Por Esteban Zúñiga
INTERPRETACIONES
Un poeta está sentado en un café, escribiendo:
la anciana
cree que está escribiendo una carta a su madre,
la joven
cree que está escribiendo una carta a su novia,
el niño
cree que está dibujando,
el hombre de negocios
cree que está meditando una transacción,
el turista
cree que está escribiendo una postal,
el empleado
cree que está calculando sus deudas,
el policía secreta
camina lentamente,
hacia él.
(Mourid Barghouti, A Small Sun, 2003, trad. Mª Soledad Sánchez Gómez)
La Medalla Naguib Mahfouz de Literatura y el Premio Palestino de Poesía son algunas de las distinciones que obtuvo Mourid Barghouti, cuyos libros fueron traducidos a diversos idiomas.
"Soy palestino, ¿pero de dónde soy?"
Por Redacción BBC Mundo
"Durante años, el equipo de Facebook me ha recordado que tengo que editar mi perfil y añadir el país del que procedo. De hecho, yo siempre dejé deliberadamente en blanco esa opción debido a mi idea caprichosa e irresponsable de que los escritores pertenecemos a todas partes y a todo el mundo.
Harto de la persistencia tenaz en la pantalla de esa opción, acabé haciendo clic en el botón "editar" para escribir "Palestina". Ah, no era tan fácil como había pensado. No se me permite escribir un texto y tengo que seleccionar cuál es mi país en una lista de ellos.
En la letra "P" de la lista encuentro lo siguiente: Palestine Texas, EE.UU., Palestine Arkansas, EE.UU., Palestine Illinois-USA, Palestine Alabama-USA, East Palestine Ohio-USA, New Palestine, Indiana-USA, y Palestina, Ecuador.
¿Dónde está la Palestina original, la vieja Palestina en la que nací hace 67 años?
No existía. Repasé la lista muchas veces y por supuesto encontré "Israel" en la letra "I". Tengo cuatro años de edad más que el Estado de Israel. No existía ningún país que se llamara Israel en 1944.
Lo mismo pasó cuando tuve que rellenar la solicitud para un visado de visita a Estados Unidos. De nuevo, no había ninguna Palestina en su lista.
En los periódicos, las discusiones políticas e incluso en las obscenas negociaciones de paz (que nos han dado un proceso pero no la paz) encontrarás referencias a los Territorios, los Territorios Ocupados, Judea y Samaria, la Tierra Sagrada y Cisjordania, o Ribera Occidental. ¿Pero Ribera Occidental de qué? Del Río Jordán. Pero la ribera occidental del Río Jordán es la parte oriental de la Palestina histórica, así que ¿Por qué no la llamamos así?
Cóctel de pasaportes
Para que Palestina fuera un territorio perdido, también tenía que ser una palabra perdida. ¿Si el oeste del país se llama ahora "Israel" y el este es llamado "Cisjordania (Ribera Occidental), ¿Dónde está Palestina?
Cada vez que oigo la palabra "Cisjordania", pienso en la contaminación del lenguaje que ha llevado al asesinato de la palabra "Palestina".
El poeta chino Bei Dao se dio cuenta de esto por la vía dura cuando visitó el Consulado de Israel en San Francisco para solicitar un visado. Le dijo al joven apostado delante del edificio que quería ir a Palestina y recibió esta respuesta: "¡No existe ningún país con ese nombre en el mapa, señor!"
Hace unos años, PEN International Magazine publicó en su portada -incuestionable honor- un poema mío completo. Sin embargo, en lugar de escribir en su sumario de contenidos: "Mourid Barghouti. Palestina", la revista escribió "Mourid Barghouti. Autoridad Palestina".
Cuando les pedí una explicación, dijeron que no existía un país llamado Palestina. A lo que respondí: "¿Es la Autoridad Palestina un país?"
En los ochenta, visitaba a mi hermano mayor en Francia, cerca de la frontera con Suiza. Era verano y otros familiares estaban con nosotros. Decidimos viajar a Ginebra en dos autos.
El guarda fronterizo salió de su casetilla y nos pidió los pasaportes. Estaba sorprendido. En sus manos tenía pasaportes de todos los lugares del mundo, Jordania, Siria, Estados Unidos, Argelia, Reino Unido e incluso Belice. Y los nombres que aparecían en ellos eran todos de miembros de una misma familia, todos Barghoutis.
Pidió una explicación a ese cóctel de documentos de viaje. Y tan pronto como mi hermano comenzó a hablar, el guarda se echó a reír, y le interrumpió. "Suficiente. ¡No quiero comprenderlo!". Se despidió deseándonos una buena estancia en Ginebra.
Continuamos nuestro camino, comentando la sorpresa del francés por nuestra situación. "Ya saben", dijo uno de nosotros, "realmente somos un escándalo".
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