Este 29 de Octubre, dentro del ciclo de Obras Maestras del Cine Soviético, proyectaremos la segunda parte de la película Iván el Terrible, llamada La Conjura de los boyardos.
Tendrá lugar en el Ateneo de Madrid, calle del Prado, 21, en la Sala de la Estafeta, a las 19,30 hs.
Allí nos vemos.
Ponencia:
La conjura de los boyardos. Ivan el Terrible 2ª Parte.
Año 1946
Duración: 100 min.
País Unión Soviética (URSS)
Dirección: Serguei M. Eisenstéin.
Guión: Sergei M. Eisenstein
Música: Sergei Prokofiev
Fotografía: Eduard Tissé, Andrei Moskvin
Reparto: Nikolai Cherkasov, Serafima Birman, Ludmila Tselikovskaya, Mijaíl Nazvanov, Pavel Kadochnikov, Mijaíl Zharov, Mijaíl Kuznetsov, Vsevolod Pudovkin
Productora: Mosfilm
Sinopsis.
La película comienza con un acuerdo entre el rey de Polonia Segismundo II y el príncipe Andréi Kurbski, quienes llegan a un acuerdo para tomar los territorios de Iván. Un emisario en medio del acuerdo, les anuncia el regreso del zar a Moscú. Lo primero que hace Iván es redistribuir las tierras; se las quita a los boyardos, para seguidamente devolvérselas, obteniendo de esta manera un mayor poder y control sobre ellos.
Iván nombra a su amigo Fiódor Kolychov, ahora el monje Filip, como el metropolitano obispo de Moscú, intercediendo por los condenados de traición al zar, como contrapartida. Pero el zar, aconsejado por Maliuta Skurátov, ejecuta a varios de ellos. Fiódor Basmánov le insinúa que la zarina fue envenenada y entienden que quién lo hizo fue Efrosinia.
Los Boyardos piden a Filip que interceda por ellos ante el zar. En la Catedral de la Dormición, Iván, se enfada, y les conmina a que a partir de entonces será aquello que los boyardos dicen de él: su ira será terrible. Ante esto, los boyardos deciden acabar con su vida, y que además sea el novicio Piotr Volynets quien empuñe el cuchillo.
Ahora seguro de la participación de Efrosinia en la muerte de su esposa, Iván invita al hijo de Efrosinia, Vladímir, a un banquete con su guardia personal, en el que lo emborracha hasta que este, tras cantos y bailes, le habla del complot en su contra y de que él mismo (Vladímir) debe ser zar tras su muerte. Iván sugiere que puede ser zar por un rato, y lo viste con sus ropajes, con la corona, el cetro y el orbe. Le dice que los guíe a rezar a la catedral, pues un zar debe ser siempre líder. Una vez ahí, Piotr Volynets asesina al falso zar, y es apresado. Iván ordena que lo suelten, y le da las gracias por acabar con los enemigos de la corona. Efrosinia llega, llena de júbilo, hasta que ve a Iván vivo y a su hijo muerto. Iván la condena a muerte y después proclama que, acabados los enemigos dentro de Moscú, es hora de centrarse en los de fuera.
Idea de la obra
Eisenstéin concibió que fuese una trilogía sobre Ivan IV. Pero su fallecimiento en 1948, le impidió desarrollar el argumento. En esta segunda parte, el zar Ivan (interpretado por Nikolái Cherkásov), se vuelve más desconfiado. Tras ganarse las simpatías del pueblo, como un héroe por la toma de Kazán, tiene que combatir al enemigo interno.
Observamos un cambio de interpretación impresionante, para mostrar ante la cámara un rostro astuto y maqueavélico, que no duda en llevar a cabo una serie de asesinatos políticos contra los boyardos, quienes se oponían a la centralización del poder en una sola familia de la nobleza.
En un ukaz (decreto) del Zar divide el Principado de Moscú en dos territorios: la Zémschina que conserva la antigua administración zarista, y la Opríchnina (опри́чнина) en el noreste fue una porción del territorio fronterizo ruso, controlado directamente por el zar. La palabra deriva del antiguo ruos (опричь) oprich, y significa "aparte", "a excepción de". Por extensión, la opríchnina se designó al periodo de poder “terrible” del monarca Iván IV contra la imposiciones de los nobles boyardos.
Su propia guardia personal, los opríchnik, una tropa de élite que mantiene una obediencia ciega. Estos hombres, que el pueblo llama la tropa satánica, iban vestidos de negro, con una escoba y un cráneo de perro como insignia, siendo su lema: Barrer las Rusias, y morder la traición. Fueron famosos por su despiadada adscripción a las medidas del zar contra sus enemigos.
La Opríchnina se vio posteriormente debilitada con la muerte de los tres principales elegidos por el Zar, Alexéi Basmánov, Afanasi Viázemski y Maliuta Skurátov.
El sistema de la Opríchnina duró de 1565 a 1572, siete años
durante los cuales Iván se esfuerza en aniquilar a sus adversarios y en romper la influencia de la iglesia y los boyardos en el gobierno.
El arzobispo metropolitano, Felipe, intenta interceder en favor de los prisioneros y es arrestado y asesinado. Iván se encarga igualmente de los Stáritski: su tía Evfrosinia y el hijo de ésta, Vladímir, son obligados a envenenarse.
En una tercera parte, preparó un guión aún más complejo.
En 1570, Iván, preocupado por el valor estratégico de Nóvgorod entra en guerra contra la Orden Teutónica alemana y el Reino de Suecia. Descubre un plan interno de la nobleza para que las fuerzas de Rusia sean derrotadas. Los opríchniks saquean, incendian y destruyen la ciudad, asesinando alrededor de 2.000 a 3.000 muertos.
De regreso a Moscú, con su fuerza de leales, destruye las mansiones de los nobles. El mismo año, Iván cree que sus fieles asistentes Alexéi Basmánov y Afanasi Viázemski intentan traicionarlo y son ejecutados sumariamente.
La Opríchnina fue tratada de forma similar a la Iglesia de su tiempo, gozando de la misma libertad de impuestos como la Iglesia, teniendo su misma organización monástica, incluso Iván mismo se proclamó Abad de la Opríchnina. La única diferencia entre estos dos, es que una fue creada como un medio exclusivo para cumplir la voluntad de Iván en su territorio.
Serguéi Eisenstéin, representó a los opríchniki, en la primera parte como personas salvadoras de la corona del zar. En la segunda parte, son representados con una apariencia más lúgubre, en despiadados ejecutores de la voluntad del monarca.
El impresionante testamento de Sergéi Eisenstéin.
Sus escritos son desarrollados en sus películas, que tanto ha influido en los cineastas posteriores. Eisenstein creía que tan importante era la edición como el rodaje. Pues con el montaje podía estructurarse un lenguaje de arte, para cada escena o conjunto de escenas, que desarrollasen un vínculo artístico único
Sus reflexiones Sergei las realiza en dos libros, estudiados hasta el presente, sobre las técnicas de montaje: Film Form y The Film Sense.
Eisenstein sintió que la "colisión" de tomas podría usarse para manipular las emociones de la audiencia y crear metáforas cinematográficas. Creía que una idea debería derivarse de la yuxtaposición de dos planos independientes, trayendo un elemento de fusión con cada película. Desarrolló lo que llamó "métodos de montaje":
- Métrica
- Rítmica
- Tonal
- Sobretonal
- Intelectual
La pedagogía de Eisenstein, en sus clases y escritos, al igual que sus películas, tenía una fuerte carga política (recordemos que desde muy joven fue un bolchevique íntegro), defendía la nueva sociedad que estaban construyendo, y contenía en sus proyecciones artísticas, abundantes ideas y citas de Vladimir Lenin, entretejidas con sus experiencias en la enseñanza, a través de la imagen.
Siguiendo la película, durante la boda de Iván y Anastasia, predominan los colores blancos, símbolo de pureza, y la comida es traída en bandejas con formas de cisnes blancos. Como su reverso oscuro, en la cena que Iván prepara en la segunda parte, para confirmar sus sospechas sobre la participación de Efrosinia en el asesinato de su esposa, la cena es servida en bandejas con forma de cisnes, pero negros esta vez.
Iván es un pájaro, con la túnica como si fuese sus alas, la forma en la que mueve su cabeza y el parecido de su barba y pelo con plumas. Aunque en la primera película el simbolismo del pájaro lo relaciona con la presa, en la segunda pasa a ser el predador.
Alexéi, su primogénito, es un perro. Su pelo está diseñado para caer similar cayendo sobre las orejas, y su forma de moverse, las miradas, los movimientos laterales también actúa como un cánido.
Efrosinia es una serpiente, que en los pueblos orientales se relaciona con el demonio y el pecado. Por ello, la cámara la muestra siempre como si se arrastrase por el suelo, preparada a atacar, vistiendo de negro.
Sus narrativas evitaban los personajes individuales y abordaban cuestiones sociales amplias, especialmente los conflictos de clases. Usó grupos como personajes, y los roles estaban llenos de personas no capacitadas de las clases apropiadas; evitó lanzar estrellas.
Sus narrativas evitaban el individualismo y, en cambio, iban dirigidas a cuestiones más amplias de la sociedad, especialmente en los conflictos antagónicos de las clases sociales. Sus actores eran por lo usual personas sin entrenamiento en el campo dramático, tomadas de ámbitos sociales adecuados para cada papel. Su principal mensaje político se basó en la organización, la participación y la lucha: «Cuando quieras, hazlo, si deseas quererlo».
Su prematura muerte en 1948, (a los cincuenta años de edad, víctima de un infarto) nos dejó dos reflejos de la fuerza de sus convicciones cinematográficas.
1) Quería desarrollar el final de la segunda parte y la tercera parte, como ejercicio donde desarrollar sus conceptos estilísticos, por ello muchos de sus encuadres no se montaron en la segunda, sino como una especie de aperitivo, sublime.
2) En la tercera parte, iba a grabarla en color. Gracias al tratamiento de la cámara y el montaje en color, impresiona verla por contraste con las escenas en blanco y negro. Tissé y Moskvín realizan una minuciosa recreación de un mundo paralelo.
La película es una impresionante escuela, para quienes amamos el cine. A propósito de la forma de rodaje, vemos como las escenas se ralentizan. Pasar al celuloide en color, es parte del lenguaje que Sergéi nos emite, a través de sus camarógrafos. Los personajes adquieren metamórficas formas humanas, con intensos tonos rojos fuertes y atrevidos estallidos amarillentos (la fiesta del zar y el asesinato del zar impostor en la catedral).
Hasta el momento actual, esta forma de cambiar los espacios, las situaciones en el empleo del color, es un avance que va más allá de la percepción visual. Es una influencia psíquica que el espectador recibe, revelándole la profunda emoción de cada escena, que más tarde otros eminentes directores soviéticos seguirán investigando y desarrollando en sus películas.
Recordamos a Kózintsev en su tratamiento de “Don Quijot”, Bondarchuk en el baile de palacio en su filme “Guerra y Paz”, y Klímov en el entrelazamiento de expresiones con los verdes y blancos, en su obra “Ven y Mira”.
Con unos presupuestos creados para desarrollar el impacto del 7º Arte sobre los espectadores, es por lo que echamos de menos que desapareciese la Unión Soviética. No sabemos hasta donde hubiera llegado ese Ojo/Verdad,Ojo/Cámara,Ojo/Arte, de las enseñanzas de Vertov, Kuleshov, Pudovkin, Rom e Eisenstéin.
Así, hay una diferencia muy evidente entre las películas que proyectamos y las que actualmente se exhiben. Los principios de los directores soviéticos no se han mantenido. Todo va a favor de la taquilla, del rápido beneficio. Seguiremos en nuestra labor cultural, enseñando estas indudables obras maestras de entretenimiento y aprendizaje.
Enlaces consultados:
https://web.archive.org/web/20071215064419/http://www.afse92.com/paysslaves/russie-3-48.html .
«Сергей Эйзенштейн. Автобиография». Lib.ru. En ruso..
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