25 de noviembre de 2022

Memorial al Soldado Libertador Soviético, en Berlín.

Soviet Cenotaph Berlin Treptower Park.JPG

La escultura principal: El soldado soviético sosteniendo a una niña alemana, con la esvástica destruida bajo su espada. 

Monumento al Soldado Libertador Soviético con la niña alemana rescatada. Su mano derecha empuña una espada y tiene una esvástica rota bajo el pie.

El escultor esculpió la espada, por analogía con la espada auténtica del príncipe Vsevolod de Pskov, quien obtuvo muchas victorias sobre sus enemigos. En su espada, que ha sobrevivido hasta el día de hoy, se exhibe la inscripción: "No cederé mi honor a nadie". Vuchetich  esculpió la espada del príncipe, como símbolo de la protección a la humanidad de su tierra natal soviética, recordando la célebre consigna: "Quien venga a nosotros con una espada, morirá por la espada".

Sowjetisches Ehrenmal Treptow Pavillon.jpg

 Mosaico que se encuentra en el interior del pedestal.

Este monumento, que está en el parque Treptow de Berlín, se basa en las historias reales de soldados soviéticos.

Durante las batallas callejeras en Berlín, los soldados vieron a una mujer muerta que yacía en la línea de fuego con una niña de 2 o 3 años a su lado. Un soldado, Trifón Lukyanóvich, se arrastró hacia ella y la llevó hasta un lugar seguro, pero mientras la entregaba fue herido de muerte y falleció cinco días después.

Otra historia pasó con el sargento Nikolái Masalóv el 30 de abril de 1945. Así la describen: 

Sucedió al final de la guerra. El 30 de abril de 1945, el 220º Regimiento de Guardias de la 79ª División de Fusileros del Ejército Rojo, estaba a punto de entrar en la estratégicamente importante localidad berlinesa de Tiergarten. Tanto la infantería soviética como la alemana, esperaban el bombardeo preliminar tras el cual se daría la señal para el asalto.

"Hubo un silencio, como antes de una tormenta: ansioso, tenso. De repente, en aquel silencio, solo roto por el crepitar de los fuegos, se oyó el llanto de una niña. Como si viniera de debajo de la tierra, la voz de la niña sonaba apagada y persistente. Llorando, repetía una sola palabra que todos podían entender: "Mutter, Mutter...". "Parece que está al otro lado del canal", dijo Masalóv a sus compañeros. Se acercó al comandante: "Permiso para rescatar a la niña, sé dónde está".

El mariscal Vasili Chuikov fue testigo directo de la peligrosa hazaña protagonizada por Masálov: 

“Las ametralladoras empezaron a disparar. El sargento Masálov se arrastraba hacia adelante, pegado al asfalto. De vez en cuando, se refugiaba en los cráteres poco profundos causados por la explosión de los proyectiles. No se olvidó de explorar cada bache y cada grieta en su camino, para evitar las minas. Cruzó el malecón y se escondió detrás de un saliente en la pared de hormigón del canal. Luego volvió a oír el llanto de la niña. De forma lastimosa, no paraba de llamar a su madre. Parecía que su grito animaba a Masálov a avanzar. Y entonces el soldado se irguió alto y poderoso. Las medallas brillaban en el pecho. Ni las balas ni la metralla pudieron detenerlo”. 

"El sargento se arrastró hacia adelante, a veces escondiéndose en cráteres de proyectiles y minas poco profundas. Entonces volvió a escuchar a la niña. Llamaba a su madre lastimosamente, insistentemente. Ni las balas ni las astillas lo detendrían. Masalóv se lanzó sobre la barrera del canal. Pasaron unos minutos más. Por un momento, las ametralladoras enemigas se callaron.

Conteniendo la respiración, los soldados esperaron la voz de la niña, pero no se escuchó. Esperaron cinco, diez minutos... ¿Se había arriesgado Masalóv en vano? Y en ese momento todos oyeron la voz de Masalov: "¡Atención! Estoy con la niña. Cúbranme del fuego".
“¡Atentos! La ametralladora está a la derecha, en el balcón de la casa con las columnas. Acabad con ella”.


Tras entregar a la niña a las sanitarias, el sargento levemente herido, se situó de nuevo junto al estandarte del regimiento, dispuesto a seguir el ataque"

El monumento al Soldado Liberador Soviético de Teptower Park

El monumento soviético de Treptower Park fue levantado entre 1946 y 1949, para conmemorar el final de la guerra en Europa. Es un homenaje al sacrificio de los soldados soviéticos, de las 15 repúblicas que llevaron a la derrota del nazismo.

El memorial fue construido, utilizando materiales de construcción reciclados de la nueva cancillería del Reich, el impresionante edificio del centro de Berlín donde Hitler tuvo su oficina desde 1939 y donde se encontraba el bunker donde se suicidó el 30 de abril de 1945.

Nada más entrar por cualquiera de los dos arcos de entrada, se advierte ya la solemnidad del lugar. En la inscripción del arco dice: «Vuestros grandes actos heroicos son inmortales. Vuestra gloria sobrevivirá durante siglos. Vuestra patria os tendrá siempre en el recuerdo»

Una de las dos puertas de entrada.
© Elfira Elfira

Una vez pasada la entrada, el visitante recorre un pasillo arbolado hasta la estatua de una mujer que representa la Madre patria Rusia, a la cual se ve triste por la pérdida de sus hijos.

Una expresiva escultura, que cuando la miras, ves tanto dolor desesperado y amor maternal, increible figura realista de una mujer con la cabeza tristemente inclinada. Ella, se lleva una mano al corazón y la otra se apoya en el pedestal, como buscando un apoyo para sobrevivir a la triste pérdida de sus hijos. Simboliza a todas las madres del mundo, cuyos hijos murieron en las guerras fomentadas por el imperialismo. Un callejón de abedules rusos se extiende a ambos lados del monumento al Soldado Libertador Soviético, como una conexión simbólica entre la madre y el hijo-soldado.

Desde aquí, se puede girar hacia el interior del memorial.

Escultura de la madre Patria Rusia.
CC BY 3.0SK49

Tras una ligera pendiente, poco a poco se pasa a través de dos monumentales arcos de piedra de color rojo, inclinados delantes de los cuales están dos veteranos soldados, uno viejo y otro joven, con la rodilla hincada en el suelo y la cabeza gacha. 

Las figuras en bronce, con el casco quitado, sienten tristeza por los compañeros muertos y una lúgubre protesta contra la cruel guerra impuesta por los nazis. Pero en el gesto firme de su mano, apretando la ametralladora bajada, en toda la figura valiente y la contención interior, se intuye el potencial de una fuerza que puede renacer si es necesario.

Las banderas rojas inclinadas en señal de respeto.
CC BY-SA 4.0Drrcs15

Una vez se llega a ese punto, por fin se puede acceder a una terraza desde donde se contempla el interior del memorial, que cuenta con 5 parterres bajo los cuales se encuentran enterrados 4.800 soldados que combatieron en la batalla de Berlín. Tras estos parterres a los que se abre una colina, sobre la cual se colocó una gran estatua de bronce, de un hombre con una niña en brazos.

Vista general del monumento.
© Elfira Elfira

La imagen es del propio Nikolái Masalóv, quien no tenía ni idea de la existencia del  monumento. Lo vio después de su construcción en una caja de cerillas, y recordó que el escultor Evgueni Vuchétich había dibujado un boceto con su retrato, poco después de la victoria soviética.

La escultura representa a un soldado, que simboliza al ejército rojo, el cual porta una espada que descansa sobre una esvástica rota en el suelo. La niña simboliza a una víctima inocente de la guerra imperialista alemana, salvada por las fuerzas del Ejército Rojo.

Escultura alegórica del ejército rojo rescatando a Europa del nazismo.
CC BY-SA 3.0Sly07192909

En el interior bajo el monumento, se halla la Sala de la Memoria y el Dolor. Con dos paneles en azulejo polícromo representando todo el esfuerzo para la victoria de la población de la URSS, y en el techo está decorado con una verdadera obra de arte aplicada, un candelabro simbólico, con la Orden de la Victoria, hecha de magníficos rubíes y cristales de roca que brillan con el brillo de un diamante. En el centro, hay un tomo de pergamino encuadernado en terciopelo escarlata, con los nombres y apellidos de todos los enterrados en una fosa común.

El camino que lleva hasta la estatua está jalonado de 15 murales de piedra, uno por cada república soviética, donde se pueden ver relieves que narran la vida de los soviéticos, como durante la Gran Guerra Patria, con la Llama Eterna ardiendo en cuencos de granito.

Uno de los relieves sobre la guerra.
CC BY-SA 4.0Yevgeni Vuchétich

La historia de su construcción

Las obras del memorial comenzaron, tras un concurso en que se aprobaron el diseño del arquitecto Yakov Belopoltsev y el joven escultor Evgueni Vuchetich. Se iniciaron trabajos a gran escala en el sitio seleccionado del parque y en las creaciones escultóricas del memorial. Se movilizaron 60 escultores alemanes, 200 albañiles, y 1.200 trabajadores.

La inauguración tuvo lugar la víspera del Día de la Victoria el 9 de mayo de 1949. Con la presencia de representantes de las autoridades oficiales de la Unión Soviética y Alemania, participantes en la liberación de Berlín. Cientos de berlineses acudieron a Treptow Park ese día para inclinarse ante las ingeniosas esculturas escultóricas que encarnaban la tragedia de la guerra y la grandeza de la Victoria. Pronto, se concluyó un acuerdo entre los estados sin estatuto de limitaciones, según el cual el monumento fue transferido bajo la jurisdicción de las autoridades de Berlín.

El Memorial del Parque de Treptow, un lugar de ocio favorito para el recuerdo de los alemanes.

Hermosas avenidas, estanques, fuentes, un jardín de rosas, campos deportivos se encuentran aquí de acuerdo con el diseño del ingeniero paisajista Gustav Meyer. Un diseñador especial, único. Planeó todo el territorio arbolado, setos, y praderas en el futuro parque, esforzándose en que las generaciones venideras disfrutasen de su proyecto. 

No vivió para ver la apertura del parque en 1948, participando solo en su diseño, pero se conserva por completo. Ya en los años 50 del siglo XX, se colocó un magnífico jardín de rosas (25 mil arbustos) y girasoles. Como muestra de su memoria, su busto con la cabeza erguida, se asoma con la perspectiva en lotananza del memorial, instalándose bajo la copa de unos árboles, en un acogedor rincón de una de las veredas. 

Después de la inauguración, el pueblo berlinés sobre todo, se enamoró de inmediato del parque, donde se puede caminar bajo la sombra de tilos y robles extensos, pasear en botes por el Spree, comer helado en un café y alimentar a los peces en el estanque. 

Se organizaon varias competiciones en los campos deportivos, y otras competiciones. 

Los miembros comunistas de las organizaciones revolucionarias de Alemania, que luchan por la libertad y la justicia, ser reunen aquí, recordando los discursos de los marxistas leninistas alemanes y de Clara Zetkin, cuando proclamó la idea de celebrar el Día de la Mujer Trabajadora.

No es casualidad que este lugar haya sido elegido para perpetuar la agradecida memoria a los soldados-libertadores soviéticos, que limpiaron a Europa de la ponzoña fascista.

Los tratados suscritos en diferentes años, obligan a mantener el orden adecuado, a llevar a cabo los trabajos de restauración necesarios, y a no cambiar nada en la plaza conmemorativa, sin acuerdo con los representantes de la URSS (Rusia). 

No hace mucho se restauró el monumento al Soldado Soviético Libertador, manteniéndose el orden ideal en los alrededores. Ahora todos siguen admirando el majestuoso memorial. Allí todos los antifascistas se congregan en fechas señalas, recordando la heroíca epopeya del Ejército Rojo.

Al visitar el Memorial, se recuerdan las palabras de Robert Rozhdestvensky: “¡Hermanos, recuerden, en años, en siglos, recuerden, que esto nunca volverá a suceder, recuerden!”

 

 

 

Fuentes consultadas:

https://es.rbth.com/historia/83562-soldado-sovietico-arriesgo-vida-salvar-nina-alemana

https://tourism.com.de/es/parque-treptow-en-berlin-un-monumento-al-soldado-libertador-historia-foto-descripcion-como-llegar/

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