1 de febrero de 2013

Volver a Stalingrado: Nostalgia por el tío José, bien vivo en Volgogrado

Por Shaun Walker. Enviado por Elle Rule, del Partido Comunista Marxista-Leninista de Gran Bretaña. Publicado en The Independent




 El nombre ha cambiado, pero la ciudad sigue recordando la brutal batalla que finalizó hace 70 años. 

Los acontecimientos del 31 de enero 1943 quedarán para siempre grabados en la memoria de Piotr Aljútov. Después de meses de horrores inimaginables en una de las batallas más feroces y más oscuras de la Segunda Guerra Mundial, el Ejército Rojo volvió a tomar el control de Stalingrado. El Sr. Aljútov fue uno de los primeros en entrar en el sótano de la guarida en Stalingrado, del Mariscal de Campo de Adolf Hitler, Friedrich Paulus, cuando se rindió. 


Los soviéticos habían conseguido una victoria decisiva que cambió el curso de la guerra, y fue designado el Sr. Aljútov como el vigilante para velar por la captura del líder nazi. Luego luchó en un número importante de batallas, en el camino hacia Berlín en mayo de 1945, pero siempre recuerda Stalingrado como la peor de las peores. "La más terrible, el momento más difícil de toda la guerra, fue Stalingrado", recuerda el Sr. Aljútov, ahora con 89 años. Sus medallas aún muestra,con orgullo, en sus solapas. Él luchó con la brigada 38 de tiradores, del 62 Ejército soviético, y dice que fue uno de los supervivientes de apenas tres docenas, de un contingente inicial de 5.500 hombres. "Fueron 200 días y noches,que nunca puedo olvidar. Yo todavía veo esas escenas en mi cabeza, todo el tiempo. Esas visiones nunca salen de mí". "El jueves, ha habido una recreación de la captura, disfrazado de Paulus, que se llevó a cabo en Volgogrado, como la ciudad se llama ahora. Y el sábado, va a haber grandes ceremonias previstas para conmemorar los 70 años desde la derrota oficial de los nazis. Para muchos de los 900 veteranos de la batalla que aún viven en la región, será el último aniversario importante en que van a estar vivos conmemorándolo. 



El horizonte de Volgogrado está dominado por el colosal monumento de la Madre Rusia, "Rodina Mat", situado en una pequeña colina que vio a algunos de los más feroces combates. Su espada levantada en lo alto y con la capa ondeando al viento, la Madre con los labios exclama que la están separando de la Unión Soviética, emitiendo un convocatoria de reunión (¿o es un grito de angustia?) por la ciudad. La batalla sigue estando omnipresente en la psique colectiva de Volgogrado, ya sea en recuerdo con amarga pasión, con orgullo en el heroísmo de los soldados soviéticos, o por la explotación de capitalistas políticos regionales. Después de una ceremonia en honor a los veteranos el martes, el gobernador de la Región de Volgogrado, nombrado por el Kremlin Sergei Bozhénov, habló a los medios locales reunidos. Prometió a todos los veteranos que les daría regalos en la conmemoración del aniversario, y "a todos y cada uno sentirán como son reconocidos durante la semana que viene. Sin ellos, no podríamos haber tenido la Unión Soviética, y no habría habido la unidad de Rusia, que tenemos hoy", dijo, haciendo una presumiblemente referencia intencionada al partido político del presidente Vladimir Putin, Rusia Unida. 

El Sr. Putin vendrá a Volgogrado el sábado para conmemorar el aniversario, y los veteranos recurrirán a él para obtener un referéndum sobre el cambio de nombre de la ciudad, por el de Stalingrado. El miércoles, al Sr. Putin le fue entregada una petición firmada por 50.000 personas que piden que a la ciudad le sea devuelta su nombre de la guerra. "Hemos luchado para salvar a Stalingrado, y es como tendría que llamarse la ciudad", dice el Sr. Aljútov. "Exigimos un referéndum". Además de afecto por el nombre antiguo de la ciudad, también hay nostalgia por el mismo José Stalin, especialmente entre los de las mayores generaciones. Detrás del memorial de "la Madre Rusia" hay un museo dedicado al líder en los tiempos de la guerra. No hay nostalgia soviética, se abrió hace justamente seis años por un hombre de negocios local (que fue asesinado más tarde por sicarios contratados), con los datos biográficos y las características en una figura de cera de tamaño natural de Stalin. 



A la venta en la tienda hay calendarios de Stalin, en varios característicos enfoques de general: pensativo, jovial, como guerrero. "No creas lo que os digan sobre el culto de personalidad ", dijo la guía Irina Rubáyeva a una clase de 30 alumnos al recorrer el museo a principios de semana. "Sí, había un culto, pero, ¡decir sobre su personalidad es demasiado! Esperemos que un día vosotros o vuestros hijos serán capaces de colocar a la Unión Soviética de nuevo, junta". "La mayoría de los veteranos comparten esta visión positiva de Stalin. Para ellos, el lider soviético era un genio militar, y cuestionar su liderazgo es visto como una atrocidad. "Cualquier persona normal entiende todo lo que hay que entender acerca de Stalin ", dice a los 91 años de edad, Vladímir Anániev, un hombre alto y un veterano nervudo de la batalla de Stalingrado, vestido con un uniforme verde adornado con medallas y tres docenas de botones brillantes de bronce que representan diferentes motivos soviéticos. "Stalin salvó al país. Él era el que impulsó a los demás a decir que podíamos ganar en Stalingrado". "Algunos dicen que, si bien los actuales líderes de Rusia se han apresurado a utilizar la segunda guerra mundial, conocida en el país como la Gran Guerra Patria, para beneficio de su crédito político, las actitudes hacia los muertos están lejos de ser respetuosas. Denís Deriábkin, un traductor 38 años de edad, es uno de los decenas de lugareños que pasan sus fines de semana en los campos como voluntariado alrededor de Volgogrado, buscando restos de los soldados caídos. Incluso ahora, 70 años después de la batalla, es raro que su grupo no pase un día sin la búsqueda de los restos de al menos una de las víctimas. A veces, se dio con 20 o más en una sola jornada. Y aunque por décadas estuvieron cultivados esos campos, siguen estando en mal estado conservados, aumentando a la colección de fragmentos óseos quizá un par de botones, o un cuchillo. El Sr. Deriábkin, lamenta que en el campo sólo trabajan para recuperar los restos voluntarios como él, comprando detectores de metales profesionales requeridos con su propio dinero. "Hay un eslogan soviético que todavía se va a utilizar este fin de semana: "Nadie se olvida, no se olvida nada", dice. "Pero el día después de la fiesta todo se olvidará de nuevo. A treinta kilómetros de distancia hay tractores volteando los cadáveres de nuestros ancestros. Lo menos que podemos hacer es ofrecer a estos héroes un entierro decente". "El hecho, es que los  heroicos luchadores de Stalingrado siguen siendo una herramienta de gran alcance para los rallyes que hoy en día se hacen sobre el patriotismo. En el Museo de la Batalla en el centro de Volgogrado, esta semana, un guía nos dio una conferencia sobre el legendario francotirador soviético Vasily Zaitsév a un grupo de francotiradores actuales del Ejército ruso, vestidos con camuflaje de invierno y escuchando atentamente. A medida que han escuchado los relatos de las hazañas de Zaitsév, los francotiradores de hoy en día son filmados por Zvezdá, el canal de televisión del ejército ruso, para "enfatizar la continuidad entre la Gran Guerra Patria y hoy". 

Mientras los recuerdos de la batalla están todavía muy nítidos entre los restantes veteranos; las actitudes hacia el enemigo han cambiado dramáticamente en los últimos años. El Sr. Aljútov recuerda que en un viaje de consolidación de la paz a Hannover, el lugar de nacimiento de Paulus, en 1985, para él y varios otros veteranos del Ejército Rojo, compartieron impresiones con los alemanes que habían luchado contra ellos. "Fue horrible. Estábamos en un lado de la habitación, y ellos estaban en el otro, y nadie quería hablar unos con otros. Nos miraron con sospechas. Pero entonces alguien empezó a hablar, y entonces todos lo hicimos, y al final no acabó la velada mal del todo". "Ahora, hay un conjunto ruso-alemán en el cementerio de la ciudad, y los veteranos alemanes realizan visitas periódicas. Un alemán con una sinfonía para orquesta tocará en conciertos conmemorativos este fin de semana, y en la ciudad tenemos incluso una cervecería alemana con esta temática". "Durante mucho tiempo, no queríamos que viniesen alemanes a cualquier lugar cerca de nuestra ciudad", recuerda el Sr. Anániev. "Pero al final te das cuenta de que son personas diferentes ahora, y tenemos que ser amigos. Es el revisionismo ideológico, es la batalla hacia el Oeste, como se tilda cuando personas pagadas hablan de la batalla de Stalingrado, que es siempre polémica en Rusia, por más que en Volgogrado sea poco receptiva la idea de que con las decisiones de José Stalin pudo haberse incrementado las bajas, o que hubo un exceso de brutalidad por parte soviética hacia sus propias tropas. De acuerdo con el historiador británico Antony Beevor, los soviéticos dispararon a 13.500 de sus propios hombres por deserción y otros "crímenes". 



Pero los documentos recién descubiertos por un erudito alemán sugieren una imagen que podría estar más matizada. Jochen Hellbeck ha tenido acceso a una documentación enorme de entrevistas realizadas con participantes en la batalla por historiadores en 1942 y 1943. "Cambia la opinión predominante de Stalingrado extraordinariamente", dijo a The Independent. "Ellos desafían dos tópicos dominantes en la erudición occidental sobre el Ejército Rojo: en primer lugar, que los soldados eran simples campesinos que no tenían verdadera lealtad al Estado Soviético, y en segundo lugar, que estaban obligados a ir a la batalla a punta de pistola, y que es la única manera de que los soviéticos lucharan. "Algunos de los soldados de Stalingrado comparan con otras batallas que se han librado y dicen que fue particularmente horrible." 

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