Por elcomunista.net
Vale la pena destacar el nombre de Valentina Grizodubova en las ricas personalidades de la historia soviética, porque fue ella la primera mujer en recibir el alto título de Héroe de la Unión Soviética.
Volando con papá
Valya nació en la familia del inventor y piloto Stepan Vasilyevich Grizodubov el 27 de abril de 1909 (aunque la fecha oficial de nacimiento de la heroína es el 31 de enero de 1910)
Ya a los 2 años y medio, realizó su primer vuelo en el avión de su padre, atada a su padre con correas. A la edad de 14 años, participó en un rally de planeadores en Koktebel. Después de graduarse de la escuela secundaria, Valentina ingresó al Instituto de Tecnología de Járkov y, al mismo tiempo, se inscribió en el conservatorio.
Probablemente, este fue el conjunto de instituciones educativas más adecuado para la futuro piloto, pero en noviembre de 1928, el Aeroclub Central de Járkov abrió sus primeras evaluaciones para pilotos.
Valentina Grizodubova con otros estudiantes de vuelo en 1933.
La piloto de 19 años se gradúa en este club en tres meses, deja el instituto e ingresa a la 1ª Escuela de Vuelo y Deportes de Tula. En 1929, Grizodubova ya estaba estudiando en la Escuela de Pilotos e Instructores.
De 1930 a 1937, trabajó como piloto instructora, primero en Tula y luego en Moscú. Valentina voló por casi todo el país en varios tipos de aviones de la época. Solo en 1937, Grizodubova estableció cinco récords mundiales en aviones ligeros.
Cómo convertirse en héroes
El 24 y 25 de septiembre de 1938, Valentina, como comandante de tripulación, junto con otros dos pilotos legendarios, Polina Osipenko y Marina Raskova, pasaron a la historia en el avión Ródina. Hicieron un vuelo sin escalas desde Moscú al Lejano Oriente. Fue un récord internacional de distancia de vuelo para mujeres (en 26 horas y 29 minutos, las chicas soviéticas volaron 6.450 kilómetros). El avión, debido a la interrupción de las comunicaciones por radio, se vio obligado a aterrizar en la taiga, en un pantano. La tripulación fue descubierta desde el aire y fue llevada a salvo a tierra firme. Por este vuelo del 2 de noviembre de 1938, toda la tripulación recibió el título de Heroínas de la Unión Soviética. Grizodubova recibió la Estrella Dorada Nº 104.
En 1939, Valentina Stepanovna fue nombrada jefa del Departamento de Líneas Aéreas Internacionales de la URSS y, al mismo tiempo, estudió en el Instituto de Ingenieros de la Flota Aérea Civil de Leningrado.
Todos estos años, la famosa piloto ha estado haciendo mucho trabajo público. Fue diputada del Soviet Supremo de la URSS, en 1941 encabezó el Comité Antifascista de Mujeres Soviéticas, fue miembro de la comisión que investigaba las atrocidades de los invasores fascistas.
Grizodubova tomó una posición de vida muy activa.
Ayudó a traer de vuelta a casi cinco mil personas de los campos y el exilio. Cabe destacar que fueron ella y el piloto Mijaíl Gromov los responsables del regreso de Sergei Pavlovich Korolev de Kolymá. Usando a todos sus conocidos, visitas al Kremlin y otras instancias, se aseguraron de que el talentoso diseñador fuera transferido al «Tupolev Sharaga» de la Oficina Central de Diseño-29 de la NKVD.
Habiéndose convertido en una gran jefa y adjunta, trató de ayudar a una variedad de peticionarios. La abordaban, se acercaban y llamaban con una variedad de preguntas: «El pescado comercial se está muriendo en Kamchatka, ¡ayúdenme!» o “No permiten la introducción de nuevas tecnologías”.
Durante los años de guerra
El comienzo de la guerra requirió la reestructuración de la Dirección de Líneas Aéreas Internacionales de la URSS, que ella encabezaba. Grizodubova y los pilotos de control comenzaron a realizar tareas particularmente difíciles detrás de las líneas enemigas.
En 1942, recibió instrucciones de equipar el regimiento de aviación de largo alcance 101 de los pilotos de la Flota Civil. El regimiento también incluía pilotos que volaban con el padre de Grizodubova y aquellos a quienes ella misma había entrenado desde los años anteriores a la guerra. La propia Valentina Stepanovna volaba constantemente en misiones de combate: para bombardear al enemigo, para ayudar a los partisanos.
Las tareas de este regimiento 101 siempre fueron difíciles. Era necesario abrirse paso hacia objetivos distantes detrás de las líneas enemigas, repeler los ataques de los combatientes fascistas. La técnica era imperfecta, era necesario volar en cualquier clima y alcanzar el objetivo sin error. Aquí Valentina Stepanovna, usando su ejemplo personal, mostró cómo debía hacerse.
Dificultades particulares fueron causadas por vuelos a los partisanos. Era necesario hacer mucho para poder llegar al lugar de despliegue de los partisanos, sentarse en una franja mal preparada, descargar, recoger a los heridos, niños, mensajeros, despegar y regresar.
Los pilotos del regimiento sacaron 4.000 heridos de la retaguardia del enemigo, muchos niños, entregaron al Centro una gran cantidad de documentos operativos obtenidos del enemigo por exploradores y partisanos.
En 1946, Valentina Grizodubova volvió a la vida civil.
Trabajó en aviación civil, como subdirectora de NII-17 (más tarde, el Instituto de Ingeniería de Instrumentos) para el departamento de vuelo. El instituto desarrolló dispositivos radioelectrónicos para el ejército y la aviación civil. Ella personalmente participó en vuelos de prueba.
V. S. Grizodubova murió el 28 de abril de 1993 y fue enterrada en el cementerio Novodevichy de Moscú.
HISTFR
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