Por Teresa Amiguet. Publicado en La Vanguardia.
Estados Unidos realizó en 1952 la primera explosión de una bomba de hidrógeno en el atolón de Eniwetok, en las Islas Marshall, en el Pacífico, su particular campo de pruebas atómicas.
Nada sobrevivió a la explosión. Su fuerza se calculó en 110 veces más potente que la bomba sobre Hiroshima.
Entre 1946 y 1958 (durante la Guerra Fría), el ejército de Estados Unidos realizó 67 detonaciones de armas nucleares en las Islas Marshall, en el Pacífico convirtiéndolas en su particular campo de pruebas atómicas.
La detonación por parte de la Unión Soviética de una bomba de fisión, convenció al presidente Harry Truman de que debía tomar posiciones.
El 1 de Noviembre de 1952, dio comienzo a la Operación Ivy, una serie de pruebas nucleares que se inician con la detonación de la primera bomba - Yvi Mike-, en la isla Eniwetok. Nada sobrevivió. Quedó demostrado el poder de los dispositivos termonucleares, mucho mejor conocidos como 'bombas de hidrógeno'.
Su fuerza se calculó en 110 veces más potente que la bomba lanzada sobre Hiroshima
El artefacto nuclear pesaba 75 toneladas y su fuerza explosiva era de 10,4 megatoneladas de TNT. La bola de fuego, de un tamaño de 5 kilómetros, calcinó la laguna de 1.000 kilómetros cuadrados del atolón hasta secarla, lazando cientos de millones de toneladas de agua y cal coralino a la estratosfera.
En el “punto cero” de la explosión se alcanzó una temperatura de 15 millones de grados, temperatura que se estima que tiene el núcleo del Sol, suficiente para volatilizar todo aquello que se hallaba cerca.
La radioactividad en estas Islas del Pacífico, impide por completo el regreso de las poblaciones humanas
Los niveles de radiación que se registran en la actualidad en algunas regiones de dichas Islas, son mucho más altos que en las áreas afectadas por los desastres nucleares de Chernobyl y Fukushima, y mantienen a algunos de los islotes afectados como zonas inhabitables, según confirmó en 2019 una investigación liderada por expertos de la Universidad de Columbia (Estados Unidos).
Los expertos de dicha Universidad, señalaron que las bombas nucleares de Estados Unidos detonadas por Estados Unidos durante la guerra fría, dejaron una contaminación generalizada en esta cadena de atolones situado entre Australia y Hawái.
La detonación nuclear de mayor potencia, conocida como Castle Bravo, se produjo en 1954 en el atolón Bikini y tenía un poder destructivo 1.000 veces superior al de las bombas lanzadas sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki.
Los
niveles más elevados de contaminación radioactiva se detectan
actualmente en los atolones Bikini, Enewetak, Rongelap y Utirik. Los
expertos y las autoridades locales coinciden en que la radioactividad en
estas pequeñas islas impide por completo el regreso de las poblaciones
humanas.
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