Por Harold Cárdenas Lema. Enviado desde La Joven Cuba
Es
 septiembre de 2005 y mientras los niños corren por las calles de Plan 
Bonito, 300 agentes de las fuerzas especiales del FBI tienen una misión:
 capturar un anciano en Puerto Rico. Filiberto Ojeda Ríos es desde hace 
décadas símbolo del independentismo portorriqueño, ciertamente peligroso
 y el día escogido para deshacerse de él fue la burla mayor. Mientras el
 pueblo celebraba 137 años de haberse liberado de España, un 
francotirador asesinaba a su mayor independentista.
Esta historia comienza
 en horas del mediodía los vecinos ven llegar cientos de agentes 
federales en vehículos sin identificar, Ojeda recibe una llamada que 
alerta del operativo pero rechaza marcharse, iba a morir en su país 
luchando. A las 4:00 pm lo llaman nuevamente a él y su esposa para 
avisarles, en ese momento un auto rompe el portón de la puerta y los 
federales comienzan a entrar protegidos por escudos y disparando 
indiscriminadamente. En la casa solo se encontraban el señor de 72 años y
 su señora.
Consciente
 de que el FBI no lo dejará salir con vida del lugar, convence a su 
mujer de entregarse, ahí bajo los disparos se vieron por última vez. Al 
salir Elma Beatriz de la casa la conminan a ponerse de rodillas, ella se
 niega y la derriban al piso a la fuerza. Mientras la sacan del lugar, 
ve a la perrita de la finca herida de muerte, habrá más muertos.
A
 las 5:00 pm el mundo conoce lo que está sucediendo, Filiberto ha 
notificado a la prensa de su captura y se lee un comunicado 
independentista en espacios alternativos. Llegan 3 fiscales 
portorriqueños a la escena y el FBI les prohíbe pasar. Una hora más 
tarde arriban también 3 abogados a velar por los derechos de Ojeda pero 
tampoco tienen permitido el paso. La justicia solo existe detrás de la 
verja, dentro se encuentran 300 soldados que dispararan más de 100 
balas.
A
 las 7:00 pm no pueden sacarle ninguna información a Elma y le vendan 
los ojos, vuelven a disparar y escucha a su esposo gritar, es la última 
vez. El pueblo empieza a llegar a montones pero el dispositivo armado 
les impide acercarse. La Autoridad Eléctrica recibe la orden de 
suspender el servicio en la zona, el apagón intencional será de 21 
horas. Se pide al FBI que ingrese un médico a la casa y se niegan. En la
 noche una manifestación popular se manifiesta en San Juan por la 
impunidad con que operan los agentes federales y la ausencia de derechos
 para el independentista. Ni médico ni abogado ni fiscal, nadie puede 
pasar el bloqueo hasta que logren el desenlace buscado.
La
 isla despierta en caos el día 24, el Gobernador declara que el caso ha 
sido “mal manejado” y no tenía idea del operativo. A las 8 de la mañana 
dos helicópteros dejan caer sobre la casa agentes de camuflaje con cara 
pintada, cascos y armas largas. El anciano les causa pavor, quizás eso 
explique por qué a las 11:00 am el FBI recibe un importante encargo de 
inodoros portátiles. A las 12:00 pm encuentran a Ríos en un charco de 
sangre, demoran 43 minutos en dejar entrar al Jefe de Fiscales de Puerto
 Rico.
Al
 rato el pueblo conoce del asesinato y obligan al Gobernador 
pronunciarse. Desde su residencia este expresa su indignación por la 
muerte de Filiberto y exige que el FBI explique el operativo. No es 
hasta las 4:00 pm que la Policía Nacional puede entrar a la casa, media 
hora más tarde liberan a Elma y esta se entera del asesinato. Las 
fuerzas del orden trazan una estrategia para sacar el cadáver sin 
tropezarse con las manifestaciones sociales.
A
 las 6:00 pm el Director del FBI confirma la muerte de Ojeda en un 
operativo de 27 horas. El sentido común lo pone uno de los hijos del 
independentista, que insta a evitar la violencia. En la autopsia se 
confirma que Ríos ha muerto desangrado por un hilo de sangre. El domingo
 nadie puede evitar que sus restos sean trasladados al Colegio de 
Abogados en una marcha de cientos de personas. El lunes los estudiantes 
toman la Universidad en Río Piedras, arrían la bandera de Estados Unidos
 y ondean la nacional, se suspenden las clases.
El
 Departamento de Justicia es obligado a iniciar una investigación 
interna que no llevará a ninguna parte ni señalará culpables. Como un 
juego de dominó, las piezas siguen cayendo. El martes el pueblo ocupa 
una oficina del Ejército de Estados Unidos y destruyen la bandera yanqui
 del Servicio Postal. La bandera de los independentistas es colocada a 
media asta frente al Capitolio de la isla. A las 10:30 am una caravana 
de autos con miles de personas acompaña el cuerpo al cementerio. En la 
tumba Andy Montañez canta la Borinqueña y se da a conocer la existencia 
de un Comandante nuevo en el Ejército Popular Boricua.
El
 Enemigo Público según el FBI, fue abatido en defensa de los efectivos 
presentes, que eran 300. No obstante Ojeda había estaba en comunicación 
con un periodista cuando ofreció entregarse, incluso su esposa lo 
escuchó. Quizás el mejor veredicto lo dio el doctor que hizo la 
autopsia: “Ellos no vinieron a arrestar a Filiberto Ojeda, ellos 
vinieron a matarlo”. El día de la independencia. 
 

 
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