Por Jesús López Martínez, en la Joven Cuba
Concluyó
la visita de Barack Obama a Cuba y como se esperaba, constituye un paso
más en el largo camino de la normalización de las relaciones entre
nuestros países. La presencia de una delegación integrada además por
congresistas, empresarios y otras personalidades posibilita un mayor
intercambio y la aplicación de otras medidas en las esferas económica y
comercial.
Obama,
como buen comunicador que es, llevó a la perfección su guión de tratar
de hacernos creer que debemos olvidar la historia, que el lobo ya no es
lobo y que Caperucita puede salir al bosque ingenuamente, cuando lo ha
dicho sin tapujos: no es a mordidas, pero mi objetivo es comerme a
Caperucita.
Reconoció
los logros de Cuba en salud y educación y el papel de los médicos
cubanos en el mundo ¡qué bueno! No dijo nada si va a continuar la
política de estímulo para que deserten de sus misiones y abandonen a los
pueblos necesitados de sus servicios. Expresó que Raúl y él estuvieron
juntos en los funerales de Nelson Mandela, pero no dijo que Cuba estaba
representada allí porque miles de cubanos dejaron sus vidas en aquellas
tierras luchando contra el mismo apartheid que luchó Mandela y que los
Estados Unidos apoyaron. Bueno, él nos está instando a olvidar la
historia.
Como
representante del Imperio, y como parte de la prepotencia de los
gobernantes estadounidenses, no dejó de darnos “sabios y buenos
consejos”: aseguró que la prosperidad de la gente depende no sólo de la
educación o la salud, sino también de la libertad de expresar libremente
sus ideas sin ser detenida, y tener, por ejemplo, acceso a Internet.
Reconozco que Obama en su discurso tenía que quedar bien con Dios y con
el Diablo, pero le podemos sugerir que vaya a cualquier parada de
ómnibus, a la bodega o a cualquier parte para que oiga a la gente
diciendo lo que se le ocurre y regresar tranquilamente para su casa.
Acceso a Internet tendremos todos, de hecho hoy, si tienes dinero puedes
hacerlo. Es muy bueno ese acceso, uno puede ampliar las noticias sobre
cómo los policías matan a los negros en EU y no les pasa nada, cómo los
inmigrantes son explotados y después se les separa de sus familias y los
deportan para sus países de origen etc. Etc. Etc.
También,
por supuesto, nos mostró el sistema político estadounidense como el
modelo que debemos seguir, donde los derechos de las personas están por
encima de los derechos del Estado. Indudablemente que tenemos grandes
diferencias: en Cuba el Estado tiene la obligación de garantizar salud
para todos, en EU millones de personas tienen la libertad individual de
no tener derechos de salud. En Cuba el Estado tiene la obligación de
garantizar educación para todos, en EU hay personas que tienen la
libertad individual de ser analfabetos, no crea que seduzca a muchos su
modelo.
Elogió
la “democracia multipartidista estadounidense”. Sí, esa misma que para
ser candidato tienes que tener millones de dólares que te dan las
empresas y los magnates para que los pagues cunado esté en el gobierno,
sí la misma que se hizo la ciega y la sorda cuando el fraude de Bush en
la Florida.
Insistió
que los problemas de Cuba lo resolveremos los cubanos. ¡Hace rato que
lo estamos haciendo y no dejamos que nadie se meta en nuestros asuntos!
Pero… y si piensa así ¿por qué EU destina millones de dólares a
“promover la democracia en Cuba”? ¿Por qué existen Radio y TV Martí?
¿Por qué inmediatamente después del discurso se reunión con sus
asalariados en la embajada de los Estados Unidos?
Pero
todas no son discrepancias, coincido totalmente con Obama cuando
expresó su esperanza para el futuro porque el pueblo cubano tomará las
decisiones correctas. ¡Hace rato que las estamos tomando, Obama!
¡Que tenga un feliz viaje!
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