en un esfuerzo por dirigir su agresión hacia el Este, es decir, contra la Unión Soviética, ésta última fue obligada a probar otro método que protegiera los intereses de la madre patria socialista del proletariado internacional. La URSS dio la vuelta a la situación creada por la política exterior de los Estados imperialistas democráticos al firmar, el 23 de agosto de 1939, el pacto de no agresión germano-soviético.

Sexto: al firmar este pacto, la URSS garantizaba no solamente que no iba a luchar sola contra Alemania, sino que esta última también lucharía contra las mismas potencias que habían intentado, con su negativa a acordar la seguridad colectiva, enrolar a la URSS en una guerra contra Alemania. El 1 de septiembre de 1939, Hitler invadía Polonia. Dos días después, el ultimátum anglo-francés expiraba, y Gran Bretaña y Francia entraban en guerra contra Alemania.

Séptimo: las disposiciones del protocolo secreto complementario contemplaban proteger las «zonas de interés» soviéticas que, como se verá, resultaron vitales para las defensas soviéticas cuando la guerra golpeó realmente a la URSS.

Finalmente: el pacto de no agresión germano-soviético le valió a la Unión Soviética un período de dos años extremadamente provechoso, que le permitió reforzar sus defensas antes de entrar en una guerra de la que sabía que no podría mantenerse a salvo por mucho tiempo.

A fin de cuentas, cuando la guerra le fue impuesta a la Unión Soviética, ésta contribuyó de la manera más heroica a la gloriosa victoria final de los aliados contra la Alemania nazi y sus propios aliados. El Ejército Rojo y el pueblo soviético demostraron su tenacidad, así como la capacidad y superioridad del sistema socialista al derrotar a los nazis en la URSS, y al perseguirlos implacablemente hasta Berlín, liberaron así a un país tras otro de la ocupación de la dictadura nazi, e instaurando el socialismo en Europa Oriental. (2).

El camarada Molotov explicó en aquellos años:

«Este tratado se basa en la firme confianza en nuestras fuerzas reales, en la preparación operacional completa en caso de cualquier agresión contra la URSS.» 

(Molotov, On ratification of the Soviet-German non-aggression treaty, Moscú, 1939, página 15, edición en Ruso)

"El camarada Stalin enseñó que es necesario, en cada momento, para mantener a toda la URSS en alerta y todas las fuerzas en un estado de movilización. Ante la amenaza de un ataque militar contra la URSS nunca debe caer en ningún tipo de trucos disimulados del enemigo y nunca debe ser tomado por sorpresa por la guerra.

El pacto de no agresión entre la URSS y Alemania provocó una nueva campaña de tormenta contra la Unión Soviética. La prensa reaccionaria en Inglaterra y Francia despotricó contra la alianza contra natura entre el comunismo y el fascismo. La Agencia Reuter informó por radio, que la Unión Soviética sería responsable de la ruptura de las negociaciones con Inglaterra y Francia como consecuencia del tratado con Alemania".

En una entrevista con el «Izvestia», publicado el 27 de agosto de 1939, el camarada Voroshilov rechazó todas estas afirmaciones falsas. Explícitamente argumentó:

«Las negociaciones militares con Inglaterra y Francia no fueron cancelados debido a la URSS ratificó un tratado de no agresión con Alemania, pero a la inversa, la URSS firmaron un tratado de no agresión con Alemania, entre otros, también debido al hecho de que las negociaciones militares con Francia e Inglaterra estaban en un punto muerto debido a los desacuerdos insuperables.”

Posteriormente, después de acabada la Gran Guerra Patria, en Febrero de 1948, la Oficina de Información Soviética, elaboró un informe político-militar, en vista de una ofensiva imperialista de propaganda contra la URSS.

"La acusación de que el gobierno Soviético se negó a participar en la preparación de la publicación de materiales de archivo Alemanes es falsa. Simultáneamente a la publicación de la colección mencionada, una nueva campaña de hostigamiento desenfrenado y la calumnia, como si en la ola de una varita mágica, barrió los Estados Unidos y los países que dependen de ella, en relación con el pacto de no agresión firmado entre la URSS y Alemania en 1939, y supuestamente dirigidos contra las potencias occidentales. Así, el verdadero propósito para el cual se publicó la colección de documentos sobre las relaciones entre la URSS y Alemania en el período de 1939-1941 en los Estados Unidos de América evoca sin duda, lo que sea. Esto no se hizo con el propósito de dar una exposición objetiva de los acontecimientos históricos, pero con el fin de presentar una imagen distorsionada de los acontecimientos, se concentra en la Unión Soviética, para calumniar, y socavar la influencia internacional de la Unión Soviética como un luchador verdaderamente democrática y firme contra las fuerzas agresivas y anti-democráticas.

Esta actitud traidora está en conformidad con los puntos de vista sobre el carácter de las relaciones inter-aliada que son típicos de los círculos gobernantes de los países angloamericanos, y la sustancia de las cuales es que, en lugar de las relaciones honestas y sinceras entre los aliados, en lugar de la confianza mutua y el apoyo, no se están realizando una política de utilizar todos los medios, incluyendo incluso la calumnia, con el propósito de debilitar nuestra aliada, de explotarlo en propios y estrechos intereses de uno, y de fortalecer la propia posición a expensas de ese aliado.

Uno debe, además, no perder de vista los esfuerzos realizados por los círculos gobernantes de los Estados Unidos de América para socavar, por medio de su campaña de calumnias contra la URSS, la influencia de los elementos progresistas de su propio país, que abogan por una mejor las relaciones con la URSS.

La colección está llena de documentos inventados por funcionarios diplomáticos hitlerianos en las profundidades de las oficinas diplomáticas alemanas.

Este solo hecho debería haber servido como una advertencia contra el uso unilateral y la publicación de documentos que son de un solo lado y tendenciosa, dando cuenta de los acontecimientos desde el punto de vista del Gobierno de Hitler, y que están destinadas a presentar estos eventos en una luz que lo haría favorable a los hitlerianos. El estadounidense, británica, y los gobiernos franceses han publicado de forma unilateral los documentos Alemanes sin vacilar a falsificar la historia en sus esfuerzos para calumniar a la Unión Soviética, que llevó la peor parte de la lucha contra la agresión hitleriana.

En vista de ello, el Gobierno Soviético por su parte se siente con derecho a hacer públicos los documentos secretos referentes a las relaciones entre la Alemania de Hitler y los gobiernos de Gran Bretaña, los Estados Unidos de América y Francia, que cayeron en manos del gobierno Soviético, y que los tres gobiernos antes mencionados silenciaron a la opinión pública. Ellos ocultaron estos documentos, porque no quieren que se hagan públicos. Pero creemos que después de todo lo que ha tenido lugar, estos documentos deben hacerse públicos, para que las verdades históricas objetivas a través de los hechos comprobados, sean restablecidos.

El Gobierno Soviético posee documentos importantes, que fueron capturados por las tropas soviéticas durante la caída de la Alemania de Hitler. La publicación de estos documentos ayudará a presentar una imagen real de cómo fueron en realidad, los preparativos de la agresión de Hitler y la Segunda Guerra Mundial, y porqué se desarrollaron".

... La agresión hitleriana fue posible, en primer lugar porque los Estados Unidos de América ayudó a los Alemanes para establecer dentro de poco tiempo una base económica guerra por la agresión Alemana y por lo tanto siempre que esta agresión con armas. En segundo lugar, porque el rechazo de la seguridad colectiva por los círculos gobernantes anglo-franceses desorganizó las filas de los países amantes de la paz, se interrumpió el frente único de estos países contra la agresión, allanó el camino para la agresión Alemana y ayudó a Hitler a dar rienda suelta a la Segunda Mundial Guerra. ¿Qué hubiera pasado si los Estados Unidos no habieron financiado la industria pesada de la Alemania de Hitler, e Inglaterra y Francia malo no hubieran rechazado la seguridad colectiva, sino por el contrario, hubiesen organizado conjuntamente con la Unión Soviética la resistencia colectiva a la agresión Alemana? El resultado habría sido que la agresión hitleriana carecería de armamento, la política anexionista de Hitler habría sido capturado en la prensa de un sistema de seguridad colectiva, el azar los hitlerianos de éxito en el desencadenamiento de la Segunda Guerra Mundial se habría reducido al mínimo. Y si a pesar de las condiciones desfavorables, los hitlerianos habían todavía aventurado a dar rienda suelta a la Segunda Guerra Mundial, habrían sido derrotados en el primer año de guerra. 

Por desgracia, esto no ocurrió debido a la política ruinosa que fue perseguido por los Estados Unidos de América, Inglaterra y Francia durante el curso de todo el período anterior a la guerra. Son ellos los que son culpables de permitir que los hitlerianos para desatar con cierto grado de éxito, la Segunda Guerra Mundial, que duró casi seis años se llevó millones de vidas humanas". (3).

 


Fuentes: 
Instituto de marxismo-leninismo. Moscú    



3.- https://www.autistici.org/.

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