8 de julio de 2022

"EL FASCISMO ASPIRA A DESTRUIR LA BASE DE LA CULTURA: EL HOMBRE. (...) HAY UN SOLO MEDIO DE DEFENDER LA CULTURA: EXTERMINAR AL FASCISMO."

Por Estéban Zúñiga

"El mal no está en que los fascistas alemanes han quemado en su país decenas de miles de libros, sino que han transformado el alma de los lectores de ayer." (Ilyá Ehremburg).

EL 4 de julio de 1937 -hace ochenta y cinco años-, el Presidente del Gobierno de la República española, Juan Negrín, inauguraría, en la Sala de Sesiones del Ayuntamiento de Valencia, el II Congreso Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura.
 
Un Congreso, que se celebraría también en distintas sesiones en Madrid (días 5, 6, 7) y Barcelona (día 11), que se clausuraría en París (días 16 y 17 de julio de 1937), y que contaría con la presencia e intervención activa de más de un centenar de escritores antifascistas de todo el mundo, tales como Bertotl Brecht, Heinrich Mann, Ludwig Renn, Anna Louise Storng, Julien Benda, Tristan Tzara, André Malraux, Alexis Tolstoi, Mijail Koltsov, Ilyá Ehremburg, Pablo Neruda, Alejo Carpenteir, Octavio Paz, Antonio Machado, Miguel Hernández, Rafael Alberti, María Teresa León, Margarita Nelken, María Zambrano, Ramón J. Sender, José Bergamín, Ramón Gaya,..., entre otros muchos.
 
Un conjunto de escritores antifascistas pertenecientes a veintiocho países distintos, que finalizarían sus trabajos en París, donde proclamarían un documento resumen de tres puntos que debería de servir de mensaje central de dicho Congreso antifascista.
 
"Primero: Que la cultura que se han comprometido a defender, tiene por enemigo principal al fascismo.
 
Segundo: Que están dispuestos a luchar por todos los medios de que disponen contra el fascismo, ya cuando muestre abiertamente su rostro destructor, o adopte, para llegar a sus fines, formas desviadas; en una palabra, declaran estar dispuestos a luchar contra los fautores de la guerra.
 
Tercero: Que en la guerra efectiva que el fascismo ha abierto contra la cultura, la democracia, la paz y, en general, la felicidad y el bienestar de la Humanidad, ninguna neutralidad es posible, ni puede pensarse en ella, como han comprobado en dura experiencia los escritores de numerosos países en donde todo pensamiento está limitado a las terribles condiciones de la ilegalidad.
 
Por los referidos motivos hacen este llamamiento solemne a los escritores de todo el mundo, a todos los que creen profunda y honradamente en su visión humana, en la eficacia de la expresión escrita, y les invitan a fijar su posición sin tardanza ante la amenaza que se cierne sobre la cultura y la humanidad...".
 
El día 8 de julio de 1937, aparecería en el periódico "Mundo Obrero", órgano del Partido Comunista de España (PCE), un pequeño texto del escritor y periodista soviético Ilyá Ehremburg, bajo el título de "Discurso no pronunciado".
 
Era la traslación de su discurso pronunciado durante los primeros días del II Congreso Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura -Congreso en el que participaría muy activamente-, y en el que advertiría del peligros que suponía tanto la llegada del nazismo como del fascismo, además de realizar un llamamiento a la lucha contra el fascismo:
 
"Si no queremos que todo el mundo se convierta en Madrid transformemos el corazón de los combatientes que están ahora a nuestro lado en los parapetos de la Casa de Campo."
 
111 aniversario de Miguel Hernández: La icónica fotografía coloreada del poeta
  Foto de Walter Reuter *

Ilyá Ehremburg, un escritor y periodista soviético, había visitado, con bastante frecuencia, España tras la proclamación de la II República española el 14 de abril de 1931, dejando sus experiencias en un libro titulado "España, república de trabajadores", escrito en 1932. Durante la guerra de 1938-1939, tendría una fuerte e importante actividad periodística, trabajando como corresponsal de guerra del periódico soviético "Izvestia", además de escribir otros dos libros: "No pasarán" en 1936, y "Guadalajara: una derrota del fascismo", en 1937.
 
ILYÁ EHREMBURG.
 
"DISCURSO NO PRONUNCIADO".
(Fuente: "Mundo Obrero. Órgano Central del Partido Comunista (SEIC). Cuarta época - Nº 486 (1.196) - Páginas 1 y 2. Madrid, jueves 8 de julio de 1937).
 
"Dos años nos separan del Primer Congreso de Escritores. Como cada Ejército, nosotros hemos tenido desertores. En París fue el desfile. Aquí es la guerra. Allí, nosotros los escritores éramos más numerosos; pero aquí, en nuestro lado, trabajan, piensan, luchan los verdaderos defensores de la cultura, el pueblo español.
 
La cultura no es el inventario de la naturaleza mecánica ni el catálogo de bibliotecas o de Museos. Ni las ciudades islas de coral. La cultura es el hombre. Es la piedra, el artífice y la estatua. ¿Hace falta hablar de las destrucciones exteriores en el país donde cada ciudad es una herida fresca? Por el pueblo de Hita, que ha dado al mundo uno de los más grandes poetas, Juan Ruiz, merodean los soldados de Mussolini. Al pasar, como quien roba un pollo, roban los manuscritos raros. Las bombas de los aviadores alemanes destruyen el Palacio del Infantado, en el cual los sueños del mar se han hecho piedra, en el cual las perspectivas del Oriente son juegos de luz y sombra, se unen con la verdad del Renacimiento en su culto al hombre. Pero no es esta la explicación de la muerte.
 
El fascismo puede respetar los monumentos antiguos mientras no le molesten. Aspira a destruir la base de la cultura: el hombre. Ha localizado al hombre, como el cañón puede localizar una carretera o una casa. En su lugar pone un maniquí que trabaja, un soldado privado de pensamiento y de sentir .El mal no está en que los fascistas alemanes han quemado en su país decenas de miles de libros, sino que han transformado el alma de los lectores de ayer. Ellos han hecho de los sabios, de los obreros, de los poetas, los destructores de Guernica. Yo he visto a los italianos derrotados cerca de Guadalajara. Yo he conocido al pueblo italiano antes del fascismo. Con vergüenza y cólera he escuchado el balbuceo servil de los cachorros de la loba romana.
 
Los milicianos del 5º Regimiento han salvado, bajo el fuego, a los niños mimados del destino: los "Infantes ", de Velázquez. Un miliciano ha puesto a salvo los trabajos del oftalmólogo Márquez en la Ciudad Universitaria. El salvamento del tesoro del Prado será aprobado también por los humanitarios ingleses. Pero, ¿qué pueden hacer los artistas del mundo hipócrita y tranquilo? ¿Qué van a crear ellos entre la miseria dorada del espíritu y el vacío confortable? Yo he visto a los obreros de Pozoblanco que continuaban trabajando bajo el bombardeo, como bajo los bombardeos Solana pintaba sus naturalezas muertas. El 5º Regimiento no ha salvado solamente los valores pasados en su lucha heroica; ha creado también los valores del porvenir. La defensa de la cultura no consiste en el salvamento de las cosas creadas. La nueva Guerra de la Independencia inspira un nuevo Goya aún desconocido.
 
El hombre se oculta de la muerte bajo la tierra. Es rechazado a la época de las cavernas. Los colores de camuflaje han absorbido a todos los demás colores. El jefe militar sabe que la pérdida de territorio no presupone el resultado de la guerra mientras el Ejército está íntegro. ¿Que es lo que ha salvado España aceptando estos combates? El pueblo. La cultura española ha sido siempre popular. El mundo del dinero, de la jerarquía, de la vanidad, no ha llegado a envenenarla. La literatura española era para todos nosotros la lección de lo humano. 
 
Ciertamente, los hombres no han cuidado durante decenas de años los olivos para que los obuses arrasen los olivares; ciertamente, la tierra generosa española no ha dado al mundo a García Lorca para que un soldado ignorante lo mate. Pero la guerra no es solamente destrucción y cadáveres. España ha encontrado ahora nuevas formas creadoras. Los pueblos, los hombres, cambian a ojos vista. Del mundo de las tertulias, España ha pasado a la epopeya.
 
¿De qué han hablado los escritores en París? De la defensa. Cuando la Caballería africana recorría las carreteras de Extremadura, los soñadores de Valencia pegaban carteles: "No deis a vuestros niños soldados de juguete para no despertar en ellos el gusto por el militarismo." 
 
Defendiendo la cultura se puede llegar solamente a perderla. La ofensiva, esta palabra, llena ahora España. Que entre también en esta sala. Hay un solo medio de defender la cultura: exterminar al fascismo. 
 
Hemos entrado en la época de acción, ¿quién sabe si serán terminados los libros concebidos por muchos de nosotros? Durante años, si no es por docenas de niños, la cultura estará en los campos de combate. Puede ocultarse en los refugios, allí más pronto o más tarde será atrapada por la muerte. Por eso hay que pasar a la ofensiva.
 
La ruta de cada escritor está marcada por su naturaleza, sus aptitudes, sus fuerzas. Unos han tomado el fusil. En el Pleno de nuestra Asociación en Londres, Ralph Fox nos ha recibido. Era vagabundo y soñador. Amaba apasionadamente la vida. Y precisamente por esto ha muerto en España como un soldado republicanos. Lukacs, alegre, vivo, afectivo, bueno... Aquí, con nosotros, Regler, Ren.
 
¿Qué deben hacer los otros? Jules Valels ha dicho acerca del verdugo de la Comuna de París: "El que describa la vida de Galiffé lo matará con solo esto". Debemos cuidar el odio en el corazón de los hombres, para que los vivientes sientan que no se puede existir sobre la misma tierra con los fascistas. Nosotros conocemos la fuerza de los sonidos, de las imágenes, de las palabras. Elevan el alma, hacen nacer el valor. Demos todas nuestras fuerzas al valor del nuevo siglo. Contemos de la vida bella, sabrosa con el gusto, de la cual el hombre va tranquilamente a la muerte. Contemos la dicha de la fraternidad caliente como la lana. Destruyamos la cobardía. Yo hablo, no de los temas, ni de la propaganda, ni de los poemas de ocasión; yo hablo de la pasión, del arte y de la voz.
 
Si no queremos que todo el mundo se convierta en Madrid, transformemos el corazón de los hombres, el corazón de los combatientes que está ahora a nuestro lado en los parapetos de la Casa de Campo.
 
He ido esta mañana a Brunete y a Villanueva de la Cañada; he visto pueblos liberados por heroicos combatientes. Que eso sea el principio de la liberación de las ciudades, de los países del mundo."
 
 
* La foto fue realizada por el fotógrafo alemán Walter Reuter quien en 1933, perseguido por los nazis, después de publicar sus fotografías sobre las manifestaciones en contra del Partido Nacional Socialista, salió de Alemania rumbo a la España republicana. Reuter participó en la Guerra civil primero como soldado republicano, y luego como fotorreportero. El fotoperiodista alemán sobrevivió a la Segunda Guerra Mundial y a varios campos de concentración. La derrota en 1939, le obligó a exiliarse y tras años de penurias estableció su residencia en México. Su hija Hely Reuter, concienciada con la obra de su padre, clasificó su material fotográfico, más de 120 mil negativos, entre México, Alemania y España.

Obviamente la fotografía original y que hemos conocido siempre era en blanco y negro. En 1933 no existía la fotografía a color. Pero posteriormente alguien la coloreó realizando un gran trabajo. Según explica la editora en Arqueología de Imágenes, Ainhoa Zufriategui, la encontró Aku Estebaranz, especialista en la recuperación de archivos y colecciones de fotografía antigua. Este la catalogó junto al resto del archivo Reuter.
 
 
Enlaces de interés:
https://www.meer.com/es/64381-miguel-hernandez-y-cesar-vallejo-en-la-guerra-civil-espanola

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