6 de agosto de 2012

Dimitrov sobre la disolución de la Komintern (1ª Parte)

Por Kurt Gossveiler. Extraído de Historia Bolchevique

Durante una discusión con camaradas reputados del DKP [Partido Comunista de Alemania] sobre la disolución del Despacho (secretaría) de Información Comunista por Jruschov, que introducía en el movimiento comunista el nacional comunismo propagado por el partido de Tito, en lugar del principio marxista-leninista del internacionalismo proletario, se me replicó: ¡Entonces, debes dirigir ese reproche a Stalin ante todo, puesto que, sin consultar nada a nadie, ordenó en 1943, por autoridad propia, la disolución de la Internacional Comunista y dio así un golpe severo al movimiento comunista!

Esta visión de la disolución de la Komintern la encontramos de forma característica tanto en el DKP como en el DPS [Partido Socialista Democrático] y, naturalmente, en todos los partidos y grupúsculos devotos de Trotsky.


Pero tiene tan poco que ver con la verdad como los dos textos tratados precedentemente y refutados con la ayuda del diario de Dimitrov.


Lo que sucedió realmente lo sabemos también por Dimitrov.

Una ley firmada por el presidente Roosvelt el 17 de octubre de 1940 en los EE.UU., forma parte de la prehistoria. Esta ley prohibía cualquier filiación internacional a las organizaciones en los EE.UU. El Partido Comunista se encontraba amenazado así por su pertenencia a la Internacional Comunista. Su entonces Secretario General, Earl R. Browder, estaba en ese momento en la cárcel. Había sido condenado en enero de 1940 a una pena de 4 años de cárcel por un delito de pasaporte. A propuesta suya, el Partido dirigió una petición al CEIC -el Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista- para saber si no sería conveniente la supresión de su pertenencia a la Internacional Comunista, a fin de evitar la prohibición del Partido. A esta petición se refiere visiblemente la siguiente nota del diario de Dimitrov:

16.11.40: Ercoli (Togliatti), Marty y Gottwald, en mi casa, a propósito de la petición del P.C. de América en relación con su Congreso Extraordinario.

Nos pusimos de acuerdo sobre la respuesta siguiente: “Si es absolutamente necesario tomar una decisión de la pertenencia (de la Organización a la Komintern), en ese caso tal decisión debe poner el acento en la fidelidad del partido al marxismo-leninismo y al internacionalismo proletario precisamente en el momento en que el partido se ve obligado a romper temporalmente las relaciones formales con la I.C. para conservar la posibilidad de trabajar legalmente” (pág.319).

Cinco meses más tarde, en abril de 1941, Dimitrov relata las palabras de

Stalin, en el círculo de camaradas dirigentes:

20.4.41: Se brinda también a mi salud. En esta ocasión J.V. Stalin dice:

“En casa de Dimitrov, en el Komintern, los partidos se retiran (alusión al partido americano). No es malo. Al contrario, se debería hacer de los partidos comunistas, partidos totalmente independientes en lugar de secciones de la I.C. Deben convertirse en partidos comunistas nacionales con diferentes nombres: partido obrero, partido marxista, etc. El nombre no es importante. Lo que es importante es que arraiguen entre su pueblo y se concentren en sus propias tareas específicas. Deben tener un

programa comunista, deben apoyarse en un análisis marxista, no mirar siempre hacia Moscú sino resolver independientemente, en cada país respectivo, las tareas concretas pendientes... Ya que la situación y las tareas son completamente diferentes en los distintos países... Si los partidos comunistas se refuerzan de esta manera, entonces podrán reconstruir su organización internacional.

La Internacional fue fundada en tiempos de Marx con la expectativa de una revolución internacional por llegar. La Komintern fue creada bajo Lenin del mismo modo en un periodo parecido. En el presente, las tareas nacionales pasan, en cada país, al primer plano. Sin embargo, es un handicap que los partidos comunistas estén subordinados al Comité Ejecutivo de la I.C. como secciones de una organización internacional...

No os agarréis al pasado. Considerad de manera consecuente las nuevas condiciones surgidas...

En las circunstancias actuales, la pertenencia de los partidos comunistas a la Komintern facilita su persecución por la burguesía y favorece su plan de aislarlos de las masas de sus propio país: los partidos comunistas estarán impedidos para desarrollarse de manera autónoma y resolver sus tareas como partidos nacionales.”

Conclusión de Dimitrov:

La cuestión de la continuación de la existencia de la I.C. en el próximo periodo y después de las nuevas formas de relaciones y de trabajos internacionales en las condiciones de guerra mundial ha sido planteada clara y exactamente (pág. 374).

A propósito de la consulta sobre esta cuestión, Dimitrov se reúne con los camaradas dirigentes del CEIC:

21.4.41: He confrontado con Ercoli y Maurice (Thorez) la cuestión de saber si el CEIC debiera cesar su actividad como instancia dirigente de los partidos comunistas en el próximo periodo y debiera garantizar a los partidos comunistas aislados una plena autonomía; si se debiera transformarlos en verdaderos partidos nacionales de los comunistas en sus países respectivos quienes, evidentemente, guiados por un programa comunista pero que resolverían sus tareas concretas a su manera, correspondiendo a las condiciones de sus países y que serían responsables de sus decisiones y de su acción. En lugar del CEIC, un órgano de información y de apoyo ideológico y político de los partidos comunistas.

Ambos pensaban que era perfectamente justo plantear la cuestión y que mello correspondía totalmente a la situación actual del movimiento obrero internacional (pág. 375).

Poco tiempo después Dimitrov lleva a buen fin con D.S. Manuilski y A.A. Zhdanov otrasconsultas sobre esta cuestión:

12.5.41: Discusión con D.S Manuilski sobre la forma de justificar la decisión de suspender la actividad del CEIC. Numerosas cuestiones, confusas e importantes, se encuentran ligadas a esa remodelación. En el CC (en casa de Zhdanov). Hemos hablado de la Komintern.

1°) La decisión debe justificarse en materia de principios, ya que tenemos que dar una explicación plausible al extranjero y a nuestros comunistas soviéticos. El Komintern tiene una gran historia y de repente, cesa de existir y de actuar como centro internacional homogéneo. En la decisión se tendría que tener en consideración previamente, todos los posibles golpes del adversario, por ejemplo, que se trataría de una pretendida maniobra o que los comunistas habrían abjurado del internacionalismo proletario y de la revolución proletaria internacional.

Nuestra argumentación debe ser tal que conduzca a un avance de los partidos comunistas y no que suscite la desmoralización y la incertidumbre.

Las ideas de la Internacional Comunista están profundamente enraizadas en las filas de las capas dirigentes de la clase obrera de los países capitalistas. En la etapa actual, es necesario que los partidos comunistas se desarrollen como partidos nacionales autónomos. Después del apogeo del movimiento comunista nacional en los países respectivos surgirá, en la próxima etapa, una organización comunista internacional sobre una base más amplia y más sólida.

Es necesario clarificar que la disolución del CEIC no significa ninguna renuncia a la solidaridad proletaria internacional. Al contrario, sólo cambian las formas en que se manifiesta, y los métodos se corresponden mejor a la etapa actual del movimiento obrero internacional.

2°) Esta gestión debe ser absolutamente seria y consecuente. No se debe cambiar de traje sino dejar todo lo demás en condiciones, es decir, que el CEIC, cierto, se disuelve pero continúa existiendo de hecho bajo otra forma, como centro internacional dirigente.

3°) La cuestión de por iniciativa de quién se produce esto, es muy importante: por propia iniciativa de la Dirección o por proposición de una serie de partidos comunistas. La última solución es realmente mejor.

4°) El tema no corre prisa. No se debería precipitarlo sino discutirlo y prepararlo seriamente.

Tres puntos necesitan discutirse:

a) ¿Cómo se debe justificar la decisión desde el punto de vista de los principios?

b) ¿Quién debe tomar la iniciativa de la decisión?

c) ¿Cómo proseguir la herencia de la IC?

5°) En todo caso el movimiento comunista puede alcanzar grandes ventajas de esta cuestión. Todos los pactos Antikomintern pierden su fundamento. La baza mayor de la burguesía se convierte en caduca: a saber que los comunistas estarían a las órdenes de un centro extranjero y serían por tanto, unos “traidores”. El P.C. reforzará su autonomía en cada país y se transformará en un verdadero partido popular en su país. Se facilitará la entrada en el P.C. de esos militantes obreros que actualmente no quieren entrar porque son de la opinión que, de esa manera, se alejarían de sus pueblos (pag. 386).

Como puede verse, seis semanas antes del ataque de la Alemania nazi contra la Unión Soviética, la disolución de la I.C. estaba, por así decirlo, decidida. El comienzo de la guerra patriótica contra la Alemania fascista pasaba, de forma comprensible, a un primer plano delante de las otras cuestiones.

Además, la dirección de los partidos comunistas por el CEIC, en las condiciones completamente transformadas de la alianza de la Unión Soviética, de la Gran Bretaña y de los Estados Unidos por un cierto periodo de tiempo, cobró, una vez más, una gran importancia, como se mostrará en el próximo capítulo.

La primera alusión concerniente a la disolución de la Internacional Comunista, después del ataque fascista, sólo se encuentra en el diario de Dimitrov, en mayo 1943, después de la gran victoria del Ejército Rojo en la batalla de Stalingrado, batalla en la que los ejércitos de la Alemania fascista fueron conducidos definitivamente a la vía de la derrota:

8.5.43: De noche con Manuilski, en casa de Dimitrov, hablamos sobre el futuro de la Komintern. Llegamos a la conclusión de que la Komintern, como centro de dirección para los partidos comunistas en las condiciones actuales, es un obstáculo para su propio desarrollo y para la realización de sus tareas específicas. Se elabora un documento para la disolución del centro.

Desde este 8 de mayo y hasta el 22 de mayo de 1943, no hay un solo día en el que no se inscriba en el diario de Dimitrov una nota sobre las deliberaciones a propósito de esta cuestión. El 11 de mayo del 43, un proyecto de declaración del Presidium del CEIC, redactado por Dimitrov y Manuilski es puesto en conocimiento deStalin quien se muestra de acuerdo con él.

Este proyecto se deliberó varías veces en el Presidium del CEIC y se redactó en su versión definitiva el 20 de mayo de 1943; el 21 de mayo, es aceptado unánimemente por el Buró Político del P.C. de la URSS y publicado el 22 de mayo de 1943 en Pravda como Comunicado del presidium del Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista.
Tenía el siguiente contenido:

El papel histórico de la Internacional Comunista, surgida en 1919 como resultado del hundimiento político de la enorme mayoría de los viejos partidos obreros de antes de la guerra, consistía en la defensa de las enseñanzas del marxismo contra su aplastamiento y su distorsión por elementos oportunistas del movimiento obrero. Consistía en favorecer, en una serie de países, la fusión de la vanguardia de los obreros progresistas en verdaderos partidos obreros, en ayudarlos a movilizar las masas de trabajadores por la defensa de sus intereses políticos y económicos, para el combate contra el fascismo y la guerra que preparaba, en sostener a la Unión Soviética como principal apoyo contra el fascismo. La Internacional Comunista desveló en el momento oportuno la verdadera significación del pacto Antikomintern del que se servían los hitlerianos como instrumento de preparación para la guerra.

Mucho antes, la Komintern denunciaba infatigablemente el vergonzoso trabajo de zapa de los hitlerianos en los otros Estados, que se justificaban con sus graznidos sobre la supuesta ingerencia de la Internacional Comunista. Mucho tiempo antes de la guerra se hizo cada vez más claro que la solución de las tareas del movimiento obrero de cada país, a través de las fuerzas de un centro internacional, tropezaría con dificultades insuperables debido a la complejidad creciente, tanto de la situación interior como exterior de los diferentes países. Esta diferencia de las vías históricas de desarrollo de los diferentes países del mundo, el carácter diferenciado, incluso el contraste de su estructura, la diferencia de nivel y ritmo de su evolución social y política, finalmente la diferencia del grado de conciencia y de organización de los trabajadores hacen que se impongan tareas diferentes a la clase obrera de cada país. Todo el desarrollo de los acontecimientos durante el pasado cuarto de siglo y la experiencia adquirida por la Internacional Comunista mostraron de manera convincente que la forma de organización escogida en el I Congreso de la Internacional Comunista para la unión de los trabajadores y que correspondía a las exigencias del periodo inicial del renacimiento del movimiento obrero en los diferentes países y la complejidad de sus tareas, se convertía incluso en un obstáculo para el fortalecimiento ulterior de los partidos obreros nacionales.

La guerra mundial desencadenada por los hitlerianos acentuó aún más las diferencias en la situación de los diferentes países, cavó un profundo foso entre los países portadores de la tiranía hitleriana. Mientras que en los países del bloque hitleriano la tarea principal de los trabajadores, de los obreros y de todos los hombres honestos consiste en colaborar en todas partes a la derrota de este bloque, minando la máquina de guerra hitleriana, en contribuir a la caída de los gobiernos responsables de la guerra, en los países de la coalición antihitleriana, es un deber sagrado de las amplias masas populares y ante todo de los trabajadores progresistas, apoyar por todas partes los esfuerzos de guerra de los gobiernos de estos países para hacer fracasar rápidamente el bloque hitleriano y asegurar la colaboración de las naciones sobre la base de la igualdad de derechos. En esto es necesario no perder de vista que algunos países aliados de la coalición antihitleriana tienen sus propias tareas. Así, por ejemplo, en los países ocupados por los hitlerianos y privados de su independencia estatal, la tarea principal de los trabajadores progresistas y de las amplias masas populares consiste en el desarrollo de la lucha armada para transformarla en guerra de liberación nacional contra la Alemania de Hitler. Conjuntamente, la guerra de liberación nacional de los pueblos ansiosos de libertad contra la tiranía hitleriana, puso en movimiento a las más amplias masas populares que sin distinción de partidos o creencia religiosa, engrosaron las filas de la poderosa coalición antihitleriana, y mostró visiblemente que el impulso nacional y la movilización de masas pueden ser realizadas por la vanguardia del movimiento obrero de cada país, de la forma mejor, más fértil, en el marco de su Estado, para la victoria más rápida sobre el enemigo.
El VII Congreso de la Internacional Comunista ya había tenido en cuenta los cambios que se habían producido ante él, tanto en la situación internacional como en el movimiento obrero y que exigían una gran movilidad y autonomía de las Secciones de la Internacional Comunista, y señalaba la necesidad de que el Ejecutivo de la Internacional Comunista, en el momento de redactar la resolución concerniente a todas las cuestiones del movimiento obrero, debiera partir de las condiciones concretas y de las particularidades de cada país respectivo y evitar toda intervención directa en los asuntos organizativos internos de los partidos comunistas.

Estas consideraciones fueron tomadas en cuenta por la Internacional Comunista cuando tuvo conocimiento de la decisión del Partido Comunista de los EE.UU. en noviembre de 1940 y la aprobó. Los comunistas, guiados por las enseñanzas de los fundamentos del marxismo-leninismo, jamás han sido partidarios del mantenimiento de formas de organización obsoletas. Siempre han sometido las formas de organización y los métodos de trabajo de estas organizaciones a los intereses políticos fundamentales del movimiento obrero en su conjunto, a las particularidades de la situación histórica concreta dada y a las tareas que emanaban directamente de esta situación. Ellos recuerdan las enseñanzas del gran Marx, que unió a los trabajadores progresistas en las filas de la Asociación Internacional de los Trabajadores, y que, después del cumplimiento de su tarea histórica por la Internacional, creó los fundamentos del desarrollo del partido obrero en los países de Europa y América. En consecuencia, de la necesidad llegada a maduración, la creación de los partidos obreros nacionales de masas, fue necesario pasar a la disolución de la Primera Internacional puesto que este arma de organización ya no correspondía a las necesidades.

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