Leemos que “Una
treintena de países pide a la ONU que proteja a la población
de Venezuela” (1). Lo curioso es que esta petición en el
Consejo de Derechos Humanos de Ginebra, no ha sido aprobada
(2). Mientras, una contraria, presentada por Cuba, en apoyo
a la soberanía de Venezuela, sí lo fue con 88 votos (3). Es
decir, que una resolución no aprobada es titular de la
prensa internacional, pero otra que lo es con tres veces
más votos, ni siquiera es noticia.
Para
la prensa española, un crimen violento no es igual si se
produce en México... o en Venezuela. Hace unos días,
era noticia el secuestro y asesinato en la capital mexicana
de María Villar, sobrina del actual presidente de la
Federación Española de Fútbol (4). No leemos en las notas
acusaciones contra el Gobierno mexicano, ni análisis sobre
la grave situación de violencia en aquel país (5). ¿Se
imaginan –por el contrario- esta noticia... en Venezuela?
Tendríamos reportajes de varias páginas, entrevistas a
líderes de la oposición venezolana y artículos de supuestos
“expertos” (6). Todos señalando a un mismo culpable: el
Gobierno de Caracas (7).
Tampoco
leemos señalamientos contra el gobierno o el “régimen”
político vigente en EEUU, cuando nos informan de que, en
2015, los delitos violentos se incrementaron, allí, casi el
4 % (8). O de que en Chicago, tercera ciudad del país,
los homicidios han aumentado el 50 % (9).
En
la prensa internacional no ha sido noticia el asesinato,
en Colombia, de la campesina Cecilia Coicue. Había
ofrecido sus tierras para ubicar una de las llamadas “zonas
veredales” que, según el Acuerdo de Paz –no aprobado en
referéndum-, alojarían de manera transitoria a la guerrilla
de las FARC (10). En el primer semestre del año, han sido
asesinados 35 defensores de derechos humanos en aquel país,
y 279 fueron víctimas de agresiones (11). Latifundistas y
empresas agroindustriales están detrás de estos crímenes que
no son noticia. Mientras, durante semanas ha ocupado páginas
de la prensa internacional la supuesta “huelga de hambre”
del “disidente” cubano Guillermo Fariñas (12), cuyo final
ridículo y estrambótico ha sido cuidadosamente silenciado en
los medios (13).
Para
la gran prensa no es lo mismo la detención de un
periodista en Venezuela y Cuba, que en EEUU... o Chile.
A comienzos de septiembre, grandes medios internacionales
denunciaban la detención de un informador chileno en Caracas
(14). Nada han dicho, sin embargo, sobre la prisión
“preventiva”, de casi un año, sufrida en Chile por el
fotógrafo Felipe Durán, que cubre desde hace años la lucha
del pueblo mapuche (15). Ni sobre la agresión y detención, a
finales de julio, por parte de carabineros chilenos, a dos
periodistas del canal iraní HispanTV, cuando cubrían una
protesta estudiantil (16). Tampoco sobre la orden de
arresto, en Dakota del Norte (EEUU), contra la directora de
Democracy Now, Amy Goodman (17). Está acusada de “violación
de propiedad”, tras filmar la represión contra quienes se
oponían, en la Reserva Sioux de Standing Rock, a la
construcción de un oleoducto.
Por
último, nos quedamos con un reportaje que retrata, a la
perfección, qué problemas y qué clases sociales importan,
realmente, a canales de televisión como CNN en español (18).
“Volé a Estados Unidos para comprar papel sanitario" es su
titular. La protagonista, una empresaria venezolana que
aparece triste y compungida en la foto, porque –al
parecer- tiene dinero para viajar por el mundo, pero no
para comprar papel higiénico en su país. Un grave
problema, sin duda. Casi tan grave como el de la pobreza que
sufren 168 millones de personas, o la indigencia de 70
millones en América Latina, cuya tristeza raramente aparece
en la foto (19).
(16) http://www.hispantv.com/ noticias/chile/283239/policia- chile-detiene-corresponsal- hispantv-protesta
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