12 de diciembre de 2025

Stalin es nuestro

Recogido de Haize Goriak, y esta de la revista Yürüyüs. Compilación, traducción y redacción Nestor Guadaño.


A mediados del siglo XIX, la idea más determinante de su tiempo, era el socialismo. Era el turno del socialismo para tomar el escenario de la historia. Los ejércitos de la burguesía intentaron resistir esta idea, cuyo momento había llegado, y —como en la Comuna de París— intentaron ahogarla en sangre. Sin embargo, ni siquiera los ejércitos de la burguesía pudieron detener el desarrollo y la difusión del pensamiento socialista.

Con el socialismo, los oprimidos encontraron una nueva esperanza, una nueva alternativa. Esa esperanza crecía de forma constante. Se fortaleció mediante los combates en muchas partes del mundo, desde los centros industriales de países imperialistas hasta las zonas rurales de regiones neocoloniales. 

Los oprimidos pronto comprendieron que la revolución era necesaria para abrir la puerta a una sociedad socialista. 

Luego vino la búsqueda de cómo podría llevarse a cabo esta revolución. 

En cierto sentido, Lenin fue la respuesta histórica a esta pregunta. La Revolución Soviética fue la encarnación de esta respuesta. Con los soviéticos, los oprimidos establecieron su primer estado en la historia.

La plasmación práctica de que su momento había llegado al escenario de la historia, y que ahora sus soluciones radicales que exponía esta ideología, aportaría una solución total a los problemas de la humanidad, fue puesta a prueba por los pueblos y por la historia. A medida que el socialismo lograba éxitos y victorias, la hostilidad hacia el socialismo crecía en el lado burgués. La burguesía prácticamente no dejó ningún método sin usar para intentar destruir o neutralizar el pensamiento socialista. Estos métodos incluían masacres, prisiones, provocaciones y guerra psicológica…

Ha pasado siglo y medio desde que el pensamiento socialista apareció en el escenario de la historia, y la burguesía sigue ocupada intentando destruir la ideología socialista. Hace unos treinta años, la OTAN volvió a tomar una decisión alineada con los deseos de toda la burguesía: «¡O cambias tu forma de pensar o mueres!». Pero la decisión no pudo implementarse, porque los revolucionarios, marxistas-leninistas, resistieron. Treinta años después, el imperialismo alemán se presenta ante nosotros con la misma imposición: «¡O cambias tu forma de pensar o mueres!». Nuestra respuesta es clara: podemos morir, pero no abandonaremos nuestras ideas. Esta lucha continuará. La burguesía no dejará de enfrentarnos a esta imposición en todos los ámbitos de la vida. Y no nos rendiremos.

El verdadero objetivo del ultimátum del imperialismo alemán «¡O cambias tu forma de pensar o mueres!» es el socialismo, igual que en la Asamblea Parlamentaria de la OSCE. La Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) añadió un nuevo vínculo a los ataques sistemáticos que el imperialismo europeo lleva mucho tiempo llevando a cabo contra el socialismo, adoptando una decisión que equipara el socialismo con el nazismo. Las detenciones llevadas a cabo por el imperialismo alemán contra los revolucionarios y la decisión antisocialista de la OSCE se complementan.

Hace tres años, representantes de las instituciones de la Unión Europea también propusieron que «los líderes del comunismo debían ser juzgados igual que los líderes del nazismo». La decisión de la OSCE es una continuación de ese ataque. Siempre que y donde la burguesía se sienta fuerte, toma decisiones que distorsionan la historia sin vergüenza. Con tales decisiones, el imperialismo europeo difama el socialismo mientras legitima al nazismo. Oculta la responsabilidad de los monopolios imperialistas europeos y de los líderes en los fascismos de Hitler, Mussolini y Franco.

Este intento de equiparar el «nazismo con el estalinismo» es quizás una de las mayores distorsiones históricas jamás vistas. Políticamente, es deshonestidad; moralmente, es degeneración.

En primer lugar, no debe olvidarse que el nazismo no es el nombre de una forma única de gobierno, que nunca debería volver. Al contrario, el nazismo—el fascismo—ha aparecido muchas veces en muchas partes del mundo a lo largo de los siglos XX y XXI, y sigue existiendo hoy en decenas de países. El nazismo es fascismo; es el nombre de la forma que adoptó el fascismo en las condiciones específicas de Alemania.

El nazismo no ha permanecido en el pasado. La llamada oposición del imperialismo europeo al nazismo es hipócrita. Hay varias razones e indicadores para ello.

Primero:

El imperialismo europeo nunca ha reconocido plenamente, su propia responsabilidad en el apoyo a los fascismos de Hitler, Mussolini y Franco.

Segundo:

Aunque el sistema parece imponer prohibiciones y restricciones a las organizaciones de los remanentes nazis, en realidad las organizaciones racistas siguen siendo alentadas por monopolios y gobiernos.

Tercero:

El imperialismo europeo apoyándose en el exacerbado nacionalismo, ha sido el principal apoyo de los regímenes fascistas en decenas de países de todo el mundo. Por estas razones, ningún discurso o decisión «antinazi» del imperialismo tiene validez. La decisión tomada en la OSCE no se refiere a los nazis. Su verdadero propósito es difamar y criminalizar el socialismo. El verdadero objetivo de las «Leyes Antiterroristas» introducidas por el imperialismo alemán bajo el pretexto del «terror islamista» es, como siempre históricamente, detener la revolución y silenciar el socialismo. El resto es demagogia.

Un ejemplo típico de esta demagogia es el uso persistente del término «estalinismo» por parte de la burguesía. No existe tal forma política o concepto, como el estalinismo. Es una invención de la burguesía. Stalin es, por supuesto, un líder importante para los pueblos del mundo. Los líderes no son solo ellos mismos; Ellos se encargan de representar y simbolizar muchos hechos históricos. Y esto también se aplica José Stalin. 

Por encima de todo, Stalin es el símbolo de la construcción del socialismo y de la victoria contra el fascismo. Es este símbolo al que ataca la burguesía.

Hoy en día, varios círculos reformistas también establecen paralelismos y equivalencias entre Stalin e Hitler, socialismo y fascismo, paralelismos que son construidos como similares por la burguesía. Entre estos grupos reformistas, están aquellos tan ciegos que equiparan la dictadura fascista con la dictadura del proletariado. Estas opiniones no son meramente reformistas: son directamente las opiniones de la burguesía. 

Quienes comienzan sus frases con «Hitler y Stalin…» o «Fascismo y comunismo…» han entregado sus mentes a la burguesía y hablan con su voz: Son los izquierdistas aprovechables dentro del sistema. Debido a que han interiorizado tan plenamente el discurso de la «dictadura de Stalin», participan —consciente o inconscientemente— en ataques al socialismo. Discutir los aciertos y errores de Stalin u otro líder revolucionario, es competencia de los que defienden la senda socialista hacia el comunismo, el pueblo, el proletariado. Nunca mantendremos esta discusión con la burguesía en ningún sitio. Quienes lo hacen son condenados.  Para comprender este concepto, I. V. Stalin, lo dejó bien claro:
"En la U.R.S.S. no hay libertad de expresión, de prensa, de organización para los enemigos del pueblo, para los terratenientes y capitalistas derrocados por la revolución. Tampoco hay libertad para ladrones incorregibles, para saboteadores, terroristas, asesinos enviados por servicios de inteligencia extranjeros, para aquellos criminales que dispararon a Lenin, mataron a Volodarsky, Uritsky, Kirov, envenenaron a Maxim Gorki y Kuibyshev.
Todos estos criminales, que van desde terratenientes y capitalistas hasta terroristas, ladrones, asesinos y subversivos, que luchan por restaurar el capitalismo en la URSS, restaurar la explotación del hombre por el hombre e inundar el país con la sangre de los trabajadores y campesinos. Existen prisiones y campos de trabajo para ellos, y solo para ellos."
Ahora continua igual la guerra entre el imperialismo y los pueblos continúa con intensa ferocidad. El descontento de las masas crece de diversas formas. Este descontento sin duda traerá consigo la búsqueda de alternativas a esta decrépita sociedad dominada por el imperialismo. Los interminables ataques de «aniquilación» de la burguesía contra el socialismo, son precisamente para evitar que esta búsqueda se convierta en una revolución práctica. Por esta razón después de la caída de la URSS, la burguesía ataca a los revolucionarios y al socialismo con toda su fuerza incluso en países imperialistas. Las detenciones de revolucionarios y las decisiones contra el socialismo no deben verse como incidentes aislados, sino como partes de este ataque más amplio.


El imperialismo europeo, como fase terminal del capitalismo, ya no duda en dejar de lado la libertad de pensamiento y expresión, derechos ganados por los trabajadores europeos con siglos de lucha, sangre y sacrificio. Bajo la presión del socialismo, en su día, se vio obligado a conceder ciertos derechos económicos y sociales al proletariado, ahora los confisca sin restricciones. Y, sin embargo, el «espectro que acecha Europa» que comenzó a vagar a mediados del siglo XIX —el espectro del comunismo— sigue siendo su terror. Que todos estén seguros de ello.

Dicen que «el socialismo está muerto», pero le siguen teniendo pánico. Llaman a estas «ideas de la Edad de Piedra», pero es curioso, que hoy en pleno siglo XXI, imponen una censura y aislamiento, muy estricta e intensa contra esta forma de civilización social y colectiva, quedando claro cuánto aún le temen. Las prisiones de Stammheim en Alemania y las prisiones tipo F de Turquía son expresiones de este miedo. El imperialismo dicta que «cambiarás tu forma de pensar e ideas». Cuando no puede cambiar ni someter a los pueblos y el avance social del socialismo, recurre a la aniquilación. Las prisiones de Stammheim y tipo F, son instituciones construidas como instrumentos de esta aniquilación: para destruir física o mentalmente a las personas.

El imperialismo busca establecer una dominación absoluta sobre todos los pueblos del mundo. Uno de los requisitos previos de esta dominación, es persuadir a las masas de que ningún otro sistema social es posible. Afganistán e Irak fueron ocupados, para erradicar todas las ideas de resistencia al imperialismo.

El capitalismo y el socialismo son dos sistemas completamente diferentes: histórica, política, social y culturalmente. El nazismo/hipernacionalismo pertenece al capitalismo/imperialismo. Stalin es el bastión del futuro socialista-comunista. Por lo tanto, nunca se pueden equiparar. La historia rechaza tal identificación, la ciencia la rechaza. Y la verdad es más fuerte de lo que piensan los imperialistas europeos.

Han estado atacando a Stalin durante medio siglo… 

A veces Lenin es el objetivo a través de Stalin, a veces Marx, a veces al socialismo mismo. Su objetivo es librarse de la revolución y del avance hacia el socialismo. Pero no lo lograrán. Seguiremos defendiendo a Stalin, la revolución, el socialismo… No permitiremos que manchen a Stalin, la revolución o el socialismo. No permitiremos que el socialismo deje de ser una esperanza y una alternativa para los pueblos.

Stalin es nuestro. Somos Stalin. Somos Stalingrado. Somos los soviéticos que luchamos contra el fascismo. Somos los creadores de la Revolución de Octubre. Somos quienes crearemos nuevos octubres.

Porque es irreconciliable con el imperialismo, ¡La burguesía ataca!

Porque insiste en el socialismo, en la dictadura del proletariado, ¡Atacan los que no tienen una reivindicación socialista real!

Cuando la Revolución de Octubre de 1917 sacudió el mundo y anunció una nueva era, el nombre de Stalin siempre se mencionaba justo después de Lenin. Stalin fue el seguidor más consecuente con la línea de Lenin: el leninismo. Por esa razón, Stalin estaba presente dondequiera que estuviera Lenin.

En la lucha liderada por Lenin—en la lucha por el poder, en la guerra civil, en la construcción del socialismo—estuvieron codo con codo.

A los 21 años, siguiendo a Lenin y como su alumno, Stalin se incorporó al movimiento bolchevique. A partir de esos años, participó en todas las etapas de la lucha socialista. Fue arrestado por sus actividades revolucionarias y pasó un tiempo en cautiverio. Así, cuando asumió el liderazgo del PC bolchevique tras la muerte de Lenin, tenía una historia de lucha a sus espaldas.

Tras la muerte de Lenin, que no debemos olvidar que fue por las complicaciones de salud causadas por las balas de un contrarrevolucionario, todo el frente imperialista esperaba divisiones internas y conflictos dentro de los bolcheviques en la URSS. Los imperialistas —que prosperan en estas vicisitudes de liderazgo político circunstancial— no escatimaron provocaciones ni incitaciones y apoyos contrarrevolucionarios, para crear el caos que tanto anhelaban. Pero sus expectativas no se cumplieron. Stalin asumió el liderazgo de su pueblo, el Partido, los Soviets, y continuó la construcción del socialismo. Esta fue la primera gran «decepción» que Stalin infligió a la burguesía. 

Y la hostilidad de la burguesía hacia él creció, en proporción a la amargura de ver arruinados sus planes. Cuando quedó claro que la construcción del socialismo avanzaba de forma firme y constante, la hostilidad hacia el socialismo tomó la forma de hostilidad hacia Stalin y alcanzó su punto máximo en el intento de golpe de estado de Bujarin y Tujachevski.

¡Bajo la hostilidad anti-estalinista se esconde el miedo al socialismo!

Stalin fue el segundo líder, después de Lenin, en poseer el honor y la misión de construir el socialismo en su país. Cumplió esta misión correctamente. Por esta razón, el nombre de Stalin entró en la historia como líder asociado al socialismo y como aquel que «guió la construcción del socialismo en un país bajo cerco.»

Por esta misión, se convirtió en el centro de los ataques dirigidos al socialismo. Los ideólogos burgueses dirigían sus primeros golpes generalmente contra Stalin. A pesar de ello, los ataques del imperialismo —que a veces se convirtieron en «campañas» a gran escala— contra el socialismo a través de Stalin nunca lograron su objetivo. A pesar de décadas de campañas de difamación, el lugar honorable de Stalin entre los pueblos y su posición como líder entre los revolucionarios nunca fueron destruidos.

Por supuesto, estos ataques no fueron completamente ineficaces. Provocaron distintos grados de confusión y distorsión en la conciencia de las masas, y también influyeron en la izquierda reformista y conciliadora. Los izquierdistas cuyas mentes estaban guiadas por la burguesía acabaron uniéndose a los ataques contra Stalin «desde la izquierda», fortaleciendo así a la burguesía.

¿Por qué la burguesía dirigió sus ataques contra el socialismo y contra los líderes revolucionarios, y principalmente a Stalin? 

La respuesta a esta pregunta es extremadamente instructiva.

El camarada José Stalin el 12 de septiembre de 1938, en su obra "Sobre el Materialismo Dialéctico e Histórico" (Obras Completas. Tomo XIV, Editorial VOSA), escribe:

"Fácil es comprender la importancia tan enorme que tiene la aplicación de los principios del materialismo filosófico al estudio de la vida social, al estudio de la historia de la sociedad, la importancia tan enorme que tiene el aplicar estos principios a la historia de la sociedad y a la actuación práctica del Partido del proletariado.

Si la conexión entre los fenómenos de la naturaleza y su interdependencia representan las leyes por la que se rige el desarrollo de la naturaleza, de esto se deduce que la conexión e interdependencia de los fenómenos de la vida social representan también no algo fortuito, sino las leyes por la que se rige el desarrollo de la sociedad.

Eso quiere decir que la vida social y la historia de la sociedad ya no son un conglomerado de hechos «fortuitos», pues la historia de la sociedad se convierte en el desarrollo de la sociedad con arreglo a sus leyes, y el estudio de la historia de la sociedad adquiere categoría de ciencia.

Esto quiere decir que la actuación práctica del Partido del proletariado debe basarse, no en los buenos deseos de las «ilustres personalidades», no en los postulados de la «razón», de la «moral universal», etc., sino en las leyes del desarrollo de la sociedad y en el estudio de éstas.

Prosigamos. Si el mundo es cognoscible, y nuestros conocimientos acerca de las leyes que rigen el desarrollo de la naturaleza son conocimientos veraces, que tienen el valor de verdades objetivas, esto quiere decir que también la vida social, el desarrollo de la sociedad, son susceptibles de ser conocidos; y que los datos que nos brinda la ciencia sobre las leyes del desarrollo de la sociedad son datos veraces, que tienen el valor de verdades objetivas.

Esto quiere decir que la ciencia que estudia la historia de la sociedad puede adquirir, pese a toda la complejidad de los fenómenos de la vida social, la misma precisión que la biología, por ejemplo, ofreciéndonos la posibilidad de dar una aplicación práctica a las leyes que rigen el desarrollo de la sociedad.

Esto quiere decir que, en su actuación práctica, el Partido del proletariado debe guiarse, no por estos o los otros motivos fortuitos, sino por las leyes que rigen el desarrollo de la sociedad y por las conclusiones prácticas que de ellas se derivan.

Esto quiere decir que el socialismo deja de ser un sueño acerca de n futuro mejor de la humanidad, para convertirse en una ciencia.

Esto quiere decir que el enlace entre la ciencia y la actuación práctica, entre la teoría y la práctica, su unidad, debe ser la estrella polar que guíe al Partido del proletariado.

Prosigamos. Si la naturaleza, el ser, el mundo material son lo primario, y la conciencia, el pensamiento, lo secundario, lo derivado; si el mundo material constituye la realidad objetiva que existe independientemente de la conciencia del hombre, la conciencia es la imagen refleja de esta realidad objetiva, de aquí se deduce que la vida material de la sociedad, el ser social, es también lo primario y su vida espiritual, lo secundario, lo derivado; que la vida material de la sociedad es la realidad objetiva, que existe independientemente de la voluntad de los hombres, y la vida espiritual de la sociedad el reflejo de esta realidad objetiva, el reflejo del ser.

Esto quiere decir que la fuente donde se forma la vida espiritual de la sociedad, la fuente de la que emanan las ideas sociales, las teorías sociales, las concepciones y las instituciones políticas, hay que buscarla, no en estas mismas ideas, teorías, concepciones e instituciones políticas, sino en las condiciones de la vida material de la sociedad, en el ser social, del cual son reflejo estas ideas, teorías, concepciones, etc.

Esto quiere decir que, si en los diversos periodos de la historia de la sociedad nos encontramos con diversas ideas, teorías, concepciones sociales e instituciones políticas; si bajo el régimen de la esclavitud observamos unas ideas, teorías y concepciones sociales, unas instituciones políticas, bajo el feudalismo otras, y otras distintas bajo el capitalismo, la explicación de esto no reside en la «naturaleza», en la «propiedad» de las ideas, teorías, concepciones e instituciones políticas mismas, sino en las distintas condiciones de la vida material de la sociedad dentro de los diversos periodos del desarrollo social.

Según sean las condiciones de existencia de la sociedad, las condiciones en que se desenvuelve su vida material, así son sus ideas, sus teorías, sus concepciones e instituciones políticas.

En relación con esto, dice Marx:

«No es la conciencia del hombre la que determina su ser, sino, por el contrario, el ser social el que determina su conciencia» (Carlos Marx, Obras escogidas, t. I, pág. 359, ed. alem., Moscú, 1934).

Esto quiere decir que, en política, para no equivocarse y no convertirse en una colección de vacuos sonadores, el Partido del proletariado debe tomar como punto de partida para su actuación, no los «principios» abstractos de la «razón humana», sino las condiciones concretas de la vida material de la sociedad, que constituyen la fuerza decisiva del desarrollo social; no los buenos deseos de los «grandes hombres», sino las exigencias reales impuestas por el desarrollo de la vida material de la sociedad.

El fracaso de los utopistas, incluyendo entre ellos los populistas, los anarquistas y los socialrevolucionarios, se explica, entre otras razones, porque no reconocían la importancia primordial de las condiciones de vida material de la sociedad en cuanto al desarrollo de ésta, y, cayendo en el idealismo, erigían su actuación práctica, no sobre las exigencias del desarrollo de la vida material de la sociedad, sino, independientemente de ellas y en contra de ellas, sobre «planes Ideales» y «proyectos universales», desligados de la vida real de la sociedad.

La fuerza y la vitalidad del marxismo-leninismo estriban precisamente en que toma como base para su actuación práctica las exigencias del desarrollo de la vida material de la sociedad, sin desligarse jamás de la vida real de ésta.

Sin embargo, de las palabras de Marx no se desprende que las ideas y las teorías sociales, las concepciones y las instituciones políticas no tengan importancia alguna en la vida de la sociedad, que no ejerzan de rechazo una influencia sobre el ser social, sobre el desarrollo de las condiciones materiales de la vida de la sociedad. Hasta ahora, nos hemos venido refiriendo únicamente al origen de las ideas y teorías sociales y de las concepciones e instituciones políticas, a su nacimiento, al hecho de que la vida espiritual de la sociedad es el reflejo de las condiciones de su vida material. En lo tocante a la importancia de las ideas y teorías sociales y de las concepciones e instituciones políticas, en lo tocante al papel que desempeñan en la historia, el materialismo histórico no sólo no niega, sino que, por el contrario, subraya la importancia del papel y la significación que les corresponde en la vida y en la historia de la sociedad.

Pero hay diferentes ideas y teorías sociales. Hay ideas y teorías viejas, que han cumplido ya su misión y que sirven a los intereses de fuerzas sociales caducas. Su papel consiste en frenar el desarrollo de la sociedad, su marcha progresiva. Y hay ideas y teorías nuevas, avanzadas, que sirven a los intereses de las fuerzas de vanguardia de la sociedad. El papel de estas consiste en facilitar el desarrollo de la sociedad, su marcha progresiva, siendo su importancia tanto más grande cuanto mayor es la exactitud con que responden a las exigencias del desarrollo de la vida material de la sociedad.

Las nuevas ideas y teorías sociales sólo surgen después que el desarrollo de la vida material de la sociedad plantea a ésta, nuevas tareas. Pero después de surgir, se convierten en una fuerza de la mayor importancia, que facilita la ejecución de estas nuevas tareas planteadas por el desarrollo de la vida material de la sociedad, que facilita los progresos de ésta. Es aquí, precisamente, donde se acusa la formidable importancia organizadora, movilizadora y transformadora de las nuevas ideas, de las nuevas teorías y de las nuevas concepciones políticas, de las nuevas instituciones políticas. Las nuevas ideas y teorías sociales surgen precisamente porque son necesarias para la sociedad, porque sin su labor organizadora, movilizadora y transformadora es imposible llevar a cabo las tareas que plantea el desarrollo de la vida material de la sociedad y que están ya en sazón de ser cumplidas. Y como surgen sobre la base de las nuevas tareas planteadas por el desarrollo de la vida material de la sociedad, las nuevas ideas y teorías sociales se abren paso, se convierten en patrimonio de las masas populares, movilizan y organizan a estas contra las fuerzas sociales caducas, facilitando así el derrocamiento de estas fuerzas sociales caducas que frenan el desarrollo de la vida material de la sociedad.

He aquí cómo las ideas y teorías sociales, las instituciones políticas, que brotan sobre la base de las tareas ya maduras para su solución planteadas por el desarrollo de la vida material de la sociedad, por el desarrollo del ser social, actúan luego, a su vez. sobre este ser social, sobre la vida material de la sociedad, creando las condiciones necesarias para llevar a término la ejecución de las tareas ya maduras de la vida material de la sociedad y hacer posible su desarrollo ulterior".


Tras la Gran Guerra Patria que tuvo lugar en la URSS, que fue parte de la Segunda Guerra Mundial Imperialista, surgieron nuevos estados socialistas. El socialismo se volvió dominante en una parte significativa del mundo. Aunque la causa fundamental de la Segunda Guerra Imperialista fue la lucha imperialista por los mercados, el frente imperialista también pretendía destruir la URSS socialista, y su ejemplo para el mundo a través de esta guerra. Con el ataque de la Alemania fascista, apoyada por el imperialismo, tenían como objetivo que la URSS fuese ocupada y el socialismo destruido.

Los imperialistas estaban convencidos de que los ejércitos nazis —habiendo barrido Europa de un extremo a otro— también destruirían la URSS en poco tiempo. Así, durante esta fase de la guerra (la invasión nazi de la URSS), permanecieron como meros espectadores. Según sus cálculos, «después de que Hitler acabara con Stalin», los ejércitos imperialistas tomarían el escenario.

Pero el pueblo soviético y Stalin a la cabeza, infligió a la burguesía una segunda gran «decepción».

La expectativa imperialista de destruir el socialismo a través de Hitler no se cumplió. La fuerza que repelió al fascismo—no solo lo repelió, sino que lo persiguió hasta su guarida y lo estranguló allí— frustró los planes imperialistas de repartir territorio soviético. Fue una resistencia mundial que enseñó a los pueblos, que galvanizó la lucha contra los opresores, fue la gran hazaña de la clase obrera liderada por Stalin.

Los imperialistas albergaban un profundo resentimiento y hostilidad hacia Stalin por arruinar sus planes.

El liderazgo de Stalin fue decisivo para derrotar a los ejércitos fascistas y establecer gobiernos populares revolucionarios en países como Rumanía, Checoslovaquia y Polonia. Los imperialistas no podían tolerar el establecimiento del poder popular revolucionario tan cerca de ellos y, por esa amargura, atacaron a los líderes socialistas, especialmente a Stalin.

La situación que surgió tras la guerra imperialista convirtió al socialismo en una alternativa a los ojos de los pueblos del mundo.

Stalin, que amplió la revolución y convirtió el socialismo en una alternativa, se convirtió en uno de los principales objetivos de la guerra psicológica librada por la burguesía contra el socialismo.

La naturaleza generalizada de los ataques contra Stalin, y la especial «preferencia» de la burguesía por atacarle, estuvo influida por los ataques globales llevados a cabo por el revisionismo y el reformismo contra Stalin.

Mientras atacaban a un líder como Stalin—que dedicó su vida a la revolución y, gracias a su liderazgo, trajo innumerables victorias a su pueblo—los imperialistas obtuvieron fuerza de estas corrientes desviadas.

Aprovechando el daño causado por el revisionismo interior, y los ataques reformistas a Stalin, intentaron aprovechar estos continuos ataques a la civilización soviética que se estaba construyendo.

Tras la muerte de Stalin, uno de los más retrógrados revisionistas dentro del PCUS, Nikita Jruschov, tras hacerse con el gobierno soviético, lanzó una campaña de difamación contra el camarada José Stalin, primeramente en todo el territorio de la Unión Soviética.

Y esta campaña de difamación liderada por los revisionistas dentro del partido soviético, era exactamente lo que la burguesía había estado buscando.

Las calumnias del revisionismo y reformismo contra Stalin, reforzaron los ataques de la burguesía, hacia otra alternativa a su poder sobre los pueblos.

El revisionismo que llegó a dominar al Partido Comunista de la Unión Soviética proporcionó abundante material para este ataque.

Los hechos son más importantes que las palabras. Las ideas revolucionarias del partido bolchevique y aplicadas en tiempo de Stalin, que emancipaban de las ataduras imperialistas y empoderaban a la clase obrera soviética, también fue un obstáculo para los revisionistas.

Se dan cuenta que son incapaces de imponer sus propias opiniones distorsionadas sin destruir primero a Stalin y su pensamiento revolucionario, y siguen llevando a cabo estos ataques, desde su fallecimiento hasta la actualidad.

Stalin es irreconciliabilidad en la lucha

Una de las cualidades que hicieron de Stalin un líder revolucionario fue su irreconciliabilidad en la lucha contra el imperialismo y el fascismo. La irreconciliabilidad fue una de las características definitorias del liderazgo de Stalin.

A lo largo de las distintas etapas de la revolución, Stalin defendió la revolución y el socialismo bajo todas las circunstancias frente a los enemigos del proletariado.

En las primeras etapas de la revolución, fue encarcelado. No desesperó ni cedió bajo la represión zarista. Durante uno de sus periodos de prisión, defendió los principios revolucionarios en la división que se produjo entre los mencheviques y los bolcheviques.

Más tarde, en el Cáucaso, destacó por su irreconciliabilidad y determinación en la derrota ideológica del menchevismo, y en la defensa de los principios ideológicos del partido bolchevique.

La irreconciliabilidad de Stalin y su postura frente a los enemigos de la revolución también pueden verse en los años en que se estaba construyendo el socialismo.

Durante los periodos más críticos de la revolución, siempre estuvo al lado de Lenin como defensor del comunismo. Durante aquellos días difíciles en los que el gobierno de la burguesía fue derrocado, y se logró la revolución socialista, Stalin fue uno de los que asumió mayores responsabilidades, y desarrolló todo el poder de los trabajadores con determinación.

Mas, el periodo revolucionario, su mantenimiento y lucha por impedir su aniquilación, fue aún más difícil. Superar los obstáculos para construir el socialismo, derrotar a las fuerzas contrarrevolucionarias en la guerra civil, y romper el cerco imperialista estaban entre los principales desafíos que debían resolverse.

Durante la construcción de la revolución, Stalin asestó el mayor golpe al trotskismo —que había llegado a un punto de impedir el devenir de la revolución de la clase obrera— exponiendo con sus repetidos obstáculos a la implementación de soluciones que ayudasen a la población soviética a su emancipación del imperialismo, fue como enseñó su rostro contrarrevolucionario.

Y para los marxistas leninistas estudiar estos años es cuanto más importante, porque mediante esta lucha irreconciliable de Stalin, contra todos los contrarrevolucionarios y sus desviaciones ideológicas, hizo ineficaces sus intentos de destruir la construcción del socialismo cuando él vivió, demostrando la vitalidad de la lucha por la senda del proceso revolucionario hacia el comunismo.

Stalin puso en práctica las enseñanzas de Lenin con la industrialización socialista de la Unión Soviética.

Creó las bases para la emancipación económica soviética, realizando importantes inversiones industriales y agrícolas en toda la Unión.

Los Planes Quinquenales se completaron antes de lo previsto. La clase obrera soviética aprendió que tras las palabras se afirmaban con los hechos, y apoyó mayoritariamente sin reservas todos los avances significativos en la construcción socialista.

Porque apoyarse en la obra de Stalin y sus logros, hoy sin lugar a dudas, es compromiso con el socialismo

Otro factor que convirtió a Stalin en un líder revolucionario fue su determinación por caminar el camino del socialismo.

Los imperialistas comprendían el papel que Stalin desempeñó en la lucha por el socialismo. Sus enseñanzas sobre el futuro de la mayoría de la población mundial, en un sistema totalmente distinto a la dictadura de los mercados, emancipando de la esclavitud asalariada a los trabajadores del poder imperialista, son hoy fundamentales en la conciencia de la clase obrera, por eso le atacan con más fiereza.

Frente a los grupos dogmáticos revisionistas de izquierda y reformistas de derecha, profundamente antimaterialistas que decían «no puede haber socialismo en un solo país», Stalin continuó la construcción socialista, con el apoyo del pueblo soviético, enfrentándose al cerco imperialista.

Bajo su liderazgo, el Partido guió a millones de trabajadores, campesinos y ciudadanos soviéticos. Su ejemplo ha sido seguido por millones de proletarios de todo el mundo, logrando avances significativos en la lucha por construir nuestro futuro emancipatorio.

Durante el proceso de construcción del socialismo, todos los ataques de enemigos internos y externos fueron derrotados. Las hazañas logradas en estos años han  movilizado a millones de personas, que en su conciencia entendieron que otro sistema social es posible.

En los años en que el fascismo de Hitler atacó y ocupó la Unión Soviética, el fascismo fue derrotado bajo el liderazgo de Stalin.

Más de medio siglo después de su fallecimiento, Stalin sigue siendo uno de los líderes de la revolución y el socialismo, uno de los símbolos del poder revolucionario del proletariado.

La razón por la que la hostilidad imperialista hacia Stalin ha sido casi ininterrumpida es precisamente esta.

Las cualidades de liderazgo de Stalin se vieron concretamente durante la construcción del socialismo y en la defensa del país soviético frente al fascismo.

Stalin, con su compromiso con el socialismo y su determinación en la defensa del camino hacia el comunismo, sigue siendo una fuente de temor para la burguesía.

Para aumentar los temores de la burguesía, es necesario abrazar a Stalin y sus ideas. Difundir su pensamiento. Compartir las experiencias más importantes de los avances sociales hacia el comunismo. Aprender constantemente de los ejemplos bolcheviques para combatir la decrépita sociedad imperialista.

Por eso decimos: 

Stalin es nuestro.

Stalin es nuestro, porque Stalin significa liberación y socialismo.

Stalin es nuestro, porque Stalin significa lucha intransigente.

Stalin es nuestro porque es audaz y determinante en la lucha de clases. 

Stalin es nuestro porque es creativamente decidido para derrotar al fascismo y al imperialismo.


Anexo:

ENTREVISTA A YAKOV DJUGASHVILI, DEFENSOR DE SU ABUELO Y POR TANTO DE LA CLASE TRABAJADORA, REALIZADA EL 14 DE FEBRERO DE 2016

P: ¿Cómo puede defender la reputación de Stalin?
R: La época de Stalin y el papel de Stalin son dos cosas diferentes. Stalin es considerado un dictador y culpado por cosas que no hizo. Un dictador tiene poder real y controla las estructuras policiales y otras estructuras del país para hacer lo que él quiera. Stalin no tenia cargo en el Estado soviético antes de 1941, ningún oficial de policía o soldado era su subordinado, pero él era un líder. Sus camaradas creían en él porque Stalin no había nacido en 1924 y ellos habían vivido la lucha revolucionaria, juntos. La estructura colegiada del gobierno soviético, mostró que todo lo que Stalin escribió fue puesto en práctica.
P: Hay dos visiones sobre Stalin. Es venerado por unos en Georgia, mientras otros, lo condenan. ¿Lo que hizo en Georgia fue bueno o malo?
R: Yo estoy en contra de discutir sobre Stalin en relación a Georgia o incluso a Rusia; él era el líder de la Unión Soviética. Al contrario de la Georgia y de la Rusia actuales, la Unión Soviética servía a su pueblo. Stalin debería ser considerado una fuerza unificadora, no solo por el pueblo de Georgia o de Rusia, sino por todas las personas bajo la influencia de las marionetas fascistas de Occidente.
P: Fue erigido un monumento a los polacos ejecutados en Katyn durante la época de Stalin. ¿Qué opina de esto?
R: Le voy a contar algunas cosas interesantes sobre Polonia. En 1934 (después de que los nazis tomaran el poder en Alemania) Polonia se convirtió en un aliado oficial de Alemania. En el verano de 1938, cuando Alemania anexionó Austria, Polonia no cumplió sus obligaciones con Francia, al no oponerse a la invasión alemana de Austria. En el otoño del mismo año, en virtud del Tratado de Múnich, Alemania no solo anexionó a Checoeslovaquia sino también la región de Stettin en Polonia. Polonia sabía que esto sucedería, pero no estaba de acuerdo con ninguna de las partes del Pacto de Múnich. Polonia entonces cesó las conversaciones con la Unión Soviética, con Francia y con Gran Bretaña sobre la formación de un pacto anti-Hitler. El 1 de septiembre del mismo año, Alemania invadió Polonia y el día 10, los patriotas, el Gobierno y los Generales de Polonia liderados por Sikorski combatieron, siendo derrotados, se exilió abandonando el territorio y al pueblo polaco a su suerte, por su orgullo y mentalidad nacionalista.
El 13 de Abril de 1942, Goebbels – con el objetivo de separar a la Unión Soviética de sus aliados – declaró que en 1940 los judíos de la Unión Soviética habían ejecutado a millares de oficiales polacos. Dos días después, el día 15 de Abril, el jefe del Gobierno polaco en el exilio y aliado de Gran Bretaña, Sikorski, confirmó públicamente la declaración de Goebbels sin hacer ninguna investigación o mostrar alguna prueba.
En 1943, los británicos planean un ataque a Noruega para cercar a los alemanes en el Báltico. Pero los alemanes lo descubrieron, por un mensaje interceptado a los polacos en Inglaterra. Entonces la paciencia inglesa llegó a su fin, y en 1943 el avión en el que Sikorski regresaba de Marruecos para Gran Bretaña, cayó en el Estrecho de Gibraltar. Solo los pilotos ingleses sobrevivieron, Sikorski y sus hijos murieron.
El Gobierno polaco traicionó a todos sus aliados (hasta a su propio pueblo) y de esta forma provocó la Segunda Guerra Mundial. El truco propagandístico de Goebbels sirvió para atraer a 1.8 millones de voluntarios al ejército alemán, prolongando la guerra y aumentando el sacrificio.
La cuestión de Katyn volvió a los escenarios en 1989 cuando los traidores gobernaban la Unión Soviética. Ellos querían destruir la Unión Soviética y uno de los medios esenciales para hacerlo era rompiendo el Pacto de Varsovia. Polonia después se uniría a la OTAN.
Ahora Occidente necesita el asunto de Katyn para obligar a la Federación Rusa a pagar una indemnización. Tengo estudiado el material sobre este tema y más me he convenció de que los alemanes fusilaron a los polacos en el bosque de Katyn próximo a Smolensk, en 1941, cuando ellos controlaron la Región de Smolensk. Hoy todos culpan a la Unión Soviética por ejecutar a los oficiales polacos en Katyn, y usan este tema para mejorar sus carreras políticas o para otros fines. Estas personas son los hijos espirituales de Goebbels y yo los considero mis enemigos.
El formato de nuestra conversación no me da la oportunidad para profundizar en este problema, y por eso aconsejo a aquellas personas que aún tengan dignidad y lucidez de pensamiento a leer el libro “Detective de Katyn” de Yuri Mújin, y su película “Katinskaya Podlost”, más su reciente libro, “Sud Nad Stalinim”, en el cual Yuri Mújin, Sergei Striguin y Mijaíl Shved, los cuales investigaron la cuestión, exponen sus argumentos. Quiero indicar a los lectores, que Sergei Striguin descubrió 43 muestras de falsificación en los argumentos de los informes occidentales, de diferentes analistas de la época de Goebbels llamados “Paquete Especial 1”.
P: ¿Usted ve la caída de la Unión Soviética como algo negativo? ¿No cree que ese fue uno de los períodos más oscuros de la historia de Georgia?
R: Sí, fue un período oscuro. Los caníbales comunistas crearon condiciones tan insoportables que la población de Georgia aumentó de 2.7 millones (de acuerdo con datos de 1914) llegando a los 6.7 millones (de acuerdo con datos soviéticos de 1986), de los cuales el 70% eran georgianos. Un horror sin precedentes fue infligido en el sistema educativo, que era gratuito y era uno de los mejores del mundo. Pero no hay nada comparable a la crueldad de la llamada asistencia médica gratuita. No solo los hospitales eran gratuitos sino también lo era todo el sistema médico-sanitario. Estoy de acuerdo en que esto fue un genocidio para el pueblo georgiano, lo digo sin rencor ni ironía.
La Unión Soviética, como cualquier otro país, no era inmune a las crisis. Las crisis eran habituales. Pero la URSS no era como otros países, porque su filosofía era muy progresista. Por esa razón estaba amenazada por otro tipo de crisis. El problema de la Unión Soviética era que estaba dirigida por el Partido Comunista, y aquí se convirtió en un refugio de parásitos contrarrevolucionarios. Stalin comprendió esto muy bien en 1936, cuando intentó limitar los poderes del Partido. Stalin presentó una constitución en 1936 en la cual se permitía la participación de personas que no fuesen miembros del Partido.
Stalin llevó a cabo campañas contra los revisionistas instalados en el Partido, sobre todo tras la Gran Guerra Patria. Perdió esta batalla, pero sobrevivió. Stalin intentó retomarlas en el 19º Congreso, en 1952, pero, desgraciadamente, este intento le costó la vida. Fue asesinado. Y esto fue seguido por la campaña anti-Stalin de Jruschov, que no fue otra cosa que un intento por ocultar este crimen al frenar las reformas lanzadas por Stalin.
El Partido Comunista se convirtió en un nido de “no-comunistas”. ¿Por qué nos sorprende que hoy en día las palabras “comunista” y “bolchevique” se hayan convertido en insultos? Creo que personas honestas y sabias intentaban curar las enfermedades de la Unión Soviética, pero otras personas necias y deshonestas intentaban destruirla.
P: Su padre, Evgueni Djugashivili demandó a Novaya Gazeta.
R: Hoy en día no existen condiciones normales en Rusia, y es imposible exigir que cualquier persona o mass-media sea responsabilizado por sus palabras. Nosotros utilizamos el tribunal como una forma alternativa de discusión. Conseguimos un resultado sin precedentes, puesto que el proceso puso de manifiesto la verdadera naturaleza de los “anti-estalinistas”. No tenían argumentos para defender sus posiciones.
P: Ahora usted tiene un segundo caso judicial acerca de Stalin.
R: Actualmente, se está llevando a cabo un segundo proceso contra Ekho Moskvi, que decía que Stalin había firmado una orden secreta para el fusilamiento de un niño de doce años, para que fuera acusado de un crimen. Solo piense el tipo de barbaridad que Ekho Moskvi está pregonando. ¿Si la orden era secreta cómo el tribunal pudo dictar sentencia? No haré más comentarios. Vamos a esperar al proceso judicial.
P: ¿Cómo evalúa usted la declaración de Merabishvili en su entrevista con "Kommersant" de ofrecer dinero a los rusos para derribar el monumento de Stalin?
R: El monumento a Stalin no es la cuestión. La verdad y la inmortalidad de Stalin no deja descansar a estas personas. Como alguien dijo una vez, cuanto más nos alejemos de Stalin más nos acercaremos a Hitler. Occidente camina hacia un nuevo Hitler y sus lacayos nos empujan en la misma dirección"

6 de noviembre de 2025

7 de Noviembre, De la Revolución de Octubre a la Emancipación Universal de la Clase Obrera

 

Por Esteban Zúñiga. Redacción Nestor Guadaño.

LOS OBJETIVOS INSCRITOS EN LAS BANDERAS DEL 7 DE NOVIEMBRE DE 1936 MADRILEÑO, SIGUEN EN PIE, EN LAS BANDERAS DE LA LUCHA DE AQUEL 7 DE NOVIEMBRE DE 1948, COMO HOY POR LA EMANCIPACIÓN UNIVERSAL DE LA CLASE OBRERA.

"¡7 de noviembre!
Glorioso 7 de noviembre, preñado de recuerdos y de emociones para todos los hombres que supieron con su gesta asombrar al mundo.
En estas horas en que celebramos el primer aniversario de la Defensa de Madrid, no podemos por menos de, a la par que juramos defenderle como hasta ahora, dedicar un recuerdo a aquellos compañeros nuestros que en fechas tan gloriosas lograron obstaculizar con sus cuerpos los accesos que conducen a la capital del antifascismo mundial, y al hacerlo supieron caer sin una protesta, sin una queja y con una sonrisa en los labios que nos animaba a seguir luchando con todo el coraje que era necesario en tan decisivos momentos.
Fecha gloriosa, fecha que para siempre vivirá en los corazones de todos los españoles conscientes. En ese día cayeron nuestros mejores cuadros, en ese día vimos cómo nuestros más fieles amigos, cómo nuestros hermanos sucumbían ante los criminales ataques de la facción. Pero en esta fecha histórica, que no podrá superar ninguna en grandeza, ni aun la del triunfo final, es cuando empezamos a elaborar nuestra victoria, es cuando nos dimos cuenta de lo que era la guerra.
Por eso compañeros todos, es necesario que, conmemorando ese día prometemos por aquellos valientes camaradas, que España, que nuestro glorioso Madrid, nunca será del fascismo alemán e italiano."
(Miguel Hernández. "Nuestro homenaje al 7 de noviembre". Fuente: "AVANZADILLA". Órgano de la 36ª Brigada Mixta. Segunda época. Año I - Núm. 17 - Página 5. Madrid, 16 de diciembre de 1937).

Los días 5, 6, 7 y 8 de noviembre de 1936 quedarían grabados en el ideario de los comunistas españoles, como una de las jornadas más épicas vividas en Madrid en su Historia, cuando sería repelido el ataque frontal de las fuerzas fascistas.

Una épica defensa de Madrid que no había nacido por generación espontánea, sino que estaba fuertemente enraizada en el seno de las capas populares que se enfrentarían con gran valentía en la defensa de sus vidas ante los ataques del fascismo, tanto del interior como internacional. basadas en la lucha por la independencia y la soberanía nacionales.

Unidos todos bajo el pensamiento, de que tras las armas del enemigo estaba quien iba a venir a someterlos a un negro porvenir, que la reacción española les había preparado con la conculcación de todos los derechos conquistados: teniendo muy claro en la conciencia de cada uno lo que significaría el triunfo del fascismo.

Un Madrid defendido por sus trabajadores, por su pueblo, bajo el heroico anhelo de salvar la República. Así los defensores de Madrid dispondrían de una arma formidable, e imprescindible, la UNIDAD, de la que sería partícipes también todos los dirigentes, políticos: socialistas, comunistas, anarquistas, republicanos...

La consigna de Dolores Ibárruri: "¡NO PASARÁN!", se haría carne y hueso entre las masas obreras, que mostrarían de lo que era capaz un pueblo unido bajo la idea de un mejor y más justo porvenir.

La defensa de Madrid nos enseña cada día, el crucial e importantísimo valor de la unidad, basada no sólo en la unidad de los diferentes partidos que conformaban el Frente Popular, sino también en la unidad y camaradería construidas en las fábricas, en los talleres, en los barrios, en las calles...

Doce años después, en 1948, la DEFENSA DE MADRID seguía siendo la joya más preciada del tesoro que cada comunista, cada revolucionario y cada demócrata la lucha por la independencia y por la libertad de España, que había sido forjada con esfuerzo, con sacrificio y con sangre. Y de hecho que Madrid hubiera sido capaz de que España entrara por el gran portal de la Historia.

En un artículo aparecido en el primer número del mes de noviembre de 1948, el Partido Comunista de España (PCE) celebraría el XIIº Aniversario bajo las ideas de que los objetivos inscritos en las banderas de 1936 seguían vigentes en las banderas del Partido de 1948, en su lucha contra el fascismo y la reacción, y eran capaces de hacer frente a la sanguinaria dictadura franquista, y luchar para que volviera a nacer una España democrática, independiente y en paz.

Reclamando que las luchas de los héroes de Madrid que tuvieron lugar en noviembre de 1936, tenían como fin garantizar la independencia y la soberanía nacionales:
- la necesidad de ofrecer a los campesinos españoles tierra, trabajo, libertad y bienestar, cortar lo privilegios escandalosos de los grandes capitalistas financieros e industriales, que las nacionalidades no fueran vejadas ni oprimidas, que todos los españoles tuvieran acceso a la cultura...
seguían presentes en la España de 1948.
"MUNDO OBRERO"
PORQUE FUE POSIBLE TANTO HEROÍSMO.
BANDERAS DEL 7 DE NOVIEMBRE Y DE HOY.
(Fuente: "Mundo Obrero". Órgano del Partido Comunista de España. Semanario. Núm. 142 - Páginas 1 y 2. París, 4 de noviembre de 1948).
"El heroísmo del pueblo no surge de la nada por generación espontánea, no cae llovido del cielo. El heroísmo del pueblo tiene su vértebras que le dan consistencia, sus bases donde se cimenta, sus resortes que le dan impulso. Las bases, los resortes que le dan impulso. Las bases, los resortes que dieron horizontes claros a la épica defensa de Madrid, que, por eso mismo, contribuyeron a hacerla posible y a levantarla hasta la altura inmarcesible que ocupa en la Historia, nacieron de la clara conciencia que las masas populares y los combatientes tenían de los fines que inspiraban -y que siguen inspirando, la lucha del pueblo español.

Las trincheras de Carabanchel y de la Casa de Campo, de la Ciudad Universitaria y de Usera, defendían, con la capital de España, las realizaciones de la República democrática popular y las prometedoras perspectivas de su desarrollo. Los esforzados pechos que se irguieron ante las tropas de la invasión y de la reacción, en los arrabales del Oeste madrileño, se levantaron a cerrar el paso de las calles de Madrid y, con ello, a guarecer de los furiosos ataques de la reacción y del fascismo internacional las conquistas democráticas alcanzadas en España. En las gloriosas banderas que flamearon en Madrid sobre la inmortal gesta del 7 de noviembre, están inscritos con letras de fuego y de sangre, los principios y los objetivos de la revolución democrática.

Luchaban los héroes de Madrid, para garantizar la independencia y la soberanía nacionales. Las tropas enemigas eran lanzadas, por la reacción y los imperialismos extranjeros, al asalto de la capital invicta para sepultar la personalidad de España, como Estado independiente, para borrarla del mapa de las naciones soberanas, para reducir, de esta manera, al pueblo español a la categoría de pueblo colonial. Los combatientes de la República en la capital de España lo sabían; y sabían que, por eso mismo, sus fusiles eran el baluarte tras el cual se mantenía la integridad de la independencia patria.

Luchaban los héroes de Madrid, para defender el derecho soberano del pueblo a regirse por sí mismo, a elegir con verdadera libertad su régimen político y su gobierno. Porque estaban convencidos, de que tras las bayonetas enemigas venía el negro afán de la reacción española de concluir todos los derechos ciudadanos de los españoles, de ahogar toda expresión de la voluntad popular.

Luchaban, para que los campesinos españoles tuvieran tierra, trabajo, libertad y bienestar; para terminar con la oprobiosa dominación de terratenientes, caciques y usureros; para que los trabajadores del campo pudieran disponer del fruto de su trabajo. Por eso se agolparon en las filas de los defensores de Madrid, fundiendo su ardor combativo con el de otros sectores, campesinos de Andalucía y de la Mancha, campesinos de tosas las zonas donde la República, por medio del decreto de 7 de octubre elaborado por nuestro camarada Vicente Uribe, que había entregado la tierra a los obreros agrícolas y campesinos pobres.

Luchaban los héroes de Madrid, para que la República, poniendo coto a los escandalosos privilegios de los grandes capitalistas financieros e industriales, garantizando a los obreros un nivel de vida decoroso y en mejoría creciente. Ya el Gobierno se incautaba de las empresas abandonadas por los grandes capitalistas reaccionarios; ya iba nacionalizando las industrias aptas para la producción de guerra dando a los obreros participación en la gestión de las mismas, a través de los Consejos de dirección y administración y de los Comités de Control obrero. Los trabajadores de la industria empezaban a verse libres de los tentáculos de los capitalistas industriales; empezaban a verse dueños y principales beneficiarios de su esfuerzo de producción. Por eso los obreros empuñaban con más fuerza los fusiles, y cerraban más resueltamente el paso a Madrid de las mesnadas del reacción y del fascismo internacional.

Luchaban los héroes de Madrid, para que en España no hubiera nacionalidades vejadas ni oprimidas; para que todos los pueblos de nuestra gran patria española vieran su personalidad nacional reconocida. respetada y exaltada como corresponde. Y eso daba más ahínco en el combate a los vascos del Parque del Oeste, a los catalanes de las columnas que acudieron en auxilio de la capital amenazada, lo mismo que a los gallegos que, unidos a los madrileños y manchegos, valencianos y andaluces, se clavaban en la tierra de la Casa de Campo o de la Moncloa para no dejar pasar al fascismo y a la invasión.

Luchaban los héroes de Madrid, para que todos los españoles tuvieran libre acceso a la cultura en todos sus grados; para que el Ejército español fuera un ejército democrático, verdadera emanación del pueblo, verdadera garantía de la integridad y de la independencia de España; luchaban para que existiera una auténtica libertad de conciencia y de cultos, y para que por consiguiente, las altas jerarquías de la Iglesia no pudiesen intervenir contra el pueblo en la vida política y social de la nación.

Luchaban, en suma, para asestar más sólidamente las conquistas democráticas logradas, y para tener abierto el camino a un desarrollo más profundo de la democracia.

Cada defensor de la capital de España sentía hondamente, que en el metro de tierra confiado a su guarda se cimentaban las premisas del porvenir de paz, independencia, bienestar y progreso anhelado por nuestro pueblo. Sentía que en aquel metro de tierra estaba sembrado del pan más blanco y más abundante para el mañana, el porvenir radiante para sus hijos; sentía que en aquel metro de tierra, ásperamente defendido, se proyectaban los horizontes de democracia, de cultura, de verdadera libertad que el pueblo español ansía... De esta honda conciencia nacía el heroísmo de cada uno.

Y de la suma de todos estos heroísmos nació el gesto inmortal.
¡Madrid!

¡Qué profunda lección! ¡Qué enseñanza! Cuando el pueblo sabe bien; cuando está bien penetrado de los fines de su acción, sus fuerzas se multiplican y su lucha lo puede todo.

Los objetivos inscritos en las banderas del 7 de noviembre madrileño siguen en pie, y son los que están inscritos en las banderas de la lucha actual de nuestro pueblo. Por estar hondamente penetrados de la importancia y de la necesidad de alcanzar esos objetivos, los defensores de Madrid fueron capaces de realizar la maravillosa epopeya; lógico es, pues, afirmar que a medida que las más amplias capas del pueblo español vayan comprendiendo mejor la importancia y la necesidad de batirse para alcanzar esos fines, también serán capaces de seguir haciendo frente con creciente éxito, al criminal terror franquista, de reconquistar para España la democracia, la independencia y la paz.

Por lo tanto, hay que intensificar, por todos los medios, la explicación a los obreros, a la juventud trabajadora que ha crecido en las tinieblas del franquismo, a los campesinos, a las amplias masas populares, cuáles son los objetivos de la revolución democrática española.

Hay que hacerles ver cómo ha agravado el franquismo esos problemas pendientes en nuestro país, y sin la solución de los cuáles, no hay bienestar y progreso posibles.

Hay que hacerlo comprender, prodigando pacientes y tenaces esfuerzos, que en la preparación, en la explicación entre la clase obrera y las masas de esos objetivos está el primer tramo del esfuerzo que liberará a España de la sanguinaria opresión franquista y garantizará a nuestro país la paz, la independencia nacional y la democracia."

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