15 de julio de 2015

La crisis griega demuestra que la alternativa al sistema capitalista pasa por la Revolución

Por Miguel Urbano Rodrigues *

La evolución de la crisis griega transmite lecciones muy importantes para las fuerzas progresistas que en decenas de países luchan en contextos diferentes contra el imperialismo.

La principal: confirmó la imposibilidad de lo que sectores de la social democracia llaman «la reforma humanizada del capitalismo».
 
La victoria de Syriza en las elecciones griegas sembró ilusiones. Los discursos de Tsipras durante la campaña , llenos de promesas, contribuyeron para que los partidos socialistas en Europa y América Latina identificasen a Syriza como un «partido de izquierda radical», preparado para introducir grandes transformaciones en la sociedad helénica. El gobierno Syriza–Anel recibió inclusive el apoyo de algunos partidos comunistas europeos. Pero después de iniciar las negociaciones con las instituciones europeas (nuevo nombre de la troika) quedó transparente que Tsipras aceptaba la mayoría de las exigencias de Bruselas.
Durante una visita de dos semanas a Grecia, en Mayo, me he dado cuenta de que su gobierno se proponía dar continuidad a la política de sumisión al imperialismo de la coalición de la Nueva Democracia con Pasok, limitándose a introducirle alteraciones cosméticas.


Sus continuas concesiones a las propuestas de los representantes de la Troika en Bruselas no han impedido que ellos aplazaron sucesivamente el acuerdo que permitiría al gobierno de Atenas recibir 7.200 mil millones de euros (la ultima cara del segundo plan de «ayuda») evitando el colapso inminente.

Días antes del termino del plazo para pagar al FMI 1500 mil millones de euros, Tsipras convocó un referendo. El pueblo tenia que responder se aceptaba o rechazaba las ultimas propuestas presentadas por el Eurogrupo. En un discurso dramático Tsipras pidió a los electores que votasen NO.

La ciudadanía atendió su llamamiento; el No obtuvo mas del 61% de los votos emitidos. El gobierno interpretó ese NO como apoyo a la política de Tsipras.

El referendo, repudiado por el Partido Comunista, fue una maniobra teatral del primer ministro.

Al retomar las negociaciones en Bruselas, el primer ministro griego traicionó la confianza de los electores pidiendo un nuevo rescate de 53 mil millones de euros y presentó al Eurogrupo propuestas aun peores que las ultimas que había rechazado.

Recusaron la austeridad, pero días después propusieron una austeridad reforzada .Es significativo que Syriza, Pasok y Potami hayan publicado un comunicado conjunto al día siguiente al referendo, un consenso expresivo de la política de clase del gobierno.

Pero al contrario de lo que esperaba Tsipras, el Eurogrupo aplazó sucesivamente el Acuerdo. Su actitud no resulta de la nueva propuesta griega y si de las contradicciones internas de los países miembros. Alemania, Finlandia, Holanda y otros países desean excluir a Grecia del Euro; antagónica es la posición de Francia.

El gobierno Syriza-Anel está desesperado. En el momento en que escribo esta crónica el Acuerdo se presenta como muy difícil pese a su capitulación total que confirmó las previsiones del KKE (odiario.info.30.06.15)

CHILE,VENEZUELA, GRECIA

La conciencia de que el capitalismo no encuentra soluciones para su crisis estrcutural contribuyó para un aumento de la agresividad imperialista (Gascao,odiario.info,3.07.15).
Esa opción muestra de forma transparente la estrategia de los EEUU, dispuestos a agredir a los pueblos que no se someten incondicionalmente a su proyecto de dominación planetaria.
El bloqueo a Cuba, las guerras contra los pueblos de Iraq, Afganistán y Libia, la ayuda militar y política a las organizaciones terroristas sirias, el apoyo a las agresiones del estado fascista de Israel, y las amenazas a Irán expresan bien esa política.

Nunca la solidaridad de las grandes potencias imperialistas en defensa del Orden del Capital fue tan transparente.

La evolución de la crisis griega confiere actualidad a las lecciones de Chile. La respuesta imperial a la opción socialista de la Unidad Popular de Allende cuando participaban del gobierno un partido socialista marxista y el partido comunista fue un golpe militar bárbaro.
Transcurridos más de 40 años, desaparecida la URSS, el mundo, hegemonizado por el capitalismo, es muy diferente.

Hoy es suficiente que un político en el poder decida contestar mismo tímidamente la dictadura del capital para que lo consideren enemigo del sistema.

En Honduras, Manuel Zelaya, el presidente constitucional, fue alejado por un golpe militar organizado en la embajada de EEUU. En el Paraguay depusieron un presidente que defendía tímidas reformas democráticas, que no agradaron a Washington. En Venezuela, Bush y Obama han montado y financiado, sin éxito, sucesivas conspiraciones para derrocar a Hugo Chávez, pese a que las estructuras del capitalismo permanecen allí casi intactas. Fallecido Chávez, una campaña mediática masacrante satanizó el inofensivo «Socialismo del Siglo XXI» , y el presidente Barack Obama afirmó identificar en la revolución bolivariana una intolerable «amenaza a la seguridad de EEUU».

En Bolivia, los tímidos matices socializantes del gobierno de Evo Morales incomodaron tanto a Washington que el embajador norteamericano organizó una conspiración (fracasada) lo que motivó su expulsión de La Paz.

LA ALTERNATIVA ES LA REVOLUCIÓN

En la confusión ideológica actual, estimulada por un sistema mediático manipulador, la sumisión total de Grecia a los sacerdotes del capital confirmó, insisto, la imposibilidad de la transformación de sociedades capitalistas en el ámbito del sistema, es decir por vía institucional.

¿Pero acaso se disiparon las ilusiones sembradas por Syriza y los demagogos populistas Tsipras y Voroufakis? No. En Europa las fuerzas progresistas y algunos partidos comunistas, sobre todo los del Partido de la Izquierda Europea, aunque inscriben en sus programas el socialismo como objetivo final (rumbo al comunismo) actúan en el sistema como si les fuera posible llegar al gobierno por vía electoral.

Obviamente en el actual contexto europeo la conquista del poder político a través de una revolución es a corto plazo una imposibilidad. En algunos países de la Unión Europea existen condiciones objetivas para rupturas revolucionarias, pero no hay condiciones subjetivas.

Por eso mismo no son realistas los programas, a veces muy ambiciosos, concebidos para una transición en el cuadro de una revolución democrática y nacional.

En condiciones más favorables que las hoy vigentes la revolución democrática y nacional portuguesa, inspirada en los valores del 25 de Abril, fue brutalmente interrumpida por un golpe militar promovido por la burguesía con el apoyo del imperialismo.

Hoy, desaparecida la Unión Soviética, las grandes potencias de la Unión Europea, utilizarían la fuerza, si fuera necesario, contra cualquier país miembro cuyo gobierno democrático, progresista, iniciase políticas incómodas para el Orden Capitalista.

¿Que hacer entonces?

Las revoluciones no son pre-datadas. Triunfaron casi siempre en situaciones inesperadas, contra la lógica aparente de la Historia. Ocurrió eso con la Francesa de 1789, con las Rusas de 1917, con la de China, con la Vietnamita y la Cubana.

El Partido Comunista de Grecia nos ofrece el ejemplo de una organización revolucionaria que, aunque consciente de que en tiempo previsible no podrá tomar el poder, aliado a otras fuerzas progresistas, lucha con firmeza y coraje por la destrucción del sistema capitalista en su país.

Se puede discrepar puntualmente de su discurso, pero su coherencia y tenacidad en el combate inspiran respeto y admiración a los comunistas de otros partidos.

Las revoluciones-repito- no tienen fecha en el calendario. Es mi convicción que el capitalismo no tiene soluciones para su crisis estructural. Entró ya en una agonía que puede prolongarse por muchos años.

El polo hegemónico del engranaje, EEUU, mantiene con sus aliados una enorme capacidad de desencadenar golpes de estado y guerras imperialistas. Son manifestaciones de desesperación, guerras monstruosas que provocan una resistencia creciente de los pueblos victimas de ese terrorismo de estado.

La simultaneidad y convergencia de esas luchas y el ascenso de la lucha de masas en países de Asia, África, Europa y América Latina pueden ser decisivas para la disgregación del sistema opresor, minado por contradicciones internas. Pueden apresurar su derrota final.

En ese combate veo como insustituible la participación de los partidos comunistas revolucionarios.

La alternativa será la construcción del socialismo después de una etapa de transición dolorosa. prolongada, diferente en cada país.

Una certeza: la via institucional para el socialismo es un imposibilidad, confirmada por ejemplos de la Historia.

* El original portugués de este articulo se encuentra en odiario,info

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