14 de noviembre de 2022

¿Por qué la educación soviética fue una de las mejores del mundo?


1917-1920 Пролетку́льт - acrónimo de пролетарской культуры cultura proletaria

Cubierta

 

Por Nestor Guadaño, materiales de Alexéi Timoféichev. 

En la Rusia que hoy conocemos se difumina conscientemente, que la identidad de los pueblos que un día formaron la URSS, cambió para siempre en su camino peregrino por acabar con de la división de clase, de explotadores y explotados, con la extinción del analfabetismo.

Si, compañeros, camaradas, todo cambió aquel 7 de Noviembre de 1917, con la Revolución Socialista de Octubre. En un país campesino, con una ínfima parte de la población concentrada en las ciudades que sabían leer y escribir, el avance social y económico estaba vedado para la mayoría de la población. Eran carne de cañón y explotación.

Así estos campesinos, que fueron a las ciudades a trabajar en las empresas creadas por los burgueses para su beneficio, se convirtieron en obreros fabriles. Reunidos, con las mismas tensiones ante el desmesurado trabajo agotador, preguntándose ¿Que hacemos compañeros?. Ante ese interrogante se fueron abriendo paso las enseñanzas marxistas, la mayoría de veces clandestinas. Ellos fueron los primeros que animaron a superarse por aprender a leer y escribir a esos mismos obreros.

Y esta fue la primera distinción de aquellos revolucionarios marxistas, llamados bolcheviques, desde su nacimiento, la unión del movimiento obrero esencialmente salido del mundo campesino, con la ideología de clase de su liberación, el socialismo.

Con el canto de la Aurora, todo cambió.
 
La creación de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, hicieron realidad sus consignas, proclamadas en la clandestinidad, en los centros fabriles y hasta en los más lejanos territorios siberianos, la liberación de los trabajadores del trabajo asalariado. Mujeres sobre todo y hombres comprendieron que había llegado el día de su libertad. Que no se quedaban en palabras, como en el presente, sino mediante hechos el pensamiento bolchevique.
 
Desde ese año, se creó un ambicioso programa de modernización que convirtió de toda la economía, de todas las relaciones sociales, de toda la vida de los habitantes. El gobierno soviético bolchevique comprendió que mediante la liquidación del analfabetismo era la única herramienta efectiva de elevar la conciencia porque los trabajadores fueran artífices de la propia revolución social.
 
Así pues, mujeres y hombres soviéticos, se pusieron a realizar una serie de reformas educativas que asombraron al mundo, y que ejecutadas, lograron que cada habitante de la URSS, no sintiera miedo a lo desconocido al futuro, porque construían un presente impresionante. 
 
Desde las guarderías hasta la educación superior, se desarrolló una red de instalaciones preescolares, educación primaria, secundaria y universitaria, totalmente gratuitas.

Lenin llamó a las guarderías y a los jardines de infancia “brotes del comunismo”. Según él, estas instalaciones “podrían liberar a la mujer realmente, disminuyendo y eliminando su desigualdad con respecto al hombre, mediante el aumento de su papel en la producción social y la vida social”.

Desde mediados de los años 20, se creó una red de jardines de infancia tanto en las ciudades como en el campo. En 1941, dos millones de niños y niñas soviéticos asistían a guarderías y jardines de infancia. En 30 años, la cifra aumentó hasta los 12 millones.

Excepcional fue la labor de la Comisaria de Educación Nadezhda Krúpskaya. Si la extensión cultural y la alfabetización fueron enérgicamente atendidas en la Rusia soviética, para Krupskaya creía que no bastaba: la educación socialista debía ser cualitativamente distinta, capaz de remover una tradición mistificadora de la conciencia social y ser factor eficiente de una radical “reforma intelectual y moral”, por usar la expresión gramsciana. Invocando las ideas de Marx, Engels y Lenin, Krupskaya elaboró el plan que denomina politecnicismo como el único adecuado para la construcción del socialismo.

En 1959, se introdujo un nuevo sistema que unía las guarderías y los jardines de infancia. De manera que el Estado se hacía cargo de los niños desde que tenían dos meses, hasta que cumplían siete años y podían ir a la escuela.

Cuando se produjo la Revolución bolchevique, el grado de analfabetismo en el Imperio ruso era notablemente alto. A finales del siglo XIX, el 21% de la población era alfabeta. Los soviéticos lanzaron una campaña llamada “Likbez” (Liquidación del Analfabetismo) y crearon una red de oficinas por todo el país. Sin embargo, en 1926 tan solo habían sido alfabetizadas un millón de personas.

Al mismo tiempo, para 1939, gracias al programa educativo “Likbez”, alrededor de 40 millones de personas adquirieron habilidades básicas de lectura. Sin embargo, el gran avance tuvo lugar en 1930, cuando se introdujo la educación primaria universal. A principios de la década de 1940, ya se había resuelto el problema del analfabetismo masivo.

Sin embargo, tal y como recuerda la gente que vivió aquella época, tras el decreto sobre la educación universal, resultaba difícil para las escuelas absorber a los recién llegados. Los escolares tenían que dividirse en tres turnos: los más jóvenes comenzaban sus clases a las 8 y terminaban a mediodía. Luego era el turno de otro grupo de alumnos. Los más mayores iban a clase entre las 6 y las 10 de la noche, incluso hasta las 11.

Las primeras décadas de la existencia de la URSS fueron un periodo de grandes experimentos educativos. 

Uno de ellos tenía que ver con la historia, que se estudiaba caóticamente en el marco de otras ciencias sociales. No fue hasta 1934, que la historia fue “rehabilitada” y regresó a las escuelas.

Si. “… el poder de los Soviets crea condiciones para el trabajo de las masas, para su iniciativa, para el desarrollo de la autogestión”, “para una nueva organización del trabajo”, hacerlo realidad exige una mejor formación educativa universal. “…la iniciativa de las masas obreras, la creatividad de las masas obreras producen un efecto tanto mayor, con mejores resultados, cuanto mejor preparado esté el obrero en el sentido técnico, cuanto mejor comprende todos los procesos de producción, su relación, cuanto más amplio es su horizonte politécnico”. (N. Krúpskaya. La educación laboral y la enseñanza. Moscú.1986. Editorial Progreso. Pgs. 86-88).

La Gran Guerra Patria afectó gravemente a toda la infraestructura educativa. Tomó años reparar los daños provocados por la invasión de Hitler. Las autoridades hicieron un gran esfuerzo para aumentar el nivel de la educación secundaria. Se empezó a prestar más atención a cada alumno en particular y se introdujeron una serie de beneficios para los profesores.

En el contexto de la Guerra Fría y de la intensificación de la competencia tecnológica, el Estado soviético comenzó a prestar cada vez más atención a las ciencias exactas, especialmente las matemáticas. Se dice que el auténtico boom de esta disciplina comenzó a finales de la década de 1950. En esta época se crearon escuelas especiales de matemáticas. Los graduados de estas escuelas fueron los que obtuvieron los logros del programa espacial soviético, a partir de la década de 1950.

Además de la educación escolar como tal, en la URSS existía también una red de clubes especiales a los que los alumnos podían asistir gratuitamente y estudiar un gran número de materias: desde fotografía hasta diseño aeronáutico.

Resulta difícil recordar la escuela soviética sin mencionar a los pioneros, dicen muchos ignorantes que era la versión soviética de los boy scouts, mas desde su creación fueron una organización autónoma de educación entre los más jóvenes, accediendo a materias no lectivas, que también les sirvieron en cuanto fueron adultos. Aunque sus actividades tenían cierto aire ideológico, en esencia se dedicaban a algún tipo de fines sociales voluntarios: recolección de papel usado o de piezas de metal para su posterior reutilización, limpieza de jardines, diseños de diferentes máquinas o inventos nuevos. 

También adquirieron una experiencia fundamental para su ulterior vida social: la administración de las tareas a desarrollar por cada miembro, cambiando las responsabilidades de dirección a subordinación y al revés.

Además fue una impresionante iniciativa de los años treinta, la pedagógica ayuda a los ancianos, de todo tipo. Era un aprendizaje de la vida mutuo, que con el tiempo hizo a la Unión Soviética una sociedad muy fuerte en valores de solidaridad y fraternidad.

En la URSS también se dedicaron amplios recursos al desarrollo de la educación superior. 

Inmediatamente después de la Revolución, los bolcheviques establecieron decenas de nuevas universidades. En la década de 1930 se fundaron todavía más, cuando el programa de industrialización a gran escala necesitó nuevos especialistas. Más tarde, a partir de los años 50, se produjo una nueva ola de creación de institutos y universidades. En 1975, había casi cinco millones de estudiantes de educación superior.

Algunos de esos estudiantes eran personas de países en desarrollo, amigos de la URSS. En 1960, las autoridades soviéticas fundaron la Universidad de la Amistad de los Pueblos "Patricio Lumumba". El propósito declarado de esta institución consistía en dar una oportunidad a los jóvenes, especialmente a aquellos de origen no privilegiado, de lugares como América Latina, Asia y África.

El hecho de recibir una educación superior en la URSS no solo significaba adquirir conocimientos, sino también desarrollar cualquier tipo de trabajo manual. Durante la temporada de verano, los estudiantes formaban las llamadas brigadas estudiantiles de construcción, que participaron en algunas obras importantes para la economía soviética. La idea que lo inspiraba era proporcionar a los estudiantes una ética laboral basada en el respeto al trabajo.

Libros consultados:

N. Krúpskaya. La educación laboral y la enseñanza. Moscú.1986. Editorial Progreso. 

Antón S. Makárenko. "Poema Pedagógico" Libro I y II. "Banderas en las torres". Editorial Progreso.

 

Enlace:

https://es.rbth.com/educacion/81187-educacion-sovietica-mejores-mundo-fotos

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