1º de Mayo. El Día Internacional de los Trabajadores

 

Por Estéban Zúñiga.

"Jornaleros que habéis cobrado en plomo

sufrimientos, trabajos y dineros.

Cuerpos de sometido y alto lomo:

jornaleros.

Españoles que España habéis ganado

labrándola entre lluvias y entre soles.

Rabadanes del hambre y el arado:

españoles (...)"

 

(Miguel Hernández. "Jornaleros", 1837; de su poemario Viento del pueblo").

 

 

Con ocasión del 1º de Mayo de 1937, Miguel Hernández, que en aquel momento residía en Jaén junto con sus esposa Josefina, publicaría en la revista "Frente Sur", editada en la capital jienense, dos textos sobre tan significada fechas: uno titulado "1º de mayo de 1937", y un segundo que llevaría por título "Fiesta del Trabajo. Un segundo texto -que reproduciremos a continuación y en el que define varias ideas, con el fin de que asomasen diversos pensamientos que él estaba interesado en mostrar en unos momentos en que se recrudecía la lucha contra la reacción y el fascismo, llamando a la lucha contra los fascistas a quienes definiría como "malos jaramagos y tizones".

 

Destacando entre sus palabras la idea de que por un lado para el hombre sano y sin vicios, su cuerpo disfruta con el trabajo como por otro lado que sólo el hombre que trabaja disfruta del descanso; para a continuación declara su malestar y su asco sobre los que permanecen ociosos.

 

Un texto que pretende guiar hacia la victoria frente al fascismo, destacando, en aquellos días y aquellas circunstancias, que los trabajadores, y en especial los más jóvenes, conformaban la parte más auténtica y legítima del pueblo, y por consiguiente del Ejército de la República.

 

Además de convocarles, provenientes de los diferentes pueblos de España, a superar cualquier particularidad de origen y de situación social, puesto que todos pertenecían a la misma clase, a la clase trabajadora.

 

MIGUEL HERNÁNDEZ.

"LA FIESTA DEL TRABAJO".

("Frente Sur". Nº 12. 1 de mayo de 1937)

 

"Para el hombre saludable y sin vicios, el trabajo es una fiesta. Los huesos gozan girando sobre sus goznes y la carne con fuerza, y la piel se dilata hermosa en los movimientos de la faena. 

 

Aquel que no trabaja no sabe lo que es el descanso puro. Aquel que rehúye la herramienta no ve lucir sus manos en la luz. Los dedos flacos y amarillentos del ocio me repugnan, y procuro eclipsarlos con una manifestación de dedos hechos al trato de las berbecheras. 

 

Cuerpos armoniosos, como árboles son los cuerpos de los trabajadores. No existe más hermosa fiesta de sangre y armonía que la del trabajo.

 

En Mayo ocupa el trabajo medio día. Por eso los jornaleros aprovechan su fecha primera para festejarla. El azadón pone más hiriente su quijada y canta con más pasión el yunque. Los aposentos donde el hombre y la mujer acostumbran amarse son casi fragorosos. El amor también es trabajo. 

 

Mayo es un taller de mujeres y hombres, raíces y animales que resuenan de modo musical amando y trabajando. La mujer anhela durante este mes, como nunca, ser madre y la tierra es doblemente materna. A las cuartas de mayo hay una escritura luminosa que dice: FECUNDIDAD.

 

Todo unido al estruendo de la guerra, hace de esta Mayo una sonora esfera, espumosa de velas, balas, flores. España aparece bajo un brillo ansioso de laboriosidad. Se presiente la voz de la cigarra. Da la viña su primer perfume y enlaza frenéticamente sus brotes con unas y otras. Este mayo hispano es como una explosión de huertos, fusiles y vientres floridos.

 

Dicen que la mala hierba no muere jamás: lo creo. Pero se le puede aplastar, que no retoñe, que no crezca. Los malos argumentos que se apoderan los trigos, los tizones mezquinos, son extirpados por los escardadores, y las espigas llegan hasta donde merecen llegar.

 

Siempre han abundado en Mayo las pendencias y las violentas muertes. Este mayo, mientras la pólvora exige fuego con más ansia que en los demás meses, va, tal vez, a decidir la victoria del pueblo, que lucha como las espigas paneras contra el fascismo de malos jaramagos y tizones."