9 de julio de 2023

¿Estuvo Stalin en el frente, durante la Gran Guerra Patria? La orden de "Ni un paso atrás".

  

Cartel de Stalin. Fuente: Bioeticablog

Por Nikita Buránov. Publicado en Stalinism.ru. Traducción Juan Delgado.

Últimamente han aumentado las especulaciones de "historiadores" sin escrúpulos y del público "no indiferente",  sobre el viaje del Comandante en Jefe Supremo del Ejército Rojo, Stalin, al frente. Hoy hemos decidido poner por fin, los puntos sobre las íes, en este asunto.

Muchos, por la razón que sea, creen que Stalin se retiró de la dirección del país y del ejército al comienzo de la guerra (pero esto es un completo disparate). A ellos se suman otros comentaristas, que señalan que el cobarde Stalin se encerró en el Kremlin y permaneció allí sentado durante toda la guerra, temeroso de salir.

Podemos afirmar con total seguridad, basándonos en los documentos, que tales afirmaciones son pura mentira. Además, es bastante obvio que el Comandante en Jefe estuvo en el frente, y no sólo una vez, como muchos piensan. Stalin, revolucionario experimentado y participante en muchas batallas, no tenía miedo de viajar al frente, pero era importante mantener el secreto mientras lo hacía. Descuidar la seguridad conllevaba la pérdida de altos mandos militares, era algo inaceptable durante la guerra. Un ejemplo fue la trágica muerte del general de ejército N. F. Vatutin, que cayó en una emboscada durante una visita al ejército.

Los señores de la guerra y el frente

Sin duda en la antigüedad, un líder militar tenía que estar presente durante una batalla en persona, ya que no había otra forma de dirigir a las tropas: sólo desde el campo de batalla. Pero incluso en la Antigüedad existía una caza intencionada de comandantes y líderes. Recordemos al menos un caso de la historia de la Antigua Roma, cuando Cayo Mucio Escevola se introdujo en un campamento etrusco y mató a un soldado raso que iba vestido como el general etrusco Lars Porsenna, mientras que el verdadero Porsenna se encontraba en otro lugar.

Sin embargo, a medida que la estructura militar se hizo más compleja y extensa, y se desarrollaron las comunicaciones, esta necesidad de secreto quedó obsoleta. Y la figura del comandante, de todos los rangos, se hizo cada vez más importante. En una guerra como la Gran Guerra Patria, en la que se enfrentaron ejércitos de muchos millones de personas, la figura de cada comandante individual significaba mucho, y la importancia aumentaba en la medida del rango superior de los comandantes.

Imagen
Guerra Civil Rusa. Stalin y Voroshilov junto a un tren blindado en el frente de Tsaritsyin. Cortesía de Vasíli Jvostenko.

No es ningún secreto que para las unidades especiales, los espías, los saboteadores y los francotiradores el objetivo principal eran los comandantes enemigos. Por eso los viajes de los oficiales superiores a las tropas eran a veces espontáneos y, lo que es más importante, estrictamente confidenciales. Por eso durante mucho tiempo (incluso después de la guerra) los documentos relativos a estos viajes (y hubo bastantes) del Comandante en Jefe Supremo se mantuvieron en secreto.

Algunos documentos

Otro mito sin sentido, el miedo, pánico de Stalin al frente. Con todo lo que se sabe hoy sobre Stalin, debo decir: el Comandante Supremo sí estuvo en líneas avanzadas del frente.

“Dio la casualidad de que yo participé en una de las visitas del Comandante Supremo al frente. En total, durante la defensa de Moscú Stalin visitó el frente dos veces. Me llamó la atención la propia organización de estos viajes. Nadie ni ellos los habían planeado de antemano. Por ejemplo, cuando partió hacia la zona de Volokolamsk, de repente convocó a Zhukov y a mi padre, les dijo que junto con ellos tenía la intención de visitar ese día, una de las líneas del frente. Les acompañaron dos compañías del regimiento del NKVD... Stalin pasó algún tiempo en el puesto de mando, examinó la línea del frente alemán y regresaron a Moscú. No estaba planeada, repito, fue de repente. En este sentido, y a menudo yo mismo me aseguraba de ello, era una persona muy original...", recuerda Serguéi Beria en su libro: "Mi padre, Lavrenty Beria".

Hoy en día, los archivos y libros de memorias de participantes directos en los acontecimientos, nos permiten reconstruir la imagen, y ver que Stalin no tenía ningún miedo de viajar al frente. A diferencia de sus colegas extranjeros y de su principal adversario, Hitler, que sólo visitaban los territorios ocupados, Stalin visitó los frentes y los cuarteles generales de primera línea más de una vez. Veamos más de cerca dónde apareció.

Así, el teniente superior I. A. Sokolov, ayudante de campo del mariscal Nikolái Vóronov, recordó que Stalin apareció varias veces en los cuarteles generales de los frentes occidental y de Kalinin, en el período comprendido entre agosto de 1941 y agosto de 1943.

Estos recuerdos también se ven confirmados, por los largamente publicados del diario de las recepciones del camarada Stalin en el Kremlin de Moscú. Los registros de archivo nos permiten ver esos intervalos, en la recepción de invitados y visitantes del Comandante Supremo en Jefe, cuando éste se encontraba lejos del Kremlin, en el frente. Por ejemplo, desde las 22.30 del 1 de agosto hasta las 21.55 del 5 de agosto de 1941.

Stalin estuvo en las zonas de defensa de Solnechnogorsk, Mozhaisk y Zvenigorod. También visitó el 16º Ejército del futuro mariscal Rokossovsky, en la dificilísima dirección de Volokolamsk.

Después del famoso desfile del 7 de noviembre de 1941, el camarada Stalin fue personalmente a inspeccionar las divisiones siberianas que descargaban cerca de Moscú y que iban directamente al frente. Y uno de sus guardias, Rybin, menciona en sus memorias que Stalin había estado incluso en el campo de batalla de la famosa 316ª División de Fusileros de Panfílov.

"Para animar a Eremenko a ser más activo".

Pero el viaje más famoso de Stalin al frente a 230 kms. de Moscú, del que se tiene constancia, y está fechado en agosto de 1943. Sabemos de él no sólo por fuentes de archivo, sino también por las memorias recientemente publicadas del general Ivan Serov, uno de los oficiales de alto rango del NKVD.

"El siguiente destino fue el frente de Kalinin, donde Stalin se detuvo en el pueblo de Joroshevo, en el distrito de Rzhev. Junto con el Mariscal Eremenko se culminaron los preparativos de la operación "Suvorov", para liberar Smolensk y derrotar el ala izquierda del Grupo de Ejércitos Centro alemán. Y también fue aquí, donde el Comandante en Jefe Supremo decidió celebrar las victorias y la liberación de las ciudades soviéticas con salvas":

"En la antigua Rusia, la victoria de las tropas se celebraba durante Iván el Terrible con repique de campanas, hogueras, festejos; durante Pedro el Grande - con fuegos artificiales-, y nosotros también deberíamos celebrar tales victorias. Creo que deberíamos disparar salvas desde los cañones en honor de las tropas victoriosas".

La Stavka y el frente

Podemos contar diez visitas del camarada Stalin al frente. Puede que hubiera más, pero no tenemos datos, porque se mantuvieron en extremo secreto. Pero podemos descartar con seguridad cualquier especulación de que el Comandante en Jefe Supremo tuviera miedo de algo. Contrariamente a las historias posteriores, Stalin no se sentó en su dacha al principio de la guerra y siempre trató de mantener la mano en el pulso de los acontecimientos, como atestigua el mismo registro de visitas a su despacho.

En 2015, en una pequeña casa de madera cerca de Rzhev, en el pueblo de Joroshevo, donde el Comandante Supremo en José Stalin pasó la noche del 4 al 5 de agosto de 1943, y ordenó el primer saludo en Moscú en honor a la liberación de Orel y Belgorod, la Sociedad Histórica Militar Rusa abrió el Museo "El Frente Kalinin. Agosto de 1943".

En total, los miembros y representantes autorizados del Estado Mayor de la URSS realizaron durante la guerra más de 60 viajes a todos los frentes de la Gran Guerra Patria. Stalin recibió personalmente más de 150 informes de los comandantes de los frentes que acudieron a él. También el Comandante Supremo celebró casi 1.500 reuniones con representantes del Estado Mayor Supremo (Stavka), y de los Estados Mayores de los Frentes del Ejército Rojo durante la guerra.

Estos hechos y cifras demuestran claramente que fue la Stavka y personalmente Stalin quienes contribuyeron de manera significativa a la victoria del pueblo soviético en la Gran Guerra Patria.

 

Enlace original:

https://stalinism.ru/stalin-i-armiya/byl-li-stalin-na-fronte.html

 

 La Orden 227: "Ni un paso atrás"

Por "Segundaguerramundial.es"

La Orden 227 fue una orden introducida el 28 de julio de 1942 por el Comisario del Pueblo para la Defensa de la Unión Soviética, José Stalin. De este texto surgió el lema : Ни шагу назад! (en español: ¡Ni un paso atrás!). Esta orden era en parte la misma que la Orden 270, que se había introducido un año antes en un momento crítico de la Segunda Guerra Mundial.

La Orden 227 establecía lo siguiente:

  1. Que en cualquier circunstancia se erradique con determinación a las tropas en retirada y que se impida la propaganda que les permita continuar la retirada hacia el este.
  2. Que se creen de 5 a 10 compañías de castigo formadas por soldados y suboficiales que hayan roto la disciplina por cobardía o inestabilidad. Estas unidades serán desplegadas en los sectores más difíciles del frente, dándoles la oportunidad de pagar con sangre sus crímenes contra la patria.
  3. Que se creen de 1 a 3 batallones penales con 800 miembros, formados por comandantes, comandantes supremos y oficiales políticos que rompieran la disciplina por cobardía o inestabilidad. Estos batallones serán colocados en las partes más difíciles de un frente, dándoles la oportunidad de pagar con sangre sus crímenes contra la patria.
  4. Que se coloquen de tres a cinco unidades de guardia bien armadas detrás de las divisiones inestables. Estarán obligadas a ejecutar a los que buscan el pánico y a los cobardes en el acto en caso de pánico y de retirada caótica, dando a los soldados leales la oportunidad de cumplir con su deber por la patria.
  5. Que todos los comandantes del ejército, los comisarios, los comandantes de regimiento y los comandantes de batallón que permitan que sus tropas se retiren sin el permiso de los comandantes del ejército sean destituidos de sus cargos y castigados adecuadamente.

La intención era endurecer la moral del Ejército Rojo. En realidad, tuvo un efecto generalmente perjudicial y no se aplicó de forma coherente.

Los comandantes consideraban un desperdicio de mano de obra, municiones y armas el establecimiento de unidades de guardia.

Las unidades de guardia fueron disueltas por Stalin en 1944 con la Orden 349 después de revisar el cambio de la situación en el frente.

El texto de la Orden 227

El enemigo aporta cada vez más recursos al frente y avanza sin prestar atención a sus pérdidas. Penetran cada vez más profundamente en la Unión Soviética, conquistan nuevos territorios, destruyen y saquean nuestras ciudades y pueblos, violan, matan y roban al pueblo soviético.

Los combates tienen lugar en Voronezh, cerca del Don, en el sur de Rusia y a las puertas del norte del Cáucaso. Los invasores alemanes avanzan hacia Stalingrado, hacia el Volga, y quieren conquistar a toda costa Kuban y el Cáucaso Norte con sus riquezas de petróleo y pan.

El enemigo ya ha capturado Voroshilovgrad, Starobelsk, Rossosh, Kupiansk, Valuiki, Novocherkassk, Rostov del Don y la mitad de Voronezh. Algunas unidades del Frente Sur, siguiendo a los alarmistas, han abandonado Rostov y Novocherkassk sin resistencia seria y sin órdenes de Moscú. Por vergüenza cubren sus banderas.

El pueblo de nuestro país, que trata al Ejército Rojo con amor y respeto, está empezando a sentirse decepcionado y está perdiendo la fe en él. Muchos de ellos maldicen al ejército por huir al este y dejar a la población bajo la ocupación alemana.

Algunos insensatos del frente se consuelan con argumentos de que podemos continuar la retirada hacia el este, ya que tenemos vastas zonas; mucha tierra, mucha gente, y que siempre tendremos abundancia de pan.

Con estos argumentos intentan justificar su vergonzoso comportamiento en el frente. Pero todos estos argumentos son completamente falsos, están falseados y funcionan en beneficio de nuestros enemigos.

Cada comandante, cada soldado y cada funcionario político debe darse cuenta de que nuestros recursos no son infinitos. El territorio de la Unión Soviética no es un desierto; es gente, trabajadores, campesinos, intelectuales, nuestros padres y madres, esposas, hermanos e hijos.

El territorio de la URSS que ha sido conquistado por el enemigo y que el enemigo quisiera conquistar es el pan y otros recursos para el ejército y los civiles, el hierro y el combustible para las industrias, las fábricas que suministran municiones al ejército; también son los ferrocarriles.

Con la pérdida de Ucrania, Bielorrusia, los Estados Bálticos, la cuenca de Donetsk y otras zonas, hemos perdido vastas áreas. Eso significa que hemos perdido mucha gente, pan, metales y fábricas. Ya no tenemos superioridad sobre el enemigo en cuanto a recursos humanos y suministro de pan.

Continuar la retirada significa destruirnos a nosotros, y también a nuestra patria. Cada nuevo trozo de territorio que dejemos al enemigo fortalecerá a nuestro enemigo y nos debilitará a nosotros, a nuestra defensa, a nuestra patria.

Por lo tanto, debemos erradicar las conversaciones de que podemos retroceder sin fin, que tenemos mucho territorio, que nuestro país es grande y rico, que tenemos muchos habitantes y que siempre tendremos suficiente pan.

Estas conversaciones son falsas y perjudiciales, porque nos debilitan y fortalecen al enemigo, porque si no dejamos de retroceder, nos quedaremos sin pan, sin combustible, sin metales, sin materias primas, sin fábricas y sin ferrocarriles.

La conclusión es que es hora de dejar de retroceder. ¡No hay retirada en absoluto! Este debería ser nuestro lema a partir de ahora.

Debemos proteger obstinadamente cada punto fuerte, cada metro de suelo soviético, hasta la última gota de sangre. Coge cada trozo de nuestro suelo y defiéndelo todo lo que puedas. Nuestra patria está pasando por momentos difíciles.

Debemos detenernos, luchar y destruir al enemigo, sin importar lo que nos cueste. Los alemanes no son tan fuertes como dice el pánico. Están estirando sus fuerzas hasta el límite. Resistir su golpe ahora es asegurar la victoria en el futuro.

¿Podemos levantarnos y echar al enemigo hacia el oeste? Sí, podemos, ya que nuestras fábricas en la retaguardia funcionan perfectamente y nuestro ejército suministra cada vez más tanques, aviones, artillería y morteros.

Entonces, ¿qué nos falta? Nos falta orden y disciplina en las compañías, regimientos y divisiones, en las unidades de tanques y en la escuadra de la fuerza aérea. Esta es nuestra mayor desventaja. Tenemos que introducir el orden más estricto y una fuerte disciplina en nuestro ejército si queremos salvar la situación y defender nuestra patria.

No podemos seguir tolerando a los comandantes, comisarios y funcionarios políticos cuyas unidades abandonan arbitrariamente sus defensas.

No podemos seguir tolerando que los comandantes, comisarios y oficiales políticos permitan que varios cobardes dirijan el teatro de operaciones en el campo de batalla, que los combatientes del pánico arrastren a otros soldados en su retirada y abran el camino al enemigo. Hay que exterminar en el acto a los que tienen pánico y a los cobardes.

A partir de ahora, la ley de hierro de la disciplina para todo oficial, soldado, político debe ser: ni un solo paso atrás sin una orden de arriba.

Los comandantes de compañías, batallones, regimientos y divisiones, así como los comisarios y oficiales políticos de los rangos correspondientes que se retiran sin una orden de arriba, son traidores a la patria. Deben ser tratados como traidores a la patria. Esta es la llamada de nuestra patria.

Cumplir este mandato significa defender nuestro país, salvar nuestra patria, destruir y vencer al odiado enemigo.

Después de su retirada invernal bajo la presión del Ejército Rojo, cuando la moral y la disciplina de las tropas alemanas cayeron, los alemanes tomaron algunas medidas estrictas que condujeron a resultados bastante buenos. Formaron 100 compañías de castigo formadas por soldados que rompían la disciplina por cobardía o inestabilidad; los desplegaron en las partes más peligrosas del frente y les ordenaron redimir sus pecados con sangre.

Más adelante, formaron una decena de batallones de castigo, formados por oficiales que habían roto la disciplina por su cobardía e inestabilidad, los despojaron de sus condecoraciones y los colocaron en zonas aún más peligrosas del frente y les ordenaron redimir sus pecados con sangre.

Por último, los alemanes formaron unidades especiales de guardia y las colocaron detrás de las divisiones inestables y les ordenaron ejecutar en el acto a los soldados presa del pánico si intentaban abandonar sus posiciones defensivas sin órdenes o si intentaban rendirse.

Como sabemos, estas medidas fueron eficaces y las tropas alemanas luchan ahora mejor que en invierno. Lo que tenemos aquí es que las tropas alemanas tienen una buena disciplina, aunque no tienen la elevada misión de proteger la patria, y sólo tienen un objetivo: conquistar un país extranjero. Nuestras tropas, cuya misión es la defensa de la patria contaminada, no tienen esta disciplina y por eso sufren la derrota.

¿No deberíamos aprender esta lección de nuestro enemigo? Tal y como hicieron nuestros antepasados para vencer a sus enemigos? Esto debemos hacerlo

El Mando Supremo del Ejército Rojo manda:

1. Los consejos militares de los frentes y, en primer lugar, los comandantes de los frentes deben:a) En todas las circunstancias, erradicar con decisión la actitud de retirada entre las tropas e impedir con mano de hierro la propaganda de que podemos y debemos continuar la retirada hacia el este, y que esta retirada no será perjudicial para nosotros;b) En todas las circunstancias, destituir a los comandantes del ejército y enviar a un consejo de guerra a Stavka a quienes permitieron la retirada de sus tropas, sin permiso del mando del frente;c) Dentro de cada frente, formar de 1 a 3 (dependiendo de la situación) batallones penales (800 efectivos), a los que deben ser enviados los comandantes, los comandantes supremos y los oficiales políticos de los rangos correspondientes de todos los servicios, que hayan roto la disciplina por cobardía o inestabilidad. Estos batallones deben ser colocados en las partes más difíciles de un frente, dándoles la oportunidad de pagar con sangre sus crímenes contra la patria.

2. Los Consejos Militares de los ejércitos y los comandantes de los ejércitos deben:

a) Destituir en cualquier circunstancia a los comandantes de los cuerpos, de los ejércitos y a los comisarios a los que se les hayan retirado las tropas sin permiso del mando del ejército. Envíalos ante el consejo de guerra de los Consejos Militares de los Frentes.

b) Formar de 3 a 5 unidades de guardia bien armadas, despliégalas detrás de las divisiones inestables y oblígalas a ejecutar a los buscadores de pánico y a los cobardes en el acto en caso de pánico y de retirada caótica, dando a los soldados leales la oportunidad de cumplir con su deber para con la patria.

c) Formar de 5 a 10 (según la situación) compañías de castigo a las que deben ser enviados los soldados y suboficiales que hayan roto la disciplina por cobardía o inestabilidad. Estas unidades deben ser desplegadas en los sectores más difíciles del frente, dándoles la oportunidad de pagar con sangre sus crímenes contra la patria.

3. Los comandantes y comisarios de cuerpo y de división deben:

a) Retirar bajo cualquier circunstancia a los comandantes y comisarios de regimiento y de batallón que hayan permitido la retirada de sus tropas sin permiso del mando de división o de cuerpo. Privarles de sus honores militares y enviarles a los consejos del frente militar para un consejo de guerra.

b) Dar toda la ayuda y el apoyo posibles a las unidades de guardia del ejército en su trabajo para reforzar la disciplina y el orden en las unidades.

Esta orden debe leerse en todas las compañías, tropas, baterías, escuadrones, equipos y personal.

Comisario del Pueblo para la Defensa, José Stalin

 

Enlace original:

https://segundaguerramundial.es/horrores/orden-227-ni-un-paso-atras/

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